🍼𝓔𝔁𝓽𝓻𝓪 𝟏🍼
— ¡Amor, ya llegué!— anuncia el pelinegro adentrándose a su cálido y amoroso hogar.
— Estoy en la sala, cielo.— responde su rubio a lo lejos.
Jungkook no pudo evitar esbozar una suave sonrisa al escuchar la dulce voz de su amado, después de un ardúo día en la empresa. Este deja su maletín en la mesa de la cocina, antes de caminar con pasos lentos hacia donde se encontraba Jimin. Al llegar al área, logró presenciar una escena que derritió por completo su corazón.
Su marido se encontraba sentado en uno de los largos sillones azul claro, mientras sostenía a una de sus bebés en brazos, la cual se adhería con esmero a uno de sus pezones levemente hinchados.
El pecho de Jungkook se inundaba de una sensación relajante, admirando la imágen tan íntima y paternal como la que veían sus ojos.
— Pero mira con las bellezas que me vengo a encontrar~.— canturrea Jungkook con cariño, acercándose a su esposo, quien lo volteo a ver con una gran sonrisa.
— ¿Todo bien en el trabajo, cariño?
— Algo estresante y agotador, pero ya todo está mejor estando aquí con ustedes.— dice sentándose junto a ambos.
El pelinegro roza su nariz levemente con la de su hombre antes de dejar una delicado y amoroso beso en sus rechonchos labios. Al alejarse segundos después, ambos posan sus ojos en la pequeña bebita de tres meses que aún tenía envuelta su pequeña boquita en el pecho del rubio, manteniendo sus ojitos cerrados.
— Mi preciosa Hee Sook~ Appa te extrañó todo el día~.— musita este mientras daba una leve caricia en la mejilla de esta. — ¿Llevas mucho tiempo alimetándola, bebé?
— Unos 15 minutos.
— ¿Mi otra nena ya se durmió?— pregunta Jungkook, viendo como la bebé comenzaba a despegarse del pezón del rubio, balbuceando de manera soñolienta, causando que sus padres la miraran con ternura.
— Sí. Luego que le dí de comer, se durmió casi al instante.
Jimin suelta un suspiro de alivio, para luego acomodarse nuevamente su camisa, haciendo el intento de llevar a su bebé al hombro para sacarle los gases, siendo detenido por Jeon.
— Déjame hacerlo, mi amor. Debes de tener un fuerte dolor en tus botoncitos, así que ve a bañarte en lo que yo la llevo a la cunita con su hermanita.— dice el pelinegro levantándose del sofá cargando a su hija y recostándola en su hombro, dando leves palmaditas en espalda.
— Pero tú vienes muy cansado del trabajo, Kook.— comienza a decir el rubio con voz conmovida.
— Nunca voy a estar muy cansado para ayudarte a tí o para dedicarle tiempo a nuestras princesas. Ustedes siempre serán primordiales para mí en todo.— el rubio sonríe ante las hermosas palabras de su esposo.— Y además, tú estás todo el día atendiéndolas, cielo. Deja que la lleve a dormir en lo que tú te tomas el tiempo para asearte.
Jimin suelta un suspiro de rendición antes de acercarse a Jungkook y dejar un casto beso en su mejilla y otro en la cabecita de su bebé.
— Fregaré unos cuantos platos y te veo en la habitación.— dice con sus ojos sonrientes.
— Perfecto. Ahora mi bella Hee Sook~.— dice con voz melosa, admirando a su bebé quien parecía haberse dormido.— Te voy a llevar a momir con tu hemanita~.— dice volteándose para empezar a subir las escaleras con cuidado.
Mientras Jimin terminaba de acomodar algunas cosas en la cocina, el pelinegro
recostaba con delicadeza a su pequeña niña en la cuna, justo al lado de su gemelita. Este solo sonreía al admirar con amor y adoración ante las preciosas hijas que tenía.
Ambas tenian una perfecta combinación de las facciones de sus padres, tal cual como lo había imaginado.
A pesar de ser completamente idénticas, las distinguía el lunar debajo del labio en Hee Sook, igual al de su padre Jugkook, mientras que Choo Hee tenía sus cachetes más abultados, parecidos a los de Jimin.
Resultaron ser más tranquilas de lo que esperaban. Una vez que salieron del hospital, fueron muy pocas las ocasiones que ambos se levantaron en la madrugada por fuertes lloriqueos. Solo bastaba que algunos de sus padres las apegaran a su pecho y les cantaran una canción de cuna. Sus niñas parecian amar sus voces.
Con apenas 3 meses de nacidas, se convirtieron en las bebitas más consentidas y mimadas que hayan existido. Sus abuelos venian a visitarlas casi todos los días y no podia faltar que trajeran consigo una montaña de regalos para ellas. Y qué decir del tío Tae. Más locura con sus lindas sobrinas, ya no podia sentir.
Jungkook acaricia las suaves mejillas de ambas antes de dejar un suave beso en la frente de cada una.
— Las amo con toda mi alma, mis princesas. Sueñen con hermosos angelitos.~ — susurra para ellas antes de cubrirlas con la pequeña mantita morada. Apaga la luz de la habitación y cierra la puerta para dirigirse a la suya.
Al entrar, se encuentra con un relajado rubio sentado frente a la coqueta, peinando su cabello un poco húmedo y vestiendo de una pijama de seda color blanca.
— ¿Todo bien con las nenas?— cuestiona Jimin mirando a su esposo quitarse la chaqueta y desabotonando los primeros botones de su camisa blanca.
— Excelente. Se quedaron bien dormidas.— dice mientras buscaba una pijama en una de las gavetas.— Iré a bañarme y... prométeme que cuando salga, nos acurrucaremos en la cama como tanto nos gusta.— sugiere ente mirando a su esposo con un pequeño puchero.
— Siempre dormimos de esa manera, cariño.— responde Jimin mirándolo con una sonrisa ladina.
El pelinegro le guiña un ojo antes de ingresar al baño.
El rubio solo ríe enternecido negando con su cabeza ante la tierna actitud de su marido.
Es curioso como seguía comportándose con el mismo amor hacia él después de tantos años juntos.
Luego de varios minutos en los que el pelinegro se dedicó a darse una larga y refrescante ducha, salió del cuarto de baño. Este solo vestía un largo pantalón de pijama, dejando al descubierto su abdomen bien trabajado, por el cual corrian varias gotas de agua. Secaba su cabello con una toalla mientras se preparaba para acomodarse junto a su Mochi.
Pero para su gran sorpresa, su esposo yacía parado frente al gran espejo de la habitación. Parecía perdido en sus pensamientos, sin su camisa de pijama y revelando su abdomen un poco hinchado, con pequeñas estrías a su alrededor.
Jungkook, curioso por saber que hacia su esposo, se acercó hasta quedar tras él, envolviendo sus musculosos brazos por su cintura y posando su mentón en su hombro derecho, donde dejó un casto y sonoro beso.
— ¿Ocurre algo, bebé?
Jimin sale de su ensoñación y mira a su marido con una leve sonrisa, a la vez que soltaba un pequeño suspiro.
— No, Kook. Es solo que... me dí cuenta que la crema que compré ha hecho su trabajo. Muchas de las estrías que tenía han ido desapareciendo. Aunque...— vei como lleva una de sus manitos a la cicatriz de su césarea.— .... creo que esta me acompañará toda la vida.
El pelinegro sonríe sin poder ocultarlo, antes de llevar una de sus manos en la misma marca, dando sutiles caricias, que solo acelereban el corazón del rubio.
— Y solo te añadirá más belleza de la que ya tienes, mi amor.— susurra en oído, haciendo reír de manera suave a su esposo.
— Solo lo dices porque eres mi marido.
— Claro que no, bebé.— Jungkook lo apresa más contra su cuerpo y lo mira directamente a través del espejo.— Lo digo porque es la verdad. Desde el día que te conocí cuando estábamos en la secundaria, he pensado de la misma manera: sin importar lo que peses, lo que te pongas o cómo luzcas, seguirás viéndote igual de precioso y delumbrante, muñeco.— susurra esto último dejando varios besos en el cuello de su chico.
— Extrañaba que me dijeras así.— dice el rubio mordiendo su labio, reteniendo la sonrisa que quería apoderarse de su rostro.
— Pues de ahora en adelante, lo volveré a añadir en la lista de los dulces apodos exclusivos para mi bello esposo~.— dice socarrón colocando sus manos en los costados de la pequeña cintura del rubio.
— Kook...¡Espera....! ¡A-mor!— chilla este entre risas, retorciéndose por las cosquillas contra el fuerte abdomen de Jeon.
En un rápido movimiento, Jungkook volteo el cuerpo de Jimin, atrapando los pomposos labios con los suyos en un anhelante contacto. Sus belfos se movían en perfecta sincronización, como si hubiesen sido hechos el uno para el otro. El de baja estatura acariciaba con suavidad las hebras oscuras de su hombre, a la vez que Jeon pasaba sus manos en la espalda expuesta.
La devoción y las emociones eran totalmente expresadas en cada roce de labios. Siempre se sentía como si se estuviesen dando el primero.
— ¿Qué hice para merecer a alguien tan maravilloso como tú, Kook?— cuaestiona el rubio sobre los labios del pelinegro.
— Eso mismo me pregunto yo todos los días en cuanto a tí, cariño.— responde este uniendo su frente con la del contratio.— ¿Pero sabes? Creo que... el destino así lo quiso. Que nos conociéramos tan jóvenes, que tuviésemos que pasar por tantas cosas, malas y buenas, y que después de todo, termináramos así: amándonos siendo imposible establecer un límite y teniendo a dos preciosas hijas, que son la prueba viviente del gran amor por el que tú y yo, luchamos por tantos años.
Jimin los mira con una sonrisa enternecida, sintiendo como una lágrima corrió por su mejilla, la cual fue apartada de inmediato por su esposo.
— Te amo, Jeon Jungkook. Lo hago como nunca pensé que amaría a alguien.
— Yo te amo mucho más, Jeon Jimin. Con todo lo que soy y puedo llegar a ser en esta vida.— musita con una sonrisa en sus labios, siendo imitado por el rubio.
Ambos permanecieron en un cómodo silencio varios minutos, envolviendo el cuerpo del otro con adoración y escuchando los fuertes latidos del otro, dejando que una aura de paz los abrumara por completo.
— Kookie, quiero que me hagas el amor.
Sale a decir el rubio, tomando por sorpresa a su esposo, quien lo miró atento.
— ¿Estás seguro, amor? Sabes que nunca me negaré ante tan maravillosa propuesta, pero no quiero lastimar tu herida de la cesá...
— Cielo, ya han pasado más de las 6 semanas que me dió el doctor para que sanara. No pasará nada.
Jeon lo mira por unos segundos antes sonreír de manera coqueta y agarrarlo de improvisto por la cintura, alzándolo de una manera que hizo que el rubio envolviera su cintura con sus piernas.
— Pues entonces, Park Jimin de Jeon, le informo que esta noche, le haré tocar las estrellas de la manera más celestial posible.— musita en su oído, provocándole risas juguetonas a su amado.
— Me encanta la idea, Kookie.
Y de esa manera, ambos se disolvieron en un fogoso y necesitado beso, demostrándose a través de genuinas caricias y la entrega de sus almas destinadas su amor eterno e inquebrantable.
Donde Jungkook se dedicó a besar, tocar, acariciar cada marca en el cuerpo de su hombre, en especial la que se encontrabe en la parte inferior de su abdomen.
Las cuales lejos de ser algo horrible o repugnante, solo eran una digna representación de las promesas y acciones de amor que derrochaba el hermoso matrimonio.
Sus princesas son y serán siempre lo más hermoso y preciado en sus vidas, porque nacer de un amor con lazos tan fuertes, no es algo que se ve todos los días.
˳; ❝ 💞👶🏻💞 ᵕ̈ ೫˚∗:
Bueno, pues aquí está el primer extra.💛 Espero que le haya gustado a las personas que quisieron leerlo.
Y a la lindura SilviaBlancas5 : Espero que te haya gustado este primer extra❤ Quiero agradecerte por haberte tomado el tiempo de haberle dado una oportunidad a mi primer proyecto en esta plataforma y dejarme saber tu humilde pensar. Espero que te haya gustado aunque sea un poquito.🥺
Pienso hacer uno más y ya empecé a trabajar en él.
En estos momentos, estoy pasando por muchas cosas que tienen mi mente hecha un desastre, y escribir me calma bastante. Así que, espero terminar de escribirlo y subirlo al primer momento que me desocupe.💙
Gracias por leer❣
Sᥱɾᥱᥒᑯɩρɩtყ🦋