Prólogo
Un lugar especial, todo el mundo tiene uno y siempre son lugares inimaginables donde logran escapar de la realidad, pero mi lugar especial es gracioso, un simple parque donde no hay paz, solo los autos. Un lugar turistico "El parque Chino de Miraflores" .
Siempre voy por las noches, así no sea un lugar tranquilo, cualquier lugar es mejor que mi casa. Tengo hambre, salió rápido para no oir el chillido de mi madre por el tipo de ropa que me pongo, ya usé una maldita falda en la secundaria. Un cigarillo, es todo lo que pido. Buscando en el bolsillo no obtuvo nada, no compró ni guardó una caja.
-Mierda- suspiró-
Ocultó su rostro en sus brazos observando el vacio y el revuelo de las olas, tan magestuoso e hipnotico, Megan quisiera eso, quisiera dejarse llevar por las olas y alejarse para vivir en paz en medio de la nada. Al levantar la mirada su atención fue captada por una intrusa, como se atreve a venir a su lugar especial, aunque su mente se lo preguntaba su corazón podía ver lo hermosa que era. Traía un vestido blanco tejido con puntos y diseños de flores, su espald estaba descubierta y era atado por un moño, su sonrisa fue lo único que necesitó para cautivar a Megan y aunque sus ojos estén viendo el mar y no a ella, sentía que aquella chica ya sabia de su precensia.
Esa intrusa cambió su dirección, ahora sus ojos veían a Megan, su atención era ella. Sintió fallar a sus cinco sentidos, era la primera vez que alguien causaba un desastre en ella. Al dibujarse una sonrisa en el rostro de la rubia sintió como si hubieran golpeado su cara.