Write a Review

𝙰𝚖𝚘𝚛と忠誠心(𝚂𝙵𝙳2) - 𝚝𝚊𝚎𝚐𝚒

CAPÍTULO 1

Seis meses más tarde.


Seokjin llegó a la sala de la brigada dos horas después de Yoongi y aun así, cinco minutos antes de su turno. Debido a su educación, no hacía mención a las tempranas o tardías horas, a las veces que Min simplemente no se iba, o a los sedimentos de café que estaba bebiendo. Él sólo se sentó con el enorme té de Starbucks que había pedido y suspiró.

Yoongi suprimió la necesidad de rodar los ojos.

─Buenos días.

─Buenos días ─dijo Seokjin, encendiendo su ordenador─. Oye, ¿quieres mi rosquilla? Es de cebolla, apuntaron mal mi orden.

Min inclinó la cabeza hasta que pudo ver alrededor del cubículo de paredes gris pálido, el escritorio de Seokjin frente al suyo.

─¿Otra vez? Es la tercera vez en esta semana. Deberías decir algo.

Seokjin se encogió de hombros y buscó en su mochila la bolsa de papel marrón.

─Están ocupados, no es gran cosa. Tengo que mantener mi figura de niña, tú sabes.

Yoongi cogió la bolsa y regresó a su montón de papeleo con un gruñido. Seokjin era transparente y pesaba alrededor de 75 kilos; tenía una bonita figura, aunque Yoongi decidió no mencionar eso.

─Seunghee quiere saber si puedes venir a cenar el viernes por la noche. Nick y Heather vendrán también.

Poder Heterosexual, la «favorita» de Yoongi. Lo más apropiado después de un tratamiento de conducta, pero encajada justo antes de la cena con su padre, en el comedor del hogar de ancianos.

─¿Oh, eso es este viernes? Hombre, esto apesta. Tengo una cita ─mintió Yoongi, despegando el papel de la rosquilla.

─Mmm-humm. ¿Por qué no lo traes? ─dijo Seokjin casi con dulzura, y Yoongi hizo una bola con el papel encerado para lanzarla sobre el divisorio entre los cubículos.

─Es tímido. Y no le gustan los héteros. ─Min habló con la boca llena para molestar a Seokjin, entonces se dio cuenta de que le molestaba a él también y se detuvo.

─¿Tienes citas con un fanático, Min? No parece tu estilo. Oh espera, salir con una persona... parece aún menos tu estilo.

Yoongi oyó el sonido familiar del teléfono celular de Seokjin al ser abierto y gimió por dentro. El timbre fue seguido por un susurro silencioso; luego, como era de esperar, sonó el teléfono de Yoongi.

─Oh, venga; es demasiado pronto para esto ─se quejaba Min, cogiendo la llamada─. Hey, Seunghee.

Le pareció oír un triunfante ¡ah! desde la puerta del cubículo de al lado, que fue ahogado por la alegre voz de Seunghee.

─Si tienes realmente una cita el viernes, debes traerlo ─dijo ella con la paciencia exagerada de una maestra de jardín de infancia─. Yo puedo fingir estar cautivada por los pechos de Heather, si eso ayuda a establecer un ambiente gay más amigable.

Muy a su pesar, Yoongi se echó a reír.

─Ella tiene excelentes pechos...

Seunghee se rio bajito.

─Incluso los hombres gay notan los senos, ¿por qué será?

─No lo sé. Voy a llamar al Consejo Gay y te lo haré saber.

─Bueno, me puedes contar los resultados el viernes.

─Seunghee...

Yoongi. No tendrás más remedio que venir cuando te diga quién es la cuarta pareja.

─Casi tengo miedo de preguntar.

─Hoseok y Hyebin vienen el fin de semana para visitar a los padres de ella, así que estarán aquí. Se supone que es una sorpresa para ti, pero estoy cambiando mi táctica porque estás siendo imposible. Así que trae vino y algunas cervezas, y hazme saber si tu cita es vegetariana.

Hoseok, su ex-compañero de habitación y su mejor amigo. El tipo por el que tuvo una antigua atracción romántica, ni recíproca, ni correspondida, pero intensa. ¡Por supuesto que él y su nueva esposa serían la cuarta pareja! Yoongi tenía ese tipo de suerte últimamente.

─Bien, entonces no puedo decir que no ─dijo Yoongi, fingiendo entusiasmo─. Estaré allí, y prometo fingir estar sorprendido.

─Estupendo; gracias Yoongi ─dijo Seunghee, sintiéndose claramente triunfante─. Tendremos sushi y tempura.

─¿Qué es lo que has dicho? ¿Filete y langosta?

─¿Es tu cita vegetariano?

─Eres graciosa, ¿lo sabías?

─¿Es tu cita real?

─Adiós, Seunghee. Tengo que irme ahora. Algunos de nosotros trabajamos para vivir. ─Ignoró su última pregunta e hizo sonidos de besos a través de la línea hasta que ella dijo algo grosero y colgó.

─Tu esposa maldice como un marinero ─le gritó a Seokjin.

─¿Es sexy, no?




Realmente, Yoongi no había tenido una cita desde hacía más de un año.

Y había pasado mucho más tiempo, desde que había tenido una segunda cita.

No contaba las mamadas en el baño de algún bar, sobre todo cuando ni siquiera se habían molestado en intercambiar nombres. Y él estaba bien con eso, en serio. No tenía costumbre de llevar a alguien al loft; al principio, había vivido con algunos novios, cuando aún pensaba acerca de tener una relación; también había vivido con varios compañeros de habitación, héteros, cuando las citas se volvieron un poco intensas para él. Conseguir el equilibrio entre el trabajo y un novio nunca fue su fuerte.

Después de haber vivido con Hoseok durante cinco años (estupendo compañero de habitación, gran amigo, recto como una tabla, y del que; por supuesto, se había enamorado), había renunciado también a tener compañeros de habitación. Estaba considerando adoptar un gato, porque, como él, generalmente parecían ser capaces de repartir afecto, para seguir luego su propio camino.

Hasta su último encuentro al azar de una noche se volvió raro; fue a Nueva York para una conferencia, un tipo agradable en un bar, buen sexo... y agotamiento emocional. Demonios, incluso se había mantenido en contacto con Jungkook, sin esperar nada más, pero sólo disfrutaba de su «felices para siempre» de forma ligeramente masoquista.

Lo cual no había sido una decisión inteligente; a pesar del encanto de Jungkook, y lo agradable que fue compartir todas las cosas sobre su novio; Jimin, los hijos de este, la renovación de la casa, y básicamente un completo plan de vida, Yoongi no podía comprender realmente esa existencia.

Se las arregló para ser un defensor de la vida y un depresivo al mismo tiempo.

Sus amigos no lo podían entender, y se lo decían todo el tiempo. ¡Eres tan lindo! ¡Eres tan guapo! ¡Eres demasiado bueno para estar tan solo! ¿Quieres conocer a mi hermano, vecino, primo, ex?

Seunghee era indiscutiblemente la peor. Después de que los jueces jodieran la encarcelación de Ingersoll, ella, en lugar de hacer las maletas para volver a casa, pareció tomar lo de «ser la esposa de un policía» como un voto sagrado.

Desaparecieron las llamadas telefónicas a Seokjin preguntando cuándo iría a casa; en cambio aparecía con la cena, el almuerzo o el desayuno y su paciencia no tenía límites. Además de darle un margen adicional de maniobra a Seokjin, decidió que Yoongi también necesitaba que le cuidaran, lo que convirtió en una nueva tarea para ella.

Él necesitaba un hombre, un novio apropiado, con trabajo y buenas intenciones, y una lista de otras cosas que pensaba que Yoongi merecía. Una larga lista. Llevar un tipo a la cena de la Camarilla era inadmisible; Seunghee era como una patada en el culo como cocinera, pero una interrogadora de primer orden, y para el momento en el que sirviera el postre, los tendría solicitando una unión civil.

Yoongi, amablemente, le había sugerido numerosas veces que considerara hacer carrera en el ámbito del cumplimiento de la ley, o tal vez de prestamista.

Mientras marcaba los números en la máquina expendedora, con los ojos fijos en una barra de Snickers, trataba de encontrar una buena excusa para cuando el viernes se presentara solo.

─¿Hey, Min? ─Se dio la vuelta al oír su nombre y vio a Heather Gómez corriendo por el pasillo en su dirección.

─Hola, Heather. ─Yoongi se inclinó para coger la barra de caramelo tratando de no pensar en la discusión con Seunghee acerca de sus pechos─. ¿Todo bien?

─Oh sí, todo está bien. Sólo que, tú sabes, miles de cosas por hacer y no hay horas suficientes. ─Ella sonrió, cambiando su maletín sobrecargado de una mano a la otra─. Me estaba preguntando si recibiste una llamada de Ed Kelly.

─¿Recientemente? No. ¿Está bien?

─Supongo que sí, no sonaba urgente ni nada. Dejó un mensaje para Nick. Pensé que tú estarías en la lista, también. ─Sonrió con tristeza, sus ojos mostraban simpatía tras las gafas cuadradas─. Un hombre agradable, sólo desearía que hubiéramos podido hacer más por él.

No fue la culpa de Heather, por supuesto. O de Nick. No fue la culpa de nadie, se decía Yoongi en mitad de la noche cuando no podía dormir. Nadie tenía la culpa, excepto Tripp Ingersoll.

─Tanto tú como yo. ─Yoongi abrió su Snickers y le ofreció un bocado, que ella negó con una sonrisa.

─No, gracias, tengo un vestido de novia en el que caber. ─El juicio había producido una bonita nota adicional, Nick finalmente bajó el culo y le propuso matrimonio a su novia, con la que llevaba siete años.

─Uff, te ves muy bien. ─«Particularmente tus senos». Gracias Heather, por preocuparte por Ed Kelly. Voy a comprobar mis mensajes.

Tuvieron algunos segundos más de conversación trivial. Heather mencionó la cena del viernes, y Yoongi arrastró su culo de vuelta a su escritorio con el Snickers entre los dientes.

Efectivamente, había un mensaje de voz de Ed Kelly en su móvil. Su voz aflautada sonaba tranquila y centrada; quería hablar con Yoongi sobre algo relacionado con el caso de Carmen, necesitaba un consejo. Acabó recitando su número de teléfono, que Yoongi se sabía de memoria. Escuchó tres veces, buscando una ligera señal, acerca de qué iba esto. ¿Tal vez por el caso civil? Unas pocas personas le habían alentado para demandar a Tripp Ingersoll por daños y perjuicios, pero Ed no estaba interesado. Había tenido suficiente de Ingersoll y de las salas de audiencias para toda su vida, dijo. Además, el dinero no le devolvería a Carmen o Della.

No había prestado atención a las ofertas de los presentadores de programas de entrevistas y pseudo-periodistas. Nunca estuvo interesado en sentarse con Katie Couric u Oprah. Hollywood consiguió la misma fría respuesta, la puerta cerrada de golpe. Ed era un hombre que no podía ser comprado.

Yoongi le dijo el número de la casa de Ed a una operadora, jugando ansioso con un lápiz sobre el escritorio. El contestador saltó después de unos pocos timbres, y Yoongi se mordió el labio.

─Hey Ed, soy Yoongi. Te devuelvo la llamada porque recibí tu mensaje. Llámame a mi móvil, ¿bien? Me aseguraré de cogerlo.

Colgó y contempló la pila interminable de expedientes sobre su escritorio. Más madres muertas, padres, hijos, hijas. Más familias sufriendo que nunca se recuperarían. El ciclo interminable de violencia que rodeaba a Yoongi cada hora de cada día.

A veces se preguntaba por qué demonios lo hacía.

Continue Reading Next Chapter

About Us

Inkitt is the world’s first reader-powered publisher, providing a platform to discover hidden talents and turn them into globally successful authors. Write captivating stories, read enchanting novels, and we’ll publish the books our readers love most on our sister app, GALATEA and other formats.