única parte
—Maldito hijo de-
—Louis. —la voz de Daniel lo interrumpe.
Aquel hombre de cabello corto, con una hermosa y ligera barba acompañado de unos ojos azules, lo mira y bufa molesto. —¿Qué? ¿Me dirás que lo trate con respeto? —soltó una risa con nada de gracia. —Por Dios, ¿no viste el teatro que armó?
—Sí, y justamente por eso harás un video aclarando la situación. Debes acabar con esto, todos los medios están llenos de noticias sobre que eres gay. —estiró una hoja que el otro tomó. —Memorízalo.
—¿Qué es esto? —preguntó al ver un montón de letras en aquel papel.
—Es un guion. Necesito que hagas un video diciendo eso, solo necesito eso. Lo vamos a subir a todas tus redes y acabaremos con esos rumores. —respiró hondo al mirar un gesto de desacuerdo en el rostro ajeno. —Escucha, yo entiendo que sí… Eres gay, y odias que inventen rumores sobre ti, y que lo que te molesta no son las especulaciones, sino el hecho de que están usando tu imagen a base de mentiras, pero necesitamos que digas eso. Tu carrera pende de un hilo ahora, así que no podemos dejar ese rumor así sin resolver.
Louis casi suelta una carcajada. —Déjame ver si entendí… El problema aquí no es que están divulgando información falsa sobre mí que me está perjudicando; es, la persona que divulga esto es un hombre y especulan que soy gay. —negó varias veces con la cabeza. —Apuesto a que, si una chica hubiese sido la que inventó eso, esto no estaría pasando.
—Ese es el punto, Louis. No puedes echar a la basura tu carrera.
—No te entiendo. Casi todas mis fans son de la comunidad, ¿no ves mis conciertos? Parecen marchas LGBT. Ellas no van a molestarse por eso.
—No pienso discutir esto, son las reglas de la disquera, así que haces eso, o tu carrera se va a la ruina. —salió de la habitación donde estaba.
Louis suspiró sentándose en un sillón de su habitación. Estaba en su casa, y ni siquiera sabía por qué había dejado pasar a Daniel ahí solo para escuchar algo que no tardaría en hacer solo para darle gusto a los otros.
Pero así debía ser.
Daniel era su manager, aquel que se encargaba de su disquera y de más cosas acerca de su música, al igual que su imagen; era un hombre alto, de cabello rubio y largo que siempre era peinado hacia atrás con kilos de gel, ojos marrones y todo el tiempo vestía de traje.
Tomó su celular que estaba en un mueble al lado del sofá donde estaba y entró a ver Twitter.
“Louis Tomlinson es gay”, era tendencia.
Y no tenía problema con eso, tenía problema con lo primero que salía al entrar en ese apartado: Un hilo hecho por un fan que al parecer tenía veinte años, lo cual agradecía que aclarara porque estaba seguro de que otras personas podrían inventar que aquel era un menor, y una cosa es que lo señalaran como gay, pero otra diferente hubiese sido que lo acusaran por aprovecharse de menores… Incluso cuando nada entre ellos pasó.
Para ser honestos, el chico era lindo, lo había conocido y se habían tomado una foto como lo haría con cualquier otro fan… Pero lo único diferente fue la gran historia de que se estuvieron besando toda la noche mientras él lo tocaba.
Claramente sería algo que hubiera hecho solo si no lo hubiese visto tan de noche cuando ya estaba un poco cansado; pero también lo hubiese hecho detrás de un contrato de confidencialidad, así era como pasaba el rato. No era como otro tipo de fans que veía por redes, las cuales se molestaban cuando alguien especulaba que Louis Tomlinson, gran cantante, tenía sexo con otras personas.
Que tonterías, por supuesto que tenía sexo con otras personas. Específicamente con hombres, pues las mujeres eran algo que no… En definitiva, no le gustaban.
El video fue publicado en la noche, un video que, a pesar de tener un guion largo, solo duró un minuto.
Guion demasiado largo y odioso que tardó 3 horas en memorizar, pero no pudo hacerlo, así que se grabó mientras tenía la hoja detrás de su celular y leía con cuidado.
Para Louis parecía disimulado su forma de leer, así que esperaba que funcionara.
Su celular sonó con una llamada de Liam.
—¿Hola? —preguntó un poco dudoso.
Era raro recibir una llamada de Liam un viernes por la noche a menos que…
—¡Hola Tommo! ¿Quieres salir al bar de la semana pasada?
Claro… Esa era la posible razón por la que su mejor amigo lo llamaría.
Suspiró. —No estoy seguro, yo… —dudó un poco, perdiéndose por completo en su indecisión.
—¿Es por lo de la otra vez? Pasó una semana, de seguro no volverás a ver a ese chico en toda tu vida.
—No, pero acabo de desmentir eso porque Daniel me lo pidió. ¿Qué si encuentro a otros fans e inventan más mierda de eso?
—No inventaran nada, Louis, tranquilo. Si quieres podemos llevar seguridad.
Louis respiró hondo.
Era viernes, no tenía nada qué hacer; y Liam tenía razón, podían llevar seguridad.
Además, tenía ganas de salir, quizá llevar un contrato de confidencialidad… Encontrar a alguien y pasar el rato.
—Te llamo cuando llegue al bar. Nos vemos allá. —dijo al final, y terminó la llamada.
Liam estaba por llegar a la mesa. Louis estaba en un lugar apartado a diferencia de la semana pasada donde se la pasó entre toda la gente, y entre ellos, muchos fans.
Además, había unas cuantas personas de seguridad junto a su mesa, así que todo estaba bien.
—¡¿Qué pasa, Tommo?! —Liam, aquel hombre de cabello castaño claro y ojos miel llegó bastante animado, sentándose al lado del ojiazul.
—Hola, Liam. —dijo bastante serio.
—¿Sigues molesto? ¿No resolviste nada con tu manager o-?
—Estoy molesto con lo que provocó ese chico. Me importa una mierda que especulen que soy gay, pero me enfurece que Daniel llegue de la nada a regañarme y darme órdenes de lo que tengo que hacer porque al parecer, fingir ser un hombre heterosexual me traerá el éxito en mi vida. —respondió, interrumpiendo en un tono lleno de furia. —Te juro que si me encuentro a ese chico no va a acabar conmigo. Mejor que me hunda diciendo que soy un maldito irrespetuoso con los fans, porque sí… Ser irrespetuoso cuando eres famoso es un delito, pero cuando son irrespetuosos contigo es normal, después de todo son solo fans.
—Oye. —le tomó uno de sus hombros, casi sintiendo su respiración caliente y pesada. —Entiendo que estás enojado, pero no podemos hacer nada, esas son las reglas de la disquera y-
—Y me tengo que joder, ya lo sé. —interrumpió; respiró hondo y se puso de pie. —Escucha… Liam, voy a la barra por una bebida, déjame solo unos minutos, necesito calmarme un poco. No quiero terminar diciéndote mierda sobre esto porque no es tu culpa. Regreso en un momento.
La bebida que pidió tenía una mezcla de tequila y un poco de refresco, bastante fuerte para lo que buscaba: relajarse.
Las luces del lugar lo hacían tranquilizarse, y en medio de su pensar, por un lado, a lo lejos, pudo notar a Liam bailando bastante pegado con un hombre de cabello negro y ligeramente más bajo que él, así que ya no se iba a preocupar por apresurarse en regresar a su mesa con aquel amigo.
Aunque si lo pensaba bien…
Había visto a varias personas en ese momento, y ningún chico le había gustado demasiado, así que quizá sería solo una noche para tomar y fumar un poco. Y Liam estaba bastante ocupado así que podría volver a su mesa y pasar la noche solo para estar tranquilo.
Tomó su bebida y justo al ponerse de pie de forma rápida, chocó con un chico y su bebida fue a dar a su propia camiseta de color negro, bastante básico con aquel color que también estaba en sus pantalones ajustados.
—¡Lo siento, no quise…! —la voz del chico se quedó en el aire al mirarlo.
Y Louis entendió por qué aquella voz le pareció familiar.
Aquel chico buscó darse la vuelta, pero Louis dejó su vaso ahora vacío sobre la barra y alcanzó a tomar el brazo del hombre.
—¿Qué te pasa? —preguntó aquel intentando zafarse cuando su grupo de amigos lo dejó solo.
—¿Qué me pasa, hablador? —soltó una carcajada afirmando más su agarre. —¿Creíste qué me iba a olvidar de tu cabello largo y rizado, junto a esos ojos verdes y esa boquita que solo sirve para joder a los artistas?
—No fue mi intención, solo fue una pequeña broma, ¿sí? —intentó alejarse, pero no pudo.
Aquel chico de rizos fue guiado a la mesa privada de Louis y una vez estuvo ahí, aquel lo hizo sentarse en el sofá que estaba ahí para ellos.
Louis tomó una carpeta negra que estaba en la mesa, una que no se veía gracias a la oscuridad en el lugar, y luego volvió a tomar la mano de aquel chico, llevándoselo hacia unas escaleras que estaban ahí.
—¿A dónde me llevas? —preguntó intentando escapar de las manos del ojiazul.
—Cállate y ven conmigo, te explico arriba. —respondió con un tono dominante, como si fuera el único dueño de la situación.
Luego, tan solo entraron a una habitación del bar después de que Louis hablara con uno de los guardias de esa zona, y el ojiazul cerró la puerta poniendo el seguro.
—¿Cómo te llamas? —preguntó cuando el chico fue directo a sentarse en la cama, buscando estar lejos de él, luciendo bastante intimidado.
—Harry. —dijo manteniéndose quieto, intentando aguantar su respiración.
—Puedes relajarte, no te haré nada, solo quiero preguntar… —caminó cerca de él. —¿Qué mierda estabas pensando cuando inventaste ese maldito chisme?
—Fue una de mis amigas, ella comenzó y yo seguí porque era solo un chiste entre nuestro grupo, pero luego alguien salió y se lo dijo a más personas. Solo era algo entre fans, pero decidí hacer un hilo en redes para jugar un poco, no pensé que llegaría tan lejos. Lamento si te causó problemas, yo-
—¿Eres gay? —interrumpió Louis, jugando con la carpeta que tenía en sus manos. Sintiendo que podía marearse con la rapidez en la que el otro hablaba.
—¿Qué? —su voz sonaba confundida.
—Responde. ¿Eres gay o algo así?
—Sí. —murmuró bajando la mirada, con vergüenza.
Louis se agachó, tomando el rostro ajeno con una de sus manos para que lo mirara, sus ojos verdes estaban opacos, se veía realmente arrepentido, pero no se quería detener al verlo tan tranquilo… Realmente sumiso.
El ojiazul respiró hondo. —¿Y no sabes lo difícil que es esa mierda?
—Ser gay no es ilegal.
—No, pero sí es controlado. ¿Qué crees que soy yo?
—Heterosexual. ¿No fue lo que dijiste en el video que publicaste? —se puso de pie bastante enfadado con el comportamiento del otro. —Si eres un maldito hetero podías haber hecho lo que siempre haces… Salir de fiesta y meterte con mujeres, no entiendo cómo es que ese simple chiste comenzó con artículos sobre ti. Solo estaba jugando.
Louis quedó ligeramente sorprendido por esas palabras, pero lo ignoró para seguir hablando. —Pues tu maldito juego me metió en problemas, mucho más con las malditas fotos editadas de forma realmente horrible que pusiste como pruebas de que tú y yo estuvimos juntos. —lo empujó sin mucha fuerza, tocando su pecho que dejaba acariciar su piel gracias a que la camisa que llevaba tenía los primeros botones desabrochados, solo para que volviera a quedar sentado sobre la cama. —Toma esto. —extendió la carpeta hacia el otro, quien la tomó bastante confundido.
—¿Qué es esto?
—Un contrato de confidencialidad. Quiero que lo firmes… Eso si estás dispuesto a pasar la noche conmigo. No soy un idiota, siempre cargo con uno de estos cuando busco meterme con alguien, jamás tomo a quien sea.
—¿Y por qué a mí? —soltó una risa. —De verdad, ¿en serio creíste que era tu fan? Mis amigas son tus fans, yo no; pero ellas especulan que eres gay, por eso hice esa publicación. —se puso de pie, dispuesto a no mostrarse siendo un cobarde y enfrentándolo. —Yo les dije que eras alguien simple heterosexual, pero ellas se mantienen en su puta burbuja.
—Te falla mucho tu radar gay, ¿cierto? —notó un gesto de confusión en el otro. —Firma el puto contrato, tiene una pluma dentro de la carpeta.
—¿Para qué quieres que firme esto?
—Porque no soy un puto heterosexual de mierda, y sí, quizá amo salir de fiesta… Pero no para encontrar mujeres, sino para buscar hombres y llevármelos a mi casa y follarlos. —dio un paso más al frente, quedando realmente cerca del otro. —Y tú me pareces alguien… Que podría follar.
—¿Ah, sí? —notó al otro bajar su mirada a sus labios. —¿Y por qué?
—Solo firma el puto contrato para que podamos irnos de aquí.
—¿Vas a llevarme a tu casa? ¿No tenías veintiocho años?
—¿Tú no tenías veinte? ¿Te dan miedo ocho años de diferencia?
—Tengo veinticuatro. —aclaró.
Louis asintió, separándose un poco al sentir un ligero tirón en su entrepierna, sintiendo cómo podría tener una erección si no se alejaba pronto de aquel. —¿Te dan miedo cuatro años de diferencia?
—Solo quiero saber por qué quieres hacer esto conmigo, me gusta cuando me dicen que me desean.
—Solo busco darte un maldito castigo, ¿sí? Firma ese contrato, Harry; y si después de lo que pase, aún con el contrato de por medio, eliges volver a hacer tus malditas bromas, puedes subir pruebas de ti.
—¿Pruebas de mí? No te estoy entendiendo.
—Hablo de que, si se te ocurre decir que te follé, antes de subir algo sobre mí, me encantaría ver como prueba principal un video de tus piernas temblando.
Harry sintió su respiración atascada en su pecho.
No le gustaba Louis, cuando sus amigas hablaban de él realmente no era tan entretenido, pero era divertido y encontraba hermosas las expresiones de sus amigas cuando hablaban de algo o alguien que les gustaba, eso… Si incluía a Louis Tomlinson, un cantante que ahora quedaba claro que era gay, pero se escondía detrás de una cortina que decía “heterosexual”.
Quizá las teorías de sus amigas que tanto odiaba, eran ciertas, y quizá había encontrado atractivo a Louis como para fantasear unas cuantas veces, pero no podía terminar de amarlo porque siempre pensaba lo mismo: Alguien hetero, fingiendo ser gay para despertar especulaciones y teorías entre fans, y así poder ser más relevante.
—¿Vas a firmar o no? —la voz de Louis lo sacó de sus pensamientos.
En ese momento, aquel ojiazul se encontraba cruzado de brazos, caminando alrededor de él, mirando atentamente cada uno de sus gestos, incluso pudo jurar que observó con claridad el momento en que su manzana de adán subió y bajó tras tragar saliva para procesar un poco la situación.
—¿Por qué no firmas? —Louis se mostraba interesado, como si quisiera encontrar respuestas luego de no encontrarlas en su lenguaje corporal. —¿No quieres? ¿Te caigo mal?
—¿Por qué ocultas que eres gay?
—Vendo más si finjo que no lo soy. No me gusta eso, pero dependo de los contratos que tengo con mi disquera y debo seguir las reglas. —suspiró. —Ahora necesitas firmar eso, aunque no vayas a venir conmigo, acabo de decirte algo que no debí decirle a alguien que no ha puesto su firma sobre ese papel.
Harry asintió, abriendo la carpeta, tomando la pluma que estaba ahí y poniendo su firma sobre la hoja; al final cerró la carpeta y la estiró hacia el ojiazul.
—Gracias. —Louis habló, mirando la firma sobre el contrato luego de abrir la carpeta.
—¿A dónde vas a llevarme?
—¿Sí vas a venir?
El rizado se encogió de hombros. —Que no me caigas bien no te quita lo guapo.
Louis no había visto a Liam cuando salió con Harry mientras lo tomaba de la mano, pero se había encargado de decirle por mensaje que se había ido con otra persona a su casa privada, una donde nunca iba… A menos de que no fuese a follar con alguien.
Luego de que varios fans en sus primeros años como artista hubieran ido a su casa tras una filtración de su dirección gracias a un chico que había llevado, optó por buscar otra opción, pues al parecer no siempre los contratos de confidencialidad eran suficientes, y la razón por la que no se había podido hacer nada en aquel entonces, fue porque no supo quién había filtrado aquella información.
Cuando salieron del bar pudo notar como el grupo de amigos de Harry los miraron, pero aquel chico rizado se cubrió de tal manera que solo lo señalaron a él, y no supieron quién iba acompañándolo.
Al subir a su auto le agradeció a aquel chico, pero Harry solo se encogió de hombros diciendo que no quería dar alguna explicación, y mucho menos admitir que había aceptado salir con alguien que le caía mal.
Harry nunca iba a admitir eso, además, había firmado un contrato de confidencialidad, y aunque era muy bueno guardando secretos porque se olvidaba de cosas muy fácilmente, estaba seguro que tendría que trabajar mucho en no decir que pasaría una noche con Louis Tomlinson, pues claramente eso sería algo muy difícil de olvidar.
En el camino, Louis habló un poco con Harry, lo suficiente como para saber que aquel odiaba a cualquier artista que intentara colgarse de la comunidad LGBT solo para ganar más público o relevancia.
Y justamente por eso Harry odiaba a Louis.
Aunque Louis en realidad era gay, y Harry aún no podía creerlo.
El auto del ojiazul se estacionó frente a una casa pequeña, pero bastante bonita.
Estaban a las afueras de la ciudad, habían manejado por varias carreteras y para ese momento ya eran las doce de la noche.
Ambos bajaron del auto, Louis abrió la casa y dejó a Harry entrar mientras aquel chico de rizos curioseaba por el espacio.
—¿Te sorprende que tenga un lugar para traer hombres? —preguntó luego de cerrar la puerta.
—De hecho, pensaba que traías mujeres. —respondió cruzando sus brazos sobre su pecho.
Louis negó, acercándose al otro y tomándolo de la cintura bastante fuerte para atraerlo a su cuerpo.
Harry por instinto, colocó sus manos sobre los hombros contrarios.
—¿Te gustaría que sea lento?
—¿Por qué asumes que serás el de arriba?
—Porque tienes cara de que prefieres que te la metan. —murmuró en respuesta, sintiendo las manos ajenas acariciar su nuca. —Tienes cara de que prefieres que sean rudos contigo, de que te castiguen por ser malo y traerme problemas.
—Y si tengo cara de que me gusta que sean rudos conmigo, ¿por qué preguntas si quiero que seas lento?
Louis sonrió. —Entra en esa habitación. —señaló una puerta al fondo de un pequeño pasillo. —Voy a acomodar unas cosas aquí. Mientras vete y espérame desnudo en la cama, ¿sí? —se separó, pero el otro lo tomó con fuerza de sus brazos, evitando que se fuera.
—¿Qué vas a acomodar?
—Nada, en realidad solo quiero que te desnudes y me esperes completamente expuesto para mí. También… Iré por unas cosas a mi auto.
—¿Qué cosas?
—Deja de hacer preguntas y obedece o voy a follarte tanto que las piernas van a dolerte por dos semanas.
Había sido divertido regresar en menos de dos minutos luego de tomar lo que necesitaba de su auto.
Claramente al saber que buscaría a alguien, y recordar que la última vez que fue a su casa ya no había lubricante y condones, obviamente llevaría más de eso.
La última vez el chico que llevó había salvado la noche luego de sacar un par de condones que gracias al cielo estaban en buenas condiciones, pues Louis los había revisado desde la fecha de caducidad hasta el momento que se lo puso para verificar que no estuviese roto.
Cuando volvió hasta la habitación, abrió la puerta con delicadeza sin hacer ruido, mirando a aquel chico de cabellos rizados, quien se encontraba de espaldas quitando su camisa y aventándola en el suelo para luego llevar sus manos al borde de su pantalón.
—Acuéstate. —ordenó luego de pasar, cerrando la puerta fuerte para generar ruido y sonriendo al ver al otro dar un pequeño salto por el susto para al final darse la vuelta hacia él. —Yo te quito lo que falta.
Harry respiró hondo, obedeciendo al sentirse realmente tentado.
La imagen de Louis, con una mirada fuerte que podía tenerlo en su estado más sumiso, estaba ahí.
El castaño dejó el lubricante y los condones en una mesita pequeña al lado de la cama, y sonrió luego de ver que aquel ojiverde se acomodaba mientras abría sus piernas.
—¿Necesitas estar enojado para dejar de guardar silencio? —preguntó Louis un poco burlón. —Hace un rato hablabas y respondías a todo lo que decía… —se subió a la cama, acercándose al cuerpo ajeno hasta que se metió en sus piernas. —Ahora solo mírate… Conseguí a un puto sumiso. —levantó la camiseta que llevaba hasta pasarla por encima de su cabeza y quitarla por completo. Luego, la aventó a un rincón de la habitación.
—Tenía una imagen de ti sobre que eras dulce y amable… Así todos se refieren a ti. —murmuró al sentir una mano contraria apoyada sobre su abdomen, sin quitar su propia vista de los tatuajes en el pecho del cantante.
—¿Y quién dice que mereces que yo sea dulce y amable contigo luego de todo el problema que me armaste? —se acercó un poco, mirando al otro ligeramente nervioso. —Vamos, necesito que juegues conmigo también. Quiero que me toques y… Cuando te esté jodiendo quiero que seas ruidoso; me gusta cuando gritan mi nombre.
Harry soltó una ligera risa en la que su aliento rozó con la boca ajena debido a la nueva cercanía que tenían. —Sueñas si crees que gritaré tu nombre.
—Por Dios, estoy seguro de que has fantaseado mucho con esto.
—Afortunadamente tengo cosas más importantes que hacer como para pensar en ti. —habló mirando fijo a los ojos contrarios mientras colocaba una de sus manos sobre aquel que tenía acariciando ahora su pecho. —Yo pienso que tú eres quien pensaba en mí desde la semana pasada, por eso me trajiste aquí, ¿no?
—Pensaba en ti para castigarte por lo malo que fuiste. —llevó su otra mano libre hasta la entrepierna del rizado, quien respiró hondo. —Y porque eres atractivo. Perfectamente alguien a quien podría follarme dos o tres veces.
—¿Insinúas que me quieres follar otras veces? —soltó una ligera risa que terminó en un jadeo al sentir la mano en su entrepierna apretarse un poco. —Ni siquiera me has follado una vez, ¿cómo sabes que seré bueno?
—Tienes razón, cariño. —separó su mano que tenía en el pecho del ojiverde, sintiendo el roce con la mano del otro que estaba encima de la suya. —Pero creo que eso podemos averiguarlo esta noche. —sus dos manos jugaron con el borde de su pantalón mientras lo desabrochaba.
Harry se dejó quitar el pantalón al mismo tiempo que la ropa interior, quedando completamente expuesto, sintiéndose ligeramente arrepentido de acceder con aquella facilidad, pues su erección quedó en el reflejo de los ojos azules de Louis.
El castaño dejó la ropa caer, y entonces simplemente se volvió a meter entre las piernas ajenas, entusiasmado por la boca entreabierta del menor.
—¿Te vas quedar viéndome?
Louis negó. —Si solo quisiera verte ya te habría pedido que comenzaras a masturbarte frente a mí. —colocó ambas manos a los costados de la cabeza del otro, mirándolo firmemente a los labios, quedando cerca de su rostro. —¿Puedo besarte?
Harry casi suelta una carcajada. —Vas a follarme, ¿y pides permiso para besarme?
—Bueno, no sé si tienes algún tipo de problema con eso.
El rizado solo intentó limitarse a asentir con la cabeza para dejarle el camino libre a sus labios, pero se sentía un verdadero sumiso y… En realidad, lo era; pero tampoco quería dejar al otro en completo manejo de la situación, o al menos no en ese primer momento. Estaba seguro de que no podría aguantar más, ni siquiera había empezado un juego previo y ya tenía su erección casi siendo presionada contra su abdomen debido a la cercanía del otro.
Harry subió una de sus manos hasta llegar a la nuca del ojiazul y lo jaló para atrapar sus labios por primera vez.
Suave, cálido y lleno de saliva, completamente salvaje a pesar de ser un ritmo bastante lento debido al sabor de sus bocas: dulce y amargo. Un beso ligeramente áspero debido a la barba del castaño, pero era bastante agradable.
Louis podía jurar que el rizado estuvo bebiendo algún tipo de jugo antes, uno de fresas; mientras que él tenía un ligero sabor a cigarro porque siempre los tenía encima, y también un poco de la bebida que estaba tomando antes de que cierto torpe tropezara con él.
Las manos del cantante comenzaron a acariciar su cuerpo desde la cintura hasta donde antes había podido apreciar algunos tatuajes, unas hojas de no sabía qué, pero ahí estaban.
Luego de unos segundos, el mayor se separó solo para levantarse y quitar su pantalón junto a su ropa interior, donde el ojiverde pudo notar una erección no tan marcada en una hombría grande y gruesa.
El cuerpo cálido del castaño volvió a colocarse encima de él. Lo había visto un poco mientras pensaba en cómo podría recibirlo en su interior debido al gran tamaño, y justo en ese momento pudo confirmar lo que asumió que aquel hizo cuando se estiró para alcanzar algo que estaba cerca de ellos: Unos dedos resbaladizos tocaron su entrada, deslizándose poco a poco.
Louis había tomado lubricante, mojando sus dedos para comenzar a preparar al rizado.
La boca de Louis fue al cuello del chico abajo de él y succionó ligeramente la piel, asegurándose de dejar una marca bastante roja que después se tornaría de color morado.
Sus dedos se abrían paso, sintiendo un ligero tirón en la punta de su pene al tantear la estrecha entrada de su chico en ese momento, y cómo aquella se adaptaba al tamaño de los tres dedos que tenía dentro de él, apretándose alrededor.
Tenía su pecho bajo, rozando con el de Harry, sintiendo las manos ajenas sobre su espalda donde aquel rasguñaba con cuidado, y estaba seguro de que mordía sus labios, pues lo escuchaba respirar un poco fuerte por la nariz, su pecho subiendo y bajando mientras intentaba no dejar salir ningún tipo de sonido.
—No te quedes callado. —Louis habló, sacando sus dedos del otro, y percibiendo un pequeño jadeo.
—No me vas a escuchar. No voy a gemir para ti. —dijo con voz firme que sacó de su garganta luego de un pequeño intento para que su respiración no estuviese tan agitada.
—Por Dios. —se estiró un poco a la mesita al lado de la cama para tomar un condón. Se puso de rodillas, teniendo las piernas de Harry a los lados de él, abriendo aquel pequeño empaque. —Pensé que habíamos solucionado todo. Estoy a nada de metértela, cariño. ¿Qué te hace seguir pensando que soy un idiota heterosexual?
—No es por eso; solo no voy a gemir para ti, no soy tu puta para seguir tus órdenes. —aclaró, mirando como el castaño extendía el condón sobre su erección.
—Pero de todos modos me tendrás dentro de ti, cariño. —sonrió al tener aquella protección puesta por completo. —No seas orgulloso, Harry; solo debes abrir tu boca y dejar que escuche lo mucho que disfrutas tenerme follándote.
—Cuando terminemos esto, quizá podrás irte a casa… —miró al otro acomodándose, alineando su hombría en su entrada, y lo sintió presionando la punta para abrirse paso. —Luego puedes irte a dormir y entonces soñar con mis gemidos porque no pienso hacer eso… —cerró sus ojos cuando aquello estuvo completamente dentro de él.
—¿Entonces no vas a gemir para mí, corazón? —Louis acarició con su pulgar el labio inferior del rizado al mirarlo respirar con la boca abierta y su ceño fruncido.
Harry negó. —Nunca escucharás un gemido de mí, ¿quién te dijo que eres bueno follando? —abrió sus ojos intentando dejar de lado las sensaciones que comenzaba a tener su cuerpo.
—Comienzo a sospechar que me quieres hacer enojar para que te folle con fuerza. —colocó una de sus manos sobre el cuello del rizado, acariciando con delicadeza, sintiendo como el otro tomaba la muñeca de su mano que estaba al lado de su cabeza, y la otra mano la tenía apretando las sábanas de la cama.
—Inténtalo, aun así, no pienso dejar que me escuches.
Louis rodó los ojos. —Sí, Harry, ya entendí que no vas a dejarme escucharte gemir. Por lo visto eres un hablador en redes, y un maldito mudo en la cama.
Harry quiso responder a eso, pero entonces el ojiazul se impulsó fuerte y rápido dentro de él, dando una estocada cruda que le nubló la vista en el momento que había confirmado aquello que asumió segundos atrás.
Desde el momento que Louis entró en él, pudo dar con aquel punto de placer.
—¡Oh, por Dios! —Harry gritó, cerrando sus ojos fuerte y sintiendo que algunas lágrimas se acumulaban en su lagrimal. Gimió sin darle tiempo de morder sus labios, o de suspirar para evitar el ruido.
Y entonces, cuando abrió los ojos, observó a un Louis muy sonriente, pero con un semblante ligeramente preocupado.
—¿Te lastimé? —preguntó, dejando una pausa a sus movimientos.
—No. —el rizado respiró hondo. —Muévete rápido, muévete muy rápido, por favor… —recibió aquello que pidió, sintiendo movimientos ligeros. —¡Rápido y fuerte, Louis!
El ojiazul se sintió motivado al escuchar su nombre salir de aquellos labios rosados y carnosos. Comenzó un ritmo duro, rápido y caliente que también lo hacía temblar.
El trasero de Harry tan ajustado a su hombría, apretando y haciéndole un poco difícil el moverse con mayor rapidez a pesar de que estaba bien preparado y lubricado.
La boca abierta del menor, sus ojos cerrados y ceño fruncido le dio una excitación enorme al saber que él era quien provocaba aquello.
Se acercó más, sus pechos unidos y rozando cuando el cantante se impulsaba cada vez más. Las manos de Harry fueron a la espalda del otro, queriendo rasgar su piel y jadeando acompañado de ligeros gemidos que comenzaba a dejar de contener, pues comenzaba a perder el control.
—¡Oh! —Louis fue quien soltó un gemido, firme, que viajaba desde lo profundo de su pecho hasta terminar saliendo de su boca, acariciando el oído del chico debajo de él.
Harry abrió sus ojos, parpadeando milésimas veces para aclarar su vista, pero no pudo hacerlo después de escuchar la voz ronca de aquel hombre. Su corazón se aceleraba y el cosquilleo en su vientre aumentaba con cada movimiento, pues Louis arremetió contra su punto una y otra vez, con tanta precisión al mismo tiempo que movía su cadera de forma exquisita en cada estocada, bajando su abdomen para acariciar su erección que se encontraba entre ambos.
—Dios… H-Harry. —Louis jadeó. —E-Estás jodidamente apretado. ¡Uhm!
El rizado no soportó aquello.
Ese gemido, su trasero siendo follado tan bien, las manos del otro que ahora comenzaban a pasearse por su cintura, por su pecho y acariciando sus piernas.
—¡M-Más Louis! —gritó alzando sus piernas y enredándolas en la cadera del mayor. —¡Ah! ¡Justo así!
Louis se sintió satisfecho con esos ruidos además del sonido de sus pieles chocando.
Harry solo podía respirar fuerte, apretando la piel de la espalda del castaño.
—Te encanta, ¿no? —Louis habló tras una estocada fuerte que hizo al otro gritar. —Dijiste q-que no ibas a gemir… Y mírate.
—Cállate y solo… ¡Ah, mierda! ¡Muévete más! —gritó, sintiendo su garganta sensible, como si quisiera llorar de lo delirante que era tener a aquel hombre sobre él.
Louis subió una de sus manos hasta acariciar el pecho del rizado, pasando por su cuello lentamente hasta que llegó a su boca, y metió dos de sus dedos.
Harry aceptó los dedos en su cavidad bucal, chupándolos para callar sus jadeos.
—Eso es, amor… Intenta ignorar que t-tu trasero está s-siendo follado por mí. —el ojiazul habló, bajando ligeramente el ritmo de sus embestidas para hacer que su voz no temblara demasiado. —Tan lleno de mí.
El menor abrió su boca, gimiendo alto al sentir que Louis entraba y salía de él, una y otra vez golpeando su punto. Su vista borrosa al momento que el ojiazul sacó sus dedos acariciando su lengua y llevando saliva en ellos que luego chupó él mismo.
—D-Dame tu mano. —el cantante volvió a hablar. —Quiero que sientas esto.
Harry bajó una de sus manos, ya que ambas se mantenían pegadas en la piel cálida del otro. La mano de Louis lo tomo firme, llevando a que acariciara la piel de su abdomen hasta llegar a la parte baja donde el rizado sintió un bulto.
El bulto aparecía una vez Louis entraba con fuerza en él, y desaparecía cuando este se separaba para impulsarse una vez más.
Su cuerpo no podía soportarlo, su mano quieta ahí, su otra mano sosteniendo con fuerza la espalda del ojiazul; Louis acercándose a rozar sus labios con la piel de su cuello mientras dejaba varios besos, y finalmente cuando lo sintió succionar su piel con fuerza, supo que no podía aguantar más.
Louis sintió las uñas de Harry clavarse en su espalda, algo que lo hizo notar después que aquel se había corrido, pues tenía su semen entre sus cuerpos.
Harry arqueó ligeramente su espalda, sintiendo sus piernas temblar en el momento que dobló los dedos de sus pies tras dejar salir su esencia junto a un gemido fuerte que de seguro hizo reír al otro.
El semen de Louis se quedó atrapado en el condón que llevaba puesto. Después de haber llegado a su orgasmo, se siguió impulsando para follar al otro todavía más, sintiendo su respiración pesada.
—¿Te sientes bien? —preguntó el ojiazul, deteniendo sus movimientos luego de unos segundos.
—Te odio. —soltó en un hilo de voz que parecía más una respuesta audible tras un suspiró profundo.
Louis se separó un poco para mirarlo luego de sentir que el otro relajaba el tacto en su espalda, siendo más una caricia, al mismo tiempo que sus piernas caían de su cadera con cuidado mientras temblaba para dejarlas apoyadas en la cama.
Tenía una de sus manos apoyadas al lado de la cabeza del menor, y su otra mano la usó para acariciar el rostro ajeno donde caían lágrimas, con ojos cristalinos y cara enrojecida, labios hinchados.
—¿Eso significa que estás bien? —el otro asintió respirando hondo y dejando que sus lágrimas fueran limpiadas por él. —¿Por qué me odias?
—Me torturaste desde el principio… Siempre en el lugar correcto, maldito.
Louis solo pudo esbozar una sonrisa ladina, separándose por completo para salir de Harry.
Se puso de pie, mirando al otro con su abdomen sucio y el ojiazul notó lo mismo en su cuerpo. Quitó el condón de su miembro ligeramente erecto y le hizo un nudo para después botarlo en un bote de basura que estaba a un lado de la puerta de la habitación.
Regresó a la cama, donde Harry se encontraba respirando pesado, con sus manos cubriendo su rostro, intentando limpiar las lágrimas qué se acumulaban en sus ojos de vez en cuando.
Louis no dijo nada. Se limitó a subirse nuevamente sobre el rizado, metiéndose entre sus piernas y antes de recibir alguna protesta, fue directo a besar su pecho, chupando su piel, bajando hasta llegar a sus pezones que succionó a la par que escuchó un jadeo.
Las manos de Harry fueron al cabello del ojiazul, el cual tomó entre sus dedos, acariciándolo suave y delicadamente. Después suspiró al sentir la lengua caliente del ojiazul sobre su abdomen.
El sabor del rizado llenaba sus papilas gustativas, impregnando su boca de su sabor salado tan delicioso.
Luego, Louis se acercó a la boca del menor, lamió sus labios haciendo que el otro abriera su boca para introducir su lengua, besándolo fuerte.
Harry tomaba el cabello del ojiazul entre sus manos, arqueando su espalda a la par que sentía una de las manos contrarias queriendo tocar su trasero.
Louis se separó y miró los ojos contrarios. —No estoy satisfecho, para ser honesto… —bajó su mirada a los labios rojos e hinchados del otro. —Me gustaría follar tu boca.
Ante aquellas palabras con voz profunda y ronca, Harry se movió, haciendo que Louis quedara recostado en la cama. El rizado terminó sobre el ojiazul.
—¿Y qué esperas para follar mi boca? —preguntó acariciando su abdomen, sintiendo y mirando rastros de su propio semen, manchando sus dedos y lamiéndolos un poco, haciendo un gesto de satisfacción al observar al ojiazul bastante excitado con aquella imagen que le brindaba al estar probando su mismo sabor. —Soy muy bueno chupando pollas.
Louis soltó una risa ligera. —No te creo. Tienes más pinta de que te encanta recibir pollas en tu trasero.
—Ponme a prueba, bebé.
El otro se tensó al escuchar ese apodo.
Harry soltó una risa.
El castaño retomó su gesto serio y miró de reojo la mesita donde estaban los condones. —¿Quieres algún sabor?
—¿Tienes de sandía?
Louis se estiró un poco luego de asentir. —Aquí está. —dijo, mostrando un condón entre sus dedos que el rizado quiso tomar, pero lo alejó, abriéndolo él mismo para luego sacarlo. Esbozó una sonrisa. —Pónmelo con tu boca, cariño.
Harry lo miró con ojos brillosos, sintiéndose nuevamente excitado por las palabras y la imagen del otro. Abrió un poco sus labios y el condón fue depositado en su boca.
Al final, bajó un poco y miró la erección ajena, casi palpitando, como si no se hubiese corrido hace unos segundos. Colocó el condón con habilidad, ayudándose un poco con sus manos, y una vez estuvo puesto, comenzó a lamer un poco desde la base, sintiendo como el otro le tomaba todo su cabello en una coleta que sostuvo con un puño sobre su cabeza, pudiendo tomar el control, pero lo dejaba ir a su ritmo para admirar sus movimientos.
—¿Sabe bien? —Louis habló.
Harry lo miró. —Dulce.
El ojiazul tuvo que morder su labio inferior para no jadear cuando el otro chupo la punta de su erección. —Es sandía, amor, claro que es dulce… Como la misma azúcar.
El otro ya no dijo nada, solo se dedicó a lamer su extensión antes de prepararse por completo y empezar a meter aquello en su boca, chupando profundo y respirando fuerte por su nariz.
—¡Ah, Harry! —la voz del castaño alertó los sentidos del menor, queriendo tomar todo para volver a escucharlo.
Los jadeos no tardaron en escucharse fuerte al tener su respiración agitada. No podía mantenerse bien mientras sentía su orgasmo tan cerca otra vez, y mucho menos cuando sentía aquella lengua tocar cada rincón de su pene.
Harry se detuvo un poco, yendo lento. Louis respiró hondo por la boca, sintiendo lágrimas acumularse al lado de sus ojos.
—M-Mierda, Harry… —jadeó.
El rizado se separó, sacando todo de su boca, pero manteniendo un movimiento ligero con su mano. —¿Soy bueno o no? —preguntó con una voz ligeramente más espesa.
—Mucho… —suspiró mirando al otro volver a lamer pequeñas porciones de él, principalmente en la hinchada punta que pedía más estimulación para poder liberarse. —Podrías tomar una foto ahora.
Harry se mostró bastante confundido. —¿Una foto?
Louis asintió observando tintes rosados en las mejillas del otro. —Sería bueno, ¿no? Ahora esto es real, no tienes que inventar nada. Un video tuyo con tus piernas temblando, y otro con tu boca jodidamente llena.
—Y otro video tuyo gimiendo mi nombre.
—No. —negó sonriendo. —Eso lo haces tú cuando yo te follo.
El menor solo volvió a meter la erección ajena en su boca, tomándolo por completo desde la base, ahuecando sus mejillas y succionando fuerte mientras al final con la punta movió su lengua, logrando que el ojiazul se corriera.
—¡H-Harry!