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Regalo Omega 🎁 [HunHan]

2

Sehun

— ¿Supongo que esta identificación falsa no tiene tu dirección real?— Asiente mientras el valet me entrega las llaves y lo acompaño hasta la puerta del copiloto. Una vez que está adentro, me pongo al volante y me alejo del restaurante, poniendo distancia entre nosotros y el problema de Namjoon Byun. —Entonces vas a tener que decirme dónde vives. —

— ¿Por qué?— mira, sus hermosos ojos color miel parpadeando hacia mí.

— ¿Cómo que por qué? Para poder llevarte a casa. — Miro su vestido, que es básicamente una tirita en su cuerpo, y sacudo la cabeza. — ¿Qué edad tienes realmente? Es imposible que pases por los veintidós. —

—Cumpliré dieciocho en dos días. —

—No me mientas. —

Se encoge de hombros. —Cree lo que quieras, de todas formas no importa. —

— ¿Qué quieres decir? —

—Nada. ¿De verdad vas a llevarme a casa? —

—Sí, si me dices dónde vives. — Me da la dirección, y no está lejos de aquí.

— ¿Qué quieres decir con ‘doblar el precio’?— Su voz es suave, pero es dulce y tierna como si tuviera miedo.

No quiero que me tenga miedo.

—Pagaré el doble de lo que hizo para mantener tu silencio. Solo dime cuánto y me aseguraré de que lo recibas. —

—No mentía cuando dije que no sabía cuánto. — mira por la ventana y me indica dónde girar más adelante.

—No lo entiendo. Eras un acompañante pagado, ¿verdad?— Cuando no me mira, suelto un largo suspiro. —Escucha, no estoy juzgando, solo quiero asegurarme de que no hablas de lo que ha pasado hoy y de que tienes lo suficiente para no hacer esta mierda. ¿No deberías estar en la escuela? —

—Ya me he graduado. — señala una calle más adelante. —Es por esta al final. —

El barrio está deteriorado, con casas en mal estado y basura en las calles. — ¿Vives aquí? —

—Es la casa de mi padre. — Le tiemblan las manos mientras las dobla en su regazo.

Me acerco a la casa del fondo y es una de las peores. Hay tablas sobre las ventanas y el porche se está cayendo. Hay hierba hasta las rodillas en el patio delantero y un coche oxidado en la entrada.

— ¿Tu madre te hace vivir en eso?— No puedo evitar que el horror aparezca en mi voz.

—Algunas personas no tienen elección. Y ella no me obliga. — Mira mi costoso traje y me siento como un imbécil. —Si por ella fuera estaría solo con mi padre en quien sabe donde. Pero no es que tenga muchas opciones.—

Tiene razón. No debería juzgar, y ahora me siento como una mierda. Por mucho que entienda lo que dice, no puedo en conciencia dejarlo aquí.

— ¿Tienes algo en esa casa que sea tuyo?— mira sus manos vacías y niega sin mirarme. —De acuerdo entonces. — Pongo marcha atrás y levanta la cabeza.

— ¿Qué estás haciendo? Dijiste que me ibas a llevar a casa. — El miedo aparece en sus ojos y aprieto la mandíbula. ¿Quién le ha hecho tener tanto miedo?

—Te estoy llevando a un lugar seguro hasta que podamos resolver algo. ¿Dijiste que tenías dieciocho años pasado mañana?— asiente. —De acuerdo entonces. —

—No tengo dinero. Incluso cuando cumpla dieciocho años, mi situación no va a cambiar. —

—Te dije que lo cubriría. Deja que me encargue de esto y arregle una situación mejor que esa. —

Echo un vistazo al vecindario mientras nos vamos y trato de no pensar en lo que estoy haciendo y en que esto podría ser un terrible error.

Es un viaje tranquilo de vuelta a UN Village, y cuando llegamos a la puerta, introduzco mi código. Me observa mientras se abre lentamente y se incorpora un poco en su asiento para mirar a su alrededor.

— ¿Dónde estamos? —

—En mi casa. —

— ¿Qué?— El pánico en su voz es claro.

—Escucha, tengo mucho espacio, y puedes quedarte aquí hasta que resolvamos las cosas, ¿de acuerdo? Es obvio que lo que iba a pasar hoy no era tu elección. —

Aprieta los labios, sin admitir nada.

—Bien, no tienes que decírmelo, pero no puedo arreglarlo si no lo haces. —

Estaciono el coche delante de mi casa y voy a su lado. Cuando abro la puerta, duda pero finalmente sale del coche y se queda expectante.

—Entra. Te enseñaré el lugar. —

No tengo tantos empleados en mi casa como Chanyeol, y mi propiedad no es tan lujosa. Pero tengo una puerta, y me gusta mi privacidad.

—Este es Beon. — Le presento a Luhan al encargado de mi casa, y asiente. —Puede conseguirte cualquier cosa que necesites. Todo lo que tienes que hacer es pedirlo. —

—Beon, este es Luhan... — Hago una pausa, sin recordar su apellido.

—Xiao. —

—El señorito Xiao se quedará con nosotros por un tiempo. ¿Puedes preparar la habitación de invitados de arriba? —

—Es un placer conocerlo. — dice Beon y asiente. —Iré a hacerlo ahora. —

Una cosa que me encanta de ese beta es que no hace muchas preguntas. Aparecer con un omega menor semidesnudo no es precisamente una situación ideal.

—Vamos a buscarte algo de ropa primero. — Intento no mirar su vestido y las curvas que casi se desbordan de él. —Seguro que tengo algo que puedes ponerte. —

Oigo el chasquido de sus tacones detrás de mí mientras subimos las escaleras y bajamos el pasillo hasta mi dormitorio.

— ¿Todo esto es tuyo? — pregunta.

—Sí, he vivido aquí durante unos tres años.

—Está vacío. —

Dejé escapar una carcajada. —Sí, no he llegado a decorar. Mi habitación está al final del pasillo de la tuya si necesitas algo. —

Entramos en la habitación principal y se detiene en el centro para mirar el amplio espacio mientras voy al armario. Tomó un par de camisetas y una sudadera, y luego un par de pantalones cortos que sé que le quedarán demasiado grandes, pero que probablemente pueda enrollar en la cintura.

Una vez que tengo un par de cosas, salgo del armario y veo que se ha ido.

— ¿Luhan?— La preocupación se dispara y me pregunto si se ha asustado y ha salido corriendo.

—Aquí. — me llama y sigo su voz hasta el baño. —Lo siento, solo estaba mirando tu piscina. —

—Sí, es una bañera bastante grande. Nunca la he usado. — Me encojo de hombros.

— ¿En serio? Nunca saldría de ella. Una vez viví en una familia de paso que tenía una bañera. Era increíble, luego entre a una agradable abadía—

— ¿Quieres usarla? —

— ¿Ahora? — pregunta, con los ojos muy abiertos y quizá incluso un poco esperanzados.

— ¿Por qué no? Aquí hay algo de ropa; ve por ella. Estaré abajo en la cocina cuando termines, y puedes venir a comer. — Parece que va a llorar mientras mira al suelo. —Oye, ¿estás bien? —

—Solo estás siendo muy amable conmigo. — resopla, y eso me rompe el corazón.

Aprieto los puños a los lados porque no puedo abrazarlo. En su lugar, doy un paso atrás y señalo la bañera con la cabeza. —Tómate tu tiempo. Estaré en la cocina cuando termines. —

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