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ᴏsᴄᴜʀᴀ sᴜᴍɪsɪᴏ́ɴ ● ʏᴏᴏɴᴛᴀᴇ + ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ

ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴜ́ɴɪᴄᴏ

Dormir confundía sus nublados pensamientos. Pesados pasos saltaban las cortas escaleras y bajaban pisoteando el vestíbulo. Una voz profunda y susurrante. No la de Jungkook. Él estaba trabajando tarde en la oficina.

Joder. Alguien estaba en la casa.

Park Jimin se dobló en una posición sentada. Su pulso se aceleró, instantáneamente quitándole el sueño. La sábana cayó hacia su ingle. El frío enfrió su carne. La ansiedad envió adrenalina a su corazón. El frenético bombeo tenía la sangre zumbando en sus orejas. Escuchó. Intentando mantener su respiración lenta y superficial, y fallando. La manija de la puerta giró. No había tiempo de salir. No había tiempo de llamar por ayuda. Su teléfono estaba abajo. Si pudiera coger aire profundamente, gritaría. O podía simular dormir. Volvió a estirarse en la cama boca abajo. Cada músculo tenso. Sus palmas se cerraron en puños… Esperando... Escuchando. El sudor goteaba por el crecimiento del cabello.

La puerta se abrió. Los ojos de Jimin se ajustaron a la oscuridad. Había dos hombres en el umbral de su habitación. Uno llevaba una bolsa Adidas a un lado. Era más grande, más intimidante que el hombre más pequeño a su izquierda. Los hombres necesitarían encender la luz o esforzarse por ver en la oscura habitación. Si Jimin permanecía quieto, quienesquiera que fueran quizá no lo notaran en la cama y se irían. Sino, lucharía como el infierno.

El suelo chirrió cuando los intrusos se acercaron más. Otro crujido. Jimin podría luchar con uno. Era medía un poco más de un metro noventa y pesaba unos ochenta kilogramos. Pero encargarse de dos sería un reto. Esperó, listo para lanzarse hacia abajo porque quienquiera que estuviera en la habitación no estaba de espalda… estaban a los pies de la cama.

Podía sentir sus ojos perforando su espalda. La presión pesaba en su pecho y tenía un nudo en la garganta. Oh, joder. Oh, joder. Ellos se acercaron más. Sus ropas se rozaban, dándole pistas de donde estaban.

¿Luchar o escapar?

No había manera en el infierno de que escapara si ellos tomaban ventaja.

Jimin empezó a contar hasta tres mentalmente. Lo hizo a la una, embistió desde la cama y se giró hacia la primera sombra a la derecha. Adidas.

El puño de Jimin se fracturó contra la mandíbula del hombre. El dolor lo recorrió por todo el brazo,

vibrando a través de él.

—¡Joder! —El hombre gruñó y arremetió contra Jimin—. Quieres hacerlo divertido. —Pelearon, lucharon por la posición, pero fácilmente inmovilizaron a Jimin en la cama, quitando el aire de sus pulmones—. Sé que lo quieres duro, —susurró. Estaban pecho contra pecho. El suave algodón de la camiseta del hombre se rozaba contra los pezones de Jimin. La tela vaquera de sus jeans se rozaba contra su ingle cuando lo inmovilizó con su pesado muslo. Su caliente aliento abanicaba el rostro de Jimin.

Jimin jadeó, su pecho pesado mientras luchaba contra el agarre del hombre. Pero joder, era enorme, sólido y fuerte. — ¡Qué te jodan! Jodidos, salgan de mi casa antes de que llame a la policía.

El hombre de pie a los pies de la cama rió. El sonido una espeluznante premonición. —Somos agentes de la ley.

El hombre grande lo miró a la cara. —Vamos, Jimin. Rompe una regla. —Silbó bajo y amenazante—. Amaré castigarte.

Jimin no podía respirar. El miedo pasó por su columna y se quedó en sus intestinos. Esto era malo. Realmente malo. Adidas sabía su nombre.

—Aguántalo, —ordenó el otro hombre.

Unas manos agarraron toscamente sus brazos, los carnosos dedos enterrándose en sus bíceps.

Jimin golpeó. —Has cometido un error. —Se resistió, causando que las sábanas se deslizaran de la cama. Estaba desnudo... y expuesto. Y esto era una pesadilla.

—No hay error, pleaser9966.

El otro hombre, Bajo, conocía su perfil de chat. —Oh, Dios. ¿Quiénes sois?

—Dios trabaja, —el hombre bruto dijo cuándo tiró a Jimin sobre su estómago. Se subió a horcajadas sobre las caderas de Jimin, el bulto tras la bragueta de sus jeans montando la raja su culo. Adidas juntó las muñecas de Jimin tras su espalda.

Una cuerda raspaba su carne, girando apretadamente alrededor de sus muñecas y alzando sus antebrazos. Entonces Adidas hizo palanca y le dio la vuelta a Jimin.

Jimin atisbó la chispa de lujuria y poder en los ojos del hombre. Adidas agarró su mandíbula. Una mordaza en forma de bola se metió a presión en su boca, una correa se apretó para sostener la mordaza en su lugar. Una capucha negra de esclavo fue forzada en su cabeza, sumergiéndolo en la negrura. Cuando los lazos de detrás de la máscara estuvieron asegurados contra su cráneo, la dulce esencia del cuero asaltó sus sentidos. Finalmente, la anchura hendidura en el cuero para su boca fue cerrada con cremallera. La saliva se encharcó en el fondo de su garganta.

Intentó tragar, intentó respirar. Abriendo sus fosas nasales, absorbió aire a través de la única abertura en la cubierta de cuero.

Sin la habilidad de ver o hablar, y con sus brazos inmovilizados bajo él, había pocas posibilidades de escapar.

El pánico detuvo su respiración y llenó sus pensamientos.

¿Quiénes eran? Estaba empezando a tener una imagen clara de lo que ellos querían.

—¿Pensar esto te enciende? —El hombre acarició su flácida polla.

Jimin gimió e intentó apartarse del indeseado toque. Chatear no chantajear. Nunca había querido esto. La presión aumentó en sus ojos cerrados. Había jugado un papel, fantaseado, pero nunca habría engañado a Jungkook. Jungkook quizá no era un Dom, pero tenía todas las demás cualidades que Jimin quería en una pareja.

Hablar en un chat no era lo mismo que querer ser violado en su casa. Sí, había jugado en las salas de BDSM, pero nunca había dado información personal a un contacto. Jungkook le había advertido que los chats eran peligrosos. Le pidió que fuera cuidadoso. Y confió en que Jimin lo sería. Confió demasiado en Jimin.

La culpa giró en los intestinos de Jimin. No había sido completamente honesto con Jungkook. No le había dicho cuán profundamente se había envuelto. Jungkook no entendería el BDSM, no entendería las necesidades de Jimin de ser dominado. Pero no así, nunca sin Jungkook.

Unas tiras de cuero se apretaron en cada muslo y otro juego de tiras alrededor de cada tobillo. El tintineo de las cinches hizo eco en la ahora silenciosa habitación. Escalofríos pasaron por su columna. Los hombres respiraban pesadamente, atando a Jimin para sus necesidades sexuales, forzando la participación de Jimin.

¿No era esto lo que había dicho que quería en el chat? No físicamente, pero emocionalmente había estado engañando a Jungkook. Buscó sus necesidades mentales de otro, de un Dom sin cara, sin nombre del chat.

Y ahora el Dom estaba tomando lo que había declarado que era de él, allí en la cama que Jimin compartía con Jungkook.

Las emociones inundaron la garganta de Jimin. ¿Qué pensaría Jungkook si entraba en su habitación ahora? Jimin era el capricho de dos hombres extraños. Dos hombres que sin saberlo fueron atraídos a su casa con sus más oscuros deseos. Uno de los dedos de un hombre incitó su pezón. Jimin se rehusó a responder.

No quería esto... no podía querer el calor de la boca cubriendo su tetilla en un calor húmedo. Jimin lloriqueó y tiró su cabeza atrás contra el colchón. Una corriente de aliento se golpeó contra su carne. Se estremeció y encorvó.

—Eso es, pleaser. ¿Se siente bien, no?

—¡Sí! ¡Maldito!

—Esto se sentirá incluso mejor. —Pinzas de pezones apretaron sus pezones. El pecho de Jimin se contrajo con el pellizco de metal. La presión se intensificó, convirtiéndose en dolor cuando el hombre giró más la pinza apretando más los duros brotes.

—Exhala, —instruyó Adidas.

Cuando Jimin lo hizo, le dio un giro final. El dolor pasó rápidamente de su pezón a su polla. Sus pelotas se calentaron.

Jimin gimió arqueándose por el dolor mientras su polla se llenaba.

—Una puta del dolor. —Bajo acarició la polla de Jimin, deslizando la carne prieta por la dura longitud. Tiró de las pelotas de Jimin luego la sensación apretada de goma bajando por su eje.

Un segundo anillo de goma rodeó su escroto y pellizcó sus pelotas.

Un anillo de polla y un arnés. Ellos iban a evitar que se corriera.

Se estremeció imaginando el placentero dolor.

No, no soy una puta del dolor. Sí. Lo Soy.

—Tu Amo estará complacido. —La profunda voz perteneciente a Adidas, el hombre más grande, se deslizó por su carne expuesta como miel caliente.

Jimin no quería sentirse caliente. Una dicotomía de sensaciones surgió a través de su sistema. El miedo chocaba con la anticipación. La conciencia sexual luchaba contra la fidelidad.

No quería desear esto. Sin embargo, lo deseaba. Sólo quería que el hombre fuera Jungkook.

Pero otro hombre iba a ser su Amo esta noche. Más bien dos hombres. Sólo el otro individuo, Bajo, no parecía ser tan agresivo o dominante. Estando atado y amordazado, Jimin estaba indefenso. Ambos tenían el control sobre él. ¿Sería follado por ambos? Porque iban en serio con sus acciones. Adidas, con sus grandes y fuertes dedos, levantó y separó las piernas de Jimin. Jimin luchó para cerrarlas, pero en su confinamiento, no tenía poder para evitar que hiciera lo que deseara con el cuerpo de Jimin. Las caderas de Jimin giraron, exponiendo su agujero.

—Aguántalo, —Adidas le dijo a su compañero.

—No, —dijo el otro hombre convincentemente—. Él no será tocado o follado, sólo preparado.

Si no es para estos dos, ¿Para quién?

—Sólo una probada.

El colchón bajó cuando el otro hombre se sentó a horcajadas en la cabeza de Jimin. Agarró las piernas de Jimin por detrás de sus rodillas, y elevó aún más sus piernas.

—Maldición, tienes un bonito culo. —Los dedos determinados de Adidas acariciaron sus mejillas, deslizándolos por la suave carne de sus nalgas cuando las separó. Apretó y amoldó la carne de Jimin en sus palmas—. Un culo lo bastante bueno para comer.

Oh, joder. Suaves labios se cerraron contra su tierna carne y la lengua caliente y rígida del hombre se clavó dentro del fruncido agujero de Jimin. Se derritió, su culo agarrándose a la lengua mojada y juguetona. Gimió, odiando su respuesta, pero no tenía poder para parar la sangre que llenaba su eje. Cubría sus pelotas apretadas. El pre semen se derramaba de la ranura de la cabeza de su polla.

Adidas lamió su fruncido agujero, haciendo círculos en la entrada, luego la lengua folló su agujero. Jimin gimió y tiró su cabeza contra la cama. Sus brazos estaban entumecidos, pero su cuerpo estaba vivo con sensaciones prohibidas. Toques que él sólo había imaginado, fantaseado. El hombre pellizcó su culo, mordiendo lo bastante fuerte para que se sintiera bien, después lo lamió desde su abertura hasta sus pelotas. La feroz lamida hasta su hinchado escroto casi lo hace orbitar.

—Suficiente. Tengo algo especial para pleaser.

Y tan rápido como empezó, acabó. Jimin inhaló aire fuertemente. Y cuando exhaló lentamente, algo se pinchó contra su abertura. Antes de que pudiera abrazar o resistirse a la invasión, un largo tapón se clavó profundamente dentro de su conducto.

Bendita jodida. Su cuerpo tembló con la invasión. Sudor cayendo por su columna. Estaba estirado, lleno... sobre-estimulado. Estaba en total y completa sumisión. Justo lo que pidió en el chat.

—Extiende tus piernas.

Jimin se rehusó. Un látigo estalló antes de que Jimin sintiera la picadura del chasquido en su pecho. Dolor, el dolor que se sentía tan bien como dolía, rasgó a través del músculo. Calor pasó por debajo de su piel.

—Separa tus piernas, —repitió Adidas.

Jimin obedeció. Adidas ayudó a Jimin a arrodillarse en la cama con sus muslos extendidos. El metal tintineó cuando una cadena serpenteó a través de las restricciones de sus tobillos.

Jimin luchó por respirar en la caliente capucha de cuero. Intentó discernir qué estaba pasando a su alrededor. Bajo tenía el látigo.

Su fuerte respiración llenó la habitación. Adidas estaba en la cama con él cuando sujetó una extendida barra a las correas de sus muslos.

—Dios, eres caliente. —Adidas envolvió sus dedos alrededor de la polla de Jimin—. Si fueras mío, tendría ese culo al aire. Machacaría mi polla dentro de ese apretado y pequeño agujero y te follaría hasta que no pudieras caminar.

Jimin gimoteó.

—¿Me lo permitirías?

Jimin sacudió su cabeza. —No.

—Si fueras mi esclavo, no tendrías opción. Te alimentaría con mi polla cada vez que tuvieras hambre. —Bajó su voz—. E incluso cuando no tuvieras. —Adidas exploró la longitud del eje de Jimin, dando presión firme en la palpitante vena que pasaba por la parte inferior de su eje. Jimin se estremeció cuando Adidas pellizcó la cabeza y extendió sus jugos. Los dedos dejaron su congestionada polla y Jimin exhaló.

Adidas besó sus labios. —Sabes tan bien como pareces. — Lamió sus fluidos de sus dedos. Jimin no debería estar excitado, pero lo estaba. Otra traición a su amante.

La puerta principal se abrió y cerró. Mierda. Tenía que ser Jungkook. El pánico llenó su corazón. Su pulso se aceleró. Sacudió su cabeza violentamente, gruñendo en un intento de alertar a Jungkook.

¿Qué si le hacían a Jungkook lo que habían planeado para él? Su estómago se revolvió.

—En tus rodillas, en medio del suelo, —dijo Bajo.

—Tu Amo está aquí. —La ominosa voz de Adidas estaba cerca de su oreja—. Si te permite hablar, no hablarás directamente a tu Maestro o serás castigado. ¿Te gusta la picadura del látigo?

Jimin se rehusó a contestar.

—Aprenderás a ser un sumiso mejor, pleaser.

Jimin gruñó.

Adidas tocó el verdugón causado por el látigo en los músculos pectorales de Jimin. —Esto era una alerta. Una broma. —Arrastró las palabras—. Contestarás sólo cuando te hablen y me hablarás sólo a mí. —Pasó un dedo por los temblorosos abdominales de Jimin—. Si no haces lo que se te dice, serás castigado. —Esos palpitantes dedos llegaron a su ingle, acercándose lentamente a su dolorida polla—. Si fallas en complacer... —Presionó contra la ranura de la polla de Jimin con el pulgar—. Serás castigado. —Movió la pinza de pezón. Fuego pasó por el pecho de Jimin. Gimoteó, deleitándose en la sensación—. Ahora, irás al suelo.

Jimin asintió, pero no podía moverse.

Algo o alguien apartó la atención de Adidas de Jimin. Se apartó lentamente de su estómago. —Está listo para ti.

El suelo crujió. Jimin tragó, pero su boca estaba seca. Esto no era sumisión sino coacción. Tomaría el castigo antes que traicionar a Jungkook. Cometió un atroz error. En no confiar en Jungkook, en no confiar en su amor. Su necesidad de someterse, de complacer... profanando su casa y su cama.

Jimin respiró dificultosamente. Los momentos pasaban y su ansiedad crecía. La adrenalina quemó por su sangre. Su pulso se aceleró, su polla latía con fuerza y las agudas esencias y sonidos a su alrededor tejieron un intoxicante hechizo.

Sonido de ropa. El sonido de un cinturón desabrochándose.

Tela susurrando. Entonces el Amo se acercó. Una mano firme en su cabeza. Jimin se sacudió lejos del toque.

El látigo golpeó, infligiendo un cortante aguijón de dolor en su espalda. Su cuerpo parecía determinado a buscar placer, ya fuera del castigo o de la sumisión. Se estremeció con expectación, deseando lo desconocido, incluso con un profundo miedo. Una inquieta aceptación de sus deseos. La traición final del hombre que amaba. La decisión ya no era suya. Su cuerpo accedió con sus respuestas.

La mano en su cabeza dejó de lado el cuero, deslizándose a los lazos de detrás del cráneo de Jimin. El extraño agarró las tiras de cuero y un montón de cabello y tiró su cabeza atrás. Un tirón de la cremallera lentamente reveló su boca. Gotas húmedas en su labio superior. Inhaló bruscamente cuando el aire frío acarició sus extendidos labios. Intentó tragar alrededor de la mordaza de bola.

Una caliente y húmeda lengua lamió suavemente sus labios, llevándose las saladas gotas de sudor. Jimin gimió por el erótico beso. La polla del hombre golpeó contra su esternón, pinchándole cuando el agarre se apretó en los lazos y en su cabello.

Dedos acariciaron sus duros pezones. Adidas, Bajo, o el Amo, no lo sabía. ¿Qué importaba?

—Tu Amo quiere besarte, —dijo Adidas—. Su polla está dura, enorme y deseando entrar en tu boca. Se la está acariciando mientras te mira.

Alguien tocó la palpitante punta de su polla. Jimin se estremeció. Con las tiras alrededor de su eje y pelotas, su polla estaba más dura de lo que había estado nunca. Sin embargo, sólo porque estuviera duro y cachondo, no significaba que se inclinaría ante Bajo, Adidas y el Amo si no lo tuvieran atado y sumiso. No lo estaría... si tuviera elección.

No lo estaría. Sacudió su cabeza. No lo estaría. No estaba listo para engañar a Jungkook. La fantasía chocó con la realidad.

Jungkook era real.

—Te ves hambriento, pleaser.

Las correas de la mordaza se aflojaron y la bola se deslizó de su boca. Jimin apretó su boca y tragó algunas veces. Sus entumecidos labios empezaron a cosquillear. —Cuidado con lo que pones en mi boca, Adidas. No lo tendrás de vuelta. —Masticó, indicando que mordería cualquier cosa con la que intentaran alimentarlo, polla, lengua o cualquier otra cosa.

—¿Adidas?

—Tú llevabas la bolsa y Bajo usaba el látigo.

Una risa ondeó por su piel... una risa familiar. La confusión nublaba sus pensamientos y una horrible sensación llenó su pecho.

—¿Jungkook?

El látigo estalló, cortando la carne de su espalda.

—No te dirijas a tu Amo.

¿La agitada voz de Adidas confirmaba su sospecha? ¿Había Jungkook planeado ese encuentro? —¿Por qué?

El látigo golpeó otra vez. Jimin se preparó para la picadura.

El castigo valía la pena por la información.

—Shhh, —vino el seguro susurro.

Estremecimientos recorrieron su piel. La sensación de las manos de Jungkook en sus hombros hacía que el calor fuera a su eje.

El miedo repentinamente se convirtió en aceptación. Esta noche no preguntaría el cómo o el por qué. Que Jungkook hubiera conspirado y planeado esta oscura sumisión con dos Dom revelaba más de lo que ninguna palabra podría. Lágrimas quemaron en sus ojos cerrados. Jimin bajó su cabeza y esperó instrucciones.

…………

Jungkook miró a su amante, desnudo, de rodillas. Cuerdas atadas en sus brazos apretadamente detrás de su espalda. La cuerda dañando su carne, rozando sus desnudas muñecas. Un pie de cadena extendida ente sus tobillos y una barra mantenía sus muslos separados. Jimin tenía necesidades que Jungkook no había entendido. Todavía no sabía ni las entendía. Pero estaba determinado a intentarlo.

—Si esto es lo que deseas, —el hombre a quien Jimin había llamado Adidas susurró a Jungkook—. Luego tienes que poseerlo. ¿Viéndolo de rodillas, esperando una polla te pone caliente? ¿Encuentras placer al controlar un encuentro sexual? — En el club BDSM, era llamado Amo Taehyung. Su compañero, Bajo, era llamado Amo Yoongi—. Míralo. Míralo de verdad. ¿Encuentras placer en esa posición, de la sumisión? —Taehyung pasó sus dedos a través del oscuro cabello y sus dorados ojos brillaron con anormal travesura—. Es hermoso.

—Es mío.

—No lo será si no puedes ser el Dom que necesita. Su placer es tu responsabilidad. Pero tienes que darle lo que necesita sin humillación o degradación.

Jungkook dispuso y pagó una pequeña fortuna por instrucciones privadas. Los propietarios del Club Chrome no venían fácilmente ni eran baratos. Por Jimin, no eran lo bastante caros. —No sé cómo. —Apartó su vista de Jimin y encontró la mirada de Taehyung—. Enséñame. —Ellos controlaban una escena y esta noche no era sólo la sumisión de Jimin. Con la guía del Amo Taehyung y el Amo Yoongi, Jungkook sería el Dom que Jimin necesitaba.

—No hay lugar para la indecisión. Ya sabes lo que le gusta. Ahora lo llevaremos al siguiente nivel.

—Sí. —¿Jimin los querría a los tres? Jungkook se enderezó. La decisión no era de Jimin. Jungkook y Jimin nunca habían invitado a otro hombre a su cama, pero esta noche redefiniría quiénes eran como pareja. Se habían reprimido suficiente tiempo.

Jungkook empuñó su polla. Sangre hinchó su polla. Quería esto para Jimin... y para sí mismo.

Taehyung se puso junto a Jimin. —Tu Amo quiere que chupes su polla.

Jungkook envolvió sus dedos alrededor de la base, se acercó a Jimin y pintó su boca con la crema que goteaba de la ranura de la cabeza de su polla. Los fluidos brillaron en los labios de Jimin. La lengua de Jimin flotó sobre su labio superior, probando sus secreciones. —Más, —suplicó.

Detrás de él, el Amo Yoongi empuñó su látigo administrando un golpe preciso. La cola golpeó contra la carne de Jimin. Él se estremeció, pero gimoteó. El mismo sonido gutural que hacía cuando Jungkook lo follaba duro y rudo.

A Jimin le gustaba el dolor.

Jungkook no sabía qué pensar de eso, excepto que sabía que debería ser él quien empuñara el látigo, dándole placer a Jimin.

La pregunta era, ¿podría infligir verdadero dolor a su amante?

Una roja marca floreció en la bronceada carne de Jimin. El músculo y el tendón ondearon. Jimin se tensó, pero entonces pareció derretirse en la sensación.

—Otro, —le dijo a Yoongi—. Esta noche entenderá que ahora su placer me incumbe a mí.

Fluidos salían de la ranura de Jimin. La cabeza de champiñón oscurecido con profundo púrpura y las venas que tejían la longitud salían con pulsante sangre. La polla de Jimin estaba viva y hermosa.

Yoongi ondeó el látigo de nuevo. Jimin gimió y Jungkook metió su polla en la boca abierta. Cogió su encapuchada cabeza y empujó más profundo. Jimin hizo girar su lengua alrededor de la longitud, cerró sus labios y chupó. Jungkook gimió, calor golpeando su longitud, y follando la boca de Jimin. Este era su hombre, su amante y le daría cualquier cosa que necesitara.

Incluso aprendería a infligir dolor.

Jungkook estaba descubriendo que también necesitaba algo.

Siempre había estado encima de Jimin, controlando sus actividades en el dormitorio. Nunca se dio cuenta de que había una palabra para sus necesidades, Dom.

Revoloteos y giros en los intestinos de Jungkook. Guió su eje dentro y fuera del húmedo calor de la boca de Jimin, la corona se apoyó contra su lengua. Jimin deslizó sus labios arriba y debajo de la longitud, tomando tanto como Jungkook le diera. Músculos y tendones se tensaban en el cuello de Jimin cuando echaba su cabeza atrás y tragaba más del grosor sólido de su longitud. Jungkook metió su polla profundamente dentro de la boca de Jimin cuando el placer fue a sus pelotas. —Dios, te sientes bien. Demasiado bien.

Sacó la polla de la boca de Jimin cuando dio un paso atrás.

Paró su orgasmo, evitando culminar de modo que pudiera disfrutar más de la fantasía de Jimin.

Jimin lamió sus labios y sonrió. Jungkook quería caer de rodillas, besarlo sin sentido, y profesarle su amor. Lo haría más tarde.

—Necesita más, —Jungkook le dijo a Taehyung—. Disfrutaría observar cómo chupa tu polla. —Se giró hacia Yoongi—. Y la tuya también.

Yoongi sacudió su cabeza. —Miraré.

Taehyung rió entre dientes. —Pleaser no está listo para Yoongi. Otra noche quizá. —Taehyung se bajó la cremallera de sus jeans negros, abrió la bragueta y empujó la tela vaquera por debajo de sus caderas. Su polla era enorme, larga, gruesa, oscura y rodeada de negro vello mullido. La rojiza corona mojada era grande con una profunda ranura. Un fluido continuo de pre semen salía del agujero.

—En la cama, —Jungkook le dijo a Taehyung. Este era su escenario ahora. A partir de esta noche, Jimin sería su sum.

—Mi placer. —El Amo Taehyung sonrió. Ayudaron a Jimin a levantarse. Sus piernas temblaban bajo su peso. Su polla chorreaba crema, todavía no podía culminar con la tira alrededor de su eje y pelotas. Rojos verdugones estropeaban su carne donde sintió el aguijón del látigo de Yoongi. Jungkook empezaba a atisbar la euforia.

Jungkook colocó sus manos en las caderas de Jimin. Inclinó su boca sobre la de Jimin deslizando su lengua pasando sus labios y dientes, dentro del decadente calor. Gimió cuando la lengua de

Jimin buscó la suya, dura y demandante. La esencia del cuero y hombre intensificó la lujuria de Jungkook. Dios, Jimin era tan jodidamente caliente. Los sentimientos en ese beso se filtraron a su alma. Giró su cabeza y profundizó más el beso, saboreando más y pidiendo más.

Jungkook rompió el beso cuando Taehyung se posicionó detrás de Jimin. Una mano encima de sus abdominales mientras intensificaba su abrazo y otra alrededor de la nuca de Jungkook.

Movió los labios de Jungkook a los suyos. Jungkook gimió, empujando su pelvis en Jimin y se hundió en la poderosamente e intoxicante boca de Taehyung.

Jimin lamió su cuello y gimoteó. Yoongi ondeó el látigo sin golpear.

Taehyung se apartó. —Yoongi es muy duro. —Miró por encima de su hombro—. Pero eso es lo que más amo de él.

Yoongi acarició el mango del látigo, ojos llenos de lujuria cuando miró al Amo Taehyung. —Pero no me permitirá follarlo.

Taehyung levantó una ceja. —Trabajamos mejor con un sum entre nosotros.

Jungkook envolvió sus dedos en la polla de Jimin. —Este es mío.

Gimió y empujó en el puño de Jungkook, la púrpura cabeza sobresaliendo a través del círculo de sus apretados dedos.

—Está intentando ser bueno, pero pleaser necesita más atención.

Jungkook y Taehyung fácilmente movieron a Kyle y lo colocaron en la cama. Estirado bocabajo, con el culo al aire, de rodillas, tenía su cara presionada contra el colchón. Gritó. Un tapón negro extendía su culo. Jungkook gentilmente giró el tapón. Jimin gimió.

Sus muslos se tensaron y su frente se presionó contra el colchón.

—Su culo es mío, —dijo Jungkook.

—Por favor, tómalo. —Jimin se meció atrás, suplicando más con su cuerpo.

El Amo Yoongi, golpeó hábilmente con su látigo, golpeando de nuevo. Jungkook se sobresaltó con el impacto de la cola contra la piel de Jimin. El rubor de color en la carne de Jimin envió calor a Jungkook. El poderoso golpe era lanzado con control. Jungkook quería ese control. Un día. Pero no ahora. Heriría a Jimin. Esta noche seguiría al Amo Taehyung y al Amo Yoongi en el juego del dolor... pero no el placer sexual. Sabía exactamente cómo llevar su polla dentro del culo de Jimin, cómo hacer que se sintiera bien.

Jungkook agarró el borde del tapón. Girándolo y girándolo, metió y sacó la parte más grande en el flojo agujero de Jimin. El tapón de goma picaba su suave y fruncido agujero extendido.

Humedad brillaba alrededor de su agujero rosa. Jimin jadeó, acercándose a Jungkook, desesperado por más. La misma desesperación quemaba dentro de Jungkook. Rápidamente quitó la cadena entre los tobillos de Jimin.

Agarrando la tela amarrada, Jungkook volteó a Jimin sobre su espalda. Cuando iba a pedir lubricante, Yoongi le pasó la botella. Colocó una silla en el borde de la cama, dándole una ilimitada vista del culo de Jimin y su cara. Yoongi deseando ver a Taehyung follar la boca de Jimin y a Jungkook follar su culo.

Derramando gel en sus dedos, Jungkook alcanzó entre las mejillas de Jimin y fácilmente deslizó dos dedos en el extendido agujero. Bombeó unas cuantas veces, encorvando sus dedos y rozando la próstata de Jimin.

—Por favor, no puedo correrme. —Las tiras alrededor de su eje y escroto apretaban su dura polla y las hinchadas pelotas.

—¿Duele?

Jimin apretó su mandíbula y siseó a través de sus apretados dientes. —Sí, duele tan jodidamente bien.

Jungkook sacó sus dedos de Jimin y frotó gel transparente sobre su eje. Agarrando la gruesa barra, hizo palanca en las caderas de Jimin, alineando su polla con la abertura de Jimin, y empujó pasando el anillo. En la larga, lenta y decadente hundida, deslizó su desnuda polla dentro del culo de Jimin. Este era su amante, su compañero, y confiaba en él, confiaba bastante para creer que nunca se alejaría más que en un chat.

Jimin gimoteó y se arqueó para darle a Jungkook una penetración más profunda. Jungkook se detuvo, permitiendo que

Jimin aceptara la invasión. Caliente tejido interior masajeó el eje de Jungkook.

El Amo Taehyung saltó en la cama y se sentó a horcajadas en Jimin, sus muslos flanqueando la cabeza de Jimin. Le dio un golpecito con la cabeza de su polla a los labios de Jimin, dejando un brillante rastro de fluidos. —Muéstrame por qué te llamaste a ti mismo pleaser.

Jimin abrió su boca, y Taehyung lo alimentó con ocho pulgadas de gruesa, sólida y goteante polla. Taehyung se elevó con sus rodillas, inclinándose adelante y colocó sus manos en la cama encima de la cabeza de Jimin. Apoyó su parte superior en sus extendidos brazos y folló la boca de Jimin mientras él aporreaba su culo. Jimin se la chupó y se la tragó, pero los sensuales gemidos que salían de su garganta decían cuánto amaba ser asaltado por una polla en su boca y la polla de Jungkook bombeando dentro de su recto.

El eje de Jungkook se deslizó profundo, entonces retrocedió hasta que sólo la corona permaneció dentro de Jimin. Luego golpeó de nuevo. Y otra vez. La polla de Jimin se balanceó con el ritmo y la fuerza de las estocadas de Jungkook. Sus abdominales ondeaban bajo la presión. Un brillo de sudor se deslizó por su bronceado pecho. Pinzas pellizcando sus rojos pezones. Jungkook sólo podía imaginar la intensidad del dolor. Hizo pequeños círculos alrededor del oscuro disco, luego agarró la apretada punta.

Los músculos anales de Jimin se apretaron duro en la polla de Jungkook, y se inclinó en la cama con la contorsión de sus brazos inmovilizados bajo su espalda. La esencia del sueño, cuero y hombre perfumaban el aire. La embriagadora experiencia no era como nada que Jungkook hubiera imaginado alguna vez.

El culo de Taehyung se apretó mientras su polla follaba la boca de Jimin. Saliva encharcaba la boca de Jungkook. Tragó, la visión de su amante y el poderoso Dom lo enviaron sobre el borde.

—No quiero correrme, —dijo ásperamente, gruñendo con cada embestida dentro de Jimin—. No todavía. —Apretó su mandíbula para evitar la liberación.

El Amo Yoongi gruñó desde la izquierda. Se levantó, se dirigió a la cama y se arrodilló en el colchón. El deseo volvió sus ojos azules tormentosos. Sus llenos labios en un gruñido. Con la polla en su mano, se acariciaba duro y rápido. Tres bombeos y con un grito, se corrió. Chorros de lechoso semen salieron de su ranura y salpicaron el estómago de Jimin y el culo de Taehyung.

—Joder. —Cada músculo fuerte de Taehyung se estrechó. Sus facciones se endurecieron. La tensión tensó las duras líneas de su torso y sus brazos temblaron visiblemente—. Tómalo todo, —le ordenó a Jimin.

Jimin se sacudió y se tiró a la cama. Su polla oscureciéndose en profundo púrpura. Sus pelotas tensas en el anillo de polla que las mantenía prisioneras. El Amo Yoongi se inclinó sobre su regazo, rompió la goma y tomó la polla de Jimin en su boca. Yoongi gimió mientras chupaba y tragaba.

Jimin rugió cuando su orgasmo rasgó a través de su cuerpo.

Su anilló se cerró sobre Jungkook y se sacudió, embistiendo su polla dentro de la boca del Amo Yoongi. Jimin casi sacudiendo a Taehyung de su posición.

Jungkook agarró los muslos de Jimin, lo inclinó ligeramente y bombeó duro y rápido dentro de su culo. Cada arremetida enviaba fiero calor a su eje y a sus pelotas.

Jungkook se dejó ir. Corriente eléctrica destelló como líquido a través de su cuerpo. Calientes pulsaciones de crema se dispararon de su polla, llenando el culo de Jimin.

El Amo Yoongi lentamente se sacó la polla de Jimin de su boca y con glotonería lamió el semen del culo del Amo Taehyung.

Taehyung se sentó junto a Jimin. Jimin jadeó por aire. Su pecho se alzó y cayó. Jungkook deslizó su polla de su resbaladizo agujero.

Jimin tembló, su cuerpo estremeciéndose por la liberación. Jungkook gentilmente acarició los muslos de Jimin.

—Pensé que ibas a mirar, —Taehyung le dijo a Yoongi.

—No podía quedarme de pie viendo cómo tomabas toda la diversión.

Jungkook desenganchó la barra de las piernas de Jimin y bajó sus pies a la cama. Jimin intentó sentarse, pero Jungkook colocó una mano en su sudoroso-resbaladizo torso. —No todavía. —Se inclinó sobre él y gentilmente besó los labios de Jimin.

Jimin suspiró y se estiró en la cama. Se quedó quieto contra las sábanas.

—Rueda sobre tu costado. —Jimin lo hizo y Taehyung desató cuidadosamente las tiras y liberó sus brazos.

Jimin se estremeció con el primer movimiento de sus hombros. Dolor tensaba sus caderas y tensaba su cuerpo. Y su polla empezó a llenarse de nuevo.

El Amo Yoongi gimió cuando agarró sus pantalones de cuero del suelo junto a la silla y se los puso. —Buena cosa que lo encontraras primero. Necesito un sum que le guste un poco de dolor con su placer.

Jungkook miró a Jimin, todavía llevando la capucha. Su sum.

Pero podía compartirlo con Taehyung y Yoongi hasta que acabara su entrenamiento. —Lo tendrás de nuevo.

Jimin sonrió, pero rápidamente trató de enmascarar su placer por las palabras. Era verdad que había disfrutado del encuentro. Eso era porque estuvieron todos juntos.

Su placer es mi placer. Jungkook pasó sus labios por el vientre de Jimin. —Te amo, —dijo contra su carne.

El Amo Taehyung se subió los jeans. —Tu próxima sesión será en el club.

Jungkook asintió. No podía esperar. No podía esperar para que ambos se hundieran profundamente en su oscura sumisión.

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