el deseo de la intranquilidad
Jorge es solo un adolescente, recién a cumplido sus 17 años de edad y mientras su familia cantaba con alegría las mañanitas él no dejaba de observar como el fuego de aquellas velas bailaba con el pequeño aire de la habitación.
¿Era real acaso el hecho de que sus deseos de cumpleaños se volverían realidad? Todas las veces anteriores no había obtenido nada de lo que pidió, falló en sus exámenes aunque ambicionó con ser bueno en toda materia sin estudiar, su balón tampoco apareció frente a él a pesa de haberlo pedido con tanta fuerza.
No lo pensaste con el corazón, le había dicho su madre una vez. Justo ahora se sostenía el pecho mientras en su cabeza se repetía la misma palabra; Eva
Él no estaría feliz si su deseo no se hacía realidad. Pues nada en el mundo le daría la misma satisfacción que lograr aquello que su corazón pedía pero que su mente prohibía, ¿por qué un joven como él querría algo así? ¿Aquella mujer valía demasiado?
Jorge es el único que tiene la respuesta a ello, su deseo trae consigo una consecuencia que él aceptaría maravillado. Una vida así no era gratis y lo sabia, pero eso era lo mejor de todo ya que las reglas que lo seguían desde que había nacido empezaban a aburrirle, aquellas paredes a las que llama “casa” no eran lo suficientemente aceptables.
La mujer de su sueño solo era una pantalla a algo que quería alcanzar, era la cortina que deseaba arrancar para vivir la gran vida llena de peligro que tanto pedía.
Eva era la puerta.
Una puerta que le parecía tan lejana.