Confession
"Viernes, X de diciembre del año 20XX
Querida madre:
Tengo tiempo guardando este secreto, carcomiendome el cerebro en sí es correcto o no, tal vez cuando lo leas yo no estaré en casa, lo que te voy a decir por medio de esta carta es algo realmente difícil, pero satisfactorio para mí.
Empezaré desde el inicio, cuando apenas cursaba los primeros cinco años de inicial, mirando sentado bajo la sombra del gran árbol a los distintos niños moverse de lado a lado, nunca me gustó jugar a la pelota, siendo mi juego favorito peinar los cabellos suaves de las muñecas.
Nunca me gustaron los trajes formales, los smokies, ni los zapatos charol que me comprabas, amaba adornar mi cuerpo con un lindo vestido, usar tacones, aretes brillantes, tomar un labial resaltando mis labios en aquel color rojo carmesi, amaba lo sutil, lo rosa, amaba los colores y plasmarlas en una hoja blanca.
Amaba las películas de princesa porque en mi interior tenía el deseo de ser una, soñaba que en algún momento mi príncipe vendria y me salvaría.
Pero siempre tenía ese deje de duda si lo que planteaba en mi cabeza era correcto o no, si lo que hacia era normal o no.
Crecí, olvidando con el pasar de los años de aquellas dudas, ingrese a la escuela primaria, veía a los niños vestirse con pantalones, a las niñas con una linda falda y un bonito peinado.
Tenían unas lindas coletas, argollas colgando de sus orejas yo solo me quedaba en silencio, veía a los niños acercarse a ellas en las fiestas que organizaba el director.
Llegue a último año de primaria, en fiesta de promoción, mi pareja de baile llevaba un brillante vestido azul, un collar de perlas adornando su cuello, y esos zapatos plateado con tacones bajos.
Una belleza de vestuario que quería relucir en mi cuerpo ante todos.
El tiempo siguió su rumbo, pase de ser un adolescente en secundaria a volverme un joven universitario, nunca pensé en alguien porque tenía cierto debate en mi mente.
No, hasta cuando lo vi.
Más dudas volaron mi cerebro"¿Que es lo que estaba pasando?, ¿Porque no puedo dejar de pensar en aquel chico?" miles y miles de preguntas surgían y no tenía alguna respuesta clara.
Y fue así hasta que un día el se acercó a mí, su voz, melodiosa como él cantar de un ave, como si al ir al cielo hubieras sido recibido en un coro de ángeles celestiales.
No tenía idea que era aquel sentimiento, y porque mi corazón latía en desenfreno, como si de una carrera en el hipodromo tratase.
Pero eso no detuvo para que el se metiera en vida, empezando una amistad que duró años y años, con un secreto guardado en mi interior que ni yo mismo sabía que era.
Poco a poco me volví conocido en aquel centro de estudio, gracias a él, las invitaciones de distintas fiestas llenaba mi casillero al igual que mi celular.
Era alguien muy inseguro de mi mismo, pero aún así me animabas a ir a esas celebraciones.
"Anda hijo no seas descortés con tus amigos y ve a pasarla bien" fueron tus palabras que me alentaron y fui a vestirme con la ropa que me gustaba, la cual decías que jamás aceptarías.
Antes de salir de casa siempre me recordaba que tenía que traer a alguna chica a casa. Y esa era la cuestión, veía a las chicas, lindas y hermosas, pero no era lo que realmente quería, o lo que buscaba.
Tenía una fiesta a la que ir, y un conflicto interno aún por resolver.
Recuerdas la vez que me preguntaste "¿Como te fue en la fiesta?", pues te contestaré la verdad en este instante.
En cuanto llegue, tanto las mujeres como los hombres no quitaban su mirada sobre mi, me agradaba esa sensación, y yo apenas me había dado cuenta de aquello.
Las atenciones que me brindaban jamás tardaron, aunque en al principio siempre me negaba a bailar, poco después me soltaba y lo hacía, bailaba con las chicas quienes se apegaban a mi como si de un imán fuese, solo me dejaba llevar por el alcohol ingerido más la adrenalina del lugar que hacian de mi todo un ser desconocido.
Fue en ese momento que me di cuenta que me gustaba pegar mi espalda al torso de los hombres que bailaban conmigo, tomando mi cintura y con rudeza a pegarme a su anatomia, que me hablaran suave y ronco en el oído dejando besos en mi cuello después, y sobre todo, amaba ese tipo de miradas matadoras que me lanzaba aquel joven de cabellos azabache.
Jamás te lo conté, o te lo escribí.
Y lo único que escuchabas de mi fue un:"Estuvo bien".
Dos, tres o más de quince fueron las veces que salía y llegaba a casa con un "Estuvo bien". En ese lapso de meses en la que me iba de fiesta en fiesta,sin dejar los estudios por supuesto, me di cuenta de algo más, y fue algo realmente agradable confirmarlo.
Mamá, me gustan los chicos.
En especial uno.
Me gusta sus pectorales tersos, suaves, cuando los acaricio, me gustan sus fuertes brazos cuando cubren mi cuerpo del frío, me gustan sus manos, sobre todo en mi cintura, bailando, y en la noche, dentro de su habitación quemando mi cuerpo con cada toque de placer indescifrable haciéndome delirar en cada estocada, nunca pensé que su voz gruesa y ronca me gustara más cuando estábamos en la cama, el gimiendo en un tono grave mi nombre mientras lo cabalgo, golpeando mi trasero con fuerza sobre sus grandes y duros muslos, me gusta su espalda, porque en el dejo mi marca.
Y más que nada, amo sus labios, tomando los míos con fervor, con hambre, amo la manera en que de ellos salen un suave "te amo" una vez terminado de hacer el amor.
Me gusta Jeon Jungkook, mi mejor amigo, y yo le gustó a él.
Atte:
Park Jimin, tu hijo"
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Buenas, esta es mi primera vez en una app como lo es esta, debido a los problemas en la antigua plataforma, me eh mudado a esta red social.
Espero recibir apoyo tanto a este one shot como en las próximas obras que publicare y que al mismo tiempo les guste.
Cuídense mucho, les envío miles de besos en su piciosa carita 🥺❤️