CAPITULO 1
Mi visión estaba un poco borrosa mientras seguía bailando. Mi cabeza estaba sólo un poquito confusa por el alcohol. Mis piernas se sentían como de goma, como si yo no estuviera en completo control de mí mismo.
-¿Bebemos algo más? -mi mejor amigo Taehyung me gritó sobre la música.
Sacudí la cabeza. -No puedo beber más, me pondré enfermo -respondí levantando la nariz.
-Sólo has tomado cuatro cocteles -bromeó, riéndose histéricamente de mí. El siempre había pensado
que yo era un poco patético porque no aguantaba el alcohol.
-Puedes tomar uno más. Yo iré al bar contigo -le grité como respuesta, tomándolo de la mano para no
separarnos en el abarrotado club. Mis otros dos amigos no querían beber, así que los dejamos bailando.
Tae me condujo al bar, por lo que quedé tras el mientras esperaba que el barman lo notara. Después de alrededor de cinco minutos aún no le habían servido. El se volteó a mí con una sonrisa de disculpa.
-Necesito ir al baño desesperadamente, ¿puedes tomar mi lugar? El chico ni siquiera ha mirado hacia este lugar aún -dijo el, señalando al barman quien estaba sirviendo en el otro extremo del bar con su espalda hacia nosotros. El lugar estaba atestado y aún así, él estaba confiado, debería haber estado un poco estresado.
-Sí, claro -acepté, moviéndome rápidamente a su espacio.
Me incliné sobre la barra un poco, para poder ver si el barman venía hacia este lado de la barra. Observé su espalda; usaba unos jeans muy ceñidos y una camiseta negra con el logo del club en la espalda. Lucía bien torneado, por lo que podía ver y su trasero se veía apetecible. Estaba felizmente mirando su trasero cuando él se dio la vuelta, por lo que accidentalmente miré su entrepierna. Me ruboricé y rápidamente aparté mi mirada, agradecido de que él no lo hubiese notado.
De pronto él estaba caminando hacia mí; horrorizado, velozmente dirigí mi mirada hacia su rostro. Era tan atractivo que mi boca se hizo agua. Su cabello castaño estaba desordenado y acomodado hacia un lado, su boca se movió para mostrar una sonrisa insolente mientras caminaba recto y se detenía frente a mí. Era alto, probablemente 1.86. Sentí que mi aliento se detenía en mi garganta en cuanto le miré a los ojos. No podía definir el color exacto, porque el club estaba oscuro, pero eran definitivamente claros,
claramente no café. Me estaba mirando tan intensamente que se aceleró mi pulso.
-Hola, ¿quieres una bebida o estás contenta mirando el escenario? -preguntó con una sonrisa de
autosuficiencia.
Diablos, ¡tiene una voz sexy!. Me reí.
-Bueno el escenario es bastante bueno en este club -respondí, asintiendo, levantando una ceja tratando
de lucir sexy.
No tenía idea de por qué estaba flirteando con él. Si trabajaba aquí eso significaba que tenía más de veintiuno, y él probablemente asumía que yo también, considerando que había usado una identificación falsificada para entrar al club.
Él arrugó su nariz. -Sip, mi vista es bastante buena también -flirteó, observándome lentamente. Yo hice
un gesto también y me incliné hacia atrás para que él pudiera ver mis piernas. El pantalon era bastante pegado no el que usaba siempre, en absoluto; pero pensé que podía probar algo nuevo esta
noche.
-Oye, ¿podemos tener algún tipo de servicio por aquí? Hemos esperado durante diez minutos -un tipo
gritó, agitando su mano enojado.
El barman me miró disculpándose. -Estaré de vuelta en un minuto. -Se alejó para servir al tipo enojado. No pude contenerme de ojear su trasero nuevamente. Ciertamente era una vista placentera, yo no exageraba.
Después de atender a Sr. Enojado, se volvió hacia mí.
-Entonces, ¿decidiste lo que querías? Preguntó pasando una mano por su desarreglado cabello.
-Hm, sip. Un ron con coca cola -pedí, tratando de pensar qué le gustaría a Tae. Sirvió la bebida y la puso en el mostrador en frente de mí, sonriendo y alejándose para servir a otras personas. Lo miré, confundido. ¿Cuánto costaba la bebida? Se alejó antes de que le pagara.
-Oye no me cobraste -le dije a la espalda.
-Va por mi cuenta -respondió, sin mirarme.
Alrededor mío la gente seguía gritando sus pedidos mientras él luchaba por mantener el ritmo.
El tipo al lado mío golpeó con su mano el mostrador y gruñó frustrado.
-En serio, ¿cuánto maldito
tiempo se tarda en tener una bebida en este lugar? -gritó airado.
Oh va a ocurrir un motín pronto. ¿Por qué no hay nadie más para ayudarlo a atender el bar?
-¿Por qué estás solo? -grité, agitando la mano para atraer la atención del barman.
-Estamos cortos esta noche, así que estoy solo hasta que Daniel vuelva de su descanso. -Levantó su hombro quitándole importancia y continuó sirviendo. Bueno eso no es justo, la gente está siendo tan ruda con él mientas les sirve y ni siquiera es su culpa.
Giré y me subí sobre el bar, meciendo mis piernashacia el otro lado y cayendo-. Oye, ¿qué diablos estás haciendo? Vuélvete al otro lado, no se permiten clientes aquí. -Me ordenó frunciendo el ceño enojado hacia mí.
Agité mi mano descartándolo y me volví al tipo más cercano que gritaba improperios.
-¿Qué puedo servirte guapo? -pregunté sonriendo dulcemente.
-Cuatro botellas de budweisser y cuatro cortos de vodka -contestó inclinándose y sonriendo ahora.
-Claro. -Le di una sonrisa coqueta antes de volverme hacia el barman quien me miraba fijamente, con
una expresión consternada-. Bueno no sólo te quedes parado mirándome, ¡empieza a servir! Bromeé.
-¿Y cuánto cuesta ese pedido? -pregunté tomando cuatro botellas de cerveza de la heladera detrás mío.
-Er... tenemos un especial para las budweisser con un corto por la próxima hora. Son cuatro dólares
cada una, entonces diez y seis dólares en total. Más gente va a ordenar eso -dijo declarando los hechos, aún observándome conmocionado.
Asentí y tomé cuatro vasos de corto de un lado, mientras buscaba dónde estaba el vodka. Él indicó hacia
la muralla en que estaban colgadas las botellas de licor.
-Gracias.
-Gracias por esto, soy Jungkook por cierto -dijo él caminando hacia el siguiente cliente.
-Jimin
Terminé de servirle al tipo y tomé su dinero. Aunque no tenía idea de cómo funcionaba la caja registradora. Estaba parado ahí mirándola confundido; era una de esas electrónicas con pantalla táctil. No
tenía idea de qué se suponía que hiciera para abrirla. Moviéndome en tensión, involuntariamente levanté
una mano tentativa, pensando que apretar algunos botones era lo que debía hacer.
Justo cuando estaba a punto de comenzar a presionar una larga secuencia de botones, esperando que
algo sucediera, dos brazos se cerraron alrededor mío desde atrás y me hicieron saltar. Jungkook tomó el
control de mi mano, guiándola hacia la pantalla.
-Toca aquí -ordenó, golpeando con mi mano la parte superior derecha de la pantalla. Un menú apareció con pequeños recuadros con los nombres de las bebidas. Sentí un sonrojo subir por mi rostro de cuán cerca esta él.
Su duro, ejercitado cuerpo apretado contra mi espalda; su aliento voló a través de mi mejilla, haciéndome sentir acalorado y perturbado-.Sólo presiona la bebida que serviste. Serviste cuatro Happy hours. -Él continuó golpeando mi mano en el ícono «oferta especial» hasta completar cuatro veces-. Entonces dale clic a Total. Luego Efectivo -expresó, moviendo mi mano hacia los lugares correctos. Luego la caja del efectivo se abrió hacia mí rápidamente. Su otra mano fue a mi cintura, retirándome hacia su cuerpo, para que la caja no me diera en el estómago-. Querrás tener cuidado, una cosita linda como tú podría salir herido por la gran caja malvada -susurró en mi oído, haciéndome
temblar. Entonces se había ido, dejándome ahí, todo mi cuerpo vibrando, mi boca levemente abierta y mi respiración saliendo en suspiros entrecortados.
Mi mente daba vueltas con pensamientos sobre lo deseable que él era.
Después de recomponerme, le serví a otras personas, cuando de pronto vi a Tae mirando alredor para
encontrarme.
-¡Tae! -grité. El no respondió y siguió mirando con preocupación-. ¡Tae! -Tomé un cubo de hielo y lo lancé hacia el. Su cabeza se alzó con sorpresa mientras le daba en el hombro.
El inspiró y miró hacia mí, confundido, antes de sacudir la cabeza y caminar hacia mí, gesticulando.
-¿Qué diablos haces? -preguntó, riéndose.
Le di un pequeño guiño. -Nuevo empleo. ¿Logro convencer como barman? -pregunté, guiñándole.
Se rió más fuerte -En serio Jimin, ¿qué estás haciendo tras el bar?
Fui a servirle al chico que estaba al lado de el para poder hablarle. -Jungkook estaba solo, la gente se estaba molestando y pensé en ayudarlo. -Levanté un hombro.
-¿Y quién es Jungkook? -preguntó el, levantándome una ceja. Indiqué sobre mi hombro hacia su espalda.
Tae lo observó-. ¡Oh, lindo trasero! -Lo admiró, riendo tontamente.
-Lo voy a ayudar hasta que el otro chico regrese de su descanso, entonces voy y te busco -dije sobre mi
hombro mientras me alejaba para servir a alguien más.
-Claro, diviértete -replicó, haciendo un guiño.
Realmente me estaba divirtiendo mucho; los chicos estaban flirteando conmigo como locos. Me negué a
servir a personas a menos que estuvieran cantando y bailando, por lo cual la gente estaba divirtiéndose
mucho mientras esperaba ser servida, lo que hizo a Jungkook reír.
Me habían dicho que guardara la propina y tenía alrededor de $40 metidos en una jarra bajo el bar. Aunque no podía quedármelos, pues
correspondían a Jungkook. No tuve mucha oportunidad de hablar porque estaba muy ocupado, pero lo rocé
al pasar junto a él algunas veces, enviándole sonrisas coquetas. Sin embargo trataba de no hacerlo; él era
demasiado viejo para mí y probablemente pensaba que tenía 21 en vez de 17, sí que probablemente no
debería estar anhelándolo como lo hacía.
Después de una media hora, el trabajo comenzó a decaer porque se había acabado la happy hour. Jungkook
se acercó y se detuvo a mi lado.
-Gracias por esto, realmente aprecio tu ayuda -dijo él, pasándome un vaso que contenía un cóctel blanco y cremoso.
-¿Qué es esto? -Fruncí el entrecejo. No parecía muy apetitoso.
Él sonrió irónico. -Se llama «Orgasmo Gritado». Y pensé darte uno como agradecimiento -declaró, haciendo un gesto hacia mí.
Me ruboricé como nunca y balbuceé. -No se llama así.
-Así se llama. ¿Nunca has tenido uno? -preguntó, levantando sus cejas inocentemente, aún cuando su
irónica sonrisa claramente mostraba que no era para nada inocente acerca de esto.
Ok, bueno supongo que puedo flirtear con él, eso no hace daño en todo caso.
-¿Uno gritado? -pregunté achicando los ojos, como pensando-. No lo he hecho, ni creo que lo haya
probado, sería el primero -declaré, tratando de no ruborizarme mientras lo decía.
-Bueno me siento honrado. -Él dio un golpecito sobre mi nariz mientras caminaba a servir a alguien
más. Tomé un gran sorbo de la bebida y casi me atraganté; era asquerosa y tenía tanto alcohol que quemó mi garganta-. ¿No te gustó? -preguntó pareciendo herido.
-Lo siento, supongo que tuve mucha confianza en tu habilidad -repliqué, devolviéndoselo, aun haciendo gestos mientras me limpiaba la boca con la palma de mi mano.
Jungkook rió y golpeó el fondo del vaso inclinándose sobre el bar, mirándome. Dinamita, de Taio Cruz
comenzó a sonar y yo grité excitado.
-¡Me encanta esta canción! -chillé, bailando y cantando junto con la música.
Jungkook sólo me miró con una sonrisa divertida en su rostro. -Guau, cantas fatal -se rió.
Rodé los ojos y agarré su mano, tirándolo hacia mí. -Baila conmigo, una retribución viendo que el
orgasmo que me diste fue una decepción -lo desafié.
Él rió y puso las manos en mis caderas, acercándome más a él mientras comenzamos a bailar. Puse una mano sobre su duro torso mientras bailábamos muy cerca uno del otro, haciendo vibrar y arder con
necesidad todo mi cuerpo. Demonios, él es tan ardiente. Mi respiración salía en rápidos alientos, quería
desesperadamente que me besara, aunque yo era claramente muy joven para él.
-Salgo dentro de una hora, cuando los otros dos barman lleguen aquí, qué te parece si te invito a un trago o algo de comida como verdadero agradecimiento -sugirió, corriendo un mechón de cabello de mi frente con sus dedos.
No quería beber nada más, pero estaba bastante hambriento y podría tomar algo de pizza u otra cosa
justo ahora. -Estoy bastante hambriento -admití, mordiendo mi labio y pensando. Realmente no
debería ir con él, ni siquiera conozco este chico, no debería salir con él, deberíamos quedar sólo como
conocidos...
-Genial. -Él sonrió deslumbrante, sus ojos brillaban. Desesperadamente quería que encendieran las luces para poder ver su color, deberían ser azules o verdes, eran demasiado luminosos para ser cafés,
definitivamente.
Justo entonces un hombre vistiendo la camiseta negra igual a la de Jungkook, levantó un lado del bar y caminó
dentro, mirándome consternado.
-¿Qué demonios estás haciendo dejando a un cliente entrar aquí? -
preguntó, sacudiendo su cabeza pero con una sonrisa autosuficiente a Jungkook. Él obviamente pensó que
estábamos en algo.
-Jimin estaba ayudándome mientras se aglomeraban los clientes por la happy hour -explicó Jungkook,
levantando sus hombros, sus ojos no se alejaron de los míos-. Entonces, ¿puedes darme tu número para
poder llamarte cuando termine? -preguntó mirándome esperanzado mientras sacaba su móbil, sosteniéndolo hacia mí. Asentí y marqué mi número excitado-. Estaré una hora más aquí -dijo, guiándome hacia la abertura en el bar. Justo cuando estaba por salir tomó mi mano, deteniéndome-. Espera, olvidé darte algo. -Dio un paso hacia delante con una sonrisa asomándose por los costados de sus boca.
Lo miré con curiosidad.
¿Qué olvidé?
Inclinó su cabeza rápidamente y me dio un beso ligero, sólo duró un segundo. Sus suaves labios parecían
encajar perfectamente con los míos.
Estaba ciertamente muy sorprendido para besarlo de vuelta. Cuando se alejó me sonreía con superioridad, estaba claro que me veía sorprendido. Todo mi cuerpo pedía más y quería agarrarlo, romperle la ropa y que me tomara en medio del bar.
-Eee... Si... bueno... Yo... mmm... sip -tartamudeé, sintiendo cómo me subían los colores a la cara de
nuevo.
Él golpeó suavemente mi nariz de nuevo. -Honestamente eres muy tirno. -Se rió y volvió al bar, cerrándolo tras él y alejándose sin una mirada hacia mí.
Susurré feliz y me abrí camino hacia mis amigos que aún seguían bailando. Divisé la espalda de Tae, se estaba besando con algún tipo. Rodé mis ojos y me encaminé hacia mis otros amigos, Woozi y Ten.
-¿Dónde estabas? Tae dijo que estabas ayudando tras el bar -preguntó Woozi, lucía confuso, como si pensara que quizás Tae estaba borracho o algo así.
-Sí, lo estaba, estaban cortos de personal -confirmé asintiendo-. Y ahora tengo planes con un extremadamente apuesto barman en una hora. -Añadí, subiendo mis cejas.
Woozy y Ten rieron. -Eres un atrevido -me provocó Woozi jugando.
-Lo sé -dije bromeando. Aunque no era cierto, ambos lo sabíamos. Sólo había salido con dos chicos antes y ambos habían sido novios en serio.
Bueno en un tiempo fue en serio de todos modos, porque luego no resultó. Rompí con mi novio de seis meses, Nick, al comienzo del verano y desde entonces nunca tuve una cita porque no estaba interesado en nadie.
Mientras, bailábamos y les contaba cada detalle sobre Jungkook, el beso, el coqueteo. Después de un rato mi
teléfono sonó en mi bolsito. Contesté nervioso, sabiendo que debía de ser él porque era un número desconocido.
-Hey, Jimin, ya terminé. ¿Aún quieres salir a comer algo? -preguntó.
-Sí, está bien -asentí, tragando mi excitación nervioso.
-Nos encontramos en la entrada entonces.
-Bueno. -Me volví hacia mis amigos. Tae estaba prácticamente brincando de alegría, estaba pensando,
probablemente, en todos los chismes de los que se enteraría al día siguiente. -Bueno chicos, si salgo
asesinado, entonces díganle a mis padres que los amo y ustedes pueden pelearse mi iPod -bromeé.
Tae me abrazó. -Asegúrate de hacerle saber que nosotros sabemos que estás con él, así no intentará nada. Dile que sabemos que él es la última persona con quien estuviste y se lo diremos a los policías si te asesina. Prométeme que se lo dirás -dijo el, mirándome serio.
¡Oh! Quizás esta no era una idea tan brillante después de todo.
-Mmm, Tae no digas esas cosas que me asustas.
Quizá debiera llamarlo y decirle que cambié de idea o algo...
El balbuceó bebida. -Solo vete. Dijiste que era ardiente. Todo lo que vi fue su trasero y era apetitoso - me ordenó, con un suave empujón en dirección a la puerta-. Llama o escríbeme un mensaje cuando llegues a casa para saber que llegaste bien. ¡Y dile a él lo que te dije! -me ordenó, sonando un poco como mamá aún cuando estaba ebrio.
-Lo haré, y vosotros manteneos a salvo también. -Les lancé a todas besos al aire mientras caminaba
hacia la salida.
Él estaba de pie ahí apoyándose contra el muro casualmente; se veía tan apuesto que hizo que mi
corazón se acelerara.
-Oye, ¿tienes una chaqueta? -preguntó indicando hacia la recepción. Negué con la cabeza como respuesta-. Vinimos en un taxi hasta aquí, así es que ni siquiera pensé en una chaqueta más temprano. -Quizá debiera haberlo hecho, era casi media noche ahora y hacía viento afuera-. Toma puedes usar mi suéter -me ofreció, poniendo un chaleco con gorro azul en mis manos.
-Pero entonces tú tendrás frio -protesté, sacudiendo la cabeza y devolviéndoselo a él. Lo sacó de mis
manos y giró sus ojos quitándole importancia. De pronto lo empujó sobre mi cabeza. Olía sorprendente,
justo como él. Sonreí y metí mis brazos por las mangas. Él se rió.
-Es un poco grande, quizá crezcas en él -bromeó. Yo puse las mangas hacia arriba y él indicó hacia la puerta señalando que nos fuéramos.
Tomé su mano, deteniéndolo. -Espera, mis amigos me hicieron prometerles que te diría algo - balbuceé, levemente avergonzado. Me miró con curiosidad, esperando que hablara.
-Ellos saben que estoy contigo y que si me asesinas le dirán a la policía que fuiste el último en verme con vida -solté apurado, sonrojándome por lo estúpido que sonaba.
Maldición Tae, acabo de quedar como un idiota.
Explotó en risas y me empujó hacia la puerta nuevamente. -Haré mi mejor esfuerzo para no matarte entonces. No me gustaría tener problemas con la policía -replicó con una mueca de horror. Sonreí tontamente, mordiendo mi mejilla.
Me condujo hasta un Jeep plateado; no tenía idea sobre autos así es que no sabía de qué tipo era. Apretó sus llaves, abriendo el auto. Tan pronto como el mecanismo de la puerta sonó, la abrió para mí. Miré y me reí había basura por todos lados, todo el piso y por todos los asientos. Periódicos, envolturas de dulces, latas de soda vacías tiradas alrededor sin cuidado.
—O mierda, eee, debí haber limpiado el auto y luego llamarte, Ups —murmuró, luciendo como un
cordero mientras juntaba todos los restos y los tiraba al asiento trasero.
—Gracias —sonreí con autosuficiencia mientras subía. Lo observé caminar alrededor del auto, notando los músculos de sus brazos y cómo el viento soplaba a través de su camiseta contra su pecho demostrando lo plano que era.
Apuesto que se vería increíble sin camisa.
Se subió interrumpiendo mi mirada coqueta. —Entonces ¿qué quieres para comer? —preguntó encendiendo el auto.
—No me importa. Lo que tú quieras. Como de todo —murmuré, despreocupado.
—¿Pizza? —sugirió. Subí un hombro y asentí. Estaba deseando eso secretamente.
Sonrió y condujo por el camino, estacionando delante de una pequeña pizzería en que servían toda la
noche, no muy lejos. Me bajé del automóvil y caminé a su lado.
Mientras él pasaba, un grupo de chicos estaban sentados ahí, riendo muy fuerte y aparentando rudeza y él me empujó, de alguna manera más
cerca de él.
Demonios él es dulce.
—¿Alguna preferencia? —preguntó mientras mirábamos el menú sobre el mostrador.
—Cualquier cosa sin anchoas, soy alérgico.
—¿Pepperoni? —sugirió, frotando mi espalda suavemente, haciéndome temblar. Asentí mordiendo mi
labio, tratando de no demostrarle que su toque casual me afectaba.
Pidió la comida y trajo dos latas de Coca-Cola. Había una pequeña mesa de plástico y sillas a un lado, así es que nos sentamos para esperar. Miré hacia él y pude ver sus ojos como corresponde por primera vez.
Eran hermosos. Un color gris luminoso con un tinte de azul, eran cautivantes y no pude alejar mi
mirada. Todo mi cuerpo comenzó a vibrar. No podía quedarme quieto. Él sonrió muy seguro de sí mismo y miró hacia abajo, a su bebida, liberándome de su intensa mirada y sus hermosos ojos. Solté un suspiro de alivio.
—Así que, ¿has trabajado antes en un bar?, parecías saber lo que estabas haciendo —preguntó, apoyándose en la mesa.
—Mi tío tiene un bar, he estado detrás del mostrador algunas veces, pero nunca había servido realmente
hasta esta noche. —Levanté un hombro restándole importancia.
—Eres un barman decente, a los clientes les gustaste. O, por cierto tomé tus propinas. —Metió la mano
en su bolsillo, sacando un puñado de monedas y ofreciéndomelo.
—No la quiero, quédatela, es tu trabajo no el mío —me reusé, sacudiendo mi cabeza.
—Jimin, te lo ganaste, tú te quedas con tu propina. Hiciste como $52 en menos de una hora, imagínate
cuánto ganarías trabajando toda la noche. —Levantó sus cejas, luciendo impresionado.
—Sí, quizá deberías encontrarme un trabajo ahí entonces —hice una broma
—Puedo hablar por ti si vas con esto en serio —se ofreció, poniendo su cabeza hacia un lado para que su
pelo se corriera de sus ojos.
Me reí sacudí mi cabeza. —No creo que pudiera soportar eso todo los fines de semana. Debe volverse
aburrido ¿o me equivoco? —pregunté curioso. Fue divertido esta noche pero hacer eso todo el tiempo se volvería un poco tedioso, mirar a todos alrededor tuyo emborracharse mientras estás trabajando se vuelve molesto después de un tiempo.
—Sí, tener chicas tirándose hacia ti todo el tiempo definitivamente se vuelve irritante después de unos
días —dijo riéndose. Oh si, lo capto, es un jugador y usa el bar para conocer chicas. Bueno Jimin, justo te has convertido en su revolcón rápido de la noche.
—Sí, puedo imaginar cómo será —murmuré sarcásticamente. Estaba enojado conmigo mismo por siquiera
haber pensado algo distinto. ¿Qué diablos vería un chico como él en mí de todos modos? ¿Por qué demonios acepté esto? Cree que soy uno de esos chicos que busca un revolcón de una noche. Genial, simplemente genial.
—Sí, sólo pasaste una hora con todos los chicos babeando por ti, imagina eso cada fin de semana por el último año —declaró, levantando su nariz. Un momento, ¿hablaba en serio cuando dijo que se volvía irritante? ¡Mierda! Ahora estoy confuso.
Por suerte la pizza llegó en ese momento, eso interrumpió nuestra conversación. —Estamos cerrando
chicos —dijo el hombre, dejando caer la caja en la mesa.
—O, pensé que podíamos comer aquí —Jungkook replicó, mirándolo confundido.
—Generalmente sí, pero necesito llegar a casa temprano. Hay un letrero en la puerta. —Indicó el hombre
hacia el trozo de papel dentro de la puerta.
—¡O! Bueno entonces, gracias —Jungkook se levantó y agarró la caja volviéndose hacia mí—. Lo siento, pensé que podíamos comer dentro. Si quieres podemos comer en mi casa, está justo a la vuelta —sugirió
mientras caminaba hacia la puerta.
—¿Está más limpia que tu auto? —Me reí de él.
Él se rió y negó con la cabeza tímidamente. —No realmente.
—Ok, bueno supongo que tendré que soportarlo para comerme la pizza —hice rodar mis ojos juguetonamente.
Él rió y abrió la puerta de acompañante para mí, esperando que estuviera arreglado dentro antes de poner la caja en mis piernas.
Nos condujo por la carretera durante unos minutos antes de aparcar fuera de un edificio de apartamentos. Tomó la caja de mi regazo y salió del coche, mientras yo lo seguía al segundo piso,
deteniéndose fuera de su puerta.
Tomó sus llaves torpemente mientras yo me sacaba mis zapatos. Los
pies me estaban matando, llevando mis zapatos altos toda la noche, sin duda tendría ampollas. Dejó que la
puerta se abriera y me miró disculpándose. Entré y me detuve, mi boca cayó abierta en shock. Su casa
era un basurero. Había cajas de comida vacías y latas de soda por todos lados. Platos sucios esparcidos
por el lugar, y ropa regada por el suelo.
¡Wow, es un flojo! —¿O mierda, te han robado? —bromeé, tratando de no reír.
—Ja-ja —replicó mientras caminaba a mi mío, tomando mi mano y llevándome hacia dentro. Miré hacia el sofá; estaba repleto de revistas y ropa, un tazón medio lleno de lo que podría haber sido café de hace una
semana aún estaba ahí.
Estallé en risas. —Jungkook, ¡este sitio es asqueroso! Quizá sólo deberíamos habernos sentado en el suelo en la calle, habría sido más saludable.
—Deja de quejarte y acéptalo —declaró, tomando el tazón del asiento y barriendo todo el resto del suelo,
me hizo reír más fuerte. Wow, su idea de asear era una gran decepción—. Siéntate y come —ordenó.
Me senté en el sofá, que era sorprendentemente confortable. Puso la caja sobre mi regazo y caminó hacia otra habitación; saqué un trozo de pizza y comencé a mordisquearlo.
Cuando miré hacia abajo me di
cuenta de que mis pies estaban sobre un montón de sus papeles, entonces los tomé y los metí debajo de mí.
Volvió minutos después con dos latas de Pepsi.
—No tenía nada más que zumo para ofrecerte, pero tendrías que beber directo de la lata porque no tengo
vasos limpios —dijo luciendo como un carnero.
—Es asqueroso. Apuesto a que el dormitorio está peor —le solté, sacudiendo mi cabeza riendo.
—¿Quieres ir a mirarlo? —preguntó, levantando una ceja y mirándome increíblemente sexy. La comida
quedó atorada a mitad de mi garganta, ahogándome. O Dios, ¿él piensa que estoy aquí para tener sexo
con él? Se rió y me palmeó la espalda, alcanzándome la lata de soda—. Estaba bromeando… bueno, quizás estaba bromeando —se burló mirándome muy seguro de sí mismo.
—Si tú piensas que siquiera voy a acercarme a la cama en tu casa, estás muy equivocado. ¿Cuándo fue la
última vez que cambiaste las sábanas? —Bromeé.
—¿Se tienen que cambiar las sábanas? —preguntó luciendo consternado. Oh Dios ¿Lo dice en serio? ¡Qué asco! Lo miré asqueado y consternado. Estalló en risas—. Oh Jimin, eres demasiado divertido. —
Sacudió la cabeza, riendo tan fuerte que tenía lágrimas en los ojos. Yo reí también, pero mi risa era más de alivio. No puedo creer que realmente pensara que hablaba en serio. Demonios soy tan crédulo.
—Entonces, dime algo más sobre ti —me alentó, tomando su quinto pedazo de pizza.
—¿Mmm, como qué?
—Tienes hermanos o hermanas, tienes algún hobby, dónde trabajas. Ese tipo de cosas —respondió
levantando sus hombros.
—Ok, bueno, no trabajo, voy al instituto. Realmente no tengo ningún hobby, me gusta nadar y leer y soy
hijo único. ¿Qué hay de ti? —contesté, observando su reacción a mis respuestas.
Él sonrió y me sentí relajado. Obviamente no estaba molesto por el hecho de que yo aún estuviera en el
instituto, por lo que él sabía que era menor de 18.
—Bueno tú sabes dónde trabajo, me gusta jugar pool, pero eso es sólo entretenimiento con los amigos, y
tengo una hermana mayor y un hermano menor.
—¿Sí, de qué edades? —pregunté, terminando mi bebida y mirando alrededor por una papelera o algo
donde tirar la lata.
Arrugó su nariz y tomó la lata por mí, poniéndola en el suelo. Rodé mis ojos. —Mi hermano, Taeli, tiene 19 y mi hermana, Sunny, tiene 25. Mmm oye, esto podría ir más lejos y tú puedes decir que no si quieres… —arrastró las palabras luciendo avergonzado. Lo miré con curiosidad esperando a que
continuara—. Bueno… ee… mi hermana se casa mañana. Estaba pensando, me preguntaba si querrías
venir conmigo —preguntó mirando esperanzado.
¡Joder! ¿Él quiere que vaya en una cita a una boda familiar? ¡Eso un poco extraño!
—Mmm… —murmuré mordiéndome el labio, pensando; por un lado querría pasar más tiempo con él.
Parecía muy dulce, pero, por otro lado, ¿qué pasaba si me sentía incómodo? No podía exactamente irme si me aburría. Era una boda, lo que significaba una comida y una fiesta después, probablemente era algo de todo el día.
Sonrió incómodo. —Tienes que pensar sobre ello. La boda es mañana, a las dos en punto de la tarde, si
quieres venir me puedes llamar. Digo, es solo pensamiento, les dije que iría solo porque no tengo novia, entonces el puesto de mi acompañante quedaría vacío. Mi hermana dijo algo sobre acomodarme con alguna de sus amigas solteras para el evento —hizo una mueca lo que me hizo reír.
—Claro, y tú no quieres eso porque tienes suficiente con chicas flirteando en tu trabajo —lo molesté.
—¡Exactamente! Wow, tú si escuchas. Quizá te juzgué equivocadamente —dijo en voz alta sonriendo.
—¿Sí? ¿Pensaste que era una cabeza hueca a quien poner en tu cama sucia? —pregunté, sacándole la
lengua. No dijo nada, sólo se inclinó suavemente. En el momento estaba muy consternado como para hacer algo al respecto.
Se retiró antes de que me recuperara. —No pensé que fueras una cabeza hueca…— pero sí pensaste que me pondría en tu cama sucia —respondí sarcásticamente.
Se rió travieso. —Vamos, te llevaré a casa si ya terminaste de insultar mi casa —sugirió, poniéndose de pie y extendiendo una mano para ayudarme. Me levanté y sostuve la caja de pizza entregándosela, él se rió y la tiró en el sofá, sacudiendo la mano restándole importancia—. La tiraré luego.
—Realmente eres monstruoso.
Hizo una pequeña reverencia como si fuera un cumplido y tomó mis zapatos del suelo. —Vamos entonces, lindo, vamos a llevarte a casa —dijo dirigiéndose hacia la puerta. Puso mis zapatos abajo y esperó a que deslizara mis pies en ellos.
Charlamos con sencillez y condujo hacia mi casa; era sorprendentemente fácil conversar con él. Cuando estacionamos fuera de mi casa, salió del auto y lo rodeó para llegar a mi lado, abriendo la puerta justo cuando lo iba a hacer yo, entonces me empujé hacia el aire fresco, casi cayendo del auto. Él rió pero me detuve inmediatamente cuando lo miré.
—Lo siento —murmuró, tratando de detener su risa. Golpeé con mi mano su pecho mientras salía del auto; era tan duro que inmediatamente comencé a tener pensamientos de intenso deseo. Me sonrojé y miré hacia otro lado, él lucía como si supiera lo que yo estaba pensando.
Me siguió y caminamos hacia la
puerta—. Entonces, bueno, tienes mi número de cuando yo te llamé, si quieres venir mañana llámame. Lo más tarde que podré responder es la 13:30 supongo, entonces si… —arrastró las palabras pareciendo
incómodo.
Jeez, es realmente dulce. Agarré su camiseta y lo acerqué a mí, levantándome en puntillas y apretando mis labios contra los suyos. Él no estaba consternado como yo cuando me besó. Me lo devolvió
inmediatamente, una mano comenzó a subir por el costado de mi cuello. Se retiró y yo quedé un poco atontado. El beso fue tan suave y dulce que hizo retorcer mis entrañas. Él lamió sus labios suavemente, sus ojos mirando directamente a los míos, el hermoso tono gris de sus ojos me hizo sentir mareado.
—Mejor me voy. Gracias de nuevo por ayudarme esta noche —dijo, dejándome y girándose para partir.
Mientras lo miraba caminar hacia su coche, me di cuenta de que no quería dejarlo ir. Definitivamente lo quería ver de nuevo, besarlo de nuevo y tener sus brazos a mi alrededor.
—¿Jungkook? —lo llamé, haciéndolo detener a mitad del camino—. Recógeme entonces a la 13:30.
Sonrió abiertamente. —Genial, ok, te veré mañana Jimin. —Lucía tan feliz que hizo mi corazón latir más rápido.
Entré silenciosamente a casa y subí por las escaleras. Una vez que estaba en la soledad de mi cuarto me lancé sobre la cama y dejé salir un pequeño suspiro. Le envié un mensaje a Tae diciéndole que estaba en casa a salvo.
Entonces me puse de pie y tomé el pijama. Me quité su chaleco y lo miré con los ojos bien abiertos, porque había olvidado devolvérselo. Tendría que dárselo mañana. Sonreí con el
pensamiento de verlo de nuevo, apenas podía esperar. Me puse el pijama y me metí en la cama, no
podía sacar de mi rostro la sonrisa de felicidad mientras me quedaba dormido.
-¿Bebemos algo más? -mi mejor amigo Taehyung me gritó sobre la música.
Sacudí la cabeza. -No puedo beber más, me pondré enfermo -respondí levantando la nariz.
-Sólo has tomado cuatro cocteles -bromeó, riéndose histéricamente de mí. El siempre había pensado
que yo era un poco patético porque no aguantaba el alcohol.
-Puedes tomar uno más. Yo iré al bar contigo -le grité como respuesta, tomándolo de la mano para no
separarnos en el abarrotado club. Mis otros dos amigos no querían beber, así que los dejamos bailando.
Tae me condujo al bar, por lo que quedé tras el mientras esperaba que el barman lo notara. Después de alrededor de cinco minutos aún no le habían servido. El se volteó a mí con una sonrisa de disculpa.
-Necesito ir al baño desesperadamente, ¿puedes tomar mi lugar? El chico ni siquiera ha mirado hacia este lugar aún -dijo el, señalando al barman quien estaba sirviendo en el otro extremo del bar con su espalda hacia nosotros. El lugar estaba atestado y aún así, él estaba confiado, debería haber estado un poco estresado.
-Sí, claro -acepté, moviéndome rápidamente a su espacio.
Me incliné sobre la barra un poco, para poder ver si el barman venía hacia este lado de la barra. Observé su espalda; usaba unos jeans muy ceñidos y una camiseta negra con el logo del club en la espalda. Lucía bien torneado, por lo que podía ver y su trasero se veía apetecible. Estaba felizmente mirando su trasero cuando él se dio la vuelta, por lo que accidentalmente miré su entrepierna. Me ruboricé y rápidamente aparté mi mirada, agradecido de que él no lo hubiese notado.
De pronto él estaba caminando hacia mí; horrorizado, velozmente dirigí mi mirada hacia su rostro. Era tan atractivo que mi boca se hizo agua. Su cabello castaño estaba desordenado y acomodado hacia un lado, su boca se movió para mostrar una sonrisa insolente mientras caminaba recto y se detenía frente a mí. Era alto, probablemente 1.86. Sentí que mi aliento se detenía en mi garganta en cuanto le miré a los ojos. No podía definir el color exacto, porque el club estaba oscuro, pero eran definitivamente claros,
claramente no café. Me estaba mirando tan intensamente que se aceleró mi pulso.
-Hola, ¿quieres una bebida o estás contenta mirando el escenario? -preguntó con una sonrisa de
autosuficiencia.
Diablos, ¡tiene una voz sexy!. Me reí.
-Bueno el escenario es bastante bueno en este club -respondí, asintiendo, levantando una ceja tratando
de lucir sexy.
No tenía idea de por qué estaba flirteando con él. Si trabajaba aquí eso significaba que tenía más de veintiuno, y él probablemente asumía que yo también, considerando que había usado una identificación falsificada para entrar al club.
Él arrugó su nariz. -Sip, mi vista es bastante buena también -flirteó, observándome lentamente. Yo hice
un gesto también y me incliné hacia atrás para que él pudiera ver mis piernas. El pantalon era bastante pegado no el que usaba siempre, en absoluto; pero pensé que podía probar algo nuevo esta
noche.
-Oye, ¿podemos tener algún tipo de servicio por aquí? Hemos esperado durante diez minutos -un tipo
gritó, agitando su mano enojado.
El barman me miró disculpándose. -Estaré de vuelta en un minuto. -Se alejó para servir al tipo enojado. No pude contenerme de ojear su trasero nuevamente. Ciertamente era una vista placentera, yo no exageraba.
Después de atender a Sr. Enojado, se volvió hacia mí.
-Entonces, ¿decidiste lo que querías? Preguntó pasando una mano por su desarreglado cabello.
-Hm, sip. Un ron con coca cola -pedí, tratando de pensar qué le gustaría a Tae. Sirvió la bebida y la puso en el mostrador en frente de mí, sonriendo y alejándose para servir a otras personas. Lo miré, confundido. ¿Cuánto costaba la bebida? Se alejó antes de que le pagara.
-Oye no me cobraste -le dije a la espalda.
-Va por mi cuenta -respondió, sin mirarme.
Alrededor mío la gente seguía gritando sus pedidos mientras él luchaba por mantener el ritmo.
El tipo al lado mío golpeó con su mano el mostrador y gruñó frustrado.
-En serio, ¿cuánto maldito
tiempo se tarda en tener una bebida en este lugar? -gritó airado.
Oh va a ocurrir un motín pronto. ¿Por qué no hay nadie más para ayudarlo a atender el bar?
-¿Por qué estás solo? -grité, agitando la mano para atraer la atención del barman.
-Estamos cortos esta noche, así que estoy solo hasta que Daniel vuelva de su descanso. -Levantó su hombro quitándole importancia y continuó sirviendo. Bueno eso no es justo, la gente está siendo tan ruda con él mientas les sirve y ni siquiera es su culpa.
Giré y me subí sobre el bar, meciendo mis piernashacia el otro lado y cayendo-. Oye, ¿qué diablos estás haciendo? Vuélvete al otro lado, no se permiten clientes aquí. -Me ordenó frunciendo el ceño enojado hacia mí.
Agité mi mano descartándolo y me volví al tipo más cercano que gritaba improperios.
-¿Qué puedo servirte guapo? -pregunté sonriendo dulcemente.
-Cuatro botellas de budweisser y cuatro cortos de vodka -contestó inclinándose y sonriendo ahora.
-Claro. -Le di una sonrisa coqueta antes de volverme hacia el barman quien me miraba fijamente, con
una expresión consternada-. Bueno no sólo te quedes parado mirándome, ¡empieza a servir! Bromeé.
-¿Y cuánto cuesta ese pedido? -pregunté tomando cuatro botellas de cerveza de la heladera detrás mío.
-Er... tenemos un especial para las budweisser con un corto por la próxima hora. Son cuatro dólares
cada una, entonces diez y seis dólares en total. Más gente va a ordenar eso -dijo declarando los hechos, aún observándome conmocionado.
Asentí y tomé cuatro vasos de corto de un lado, mientras buscaba dónde estaba el vodka. Él indicó hacia
la muralla en que estaban colgadas las botellas de licor.
-Gracias.
-Gracias por esto, soy Jungkook por cierto -dijo él caminando hacia el siguiente cliente.
-Jimin
Terminé de servirle al tipo y tomé su dinero. Aunque no tenía idea de cómo funcionaba la caja registradora. Estaba parado ahí mirándola confundido; era una de esas electrónicas con pantalla táctil. No
tenía idea de qué se suponía que hiciera para abrirla. Moviéndome en tensión, involuntariamente levanté
una mano tentativa, pensando que apretar algunos botones era lo que debía hacer.
Justo cuando estaba a punto de comenzar a presionar una larga secuencia de botones, esperando que
algo sucediera, dos brazos se cerraron alrededor mío desde atrás y me hicieron saltar. Jungkook tomó el
control de mi mano, guiándola hacia la pantalla.
-Toca aquí -ordenó, golpeando con mi mano la parte superior derecha de la pantalla. Un menú apareció con pequeños recuadros con los nombres de las bebidas. Sentí un sonrojo subir por mi rostro de cuán cerca esta él.
Su duro, ejercitado cuerpo apretado contra mi espalda; su aliento voló a través de mi mejilla, haciéndome sentir acalorado y perturbado-.Sólo presiona la bebida que serviste. Serviste cuatro Happy hours. -Él continuó golpeando mi mano en el ícono «oferta especial» hasta completar cuatro veces-. Entonces dale clic a Total. Luego Efectivo -expresó, moviendo mi mano hacia los lugares correctos. Luego la caja del efectivo se abrió hacia mí rápidamente. Su otra mano fue a mi cintura, retirándome hacia su cuerpo, para que la caja no me diera en el estómago-. Querrás tener cuidado, una cosita linda como tú podría salir herido por la gran caja malvada -susurró en mi oído, haciéndome
temblar. Entonces se había ido, dejándome ahí, todo mi cuerpo vibrando, mi boca levemente abierta y mi respiración saliendo en suspiros entrecortados.
Mi mente daba vueltas con pensamientos sobre lo deseable que él era.
Después de recomponerme, le serví a otras personas, cuando de pronto vi a Tae mirando alredor para
encontrarme.
-¡Tae! -grité. El no respondió y siguió mirando con preocupación-. ¡Tae! -Tomé un cubo de hielo y lo lancé hacia el. Su cabeza se alzó con sorpresa mientras le daba en el hombro.
El inspiró y miró hacia mí, confundido, antes de sacudir la cabeza y caminar hacia mí, gesticulando.
-¿Qué diablos haces? -preguntó, riéndose.
Le di un pequeño guiño. -Nuevo empleo. ¿Logro convencer como barman? -pregunté, guiñándole.
Se rió más fuerte -En serio Jimin, ¿qué estás haciendo tras el bar?
Fui a servirle al chico que estaba al lado de el para poder hablarle. -Jungkook estaba solo, la gente se estaba molestando y pensé en ayudarlo. -Levanté un hombro.
-¿Y quién es Jungkook? -preguntó el, levantándome una ceja. Indiqué sobre mi hombro hacia su espalda.
Tae lo observó-. ¡Oh, lindo trasero! -Lo admiró, riendo tontamente.
-Lo voy a ayudar hasta que el otro chico regrese de su descanso, entonces voy y te busco -dije sobre mi
hombro mientras me alejaba para servir a alguien más.
-Claro, diviértete -replicó, haciendo un guiño.
Realmente me estaba divirtiendo mucho; los chicos estaban flirteando conmigo como locos. Me negué a
servir a personas a menos que estuvieran cantando y bailando, por lo cual la gente estaba divirtiéndose
mucho mientras esperaba ser servida, lo que hizo a Jungkook reír.
Me habían dicho que guardara la propina y tenía alrededor de $40 metidos en una jarra bajo el bar. Aunque no podía quedármelos, pues
correspondían a Jungkook. No tuve mucha oportunidad de hablar porque estaba muy ocupado, pero lo rocé
al pasar junto a él algunas veces, enviándole sonrisas coquetas. Sin embargo trataba de no hacerlo; él era
demasiado viejo para mí y probablemente pensaba que tenía 21 en vez de 17, sí que probablemente no
debería estar anhelándolo como lo hacía.
Después de una media hora, el trabajo comenzó a decaer porque se había acabado la happy hour. Jungkook
se acercó y se detuvo a mi lado.
-Gracias por esto, realmente aprecio tu ayuda -dijo él, pasándome un vaso que contenía un cóctel blanco y cremoso.
-¿Qué es esto? -Fruncí el entrecejo. No parecía muy apetitoso.
Él sonrió irónico. -Se llama «Orgasmo Gritado». Y pensé darte uno como agradecimiento -declaró, haciendo un gesto hacia mí.
Me ruboricé como nunca y balbuceé. -No se llama así.
-Así se llama. ¿Nunca has tenido uno? -preguntó, levantando sus cejas inocentemente, aún cuando su
irónica sonrisa claramente mostraba que no era para nada inocente acerca de esto.
Ok, bueno supongo que puedo flirtear con él, eso no hace daño en todo caso.
-¿Uno gritado? -pregunté achicando los ojos, como pensando-. No lo he hecho, ni creo que lo haya
probado, sería el primero -declaré, tratando de no ruborizarme mientras lo decía.
-Bueno me siento honrado. -Él dio un golpecito sobre mi nariz mientras caminaba a servir a alguien
más. Tomé un gran sorbo de la bebida y casi me atraganté; era asquerosa y tenía tanto alcohol que quemó mi garganta-. ¿No te gustó? -preguntó pareciendo herido.
-Lo siento, supongo que tuve mucha confianza en tu habilidad -repliqué, devolviéndoselo, aun haciendo gestos mientras me limpiaba la boca con la palma de mi mano.
Jungkook rió y golpeó el fondo del vaso inclinándose sobre el bar, mirándome. Dinamita, de Taio Cruz
comenzó a sonar y yo grité excitado.
-¡Me encanta esta canción! -chillé, bailando y cantando junto con la música.
Jungkook sólo me miró con una sonrisa divertida en su rostro. -Guau, cantas fatal -se rió.
Rodé los ojos y agarré su mano, tirándolo hacia mí. -Baila conmigo, una retribución viendo que el
orgasmo que me diste fue una decepción -lo desafié.
Él rió y puso las manos en mis caderas, acercándome más a él mientras comenzamos a bailar. Puse una mano sobre su duro torso mientras bailábamos muy cerca uno del otro, haciendo vibrar y arder con
necesidad todo mi cuerpo. Demonios, él es tan ardiente. Mi respiración salía en rápidos alientos, quería
desesperadamente que me besara, aunque yo era claramente muy joven para él.
-Salgo dentro de una hora, cuando los otros dos barman lleguen aquí, qué te parece si te invito a un trago o algo de comida como verdadero agradecimiento -sugirió, corriendo un mechón de cabello de mi frente con sus dedos.
No quería beber nada más, pero estaba bastante hambriento y podría tomar algo de pizza u otra cosa
justo ahora. -Estoy bastante hambriento -admití, mordiendo mi labio y pensando. Realmente no
debería ir con él, ni siquiera conozco este chico, no debería salir con él, deberíamos quedar sólo como
conocidos...
-Genial. -Él sonrió deslumbrante, sus ojos brillaban. Desesperadamente quería que encendieran las luces para poder ver su color, deberían ser azules o verdes, eran demasiado luminosos para ser cafés,
definitivamente.
Justo entonces un hombre vistiendo la camiseta negra igual a la de Jungkook, levantó un lado del bar y caminó
dentro, mirándome consternado.
-¿Qué demonios estás haciendo dejando a un cliente entrar aquí? -
preguntó, sacudiendo su cabeza pero con una sonrisa autosuficiente a Jungkook. Él obviamente pensó que
estábamos en algo.
-Jimin estaba ayudándome mientras se aglomeraban los clientes por la happy hour -explicó Jungkook,
levantando sus hombros, sus ojos no se alejaron de los míos-. Entonces, ¿puedes darme tu número para
poder llamarte cuando termine? -preguntó mirándome esperanzado mientras sacaba su móbil, sosteniéndolo hacia mí. Asentí y marqué mi número excitado-. Estaré una hora más aquí -dijo, guiándome hacia la abertura en el bar. Justo cuando estaba por salir tomó mi mano, deteniéndome-. Espera, olvidé darte algo. -Dio un paso hacia delante con una sonrisa asomándose por los costados de sus boca.
Lo miré con curiosidad.
¿Qué olvidé?
Inclinó su cabeza rápidamente y me dio un beso ligero, sólo duró un segundo. Sus suaves labios parecían
encajar perfectamente con los míos.
Estaba ciertamente muy sorprendido para besarlo de vuelta. Cuando se alejó me sonreía con superioridad, estaba claro que me veía sorprendido. Todo mi cuerpo pedía más y quería agarrarlo, romperle la ropa y que me tomara en medio del bar.
-Eee... Si... bueno... Yo... mmm... sip -tartamudeé, sintiendo cómo me subían los colores a la cara de
nuevo.
Él golpeó suavemente mi nariz de nuevo. -Honestamente eres muy tirno. -Se rió y volvió al bar, cerrándolo tras él y alejándose sin una mirada hacia mí.
Susurré feliz y me abrí camino hacia mis amigos que aún seguían bailando. Divisé la espalda de Tae, se estaba besando con algún tipo. Rodé mis ojos y me encaminé hacia mis otros amigos, Woozi y Ten.
-¿Dónde estabas? Tae dijo que estabas ayudando tras el bar -preguntó Woozi, lucía confuso, como si pensara que quizás Tae estaba borracho o algo así.
-Sí, lo estaba, estaban cortos de personal -confirmé asintiendo-. Y ahora tengo planes con un extremadamente apuesto barman en una hora. -Añadí, subiendo mis cejas.
Woozy y Ten rieron. -Eres un atrevido -me provocó Woozi jugando.
-Lo sé -dije bromeando. Aunque no era cierto, ambos lo sabíamos. Sólo había salido con dos chicos antes y ambos habían sido novios en serio.
Bueno en un tiempo fue en serio de todos modos, porque luego no resultó. Rompí con mi novio de seis meses, Nick, al comienzo del verano y desde entonces nunca tuve una cita porque no estaba interesado en nadie.
Mientras, bailábamos y les contaba cada detalle sobre Jungkook, el beso, el coqueteo. Después de un rato mi
teléfono sonó en mi bolsito. Contesté nervioso, sabiendo que debía de ser él porque era un número desconocido.
-Hey, Jimin, ya terminé. ¿Aún quieres salir a comer algo? -preguntó.
-Sí, está bien -asentí, tragando mi excitación nervioso.
-Nos encontramos en la entrada entonces.
-Bueno. -Me volví hacia mis amigos. Tae estaba prácticamente brincando de alegría, estaba pensando,
probablemente, en todos los chismes de los que se enteraría al día siguiente. -Bueno chicos, si salgo
asesinado, entonces díganle a mis padres que los amo y ustedes pueden pelearse mi iPod -bromeé.
Tae me abrazó. -Asegúrate de hacerle saber que nosotros sabemos que estás con él, así no intentará nada. Dile que sabemos que él es la última persona con quien estuviste y se lo diremos a los policías si te asesina. Prométeme que se lo dirás -dijo el, mirándome serio.
¡Oh! Quizás esta no era una idea tan brillante después de todo.
-Mmm, Tae no digas esas cosas que me asustas.
Quizá debiera llamarlo y decirle que cambié de idea o algo...
El balbuceó bebida. -Solo vete. Dijiste que era ardiente. Todo lo que vi fue su trasero y era apetitoso - me ordenó, con un suave empujón en dirección a la puerta-. Llama o escríbeme un mensaje cuando llegues a casa para saber que llegaste bien. ¡Y dile a él lo que te dije! -me ordenó, sonando un poco como mamá aún cuando estaba ebrio.
-Lo haré, y vosotros manteneos a salvo también. -Les lancé a todas besos al aire mientras caminaba
hacia la salida.
Él estaba de pie ahí apoyándose contra el muro casualmente; se veía tan apuesto que hizo que mi
corazón se acelerara.
-Oye, ¿tienes una chaqueta? -preguntó indicando hacia la recepción. Negué con la cabeza como respuesta-. Vinimos en un taxi hasta aquí, así es que ni siquiera pensé en una chaqueta más temprano. -Quizá debiera haberlo hecho, era casi media noche ahora y hacía viento afuera-. Toma puedes usar mi suéter -me ofreció, poniendo un chaleco con gorro azul en mis manos.
-Pero entonces tú tendrás frio -protesté, sacudiendo la cabeza y devolviéndoselo a él. Lo sacó de mis
manos y giró sus ojos quitándole importancia. De pronto lo empujó sobre mi cabeza. Olía sorprendente,
justo como él. Sonreí y metí mis brazos por las mangas. Él se rió.
-Es un poco grande, quizá crezcas en él -bromeó. Yo puse las mangas hacia arriba y él indicó hacia la puerta señalando que nos fuéramos.
Tomé su mano, deteniéndolo. -Espera, mis amigos me hicieron prometerles que te diría algo - balbuceé, levemente avergonzado. Me miró con curiosidad, esperando que hablara.
-Ellos saben que estoy contigo y que si me asesinas le dirán a la policía que fuiste el último en verme con vida -solté apurado, sonrojándome por lo estúpido que sonaba.
Maldición Tae, acabo de quedar como un idiota.
Explotó en risas y me empujó hacia la puerta nuevamente. -Haré mi mejor esfuerzo para no matarte entonces. No me gustaría tener problemas con la policía -replicó con una mueca de horror. Sonreí tontamente, mordiendo mi mejilla.
Me condujo hasta un Jeep plateado; no tenía idea sobre autos así es que no sabía de qué tipo era. Apretó sus llaves, abriendo el auto. Tan pronto como el mecanismo de la puerta sonó, la abrió para mí. Miré y me reí había basura por todos lados, todo el piso y por todos los asientos. Periódicos, envolturas de dulces, latas de soda vacías tiradas alrededor sin cuidado.
—O mierda, eee, debí haber limpiado el auto y luego llamarte, Ups —murmuró, luciendo como un
cordero mientras juntaba todos los restos y los tiraba al asiento trasero.
—Gracias —sonreí con autosuficiencia mientras subía. Lo observé caminar alrededor del auto, notando los músculos de sus brazos y cómo el viento soplaba a través de su camiseta contra su pecho demostrando lo plano que era.
Apuesto que se vería increíble sin camisa.
Se subió interrumpiendo mi mirada coqueta. —Entonces ¿qué quieres para comer? —preguntó encendiendo el auto.
—No me importa. Lo que tú quieras. Como de todo —murmuré, despreocupado.
—¿Pizza? —sugirió. Subí un hombro y asentí. Estaba deseando eso secretamente.
Sonrió y condujo por el camino, estacionando delante de una pequeña pizzería en que servían toda la
noche, no muy lejos. Me bajé del automóvil y caminé a su lado.
Mientras él pasaba, un grupo de chicos estaban sentados ahí, riendo muy fuerte y aparentando rudeza y él me empujó, de alguna manera más
cerca de él.
Demonios él es dulce.
—¿Alguna preferencia? —preguntó mientras mirábamos el menú sobre el mostrador.
—Cualquier cosa sin anchoas, soy alérgico.
—¿Pepperoni? —sugirió, frotando mi espalda suavemente, haciéndome temblar. Asentí mordiendo mi
labio, tratando de no demostrarle que su toque casual me afectaba.
Pidió la comida y trajo dos latas de Coca-Cola. Había una pequeña mesa de plástico y sillas a un lado, así es que nos sentamos para esperar. Miré hacia él y pude ver sus ojos como corresponde por primera vez.
Eran hermosos. Un color gris luminoso con un tinte de azul, eran cautivantes y no pude alejar mi
mirada. Todo mi cuerpo comenzó a vibrar. No podía quedarme quieto. Él sonrió muy seguro de sí mismo y miró hacia abajo, a su bebida, liberándome de su intensa mirada y sus hermosos ojos. Solté un suspiro de alivio.
—Así que, ¿has trabajado antes en un bar?, parecías saber lo que estabas haciendo —preguntó, apoyándose en la mesa.
—Mi tío tiene un bar, he estado detrás del mostrador algunas veces, pero nunca había servido realmente
hasta esta noche. —Levanté un hombro restándole importancia.
—Eres un barman decente, a los clientes les gustaste. O, por cierto tomé tus propinas. —Metió la mano
en su bolsillo, sacando un puñado de monedas y ofreciéndomelo.
—No la quiero, quédatela, es tu trabajo no el mío —me reusé, sacudiendo mi cabeza.
—Jimin, te lo ganaste, tú te quedas con tu propina. Hiciste como $52 en menos de una hora, imagínate
cuánto ganarías trabajando toda la noche. —Levantó sus cejas, luciendo impresionado.
—Sí, quizá deberías encontrarme un trabajo ahí entonces —hice una broma
—Puedo hablar por ti si vas con esto en serio —se ofreció, poniendo su cabeza hacia un lado para que su
pelo se corriera de sus ojos.
Me reí sacudí mi cabeza. —No creo que pudiera soportar eso todo los fines de semana. Debe volverse
aburrido ¿o me equivoco? —pregunté curioso. Fue divertido esta noche pero hacer eso todo el tiempo se volvería un poco tedioso, mirar a todos alrededor tuyo emborracharse mientras estás trabajando se vuelve molesto después de un tiempo.
—Sí, tener chicas tirándose hacia ti todo el tiempo definitivamente se vuelve irritante después de unos
días —dijo riéndose. Oh si, lo capto, es un jugador y usa el bar para conocer chicas. Bueno Jimin, justo te has convertido en su revolcón rápido de la noche.
—Sí, puedo imaginar cómo será —murmuré sarcásticamente. Estaba enojado conmigo mismo por siquiera
haber pensado algo distinto. ¿Qué diablos vería un chico como él en mí de todos modos? ¿Por qué demonios acepté esto? Cree que soy uno de esos chicos que busca un revolcón de una noche. Genial, simplemente genial.
—Sí, sólo pasaste una hora con todos los chicos babeando por ti, imagina eso cada fin de semana por el último año —declaró, levantando su nariz. Un momento, ¿hablaba en serio cuando dijo que se volvía irritante? ¡Mierda! Ahora estoy confuso.
Por suerte la pizza llegó en ese momento, eso interrumpió nuestra conversación. —Estamos cerrando
chicos —dijo el hombre, dejando caer la caja en la mesa.
—O, pensé que podíamos comer aquí —Jungkook replicó, mirándolo confundido.
—Generalmente sí, pero necesito llegar a casa temprano. Hay un letrero en la puerta. —Indicó el hombre
hacia el trozo de papel dentro de la puerta.
—¡O! Bueno entonces, gracias —Jungkook se levantó y agarró la caja volviéndose hacia mí—. Lo siento, pensé que podíamos comer dentro. Si quieres podemos comer en mi casa, está justo a la vuelta —sugirió
mientras caminaba hacia la puerta.
—¿Está más limpia que tu auto? —Me reí de él.
Él se rió y negó con la cabeza tímidamente. —No realmente.
—Ok, bueno supongo que tendré que soportarlo para comerme la pizza —hice rodar mis ojos juguetonamente.
Él rió y abrió la puerta de acompañante para mí, esperando que estuviera arreglado dentro antes de poner la caja en mis piernas.
Nos condujo por la carretera durante unos minutos antes de aparcar fuera de un edificio de apartamentos. Tomó la caja de mi regazo y salió del coche, mientras yo lo seguía al segundo piso,
deteniéndose fuera de su puerta.
Tomó sus llaves torpemente mientras yo me sacaba mis zapatos. Los
pies me estaban matando, llevando mis zapatos altos toda la noche, sin duda tendría ampollas. Dejó que la
puerta se abriera y me miró disculpándose. Entré y me detuve, mi boca cayó abierta en shock. Su casa
era un basurero. Había cajas de comida vacías y latas de soda por todos lados. Platos sucios esparcidos
por el lugar, y ropa regada por el suelo.
¡Wow, es un flojo! —¿O mierda, te han robado? —bromeé, tratando de no reír.
—Ja-ja —replicó mientras caminaba a mi mío, tomando mi mano y llevándome hacia dentro. Miré hacia el sofá; estaba repleto de revistas y ropa, un tazón medio lleno de lo que podría haber sido café de hace una
semana aún estaba ahí.
Estallé en risas. —Jungkook, ¡este sitio es asqueroso! Quizá sólo deberíamos habernos sentado en el suelo en la calle, habría sido más saludable.
—Deja de quejarte y acéptalo —declaró, tomando el tazón del asiento y barriendo todo el resto del suelo,
me hizo reír más fuerte. Wow, su idea de asear era una gran decepción—. Siéntate y come —ordenó.
Me senté en el sofá, que era sorprendentemente confortable. Puso la caja sobre mi regazo y caminó hacia otra habitación; saqué un trozo de pizza y comencé a mordisquearlo.
Cuando miré hacia abajo me di
cuenta de que mis pies estaban sobre un montón de sus papeles, entonces los tomé y los metí debajo de mí.
Volvió minutos después con dos latas de Pepsi.
—No tenía nada más que zumo para ofrecerte, pero tendrías que beber directo de la lata porque no tengo
vasos limpios —dijo luciendo como un carnero.
—Es asqueroso. Apuesto a que el dormitorio está peor —le solté, sacudiendo mi cabeza riendo.
—¿Quieres ir a mirarlo? —preguntó, levantando una ceja y mirándome increíblemente sexy. La comida
quedó atorada a mitad de mi garganta, ahogándome. O Dios, ¿él piensa que estoy aquí para tener sexo
con él? Se rió y me palmeó la espalda, alcanzándome la lata de soda—. Estaba bromeando… bueno, quizás estaba bromeando —se burló mirándome muy seguro de sí mismo.
—Si tú piensas que siquiera voy a acercarme a la cama en tu casa, estás muy equivocado. ¿Cuándo fue la
última vez que cambiaste las sábanas? —Bromeé.
—¿Se tienen que cambiar las sábanas? —preguntó luciendo consternado. Oh Dios ¿Lo dice en serio? ¡Qué asco! Lo miré asqueado y consternado. Estalló en risas—. Oh Jimin, eres demasiado divertido. —
Sacudió la cabeza, riendo tan fuerte que tenía lágrimas en los ojos. Yo reí también, pero mi risa era más de alivio. No puedo creer que realmente pensara que hablaba en serio. Demonios soy tan crédulo.
—Entonces, dime algo más sobre ti —me alentó, tomando su quinto pedazo de pizza.
—¿Mmm, como qué?
—Tienes hermanos o hermanas, tienes algún hobby, dónde trabajas. Ese tipo de cosas —respondió
levantando sus hombros.
—Ok, bueno, no trabajo, voy al instituto. Realmente no tengo ningún hobby, me gusta nadar y leer y soy
hijo único. ¿Qué hay de ti? —contesté, observando su reacción a mis respuestas.
Él sonrió y me sentí relajado. Obviamente no estaba molesto por el hecho de que yo aún estuviera en el
instituto, por lo que él sabía que era menor de 18.
—Bueno tú sabes dónde trabajo, me gusta jugar pool, pero eso es sólo entretenimiento con los amigos, y
tengo una hermana mayor y un hermano menor.
—¿Sí, de qué edades? —pregunté, terminando mi bebida y mirando alrededor por una papelera o algo
donde tirar la lata.
Arrugó su nariz y tomó la lata por mí, poniéndola en el suelo. Rodé mis ojos. —Mi hermano, Taeli, tiene 19 y mi hermana, Sunny, tiene 25. Mmm oye, esto podría ir más lejos y tú puedes decir que no si quieres… —arrastró las palabras luciendo avergonzado. Lo miré con curiosidad esperando a que
continuara—. Bueno… ee… mi hermana se casa mañana. Estaba pensando, me preguntaba si querrías
venir conmigo —preguntó mirando esperanzado.
¡Joder! ¿Él quiere que vaya en una cita a una boda familiar? ¡Eso un poco extraño!
—Mmm… —murmuré mordiéndome el labio, pensando; por un lado querría pasar más tiempo con él.
Parecía muy dulce, pero, por otro lado, ¿qué pasaba si me sentía incómodo? No podía exactamente irme si me aburría. Era una boda, lo que significaba una comida y una fiesta después, probablemente era algo de todo el día.
Sonrió incómodo. —Tienes que pensar sobre ello. La boda es mañana, a las dos en punto de la tarde, si
quieres venir me puedes llamar. Digo, es solo pensamiento, les dije que iría solo porque no tengo novia, entonces el puesto de mi acompañante quedaría vacío. Mi hermana dijo algo sobre acomodarme con alguna de sus amigas solteras para el evento —hizo una mueca lo que me hizo reír.
—Claro, y tú no quieres eso porque tienes suficiente con chicas flirteando en tu trabajo —lo molesté.
—¡Exactamente! Wow, tú si escuchas. Quizá te juzgué equivocadamente —dijo en voz alta sonriendo.
—¿Sí? ¿Pensaste que era una cabeza hueca a quien poner en tu cama sucia? —pregunté, sacándole la
lengua. No dijo nada, sólo se inclinó suavemente. En el momento estaba muy consternado como para hacer algo al respecto.
Se retiró antes de que me recuperara. —No pensé que fueras una cabeza hueca…— pero sí pensaste que me pondría en tu cama sucia —respondí sarcásticamente.
Se rió travieso. —Vamos, te llevaré a casa si ya terminaste de insultar mi casa —sugirió, poniéndose de pie y extendiendo una mano para ayudarme. Me levanté y sostuve la caja de pizza entregándosela, él se rió y la tiró en el sofá, sacudiendo la mano restándole importancia—. La tiraré luego.
—Realmente eres monstruoso.
Hizo una pequeña reverencia como si fuera un cumplido y tomó mis zapatos del suelo. —Vamos entonces, lindo, vamos a llevarte a casa —dijo dirigiéndose hacia la puerta. Puso mis zapatos abajo y esperó a que deslizara mis pies en ellos.
Charlamos con sencillez y condujo hacia mi casa; era sorprendentemente fácil conversar con él. Cuando estacionamos fuera de mi casa, salió del auto y lo rodeó para llegar a mi lado, abriendo la puerta justo cuando lo iba a hacer yo, entonces me empujé hacia el aire fresco, casi cayendo del auto. Él rió pero me detuve inmediatamente cuando lo miré.
—Lo siento —murmuró, tratando de detener su risa. Golpeé con mi mano su pecho mientras salía del auto; era tan duro que inmediatamente comencé a tener pensamientos de intenso deseo. Me sonrojé y miré hacia otro lado, él lucía como si supiera lo que yo estaba pensando.
Me siguió y caminamos hacia la
puerta—. Entonces, bueno, tienes mi número de cuando yo te llamé, si quieres venir mañana llámame. Lo más tarde que podré responder es la 13:30 supongo, entonces si… —arrastró las palabras pareciendo
incómodo.
Jeez, es realmente dulce. Agarré su camiseta y lo acerqué a mí, levantándome en puntillas y apretando mis labios contra los suyos. Él no estaba consternado como yo cuando me besó. Me lo devolvió
inmediatamente, una mano comenzó a subir por el costado de mi cuello. Se retiró y yo quedé un poco atontado. El beso fue tan suave y dulce que hizo retorcer mis entrañas. Él lamió sus labios suavemente, sus ojos mirando directamente a los míos, el hermoso tono gris de sus ojos me hizo sentir mareado.
—Mejor me voy. Gracias de nuevo por ayudarme esta noche —dijo, dejándome y girándose para partir.
Mientras lo miraba caminar hacia su coche, me di cuenta de que no quería dejarlo ir. Definitivamente lo quería ver de nuevo, besarlo de nuevo y tener sus brazos a mi alrededor.
—¿Jungkook? —lo llamé, haciéndolo detener a mitad del camino—. Recógeme entonces a la 13:30.
Sonrió abiertamente. —Genial, ok, te veré mañana Jimin. —Lucía tan feliz que hizo mi corazón latir más rápido.
Entré silenciosamente a casa y subí por las escaleras. Una vez que estaba en la soledad de mi cuarto me lancé sobre la cama y dejé salir un pequeño suspiro. Le envié un mensaje a Tae diciéndole que estaba en casa a salvo.
Entonces me puse de pie y tomé el pijama. Me quité su chaleco y lo miré con los ojos bien abiertos, porque había olvidado devolvérselo. Tendría que dárselo mañana. Sonreí con el
pensamiento de verlo de nuevo, apenas podía esperar. Me puse el pijama y me metí en la cama, no
podía sacar de mi rostro la sonrisa de felicidad mientras me quedaba dormido.