CAPÍTULO 1
Este libro continúa con la historia de otros personajes que vimos en el anterior. Los nombres quedarán así:
Seokjin como Jimin (Y viceversa)
Namjoon como Jungkook (Y viceversa)
NO es un universo paralelo, es otra historia.
—Déjame tocarte.
Jimin Park tragó duro. Se sentía como una doncella en apuros, como uno de esos jóvenes hombres o mujeres en esas historias de fantasía que a los niños les gustaba leer siempre que estuvieran de humor para sentirse todos enamorados o algo así.
Había hojeado uno de ellos una vez antes, y no le gustaba cómo se estaba empezando a sentir. Su corazón latía como si estuviera en una historia así.
Era casi vergonzoso. ¿Podría Jungkook oírlo?
El hombre con las tres cicatrices corriendo en diagonal por su rostro, con la fuerte mandíbula y aquellos ojos azul profundo que parecían sólo añadirse a su fuerza natural, sonrió a Jimin.
Esa sonrisa volvió las entrañas de Jimin en una especie de masa temblorosa que no podía juntarse otra vez.
—Quieres que te toque. Déjame tocarte.
Las manos del hombre —no hombre, hombre lobo— se movieron más abajo, su palma descansó entre las piernas de Jimin, ahuecando su polla, su polla desnuda porque su ropa había sido robada de él, una manera en que la manada que lo había capturado se aseguró de que no escondía ningún arma.
Jimin estaba empezando a creer que la única razón por la que Jungkook lo quería sin ropa era para que pudiera estar tan desnudo como esto. Tan indefenso.
Al mismo tiempo, a pesar de la neblina alrededor de su cabeza; cuán mucho más denso parecía todo ahora de lo que había sido antes, estaba cediendo. Su mente no era tan aguda como debería haber sido, y Jimin cerró sus ojos y gimió.
—Eso es —Jungkook ronroneó en su oído. ¿Los hombres lobo ronroneaban? Debían hacerlo—. Déjame entrar.
Jimin gimió otra vez, y la boca de Jungkook cayó sobre la suya, sus labios se unieron cálidos y duros, y gimió otra vez debido al chisporroteo que fue todo el camino a través de su cuerpo, todo el camino hasta su polla.
Demasiado. Era demasiado y no lo suficiente cuando Jimin comenzó a empujar su polla contra la mano de Jungkook mientras que la lengua del hombre empujaba dentro de la boca de Jimin.
Quería venirse. Era incorrecto, y no debería hacer esto, pero se sentía tan bien que iba a llegar al orgasmo ahora mismo.
Su hombro se sacudió, y Jimin abrió sus ojos. Jungkook estaba allí, justo donde debería estar, inclinándose sobre Jimin y mirando fijamente hacia él. ¿Por qué diablos habían dejado de besarse? Su polla palpitaba del doloroso placer.
—Estás- ¡Mmph!
Jungkook fue quien hizo un sonido de sorpresa esta vez cuando Jimin lo agarró por la parte posterior de la cabeza y cuello y lo tiró hacia abajo para otro profundo y prolongado beso.
Trató de empujar su lengua hacia adelante, y acababa de hacerlo hasta el pliegue de los labios de Jungkook cuando el hombre sobre él se rio y se defendió, empujando su propia lengua hacia adelante, asumiendo el control.
Ese dolor, construyendo el placer dentro del cuerpo de Jimin aumentó, y estaba tan cerca. Ni siquiera se había dado cuenta de que Jungkook había dejado de tocar su polla. De hecho, su cabeza se sentía mucho más clara ahora, y Jungkook ya no tenía la expresión de un depredador que está de pie frente a una presa. Parecía más divertido y rosa en la cara que otra cosa.
—Eso fue realmente algo —dijo, todavía sonriendo abiertamente.
Jimin no estaba seguro de haber entendido.
—¿Qué?
Todo parecía un poco menos brumoso de lo que había sido hace un minuto, y cuando se miró a sí mismo, se dio cuenta de que no estaba completamente desnudo. Estaba vestido con ropa de dormir.
Horror mortificado se apoderó de él como un balde de agua sucia cuando se dio cuenta de la verdad.
¿Ese nebuloso sentimiento de antes? Él había estado soñando. Había sido su propio deseo trabajando en el interior de su cabeza.
La visión de Jimin se ennegreció en los bordes, como si estuviera cayendo en un profundo hoyo oscuro.
—¡Jimin, espabila!
Jungkook agarró su hombro, sacudiéndolo alrededor como si fuera un pequeño juguete en las mandíbulas de un perro, y luego le abofeteó la cara tres veces para asegurarse de que no se había desmayado.
Jimin no lo hizo, y estaba enojado hacia el final de ello. Empujó lejos a Jungkook.
—¡Aléjate de mí!
Jungkook retrocedió, su expresión cada vez más cerrada de lo que había sido hace un minuto.
—Tú eres el que me besó.
Jimin se sentó. Había luz entrando a través de las pequeñas ventanas de su cabaña. De su prisión.
Hace una semana, Jimin había sido encadenado a la columna de madera en el medio de la casa, sus manos por encima de su cabeza, y muy, muy desnudo.
Él odiaba simplemente pensar en ello, pero había sido Jungkook quien había estado protegiéndolo. Cuando el beta de la manada había estado demasiado enojado, y ni siquiera le había hecho ningún daño físico sólo amenazas, había sido Jungkook el que había saltado hacia adelante y había luchado contra el hombre, salvando a Jimin de una brutal paliza a manos de un poderoso lobo shifter.
Jungkook había insistido en ser el guardia de Jimin, lo que era algo así como un problema, ya que, bien; el hombre había besado a Jimin hace un par de días, produciendo exactamente las mismas cálidas y bulliciosas sensaciones que el cuerpo de Jimin había experimentado en sus sueños.
El hombre lo había besado y lo había tocado cómo se tocaría a un amante, y Jimin estaba simplemente... confundido.
Eso era. Nada más y nada menos.
—Me disculpo por engañarte —Jimin dijo, frotando su cara con sus manos. Se negó a ver a Jungkook a la cara—. No pasará otra vez.
Jungkook gruñó, un sonido tan bajo y peligroso, que Jimin giró su cabeza hacia arriba justo cuando el shifter llegó más abajo, sus ojos ardiendo dorados y brillantes, sus afilados dientes expuestos.
El corazón de Jimin saltó en su pecho cuando Jungkook lo agarró por los hombros y la parte posterior del cuello.
—¡El infierno que no lo hará!
Jungkook era el agresor esta vez, poniendo sus bocas juntas. Jimin abrió sus labios en alguna clase de instinto, posiblemente para pedir ayuda —la que sabía que no vendría a él— o para decirle al shifter que parase. No podía decir qué, pero Jungkook era determinado.
El hombre siempre era determinado, y cada vez que exigía un beso, Jimin siempre se lo daba.
La peor parte era que él ni siquiera podía usar la excusa de que estaba siendo forzado. No lo estaba. No había nada fuerte en esto, y cada vez que sus labios se tocaban; tanto como Jimin no quería dejar que sucediera, su cuerpo reaccionaba, y lo quería.
Su mente se derritió otra vez, justo como lo había hecho en ese sueño. La brumosa niebla que le cubría, que lo calentaba por todas partes, volvió; y Jimin jugó con la idea de que podría estar soñando otra vez, mientras que Jungkook jugaba con su lengua.
Jimin gimió otra vez. No podía evitarlo. Estaba tan atrapado en las sensaciones que lo asaltaban que él... su cuerpo estaba tan malditamente caliente y él... no podía pensar correctamente y...
La mano de Jungkook llegó entre las piernas de Jimin, acariciando su polla a través de los finos pantalones de algodón para dormir que le habían dado para vestir, justo como en sus sueños. Sólo que esto era un poco más frustrante porque había algo en el camino.
Así que no importaba. La acumulación de placer que había conseguido de su sueño, el hecho de que Jungkook estaba aquí con él ahora, tocándolo y besándolo así, fue su completa perdición.
Si era todas aquellas cosas combinadas, o el toque húmedo de esa malvada lengua dentro de su boca solamente, Jimin se tensó, gruñó, y se vino dentro de sus pantalones de pijama prestados, gimiendo en la boca de Jungkook.
Jadeó y se quedó sin aliento cuando se alejó. Jungkook lo miró, sus ojos azul profundo todavía de esa sombra brillante de oro, pero aún con las cicatrices que corrían por su rostro y el color de sus ojos, parecía casi apacible. En paz.
Esta no es la primera vez que Jimin había visto esa mirada en el hombre, en el rostro de un guerrero que parecía que había visto muchas batallas y muchas muertes, pero esta vez, le molestó más.
Tenía que ser el brillo en los labios de Jungkook de la saliva de su beso, la manera en que sus ojos de repente estaban entrecerrados mientras se inclinaba por más.
—¡Alto! —Jimin gruñó. Empujó contra el pecho de Jungkook tan fuerte como pudo. Jungkook tropezó y cayó fuera de él, directamente en el suelo sobre su culo.
Sólo una vez anteriormente Jimin había sido capaz de hacer tal cosa y tener ese mismo efecto. Había sido la otra vez cuando había atrapado a Jungkook con la guardia baja, y aunque había sido capturado en ese momento antes de que pudiera salir de la casa, esta vez, Jimin se escapó y no dudó un sólo segundo.
—¡Jimin! —Jungkook lo llamó, pero Jimin irrumpió por la puerta y corrió descalzo en cualquier dirección aleatoria que pudo.
Necesitaba llegar lo más lejos posible.