Prólogo
JiMin corría fugazmente entre aquellas prohibidas y oscuras calles de Corea. Lo recién visto no ayudaba en absolutamente nada, ya que provocaba que sus piernas perdieran la fuerza y su corazón comenzara a bombear a mil por minuto. Entró a callejones, poco importándole si hubiese gente malandra o pandillas que comúnmente se juntaban a cierta hora. Raramente ninguna persona se daba pero los fuertes golpes entre los edificios a sus espaldas hacía que las ganas de orinar llegaran y cayera finalmente en desmayo para convertirse en su muerte completa.
Se atrevió a mirar a sus espaldas sin dejar de correr, donde inmediatamente sus ojos fantasiosamente saltaron de sus cuencas, notando que aquella recién conocida chica, de la cual, claramente se arrepentía, parecía volar en los aires, justamente en medio de los edificios por el camellón donde JiMin huía. Cuatro tentáculos, -o así podría llamarlos-, tomaban las paredes de los edificios para acercarse a JiMin, la escandalosa risa de la muchacha era tan malditamente escalofriante que los vellos de su cuerpo se erizaron, aumentando la velocidad.
— Vuelve, JiMinnie~
El mencionado dio la vuelta, dirigiéndose a lo que parecía ser una construcción, topándose con el concreto sin escapatoria alguna. Sus gritos de ayuda y desesperación eran en balde, porque nadie se encontraba en aquel lugar y sólo pudo escuchar por segunda vez la risa de la mujer, quien por cierto había llegado a sus espaldas. JiMin no quiso voltear, por lo que se quedó con ambas manos en la pared fría y rasposa, cerrando los ojos y comenzando a negar con la cabeza una y otra vez.
— Mío.
Murmuró la Ghoul, estirando una de sus kaguyas para enredarlo en el brazo del rubio, volteándolo bruscamente para azotarlo en la pared con la misma.
— Apetitoso y rico humano. Eres mío.
Se acercó, dispuesta a comérselo.
———— ♠ ————