Prólogo
Louis Tomlinson conoció a Harry Edward Styles cuando ambos tenían ocho años.
Su primer encuentro no fue bueno.
–Te ves como un presuntuoso –dijo Louis al castaño de ropa extraña. ¿Qué clase de idiota usaba ropa tan elegante en el parque?
Los raros ojos verdosos del chico raro lo miraban raro, como si Louis fuera el raro.
-Tú te ves pobre –dijo el chico con tono aristocrático, como si ser pobre fuera la peor clase de insulto.
Louis se sonrojó. Su familia era pobre, y Louis tenía suficiente edad para saber que ser pobre apestaba, pero no tenía suficiente edad como para no avergonzarse por ello.
Así fue como Louis se encontró enrojeciendo y tirando al otro niño al suelo. En su defensa, él tenía ocho años.
Es correcto decir que la ropa de lujo del chico ya no se veía muy elegante después de los quince minutos que pasaron rodando en el barro, pateando y gritando.
Finalmente, se cansaron y quedaron tirados en el barro, jadeando para conseguir aire y mirándose.
El pomposo rizado tenía barro en la nariz y Louis rió.
El chico lo miró furioso.
–¿Qué?
–Ahora pareces un chico normal –dijo Louis sonriendo–. Aunque pelees como una chica.
El niño le tiró una patada y se sentó. Miró a Louis por sobre su nariz fangosa y dijo:
–Los Styles han servido y luchado por el reino de Inglaterra desde el siglo XVI. Debes saber que aprendí esgrima a la edad de cinco años.
Louis parpadeó y se incorporó.
–¿Esgrima? Noticias de último momento: no estamos en el siglo XVI.
El niño abrió y cerró la boca e hizo una mueca.
Louis se rió de nuevo.
El presuntuoso rizado lo miró peor, su labio inferior temblando sospechosamente. Louis empezó a sentirse mal.
Su hermano mayor le echaría un discurso si se enteraba de que Louis había reducido a un niño al llanto.
Suspirando, Louis estiró su mano y dijo:
–Soy Louis.
El chico dudó antes de apretar la mano de Louis.
–Harry Edward Styles, Vizconde 1 de Exmouth.
Louis arrugó la nariz.
–Harry, entonces. ¿O prefieres Hazz?
El chico le dirigió una mirada escandalizada.
–Es Harry. Mi padre dice que sólo los plebeyos tienen apodos.
Louis se echó a reír.
–Eres tan raro, Hazz.
–¡Es Harry!
Fue el comienzo de una hermosa amistad.
Louis no sabría aún, que sería también el comienzo de la relación más confusa de su vida.