Capitulo 1
En la profundidad del oscuro edificio en plena madrugada, perteneciente a la Mafia del Sur de Corea, las tétricas risas lo hacian ver un poco tenebroso. Ya adentrándonos en ello, un joven con el cabello rubio forcejeaba para poder así deshacer la cuerda que tenía atada en sus muñecas— Solo… ¡Agh! Solo por esa estúpida apuesta… tengo que estar aquí, encerrado y sirviendo a otro más —pensó.
Un hombre se le acerco y lo miro desde su alto punto.
— ¿Porque esa carita? —sonrió de lado. Sus pasos se acercaron hacia el chico rubio que solo lo único que podía hacer era dirigirle una mirada desafiante, ya que su boca estaba cubierta por una tela que le impedía hablar. Tampoco podía golpearlo o arañarlo ya que sus manos estaban atadas fuertemente a tal punto de causarle un fuerte dolor en sus manitas blancas. El hombre se agachó hacia el omega agarrándolo fuertemente de la mandíbula, haciendo que lo mirara fijamente con esos feroces ojos verdes — ¿Qué pasa Jimin? ¿No dijiste que me ayudarías?—lo clavaba con esos penetrantes ojos rojos que poseía el beta.
—¿Cómo iba a saber que sería así?—sentía que su mirada se mareaba tanto tiempo que estaba ahí. ¿Desde cuando estaba ahí? ¿Cómo es que llegó hasta ahí?
El día de ayer.
— ¡Ey! Jimin—suspira.
La mirada del rubio que anteriormente miraba la rosa sobre sus manos se dirigió hacia la persona que menciono su nombre. Una cálida sonrisa se planto en su rostro y alzó la mano para saludar.
—¡Hola Ho Min! —sonrió feliz con un pequeño sonrojo bajo sus ojos— ¿Qué tal?
El beta se sentó en la silla de vidrio y miro fijamente al Omega provocando un largo silencio. Jimin abrió su boca para hablar pero la imagen del hombre frente a él golpeando su cabeza sobre la mesa lo exaltó haciendo que se llevará un susto. Y por supuesto haciendo caer la rosa que tenía en su mano.
—¡O-oye! ¿Qué pasa?—susto.
El beta movió su cabeza sin ganas como si que recién se hubiera levantado de su cama— Yo...hummm—mencionó—… Perdí en una apuesta —dijo de forma decaída.
— ¿¡Que!? — boquiabierto.
— Estaba ebrio así que no recuerdo mucho de lo que pasó...—pausó— pero una cosa que recuerdo era que...
Flashback
Las gotas de sudor se creaban por el sentimiento de la angustia y miedo que sentía el beta. Anteriormente estaba con su amigos bebiendo unos tragos hasta que el fue el único que se quedó ahí tomando cualquier cosa que se le ofrecía, típico de gente millonaria...o no?
— Si no me das algo...—una voz amenazante surgió retumbando en los oídos del hombre que se encontraba de cuclillas frente a este que hablaba actualmente— … para mañana en la noche. Estás muerto...
Por sus ojos pasaba imágenes del inicio de su vida casi como si estuviera a punto de morir. El miedo, el terror y casi el surgido sollozo que este estaba apunto de expresar se abundó en su mente y corazón, haciendo que su órgano vital principal le doliera demasiado a tal punto de querer explotar. Su boca se abrió queriendo decir una palabra pero la respiración del hombre frente a él y las espesas feromonas que recorría todo su cuerpo no le permitía decir absolutamente nada. Su cabello estaba cubierto de sudor como si hubiera tomado una ducha, olía fuertemente a alcohol y su ebriedad había desaparecido de su cuerpo como si estuviera huyendo de la presencia del alfa dominante frente a él.
— ¿Lo entendiste? Señor Kang— amenazó firmemente el hombre.
La saliva se había erradicado de su cuerpo, todo estaba exprimido y su piel estaba pálida como si la sangre hubiera salido de alguna parte de su cuerpo. Lo único que podía hacer era asentir ante la propuesta de aquel alfa pelinegro. Aquellos ojos violetas oscuros lo intimidaban bastante al igual que los filosos colmillos que aparecían en cada lado dando imagen a un furioso tigre.
Fin Flashback.
— E-eso fue lo que pasó — dijo con un temeroso temblor en todo su cuerpo. Su voz se hizo de hilo tras contar la experiencia que tuvo el día de ayer en la noche.
Jimin lo miró sin decir ninguna palabra. Bajo la mirada y sus cejas se arrugaron hacia abajo dando a entender que estaba molesto— Solo un idiota hubiera apostado en estado de ebriedad— suspiro.
— Y este idiota es el que te está suplicando que lo ayudes — nervioso.
El Omega agarró fuertemente el vaso de agua sobre la mesa y alzó la voz — ¡Y yo...! Aún no entiendo en qué te puedo ayudar— puso en su boca una cápsula de pastilla para luego tomarse el agua. Ya tragando la pastilla y soltar un ¡Haa! De manera relajada como si hubiera disfrutado la bebida refrescante dijo— ¡Dime!
— ¡Quiero que me hagas compañía! — apretó sus manos con un severo temblor.
— ¿A dónde? — sus ojos verdes cambiaron a un azul brillante. Esto sucedía cuando tenía sentimientos o emociones fuertes.
— A-a dejar el dinero en la dirección que me dijo en dónde estará hoy en la noche — nervioso
— ¡Ve tu solo! — alzó la voz malhumorado.
— ¡Jimin! — chilló para luego agregar un "No seas malo"
— Además...— lo miro— Tengo que ayudar a mi hermana a cerrar la cafetería...así que no puedo... —se rasco la cabeza.
— ¡Será rápido! —interrumpió agarrando fuertemente sus pequeñas manos.
Jimin jadeó llevándose un pequeño susto— S-suéltame... Sabes que me duele — hizo una mueca de dolor.
— Te prometo que será rápido...— habló rápidamente— Tu hermana no se enterará de esto, no se lo diré nada para que no me regañe a mi no a ti. Solo tiraré el dinero en la dirección que me dio y volveremos pronto... —dijo con la ansiedad en sus ojos — ¡Te lo juro! — tragó saliva.
Jimin se estremeció ante lo dicho por su amigo. Lo había conocido por medio de su hermana cuando ella estaba en secundaria y el estaba terminando la primaria. Se quedó pensando y finalmente suspiro meneando la cabeza.
— Está bien— da una pequeña sonrisa.
— ¿Aquí es la parte donde te agradezco? — el rubio alzó los hombros como si que no fuera necesario que lo haga — ¡Por supuesto! ¡Gracias Jimin! — dio millones de besos en las manos de este.
Las mejillas de Jimin se pusieron coloradas y se libero de las manos del beta.
— Entonces ¿En dónde nos vemos? — dijo el rubio levantándose de la silla.
— Humm... ¿Te parece bien por el callejón a una cuadra de tu casa? — sonrió ladino.
— Bueno... — soltó una risita — Pero que sea rápido ¿Oíste?
— Si...eso no te preocupes —alzo los pulgares de sus manos.
El rubio agarró el vaso y la botellita de pastillas que estaban sobre la mesa y se volteó para entrar a la cafetería. El beta miró aquella acción y no dudo en preguntar — ¿Son pastillas para evitar tu ciclo? — alza una ceja.
— Emm... Si — sonríe nerviosamente— Está mañana sentí un síntoma de eso... Por eso para que no pase nada necesito esto... Los inhibidores se me acabaron el anterior mes... ¿Por qué preguntas?
— Por nada... — baja la mirada— Es solo que...— murmura.
— ¿Qué dijiste?
— ¡Nada! Entra que tú hermana te a de estar esperando...—sonríe de oreja a oreja.
El Omega asintió y entró a la cafetería dejando solo al beta. Este se volteó y sonrió maliciosamente — Es solo que es bueno que estés en tu ciclo de celo —murmura.
En la noche.
Eran alrededor de las 9 de la noche la cafetería cerraría a las 10 por ser un fin de semana y es que personas saben salir del trabajo o llegando recién de viaje por el metro a unas cuadras del parque.
Jimin salió de ahí con la excusa de que se había olvidado sus pastillas en la casa a lo que su hermana acepto diciéndole que no se demorará para nada. Este corrió hacia su casa y avanzó una cuadra más hacia el callejón que HoMin le había mencionado antes.
— Idiota...por lo menos debías estar más temprano que yo ¡Ugh!—gruñó.
Este sacó la botellita de cápsulas del celo para tomar una pastilla. Cuando se lo iba a poner en su boca un sonido de metal se oyó en lo profundo del oscuro callejón.
— Ho-o Min ¿Eres tu? — temblando.
El rubio sintió toda su piel de gallina. De alguna forma le daban miedo los sonidos metálicos, era algo que era traumante para él. La cual el origen de esto se lo verá más adelante.
La curiosidad y el miedo se apoderaron de él, a tal punto de querer irse de ahí de inmediato. Pero...de alguna forma no podía dejar solo a su amigo — HoMin Basta de tus bromas. Que no me gustan.
Cuando estaba por retroceder se chocó con alguien y no era nada más y nada menos que con HoMin. Jimin se sintió aliviado y sonrió.
— Idiota...me asustaste.
— Es mejor que si — sonrió malévola mente.
El sonido metálico se hizo fuerte, y algo cayendose al suelo hizo eco en el callejón. Jimin,quien yacía en el suelo no podía moverse, su cabeza fue golpeada por algo metálico. Sentía que la sangre estaba empezando a salir, lo cual era muy horrible para el.
— Mi querido Jimin. Hahaha ¡Tengo que agradecertelo! Ya que tú serás mi paga, pequeño Omega — se agacha — Me olvide de mencionarte que el tipo es un alfa, un alfa dominante que muy pronto entrará en su ciclo de rut. Y así que necesitará de alguien como tú. Creo que tú agujero servirá para algo siquiera.
— U-ugh ... M-me duele — sollozó. Su cabeza dolía como el infierno. No tenía fin, sus lágrimas cayeron y sintió como sus ojos se iban cerrando poco a poco.
— Agarre lo que ya mismo es hora.
— ¡Si! — dijeron unas dos personas restantes. Las cuales cargaron al pequeño Omega y lo metieron al auto. Para ya dirigirse hacia el lugar acordado.
Actualidad.
Jimin jadeaba e intentaba zafarse el nudo pero todo era inútil. No podía hacer nada.
El beta se acercó a Jimin mostrando la caja de pastillas en sus manos — No las necesitaras desde hoy en adelante — sonrió. Dejó caer todas las pastillas de la botella y las comenzó a pisar con su zapato, haciéndolos papilla.
- Al parecer un estúpido omega, me sirvió para saldar mi deuda… nunca creí que el tipo fuera un idiota para no preguntar qué es lo que le iba a ofrecer ¡Que idiota!. Para sobrevivir solo lo único que tendrás que hacer será complacerlo todas las malditas noches hasta que él se canse de usar tu agujero.
- ¡Mhf! – lo mira.
-Pero sabes que es lo que voy a hacer, ahora que ya no me sirves… - se acercó a su oído y le susurro una pequeña frase.
El chico abrió los ojos de par en par dejando salir una que otra lagrima, sus manos forcejeaban para poder librarse, pero todo era inútil. La risa de aquel hombre se hizo eco en el oscuro cuarto, ya que ver al rubio intentar liberarse le causaba humor.
- ¡Hasta nunca, puto omega!
Llantos ahogados empezaron a sonar dentro del cuarto tras el retiro del sujeto que se fue rápidamente para no enfrentarse a su deudor – Tengo que salir de aquí – pensó el chico.
Su cuerpo se empezó a calentar y de su interior empezó a salir algo viscoso que lo hizo sentir incómodo ¡Su celo había llegado!, eso a causa de las fuertes feromonas de alfa presentes que se esparcieron alrededor de la oscura habitación. - ¡Feromonas! ¡No, no, no, no! Ese imbécil tiro mis pastillas… ¡Ah! Me duele y quema… - pensó.
La puerta ya abierta, y los pasos de un grupo de hombres abrió paso a un alto hombre que caminaba hacia él, sus ojos aguados y la calentura de su cuerpo no le permitían visualizar correctamente al hombre, pero su semblante era hermoso y frio. El hombre soltó un gruñido y girando hacia un hombre adulto de piel morena con el cabello negro hacia atrás.
- Estas… ¿Seguro que es la dirección y habitación correcta?
- Si, joven amo Jeon… - da una reverencia y le estrecha un papel – la dirección en este papel es el mismo en donde estamos, Echo Bay, segundo piso, habitación 200.
- Esa… - mira al rubio - ¨cosa¨ es el pago de ese maldito imbécil – frunce el ceño.
- Cabe parecer que sí, joven amo – lo mira.
- Mierda…- camina hacia el rubio mientras sacaba un cuchillo de su bolsillo. El rubio saco varias lagrimas mientras jadeaba; el hombre pelinegro lo volteo y corto la cuerda de sus muñecas, lo cargo en sus brazos mientras el rubio intentaba alejarse de él. Sin embargo, más feromonas lo envolvían y lo hacían retorcerse ahí mismo – No te hare nada ¡por ahora! ¿Entendido? – frunce el ceño molesto.
El rubio, de nombre Park Jimin logro visualizarlo correctamente tras la luz del pasillo del edificio, su sonrojo por el celo aumento aún más y el aroma entre chocolate y uvas de Jeon Jungkook causaban a su lobo interior emocionarse.
Sus cejas oscuras y un inaudito corte entre sus cejas y ojo izquierdo lo hacian ver como un Bad boy, su cabello largo estaba atado atrás en una cola y sus musculosos brazos cargando de él, lo hacian poner más nervioso. – Gra…gracias – susurro, mientras cerraba sus ojos.
Pov Jimin.
Humm…esto es muy cómodo, se siente bien ya no siento calor, es decir, me siento tranquilo - pensé.
Abrí los ojos muy despacio mientras muevo mi cuerpo para mirar el techo, pero al voltearme me termino encontrando con el bello rostro de mi nuevo jefe, este sostenía una tableta, lanzo un gruñido mientras me miraba seriamente. Mis mejillas empezaron a calentarse y a sonrojarse, lancé un grito y sin darme cuenta estaba en el suelo boca abajo con mis brazos cubriendo mi sonrojado rostro.
– Maldición, ¿Qué va a pensar de mí? ¿Un idiota? Que se lanza al suelo cada vez que ve a alguien y grita. No quiero estar aquí, por favor ¡Trágame tierra! -pensaba mientras se mordía los labios.
Pov Jungkook.
Estaba mirando los planos de la mansión y estaba pensando en pedir algunas armas para la seguridad de esta, pero siento que el niño lo cual estaba durmiendo en mis piernas se movió de repente, alzo mi tableta y lo miro seriamente, el abrió los ojos y me miro fijamente, veo como sus mejillas se tornaron rojas y lanzo un grito cayendo al suelo, cuya acción me deja en blanco y sin palabras. De repente escucho unos quejidos que no se lograron escuchar correctamente, mi frente se arrugó y me jorobe sobre mis piernas para hablarle. - ¿Por qué no te levantas? Acaso ¿Quieres que te cargue nuevamente?
Vi que el rubio se sobresaltó y alzo su cuerpo lentamente. – N-no…yo…puedo solo – Al levantarse se puso en cunclillas para después mirarme con ese nerviosismo estúpido que ponía de una muy buena impresión a mi lobo. De repente, escucho un crujido de estómago del chico frente a mí, el silencio incómodo se apoderó de la sala y algo me decía que él quería morir ahí mismo de la vergüenza, solté un suspiro y le dije con voz de mando.
- Siéntate en mis piernas.
Narrador.
Jimin se levantó torpemente mientras se acomodaba su buzo azul, camino lentamente hacia Jungkook con un poco de temor. – Tengo que obedecerlo…tengo que hacer de todo para que no me trate mal – pensó el rubio.
Se sentó en las piernas del pelinegro como lo ordeno, su mirada estaba baja ocultando su sonrojo, escucho que Jungkook le dijo – Mírame -. Jimin cerró fuertemente sus ojos y tímidamente miro al hombre, sus ojos brillaron al verlo sin ninguna emoción, de alguna manera lo tranquilizaba.
- Namjoon te traerá el desayuno…así que, intenta calmar a tu estómago – dijo mientras acariciaba el cabello de Jimin.
- E-está bien – dijo mientras le brindaba a Jungkook una pequeña sonrisa.
Jungkook se quedó perplejo ante tal acción, se acercó hacia el cuello de Jimin y empezó a olfatearlo. El rubio se estremeció con el respiro del mayor, jadeando agarro con temor el cuello de Jungkook y dijo - ¿Qu…qué es lo que hace?
- Tu olor… - continúa olfateando el aroma de miel y fresas, abrió su boca dejando ver sus dientes caninos preparado para morder el cuello del rubio – es…tentador…
Jimin apretó fuertemente sus ojos, ya que el aliento del pelinegro empezó a hacerse aún más fuerte en su cuello. Sin embargo, la voz de alguien se escuchó tras abrirse la puerta.
- ¡Joven amo!
Jungkook cerro su boca y miro a Namjoon, su lobo interior estaba en verdad muy decepcionado. El hombre quien recién había entrado dio una reverencia dejando pasar a varias jovencitas con platos de deliciosos aromas.
- El desayuno está listo, joven amo.
Jimin con ojos brillosos y con la su boca aguada miro los platos y sonrió – ¡Este es mi dia de suerte! -pensó, mientras seguía sentado en las piernas de Jungkook.
Las señoritas con un leve sonrojo miraron a los dos adentrados dentro del salón de estar, dejaron las comidas en la pequeña mesilla de cristal mientras intercambiaban murmures entre ellas. – Los hemos interrumpidos.
Otra señorita respondió – Shhh…no digas nada que el jefe puede oírnos.
La anterior señorita respondió con temor – Bien, pero no puedo negar que el chico se parece a alguien – la misma señorita exclamo - ¡Ah! Me recuerda al joven que vino aquí hace…
- ¡Señoritas! Si el desayuno ya está listo pueden retirarse – interrumpió Namjoon, lanzando un gruñido. Las sirvientas salieron a paso veloz para seguir conversando entre ellas.
Jungkook aun con la mirada sombría miró a Namjoon y dijo – Retírense y…preparen una ducha para él.
- Si señor – Namjoon se retiró dejando a ellos dos solos.
Jimin intento bajarse de las piernas de Jungkook, pero algo le decía que no lo haga por el hecho de que podría molestarse. – Sírvete, ahora come con confianza – dijo Jungkook mientras seguía acariciando el cabello del menor.
El rubio hacía notar claramente su nerviosismo, alzo sus hombros para ocultar su timidez y hablo – Gracias…
-Ese…aroma exquisito…lo quiero solo para mi – pensó Jungkook, mientras seguía observando el cabello rubio de Jimin y olfateando a distancia aquel dulce aroma de miel y fresas – solo…para mí.