Parte 1
Derek caminó hacia la pequeña tienda de magia en la esquina de Main y First y se aceró en la puerta principal. Incluso allí afuera, podía oler las soplantes esencias de repeledores, hierbas y pociones, una combinación que usualmente lo hacía arrugar la nariz.
Ahora no lo hacía, y eso fue lo que lo hizo acerarse.
Empujó la puerta, una campana tintineando alegre mientras entraba en la tienda. “¿Amy?” llamó. “¿Dónde estás?”
“¡Atrás, papi!”
Reprimió un quejido. No quería hacer todo el camino hasta la parte trasera.
La tienda estaba completamente llena, con escaso espacio para que un hombre lobo adulto se mueva alrededor. Caminó hacia una estantería embutida con libros que apestaban a magia, luego chocó con otra estantería con viales de vidrio multicolor llenos de Dios sabe qué. Los viales tintineaban entre ellos ominosamente, y Derek se congeló, esperando asegurarse que ninguno se rompiera. Cuando no pasó, dejó salir un suspiro de alivio y lentamente hizo su camino hacia las hileras con hierbas de dulce aroma, las cuales siempre hacían picar su nariz.
“¿Cómo puedes siquiera encontrar algo aquí?” murmuró para sí mismo. “Este lugar es un desastre”
“Bien, porque necesita ser incomprensible para cualquiera excepto para mí” dijo una nueva voz.
Derek no saltó o gruñó o dio alguna indicación de haber sido sorprendido. En vez de eso, se giró despacio y subió una ceja. Allí. Ninguna sorpresa en absoluto.
Stiles, el dueño de la voz y la tienda, se cruzó de brazos y sonrió con suficiencia. Para ser humano, era molestamente perceptivo. También resultó ser el padre del mejor amigo de su hija, lo que significaba que Derek tenía que lidiar con él diariamente.
“Bien, bien. Oficial Hale. Un gusto verlo aquí”
Derek resistió las ganas de rodar los ojos, pero sólo un poco. “Estoy aquí para recoger a Amy. Gracias por cuidarla”
Stiles bufó y sacudió su mano. Sus largos dedos estaban tatuados en medio de cada nudillo, algunos tatuajes rodeaban sus dedos como anillos. “Siempre eres tan rígido respecto a eso. Ella ama a Jack, Jack la ama, lo mantiene ocupado por dos horas después de la escuela mientras estoy aquí y tú estás corriendo alrededor protegiendo la buena Beacon Hills de todo tipo de nefastos personajes. Estoy feliz de hacerlo. A demás, ¿Tienes idea de lo mucho que cuesta un buen servicio de niñera?” extendió mucho los brazos. “Te estoy ahorrando mucho de tu sueldo de oficial, mi amigo”
“Por lo cual te estoy eternamente agradecido” dijo Derek secamente. No habría escogido la sala de empleados de un tienda mágica como el lugar para dejar a su niña después de la escuela, pero Amy lo amaba y la sala en sí era segura de cualquier preocupación mágica particular. “¿Puedo tener de regreso a mi hija ahora o la has convertido en una salamandra acuática o algo?
Stiles puso una mano en su pecho y ahogo un grito, escandalizado. “Cómo te atreves a insinuar que Yo pueda hacer algo así, tú bárbaro. Todos saben que los niños lobo se convierten en ovejas. Es más divertido de ese modo.
Derek pudo ver la broma venir a una milla. “¿Porque es un lobo disfrazado de oveja?”
Stiles hizo un puchero. “Sabes, no es divertido cuando haces los chistes antes que yo”
“Tal vez eso sea un signo de que debes conseguir nuevos chistes”
“Tal vez es un signo de que estoy empezando a contagiarte” regresó Stiles.
Lo estaba, pero Derek nunca, jamás, en un millón de años lo admitiría. Stiles era irritante, molesto y demasiado inteligente para su propio bien. También tenía el hábito de ser estúpidamente lindo y meterse bajo la piel de Derek y quedarse ahí. Cada vez que estaban cerca del otro, Derek se sentía torpe y fuera de balance. Estaba bastante seguro que la única razón por la que no lo habían despedido era porque el Sheriff prefería ignorar aquello.
No le gustaba sentirse fuera de balance, pero Stiles parecía deleitarse puyándolo hasta que estaba allí.
“¿Mi hija?” repitió Derek. Lo más pronto que pudiese salir de ahí con Amy, mejor.
Stiles inclinó la cabeza hacia la parte trasera de la tienda. “Está ayudando a Jack a limpiar la sala. Estará aquí en un minuto” movió sus pestañas de manera coqueta. “¿Por qué?, uno pensaría que está tratando de escaquearse de mí, Oficial Hale”
“Gee, ¿Qué te da esa idea?”
“¡Oh, vamos!” Stiles fue detrás del mostrador y sacó una caja de zapatos llena de Dios sabe qué. “No soy tan malo”
No era malo, Derek lo sabía, si no nunca habría dejado a Amy quedarse con Stiles ni siquiera por un segundo. Pero aún así... “¿Qué estás haciendo ahora? ¿Pociones de amor, hechizos de buena suerte? Por favor, señor Stilinski, ¿ayúdeme a pasar mi examen de mañana?
La naturaleza juguetona desapareció, y los ojos dorados de Stiles refulgieron con fuego. Incluso pudo haber sido fuego literal; Derek no estaba ciento por ciento seguro. “Wow, parece que alguien no ha prestado atención a las leyes mágicas por los últimos cien años, porque los hechizos de amor son ilegales. Incluso si no lo fueran, yo nunca haría ningún hechizo que comprometa el consentimiento de alguien”
“No, pero puedes hacer hechizos para mantener a un hombre lobo en su lugar. Matar a alguien con un pensamiento. Quemar una familia viva con el chasquido de tus dedos” fulminó Derek con la mirada. “Cuando la línea entre lo que es magia ‘buena’ y lo que es magia ‘mala’ es tan delgada, ¿Cómo sabrás cuando la cruces?”
“Oh, ¿entonces la magia debería ser prohibida solo porque es una herramienta para que algunos la usen mal?” Stiles no retrocedió ni una pulgada. “¿Entonces supongo que piensas que los hombres lobo deberían ser catalogados como armas letales otra vez?”
Derek gruñó. “No es lo mismo, y lo sabes”
“Lo que encuentro interesante, oficial, es que tengas todo esto por decir acerca de la magia, y aún así dejas a tu hija conmigo cada tarde sin falta” Tamborileó sus dedos en el mostrador. “Mi única conclusión es que incluso si odias la magia, debes confiar en mí en algún nivel”
Derek aclaró su garganta y miró hacia otro lado. “A Amy le agrada Jack. Y mi jefe me dio una buena referencia tuya, por alguna incomprensible razón”
“Tu jefe es mi padre. Por supuesto que él va a dar buenas referencias de mí” Stiles sacó pequeños puñados de polvo y los vertió en una docena de viales acomodados en el mostrador. “Así que, vamos, Hale. ¿Qué es? ¿Odias la magia, o a mí?”
Ambos. Odio la magia, y odio lo que me estás haciendo. Derek se dio cuenta que tenía las manos en puño, y las metió en los bolsillos de su uniforme. No podía admitir nada de eso a Stiles, sin tener que admitir... otras cosas. Cosas que no quería aceptar ahora ni nunca.
Pasó por esto una vez. No volvería a hacerlo.
“¡Papi!” Amy vino corriendo de detrás de la tienda, ahorrándole a Derek el tener que responder. “Papi, ¿Quieres ver los libros que saqué de la biblioteca hoy?”
Derek se agachó y la alzó, abrazándola fuerte. Amy frotó su cara en su barba y su cuello, reemplazando el olor de la escuela y la tienda por el aroma de su propia pequeña manada. Derek olfateó su espalda, complacido. “Me encantaría ver los libros. ¿Cuántos tienes?”
“Como ocho" Los ojos verdes de Amy eran grandes ante el pensamiento de esa cantidad. “Será genial"
“Seguro que sí. Escoge uno para que leamos esta noche” dijo bajándola. “Y dí gracias al señor Stilinski por cuidarte”
Amy se giró e hizo una pequeña reverencia, sosteniendo delicadamente un lado de su falda rosada favorita. “Gracias por dejarme venir y jugar con Jack, señor Stiles”
Stiles inclinó su cabeza y creó una rosa roja del delgado aire. “Fue un placer, Señorita Hale. Por favor dale a saber a tu padre que también es bienvenido a jugar en cualquier momento”
“Él no puede” dijo Amy “Tiene que trabajar y mantener el peblo a salvo. Él es mejor que Batman”
Stiles rió suave, y sus ojos viajaron hacia Derek. “Bueno, ciertamente él tiene un mejor uniforme”
Derek sintió sus mejillas calentarse ante el escrutinio de Stiles, y tomó la mano de Amy.
“Vamos, peque. Vamos a casa para poder comer. Gracias otra vez, Stiles”
“¡Adiós!” dijo animada Amy, despidiéndose con la mano mientras Derek trataba, fuertemente, no arrastrarla fuera de la tienda.
Una vez fuera, Derek no se detuvo hasta que estuvo en su camioneta, aparcada a media cuadra de la tienda de magia. Tomó inhalaciones profundas de aire, agradecido por estar lejos del pesado aroma de la magia y aún más agradecido de estar lejos de la intrigante esencia de Stiles.
Amy trepó en la camioneta, balbuceando sobre los libros que había terminado la semana pasada y los libros que había escogido esta semana de la biblioteca. Luego se lanzó a contar una larga historia de cómo Joey Thompson dejó perder el conejo de la clase de la Señorita Delgado después de receso.
Derek dejó que las palabras lo lavaran, el sonido familiar de su constante recitación llenando la cabina de la camioneta y suavizando la tensión que había sentido desde que caminó dentro de la tienda para recogerla. Odiaba lidiar con magia, odiaba aún más el no odiar a Stiles, y esas dos emociones en disputa eran peor para él que el supuesto de no agradarle abiertamente Stiles.
“¿Y sabes dónde encontraron el conejo? ¡En la oficina de la directora Yukimura!”
Derek juntó los labios, luchando contra una sonrisa. Se preguntaba qué tendría que decir el padre de Kira sobre encontrar un conejo en su oficina. “No me digas”
“¡Uh-huh!” asintió Amy. “Sí, y después—”
La radio de Derek sonó. “Hale, ¿Estás ahí?”
Aparcó en un costado de la calle y agarró la radio. “Sí, Parrish, ¿Qué ocurre?”
“Tenemos un siete-o-siete-William por la Reserva”
“Mierda” murmuró, y luego le lanzó una mirada a Amy. “No repitas eso”
Amy hizo el gesto de cerrar con llave sus labios.
“¿Qué no repita qué?” preguntó Parrish.
“Tengo a Amy conmigo” explicó Derek. “La dejaré y me encontraré contigo en la Reserva en quince”
“Diez-cuatro. Nos vemos allí”
Derek acomodó la radio en su lugar y aparcó en el primer aparcamiento que pudo encontrar. Los códigos setecientos significaban crímenes sobrenaturales, y un 707W significaba reportes de magia ilegal, más como una bruja. Laura estaba fuera del pueblo hasta el Sábado, así que no podía dejar a Amy con ella, sus padres estaban en un evento en San Francisco y no regresarían hasta la noche, por temprano.
Eso dejaba sólo a una persona.
Derek mordió su labio para evitar maldecir en presencia de su hija de solo siete años, y regresó hacia la tienda de Stiles.
Stiles estaba cerrando cuando Derek apareció, mientras Jack saltaba alrededor de algunas hojas en la acera. Derek aparcó descuidadamente a un lado del destartalado Jeep de Stiles. “Quédate aquí un minuto” le ordenó a Amy, y saltó fuera del auto.
Sus ojos estaban abiertos y rodeados con miedo. “¿Papi?
Derek se apoyó en la cabina. “Hey, escucha. Todo va a estar bien. Tengo que regresar al trabajo, así que voy a ver si el señor Stiles puede cuidarte. Podrás jugar con Jack en la noche. Será divertido ¿Si?”
Amy asintió, sus ojos aún muy abiertos.
Bien. Todo estaría bien. Derek cerró la puerta y trotó hasta donde Stiles estaba en la acera y frunciendo el ceño hacia Derek. “¿Olvidaron algo, chicos?” preguntó.
Derek negó. “Recibí una llamada. Odio preguntar, pero —”
“Pon las cosas de Amy en el Jeep” dijo Stiles. “Puede quedarse en la noche, si es necesario”
“¿Pijamada?” preguntó Jack.
Stiles frotó una mano en el oscuro y alborotado cabello de su hijo. “Sí, peque. ¿Está bien por ti?”
Jack saltó. “¡Sí! ¿Podemos cenar nuggets de dinosaurio y macarrones con queso y ver La Tierra Antes Del Tiempo?”
“Sí, sí, y preguntale a Amy qué quiere ver ella” Stiles lo guió hacia el Jeep. “Sube al auto, amigo”
“¡Okay!” Jack corrió hacia el Jeep, gritando el nombre de Amy.
Derek pasó una mano por su cara. “Lo siento, odio ponerte en esta situación, pero —”
Stiles movió la mano restándole importancia. “Amigo, estás hablando con el hijo del sheriff. ¿Crees que no sé de qué va esto?”
“Gracias” dijo Derek, y lo sentía hasta en los huesos.
“¿Cuál es el código?” preguntó Stiles.
Se debatió por dos segundos antes de responder. A demás, Stiles probablemente podría llamar a su padre y descubrirlo de cualquier modo. “Siete-o-siete-William”
Stiles palideció. “Mierda”
“Sí”
“Hey” Stiles tomó su brazo, su rostro inusualmente serio. “Ten cuidado, ¿Si?”
La esencia de Stiles se cubrió con preocupación y un nuevo toque aromático de calma que Derek no reconoció. Por el periodo de un latido, se sintió como si el momento pesara, como si hubiera algo físico entre ellos. No era magia—o al menos, no olía como magia—sin embargo era casi tangible.
Stiles lo dejó ir, su boca torciéndose de nuevo en una sonrisa suficiente. “Odiaría que algo le pasara al oficial favorito de papá”
Falló completamente en fingir el tono desinteresado. Derek decidió que no era el momento para decírselo.
En cambio, asintió. “Gracias por llevarte a Amy. Te avisaré cuando pueda recogerla”
Stiles sonrió. “Ella es bienvenida a quedarse tanto como lo necesite”
Derek movió a Amy de la camioneta al Jeep de Stiles en tiempo récord y la besó en la frente. “Empezaremos ese libro mañana en la noche, ¿Sí, pequeña?”
Amy sorbió. “Sí”
Derek la abrazó fuerte. “Te amo”
“También te amo” dijo ella en su cuello, su voz sonó amortiguada.
Y después Derek dejó a su hija con un brujo para ir a enfrentar a otro brujo o bruja.