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PRÍNCIPE || VKook

Summary

“Yo voy a ser la princesa y tu serás el príncipe. Vamos TaeHyungie, tienes que despertarme con un beso de amor”. JungKook y TaeHyung dan su primer beso después de ver la película de Blanca Nieves y los siete enanos. 🍎 Advertencias: - OneShot - Fluff | Soft - BoyxBoy - Th 8 años - Jk 6 años

Genre:
Romance
Author:
dianaLovesV
Status:
Complete
Chapters:
1
Rating:
n/a
Age Rating:
18+

𝐏𝐑𝐈́𝐍𝐂𝐈𝐏𝐄

— ¡Muestra tu rostro!


El pequeño JungKook daba un brinco en su lugar, pues la voz de la Reina Malvada había logrado asustarlo un poco. No esperaba que la película comenzara así, el espejo de la Reina estaba ardiendo en llamas y ella no lucía como una dulce emperatriz, quizás por eso la llaman "Malvada".


Pero su hermana, junto a la hermana de TaeHyung, habían dicho que la película era muy linda y entretenida. Por eso los habían dejado en la sala de su casa mientras ellas subían a la habitación de la hermana de JungKook. Se suponía que debían cuidarlos mientras sus madres se encontraban pasando un rato de amigas en una cafetería cercana.


Bueno, no importaba si los dejaban solos, de todas formas JungKook ya está grande, es decir, ya tiene seis años y asiste al colegio de los niños grandes, al mismo dónde su mejor amigo también asiste. Lo único malo es que este va en tercer año y JungKook apenas va en primero.


Aunque eso no es realmente importante, ellos han sido mejores amigos toda la vida, al igual que sus madres y al igual que sus hermanas, ambas tienen doce años y han compartido todo desde siempre. Sin embargo, TaeHyung tuvo que esperar dos años hasta que JungKook por fin llegó al mundo.


Desde entonces han sido inseparables.


— ¿Qué deseas saber, mi Reina? — la grave voz del Espejo mágico se escuchaba.


— Sabio Espejo Consejero... saber quien es la más hermosa quiero.


Bellísima eres tú, Majestad — el espejo respondía. — Pero espera. Existe otro ser celestial, es una criatura linda y graciosa que es la más bella de toda la Tierra.


— ¡Revélame su nombre! — la Reina exigía furiosa.


Entonces el espejo comenzaba a describir a la criatura más bella de toda la Tierra.


— Sus labios son rojos como una rosa...


TaeHyung giraba a su derecha, sus ojos inmediatamente posándose en los labios de JungKook... rojos como una rosa.


— Color negro es su cabello...


Los ojos de TaeHyung subían hasta la cabellera algo larga y negra del menor.


— Piel blanca como la nieve...


El castaño abría un poco los ojos al percatarse del lechoso tono en la piel de su mejor amigo. Todas las características coincidían con él, acaso el espejo mágico estaba describiendo a...


— JungKook — susurraba TaeHyung.


— ¿Qué p-...?


— ¡Blanca Nieves!


JungKook era interrumpido por el grito de la Reina. Asustándolo tanto que terminaba abrazándose al cuerpo de TaeHyung, quien también se había sobresaltado un poco ante el estruendoso grito en la televisión.


— Esta película es rara — el menor decía alejándose del abrazo. — ¿Dónde están los príncipes?


— Ahí está la princesa... y el príncipe también.


Ambos menores se perdían viendo el viejo filme, sus cuerpos estaban completamente llenos de emociones, esperaban ver un cuento de hadas, pero en el proceso hubieron muchos sucesos que los asustaron. ¿Por qué la reina estaba pidiendo que le entregaran el corazón de Blanca Nieves? Afortunadamente, el cazador no acabó con su vida y la alentó para que escapara mientras se adentraba al bosque, ella sobrevivió, pero aún así, el inicio resultó terrorífico para la pequeña princesa.


Aunque luego todo mejoró, en especial cuando aparecieron muchos animalitos del bosque y unos enanitos que prometieron proteger a Blanca Nieves.


Sin embargo, no todo fue feliz, no tanto como esas bonitas canciones que aparecían a cada instante en la película. La Reina Malvada no descansó hasta asesinar a la linda princesa por medio de una manzana envenenada.


JungKook y TaeHyung se encontraban desconcertados.


¿Así terminaba el cuento de hadas? ¿Con el funeral de la princesa?


Es decir, los enanos le confeccionaron un ataúd de cristal y oro para mantenerse siempre a su lado, la imagen llena de flores también era bonita, pero...


— Oh por Dios...


Los ojos de JungKook brillaban cuando la silueta del príncipe aparecía en la pantalla, Florian bajaba de un blanco corcel y se acercaba a dónde yacía el cuerpo dormido de Blanca Nieves dándole un beso de amor verdadero, haciendo despertar a la hermosa princesa.


"...y vivieron felices para siempre" — se escuchaba la última frase del narrador de la película dándole fin, la pantalla quedaba negra y los reflejos de ambos niños se veían en la televisión.


TaeHyung fruncía el ceño ante el "gran" final.


— Eso fue tan tonto-


— Hermoso...


El mayor se giraba apenas escuchaba el suspiro ensoñado de JungKook.


— ¿Hermoso? — pregunta mirando el perfil contrario. — Pero ellos ni siquiera se conocían...— su tono de voz bajaba lentamente cuando el menor enfocaba sus ojos con los suyos.


Estaban tan brillantes como los del ciervo de la película.


"¿Cómo es que se ve tan bonito?"


— ¡Hagámoslo!


— ¿Ah? — TaeHyung agitaba la cabeza obligándose a salir de su ensoñación.


— La escena final, hagámosla — el pequeño pelinegro señalaba la televisión apagada, su otra mano recargada en su rodilla mientras él estaba sentado sobre sus talones.


— ¿C-Cuál escena? — el castaño preguntaba sintiendo el calor subiendo a sus mejillas.


¿Acaso se refería a...?


— La del beso — JungKook decía como si nada.


— ¿Quieres que te bese? — preguntaba sorprendido.


El menor asentía con la cabeza. — Pero necesitamos una manzana — decía poniéndose de pie. — Ahora vuelvo.


TaeHyung lo seguía con la mirada hasta que se perdía en el pasillo que llevaba a la cocina de la casa de los Jeon. Su mejor amigo no tardaba nada cuando volvía a aparecer por él mismo lugar, pero con una gran manzana roja en sus manos.


— La tengo — se volvía a sentar frente a él. — ¡Oh! ¿Deberíamos hacer lo mismo que la Reina?


— Ah...— el niño más grande trataba de aclarar su garganta. — ¿Envenenarla?


El pelinegro asentía. — De mentirita — aclaraba jugando con la manzana.


TaeHyung desviaba la mirada hasta el reloj de manecillas colgado en la pared, según la flecha más corta ya eran las seis de la tarde, pero aún con ocho años cumplidos, TaeHyung no podía leer los minutos en ese tipo de reloj. Sin embargo, recordaba que su mamá dijo que regresarían alrededor de las siete de la noche.


Si sus madres llegaban, entonces ellos no podrían...


— ¡Poof! Ya está envenenada — el castaño decía dándole un toquecito con su índice a la manzana. — ¿Qué sigue?


— Bueno, yo voy a ser la princesa y tu serás el príncipe — hablaba decidido para luego pegarle un pequeño mordisco a la manzana "envenenada".


Después, miraba hacia su izquierda, ellos estaban sentados en la alfombra, por lo que pensaba que el sofá era un mejor lugar para despertar del sueño eterno, como Blanca Nieves. Así que se recostaba boca arriba y cerraba los ojos, esperando ansioso por sentir los labios de su hyung sobre los suyos.


Pero los segundos pasaban y no sentía nada.


— Vamos TaeHyungie, tienes que despertarme con un beso de amor — reclamaba abriendo un solo ojo, afortunadamente su mejor amigo seguía ahí.


TaeHyung sentía su corazón acelerándose cuando JungKook volvía a cerrar ambos ojos, sus abundantes y oscuras pestañas luciendo tan brillantes, los lunares en su aperlada piel se asemejaban a pequeñas estrellas, aunque él podría jurar que estos son incluso más lindos.


Y sus labios rojos...


¿Estarían rojos por la manzana?


Quizás era por el helado de fresa que comieron en la tarde.


O incluso podría ser un rojo natural, un rojo mejor que el de los labios de Blanca Nieves... o el de cualquier princesa.


Desviaba su mirada hacia las escaleras. Estaba despejado, ninguna señal de que la hermana de alguno de ellos pudiera bajar.


TaeHyung posaba sus temblorosas manos en la manta tejida del sofá y descendía levemente hasta presionar sus labios contra los del pequeño JungKook.


Los latidos rápidos de su corazón parecían haberse detenido cuando el menor abría los ojos, sus labios aún compartiendo un leve roce. Ninguno decía nada, TaeHyung se alejaba con las manos aún apoyadas en el sofá y él no lo sabía, pero su rostro se encontraba más rojo que la manzana que ahora yacía tirada en el piso después de haber sido mordida.


Entonces, el menor volvía a cerrar los ojos.


— No funcionó, tienes que volver a hacerlo — afirmaba juntando sus manos sobre su agitado pecho.


— Pero abriste los ojos — hablaba confundido.


— Dije que no funcionó.


— Kookie tramposo, te vi abrir los ojos — TaeHyung soltaba con una risa.


El menor se removía con un refunfuño, pero no cedía, sus ojos se mantenían cerrados. — Solo hazlo de nuevo, por favor, hyung.


TaeHyung esbozaba una involuntaria sonrisa y volvía a presionar sus labios sobre los del más pequeño, este no hacía ningún movimiento, ni paraba sus labios en un pico, le era imposible con todo el revoloteo en su estómago.


JungKook debía esperar unos segundos a que su respiración se estabilizara, pero cuando esto sucedía, rápidamente abría los ojos y se sentaba en el sofá, encontrándose nuevamente con los del castaño, quien yacía sentado sobre la alfombra mientras jugueteaba sus largos dedos.


No tenía edad para saber que era lo que estaba sintiendo, pero de acuerdo con la película, TaeHyung lucía como todo un príncipe, era incluso más guapo que el príncipe Florian, aunque no tuviera un blanco corcel, aunque sus castaños rizos estuvieran revueltos y aunque su vestimenta fuera un enorme suéter tejido en color crema —igual al suyo—, en vez de un fino traje.


Y también de acuerdo a la película, TaeHyung buscaría a su princesa.


— ¿Puedo ser tu princesa?


El castaño abría los ojos en demasía al escuchar la voz de su menor. — ¿Q-Qué? — preguntaba con una mezcla de confusión y asombro.


— Tu princesa — decía bajando a la alfombra, posicionándose frente a él. — Tú eres todo un príncipe, hyung. Necesitas a tu princesa.


TaeHyung sentía sus manos sudar y sus mejillas hormigueando. — ¿Qué se supone que haga con una princesa? — preguntaba por lo bajo.


— Besarla.


Inmediatamente, JungKook le tomaba las mejillas y pegaba sus labios con los suyos, el típico sonido de un beso del tipo "pico" sonando en toda la sala.


Cuando TaeHyung abría los ojos, se encontraba con las pálidas manos de JungKook cubriendo su propio rostro, el cambio de actitud confundiéndolo al instante.


— ¿Kookie?


— No me veas — cubría más su rostro.


— ¿P-Por qué no?


— Me da vergüenza, no debí hacerlo — decía bajando la cabeza para esconder el rostro entre sus rodillas. — No soy tu princesa.


"Una princesa..."


— Si lo eres — decía sin pensarlo. — Eres más lindo que Blanca Nieves.


Los redondos ojos de JungKook se dejaban ver de entre sus dedos. — ¿Lo soy?


TaeHyung asentía sonriente mientras le retiraba las manos del rostro. — Eres una criatura linda y graciosa, la más bella de toda la Tierra — repetía las palabras del espejo mágico.


JungKook soltaba una risita dejando ver sus dientes delanteros y sus lechosas mejillas ahora bañadas de un sutil color rojo. Su corazón palpitaba muy rápido ante las palabras de su hyung, aún así no podía evitar asustarse, pues sentía como si algo revoloteara en su estómago.


Quizás había una mariposa en su almuerzo y él se la comió por error.


Pero eso no importaba, pues si él era la princesa de TaeHyung, eso significaba que podía besarlo. Y eso era exactamente lo que hacía, se acercaba y dejaba un torpe beso sobre los labios de este.


El castaño quedaba inmóvil ante la acción, eso se había sentido distinto, ya no parecía ser un juego, porque todo los juegos son ficticios y eso se sentía más como algo real.


No tenía ni la más mínima idea de lo que era.


Pero ambos querían seguir haciéndolo.


— JungKookie...— el pelinegro lo miraba en esperando a que hablara. Sus rostros aún cerca, cada uno con las manos en sus propios regazos.

— ¿Puedo seguir dándote besos?


El menor asentía sonriente y cerraba los ojos mientras recibía inocentes besos sobre su pequeña boca. Incluso llegaba un punto donde ambos trataban de dar un beso al mismo tiempo, resultando en un sonido gracioso, pero se había sentido lindo.


Nada más que tiernos besos sobre sus labios.


— Pareces un patito — JungKook decía acariciando los labios de TaeHyung con las yemas de sus dedos.


El mayor tapaba su boca algo avergonzado, tan dispuesto a seguir besando los labios de su "princesa". Pero su vista caía en el reloj de la pared, la manecilla pequeña ahora apuntaba muy cerca del número siete, los rayos del sol que entraban por el ventanal e impactaban en el aperlado rostro del menor, ya tenían un color muy anaranjado. Lo que significaba que sus madres pronto estarían ahí.


Su juego terminaría.


Pero TaeHyung no quería que fuera un simple juego.


JungKook se acercaba a dejar otro beso sobre sus labios, pero este se apartaba.


— ¿Qué pasó? — preguntaba bajo.


— Kookie, yo...


— Ajá...


No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, pero parecía ser lo más razonable. — Lo que estamos haciendo no está bien, es de adultos.


JungKook abría los ojos abruptamente y cubría su boca. Tenía razón, los únicos besos que él ha visto han sido de parte de adultos.


— ¿E-Está mal? — preguntaba temeroso. — ¿Está mal que nos demos besitos?


El mayor asentía con la cabeza. — Está mal porque aún somos pequeños.


— Oh...— su mirada se desviaba hasta sus manos sobre su regazo. — ¿Entonces ya no...? — su labio inferior se abultaba en cada palabra.


TaeHyung negaba con la cabeza, pues él es un niño muy obediente, sabe las cosas que sus padres dicen que son para adultos o al menos eso es lo que recuerda haber escuchado hace unos días cuando sorprendieron a su hermana dándose un beso en el porche de su casa.

Sus padres dijeron que cuando entrara a la secundaria, entonces ella podría considerar la posibilidad de tener un novio. Eso solo podía significar que a los trece años, los padres permitían tener novios y darse besos.


— Tu dijiste que soy tu princesa, los príncipes le dan besos a sus princesas...


— Sí lo eres, pero no ahora.


El niño pelinegro ladeaba su cabeza en confusión.


— Nos podremos dar besitos cuando estemos en secundaria — aclaraba rápidamente. — Cuando tengas trece años, entonces te daré todos los besitos que quieras — decía acariciando la barbilla de JungKook.


— Pero falta mucho tiempo — JungKook se quejaba ladeando su cabeza, sus rojos labios abultándose en un puchero.

— Tu eres más grande, ¿tendrás otra princesa hasta que yo tenga esa edad?


— No, no — TaeHyung se acercaba más a él. — Yo solo te quiero a ti, por eso debemos esperar, sino, un villano aparecerá y nos hará cosas malas por desobedecer a nuestros papás.


Definitivamente TaeHyung es un niño muy bien portado, demasiado para el torbellino de travesuras que es JungKook.


— De acuerdo — el menor se resignaba, aunque una pequeña sonrisa se pintaba en su rostro. — Prometo que me mantendré así de bonito para que aún me quieras como tú princesa — decía acomodando su postura.


TaeHyung se reía al verlo actuar de esa forma, todo se sentía muy mágico, el palpitar de su feliz corazón y el revoloteo en su pancita.


Pero aún había algo que no cuadraba.


— Kookie.


— Dime, TaeHyungie — respondía muy sonriente.


— Tu puedes ser un príncipe también — decía tomando sus manos.


JungKook fruncía el entrecejo confundido.

— ¿Tú quieres ser la princesa?


TaeHyung negaba con la cabeza. — Digo que ambos podemos ser príncipes. No es necesario que tú seas una princesa para que estemos juntos. Puedes ser lo que tú quieras.


— Pero, en la película se ve que debe haber un príncipe y una princesa.


— ¿Y no te gustaría ser también un príncipe?


El pequeño lo pensaba un momento, la idea de usar un vestido no le causa desagrado, pero un lindo traje suena mejor.


— Si me gustaría, pero la película-


— Olvídate de esa película — TaeHyung decía meciendo levemente el agarre en sus manos. — Debe haber otra donde hayan dos príncipes.


— ¿Y si no? — JungKook preguntaba temeroso.


— Entonces seamos los primeros.


— ¿De verdad puedo ser tu príncipe?


TaeHyung asentía, automáticamente recibiendo un abrazo con brazos, piernas y JungKook sobre su regazo. Resultando tan cómodo que se quedaban por un buen rato en esa posición. Nada más que sus tranquilas respiraciones llenando el silencio de la casa.


— TaeHyungie...


— Dime.


— ¿Podemos darnos un último besito? — preguntaba aún abrazado al cuello del mayor. — Uno chiquito — decía juntando dos dedos.


— Por supuesto, mi príncipe.


Apenas hablaba, sentía la nariz de JungKook sobre su cuello, causándole cosquillas cuando escondía el rostro ahí.


Ser llamado príncipe se sentía mucho más bonito.


Pero aún quería ese último beso —por ahora—. Así que con la vergüenza aún inundando su rostro, JungKook salía de su escondite. TaeHyung acercándose lentamente a su rostro, ambos cerrando los ojos lentamente hasta que sus labios volvían a unirse en un torpe y tímido beso.


Al separarse, sus inocentes ojos se miraban con la ilusión de un...


y vivieron felices por siempre


F I N.

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