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El favorito de Seung Min [HyunMin]

Capítulo 2.

La fila para entrar a Sweet Fantasy era bastante larga. Hyun Jin se preguntó si siempre era así o si sólo estaba teniendo mala suerte esa mañana, mas por lo que alcanzaba a escuchar en la cercanía, supo que aquello que veía era de lo más común.

—Por favor, necesito sólo un pastel. Sólo uno —el pelinegro suplicaba en voz baja, ignorando las miradas llenas de curiosidad que le dedicaban aquellos que estaban a su alrededor—. Por favor. Para Seung Min.

Las puertas de la cafetería por fin se abrieron, dejando pasar a todas las personas que habían estado esperando en el exterior al menos durante una media hora. El aroma de los postres en el lugar tentó a Hyun Jin a comprar otras cosas además del pastel, pero no lo hizo. Cumplió con su misión, alcanzando el último de aquellos populares pasteles con fresas y crema batida, sintiendo una gran satisfacción.

Una enorme y preciosa sonrisa se extendió por sus labios mientras caminaba hacia la escuela, cargando en sus manos la caja color rosa pálido con franjas blancas, característica de Sweet Fantasy.

Estaba tan feliz que cuando llegó a la escuela y vio al castaño dueño de su corazón, sintió ganas de correr hacia él, entregarle el pastel y decirle sin miedo alguno todo acerca de sus verdaderos sentimientos. Era como si el postre le diera más valor por algún motivo. Tomó aire por la nariz y lo soltó despacio por la boca, preparándose para hacer lo que quería... hasta que Ji Sung se acercó a Seung Min antes que él y ambos chicos comenzaron a hablar alegremente.

—¿Por qué, Ji Sung? ¿Por qué? —Preguntó Hyun Jin en voz baja, quejándose, aunque sabiendo que el mencionado ni siquiera lo alcanzaría a escuchar.

Las clases dieron inicio después de varios minutos y Hyun Jin simplemente no podía concentrarse en nada de lo que explicaba su profesor. Lo único que quería hacer era encontrar el momento perfecto para hablar con Seung Min y de una vez por todas hacerle saber lo mucho que ponía su mundo de cabeza. A veces volteaba a ver al castaño y su mirada se quedaba fija en él; aun si hacía todo lo posible por ser discreto, no podía evitarlo.

Llegó la hora del almuerzo. En la cafetería, Jeong In le dio un par de palmaditas en la espalda a Hyun Jin, animándolo silenciosamente mientras Seung Min buscaba un lugar para tomar asiento. ¡Estaba solo! Era su oportunidad... y no la estaba aprovechando para nada.

Aún sostenía la caja de Sweet Fantasy entre sus manos, imaginando una conversación fluida y agradable con el más bajo. ¿Qué tan difícil podía ser? Simplemente lo saludaría, Seung Min respondería, probablemente sonriendo, y después él le ofrecería el pastel. Nada podía salir mal... A menos que...

—¡Te estás tardando! —Jeong In lo regañó suavemente.

—¿Qué tal si Seung Min no tiene ganas de comer pastel? —Preguntó algo desanimado—. O... ¿Qué tal si le mintió a Ji Sung y en realidad prefiere otro postre?

—No empieces a hacer tus películas ridículas en tu cabeza. ¡Ve a darle ese pastel ahora!

Se levantó, pero se quedó congelado casi al instante. Seung Min ya había encontrado una mesa, pues su amigo Felix le había guardado un lugar junto a él. No quería acercarse e interrumpir su plática, mucho menos declararse en frente de Felix. Ese chico le caía bien, incluso si algunos rumores en la escuela decían que, al igual que él, estaba enamorado de Seung Min... Simplemente prefería confesar su amor en privado.

—¿Ya ves qué pasa cuando no reaccionas? —El chico con brackets cuestionó a Hyun Jin, negando un par de veces.

—Mi plan está fracasando épicamente —soltó un suspiro al momento de volver a sentarse, mirando la caja de la pastelería con cierta tristeza.

—No, no digas eso. El día no ha terminado, sólo necesitas armarte de valor.

—Creí que el pastel favorito de Seung Min me estaba dando ese valor, pero parece que me equivoqué.

—Es demasiado pronto como para que te des por vencido —insistió—. Anda, intenta hablar con él más tarde.

Pasaron las horas y el timbre que anunciaba la tan esperada salida se escuchó por todo el edificio. Los estudiantes empezaron a guardar sus pertenencias para retirarse y Hyun Jin vio otra oportunidad cuando Seung Min abandonó el salón de clases.

Se levantó tan rápido como pudo, cargando la caja con el pastel en sus manos y corriendo hacia los pasillos, apenas alcanzando a pedirle como favor a Jeong In que cuidara su mochila.

Alcanzó a ver a Seung Min a lo lejos, a unos pocos pasos de las escaleras, lo cual por poco lo hace perder las esperanzas de alcanzarlo. Estaba seguro de una cosa: no quería dejar pasar ni un día más sin decirle al castaño todo lo que sentía por él. En ese pensamiento encontró la fuerza que le hacía falta y gritó.

—¡POR FAVOR ESPERA, KIM SEUNG MIN!

Eso fue suficiente para que el castaño detuviera sus pasos y volteara hacia donde estaba él... Bien, en realidad muchos estudiantes voltearon a verlo después de que soltara semejante grito, pero no le importó. Tenía la atención de Seung Min, no necesitaba nada más.

Hyun Jin sonrió un poco, pensando que su gran momento por fin había llegado... Pero todo cambió cuando se tropezó y la caja de Sweet Fantasy salió volando hasta aplastarse delante de los pies de Seung Min.

Entonces, el pelinegro sintió su rostro arder con pura vergüenza. No podía verse a sí mismo, pero estaba seguro de que se encontraba rojo hasta el cuello, como pocas veces había estado en su vida. Todos lo observaban con curiosidad y él no sabía qué hacer.

¡No podía ser!

Se lamentó tanto por no haberle entregado el postre a Seung Min antes, pues podía apostar cualquier cosa a que el pobre pastel había quedado hecho un desastre después de la caída. No podía darle un obsequio así.

—¿Estás bien?

Reconoció la suave y dulce voz de Seung Min al instante. ¡No estaba soñando! El más bajo se había acercado a él, cargando la caja golpeada, y con una mirada llena de auténtica preocupación, deseaba saber cómo se encontraba.

—Ah... Yo... Es que... —Se levantó entre balbuceos sin sentido—. Eh... Estoy bien, gracias —logró responder finalmente.

—Ten... —Extendió la caja de Sweet Fantasy hacia él—. Es una lástima que no haya podido atraparla —dijo con sus mejillas algo rojas—. Lo lamento...

—¿Qué dices? —Se sorprendió mucho—. ¡No es tu culpa, Seung Min! Yo soy el torpe que se cayó y soltó la caja... —Comentó acompañado de una risa nerviosa.

—Pero cayó tan cerca de mí. Tal vez pude haber hecho algo —volvió a ofrecer sus disculpas—. Me siento un poco avergonzado...

—Yo más —suspiró—. ¿Sabes? Este pastel... —Se detuvo unos momentos, pero dejó de dudar tan pronto como vio directamente a los ojos ajenos—. Este pastel era un regalo para ti.

—¿Ah?

Seung Min fue incapaz de decir algo más, pues estaba realmente sorprendido por lo que el más alto recién expresaba.

—Es sólo que ahora me da pena entregártelo. Debe estar completamente arruinado y... tú no mereces algo así.

—Espera, espera... ¿Para mí?

De una manera u otra parecía que Seung Min no había terminado de procesar las palabras anteriores del pelinegro.

—Sí... Supe que este pastel es tu favorito, así que te compré uno —Hyun Jin explicó mientras abría la caja con cierto temor.

Debido al fuerte golpe contra el piso, el pastel ya no se veía tan perfecto. El rostro de Hyun Jin seguía rojo, estaba listo para cerrar la caja y retirarse lo más rápido que sus piernas le permitieran, pero la reacción de Seung Min lo hizo cambiar de planes.

—¡Pastel con crema batida y fresas! —Exclamó felizmente—. ¡Sí, es mi favorito! No puedo creer que te hayas molestado en ir a comprarlo, se agotan desde muy temprano.

—¿No estás... decepcionado?

—¡Para nada! ¡Este pastel me encanta!

—Pero... quedó hecho un desastre —estaría mintiendo si decía que no estaba un poco confundido, aunque no le molestaba ni un poco ver a Seung Min sonreír.

—No importa. El sabor seguramente sigue siendo el mismo.

Entonces, Seung Min tomó un poco de crema batida con su índice y la llevó hasta su boca, totalmente encantado con el dulce sabor.

—¿Sabe bien?

—¡Delicioso! —Contestó—. ¿Te gustaría que comamos juntos?

¡No podía creerlo! A pesar del accidente y de que el pastel había quedado destrozado, Seung Min estaba bastante feliz con su obsequio.

—Nada me encantaría más —le sonrió sinceramente.

Bajaron las escaleras hasta el primer piso y salieron del edificio entre bromas y risas. Hyun Jin se sentía más tranquilo, pero también afortunado por poder pasar algo de tiempo con el castaño sin interrupciones y fuera del ambiente escolar. Caminaron hasta un parque que quedaba cerca y bajo la sombra de un enorme árbol encontraron un sitio ideal para sentarse a comer.

En la pastelería habían puesto precisamente dos tenedores en el interior de la caja, y si bien ahora se encontraban un poco manchados de crema batida, en realidad eso no era ningún problema.

Compartir el postre con Seung Min y ver sus tiernas reacciones lo hizo entender que no podía seguir esperando. Necesitaba confesar lo que sentía por él sin importar cuál fuera la respuesta ajena.

—Oye, Seung Min...

—¿Sí? —Volteó a ver al pelinegro.

—Te he visto muchas veces —comenzó—, pero creo que hoy te ves mucho más lindo.

—¿Qué...?

Las mejillas de Seung Min adoptaron una leve tonalidad rojiza que lo hacía verse muy adorable.

—En realidad, siempre te ves lindo —hizo la aclaración—. Pero hoy me gustas mucho más.

—¿Yo... te gusto?

—Todo en ti es maravilloso, Minnie —le alegraba mucho por fin haber encontrado el valor para decírselo—. Hablando físicamente, eres muy bonito, sin embargo tu personalidad también es capaz de atrapar a cualquiera. Tienes un corazón hermoso y dulce al que quisiera cuidar por siempre.

—Hyun Jin...

—Me gustas. En verdad me gustas mucho.

Con una sincera sonrisa, estiró su brazo hasta que alcanzó a retirar una pequeña mancha de crema batida que se había quedado en la mejilla del más bajo. Estaba tan concentrado en dejarle el rostro limpio que no pudo hacer más que quedarse inmóvil al escuchar la repentina respuesta de Seung Min.

—Tú también me gustas, Hyun Jin.

¿Acaso Seung Min había pasado por lo mismo que Hyun Jin todo ese tiempo, sin saber cómo expresar sus sentimientos?

Estuvieron en silencio durante unos cinco segundos, sin apartar sus miradas y sin poder negar lo que tanto querían.

Fue el pelinegro quien se animó a acercar más su rostro al de Seung Min, moviéndose hasta que finalmente sus labios lograron tomar los ajenos en un beso cargado de ternura, mismo con el que se dijeron todo lo que necesitaban saber.

Fin.

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¡Muchas gracias por leer! ❤️

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