Aquella mañana cuando Jimin se levantó por los rayos de sol, que golpeaban contra su rostro, se dió cuenta que Jungkook ya se había ido a trabajar pero en aquella pequeña bruma de dormido y despierto pudo recordar que ese día era su aniversario así que tenía que pensar en un regalo para su amado.
Mientras se levantaba y aseaba como todas las mañanas una pequeña sonrisa apareció en su rostro al recordar cómo se habían conocido, era algo vergonzoso y muy divertido pero que al final gracias a ello ahora eran pareja. Al finalizar con su limpieza bajo a prepararse el desayuno pero grande fue su sorpresa al verlo servido en la mesa junto a una nota que seguro, se lo había dejado su muy sexy esposo, cuando terminó de leerla vino una idea a su mente, una idea alocada y desvergonzada pero que sería genial para celebrar su aniversario, además que otra celebración podría hacerse que repetir como se conocieron... así que sin darle muchas vueltas y dejando su desayuno a la mitad de dirigió de nuevo al cuarto para poder cambiarse e irse a visitar a su esposo al trabajo.
🍁🍁🍁
Eran las diez de la mañana cuando Jimin ingreso a la clínica donde trabaja jungkook, pudo ver qué habían varios pacientes esperando su citas y una que otra omega fingiendo estar enferma para poder ver al doctor Jeon, uno de los doctores más guapos en la clínica Seúl, hizo una mueca al ver que habían varias personas ahí, tal vez unas 20 o 25 y esperando su turno pero el no podía esperar debía entrar así que sin importarle las miradas de los demás se encamino en dirección a la secretaria de Jungkook, una linda beta con un silencioso enamoramiento por el doctor Jeon.
– Buenos días, quiero ver al doctor Jeon – Dijo sin titubeos cuando ya estuvo cerca del escritorio de la secretaria.
Aquella beta levantó la mirada del ordenador mirando con desdén a aquel Omega insolente – Disculpa, no puedes entrar – Respondió mirándolo de arriba a abajo – debes agendar una cita con Jungkook – una sonrisa de autosuficiencia se mostró en la beta al creer que había ganado, que equivocada estaba.
– ¿Eres nueva verdad, cariño? – pregunto Jimin enojado por la confianza con que decía el nombre de su Jungkook.
– Eso no es de tu incumbencia – volvió a responder de mala manera – ahora ve y haz una cita porque aquí no puedes entrar solo porque quieras, Omega –
Lo hubiera dejado pasar de no haber Sido por la forma desdeñosa en que había dicho que era un Omega, sí, sabía que los omegas machos no eran bien vistos pero eso no le daba derecho a aquella beta a tratarlo como si fuera un error así que estaba decidido a bajarle los humos de autosuficiencia a aquella cualquiera.
Sin decir alguna palabra y viendo que el que estaba teniendo su cita con Jungkook acababa de salir se encamino a la puerta rápidamente siendo seguido por la secretaria que le gritaba que no podía entrar.
Al estar dentro pudo observar a Jungkook en su escritorio, con sus lentes y su distinguido café en una mano mientras que en la otra veía los papeles, de lo que sabía, sería su siguiente paciente.
– Te dije que no podías entrar, estúpido Omega – grito la beta al llegar a donde estaba Jimin
– ¿A quien le llamas estúpido secretaria de cuarta? – pregunto Jimin, volteandose enojado y encarando a aquella beta que ya lo había hartado.
– a ti estu...– las palabras que iban a salir de su boca quedaron atoradas en su garganta al escuchar el gruñido que emitió el doctor Jeon. Así que aunque estaba asustada se giró a ver a Jeon que en ese momento iba en dirección a ellos, enojado – L-lo siento d-doctor Jeon, este O-omega se metió y no lo pude detener – hablo nerviosa esperando que el doctor sacará al Omega y la felicitara por haber intentado detenerlo pero lo que no esperaba era que aquel insolente Omega se lanzará a los brazos del doctor.
– ¿Estás bien, bebé? – pregunto Jungkook al ver a Jimin abrazado a el tan efusivamente.
– N-no – respondió Jimin dejando salir algunas lágrimas de cocodrilo – ella no me dejaba entrar – señaló a la secretaria mientras le hacía ojitos a Jungkook.
Jungkook sabía que Jimin estaba mintiendo, tenía bien conocido a su Omega y sabía que el incidente no le había afectado en nada y lo único que estaba haciendo era parecer indefenso para que regañara a su secretaria.
– ¿Que paso aquí? – le pregunto a la beta sin dejar de abrazar a su pareja.
– E-este Omega se metió sin hacer cita Doctor Jeon, es un insolente – hablo la secretaria aún aturdida al ver al serio doctor tan cariñoso con el Omega – Nadie puede meterse así, todos deben agendarse antes –
– Él no – dijo Jungkook tratando de controlar a su alfa que le decía que despidiera a la beta por llamar estúpido a su Omega – entiendo tu confusión pero no voy a permitir que le faltes al respeto a el ni a nadie más, este es un trabajo serio y no quiero chiquillos diciendo groserías por ahí – hablo, lo más profesional que pudo
– S-si lo entiendo Doctor, no volverá a pasar – su voz salió entre dientes ante el inminente enojo que empezaba a crecer en ella al ser la que fue regañada mientras el Omega solo observaba su humillación con una sonrisa.
– Bien, que no se repita – suspiro Jungkook – ahora que ya está aclarado todo quiero presentar a mi Omega y esposo, Jeon Jimin – Dijo mientras señalaba a Jimin, que en ese momento se sintió inmensamente orgulloso – para que no hayan más confusiones y porque el si puede entrar aquí sin cita –
– ¿S-su e-esposo? – pregunto aún aturdida y sintiendo como su corazón se rompía y todas sus esperanzas, de tener algo con el Doctor Jeon, se fueron a la basura.
Jimin ya estaba harto, el venía con una sola idea en mente y esa beta solo estaba molestando así que sin importar nada respondió antes de que Jungkook pudiera – Si, su esposo. Ahora ¿Te puedes ir? Tengo cosas que hablar con mi alfa – Dijo Jimin con una sonrisa descarada.
La beta al no escuchar palabra de Jeon no le quedó de otra que tomando un gran suspiro para no lanzarse a aquel Omega hizo una reverencia y se retiró sintiendo la importancia subir por su ser y las lágrimas bajar por sus ojos.
Cuando Helen salió por la puerta Jungkook se volteo a ver a Jimin con una mirada de reproche – Así que...¿No le dijiste nada? –
Sin sentirse culpable Jimin solo le sonrió y dejo un beso casto en sus labios como respuesta.
– Eres incorregible – suspiro Jungkook dramáticamente siguiendo a Jimin que en ese momento ya se encontraba sentado en el escritorio de Jeon
– ¿Estás muy ocupado? – pregunto Jimin mirando los papeles en el escritorio de Jungkook con desinterés.
– Uhm para ti, nunca – respondió – pero... ¿Tú no deberías estar en la empresa? – pregunto aún confuso por tener a su Omega ahí sabiendo lo dedicado que era con su trabajo.
– Tengo el día libre, Kookie – puchereo – ¿No te acuerdas que te lo dije ayer? –
– Sí, si ahora lo hago pero eso no explica a qué has venido, nunca te ha gustado el olor de acá –
– Es que...ya que hoy es nuestro aniversario hice una excepción – Dijo Jimin mientras abría las piernas y dejaba que Jungkook entrara en ellas en una clara invitación – además, estuve pensando en el día en que nos conocimos y supuse que no sería mala idea celebrarlo repitiendo nuestro primer encuentro – Dijo mientras se acercaba a su amado y envolvía sus brazos en su cuello.
Jungkook sintió como su polla se engrosaba con esas simples palabras y su alfa empezá a responder con la misma excitación – ¿Q-que has dicho? – pregunto mientras se dejaba envolver por las feromonas dulces de su Omega.
– Uhm nada, era solo una sugerencia pero si no quieres puedo esperarte en casa – Jimin hizo el amargue de bajarse del escritorio pero Jungkook envolvió sus brazos posesiva mente en su cintura impidiendo que se fuera.
– Yo nunca dije que no quería – respondió Jungkook mientras movía su pelvis simulando una embestida.
– Pues que bueno porque he venido muy preparado – hablo Jimin entras le daba más espacio a los labios de Jungkook en su cuello.
– Omega travieso – fue lo último que dijo Jungkook antes de lanzarse a los labios de Jimin y empezar un beso duro y fogoso.
Estuvieron así algunos minutos, besandose salvajemente pero eso no era suficiente, querían más así que sin importarle el ruido Jungkook se separó de Jimin y tiro todas las cosas de su escritorio para poder acostar a su amante ahí.
– Que impaciente – se burló Jimin dejándose desvestir por su esposo.
– Contigo, siempre – Dijo Jungkook sacándole los pantalones y la ropa interior al contrario.
Jimin soltó un jadeo al sentir el aire frío impactar con su pene pero no sé dejó llevar por aquella sensación pues empezó a desvertir a Jungkook, igual de impaciente que su amante. Cuando ambos estuvieron desnudos volvieron a unir sus bocas, saboreándose lentamente.
Ambos sabían que estaba mal, que todos podían oír lo que estaban haciendo pero a ninguno le importaba, ellos solo querían saciar su sed pues hacia días que no se veían.
Tenían bien aprendido que el esposo original de Jungkook nunca los dejaría estar juntos, sabían en lo que se metían cuando habían empezado a salir pero sus lobos se amaban, se deseaban y una sortija no sería impedimento para su fogoso amor.
En realidad, no eran esposos, si eran alfa y Omega porque entre ellos existía una marca pero el original esposo de Jungkook vivía en Busan y Jungkook vivía en Seúl.
Aquel matrimonio fue consumado por dinero así que Jungkook nunca lo amo pero Jimin, Jimin era diferente por el estaba loco y aunque eran realmente amantes, aunque ambos eran el oscuro secreto del otro no se arrepentían pues la adrenalina era más caliente ante el miedo de ser descubiertos en su pecado, al final jugar con fuego era más divertido.
Si, ambos eran un oscuro secreto porque al igual que Jungkook, Jimin estaba casado, pero el estúpido alfa le era siempre infiel y casi nunca se estaba en casa y Jimin había encontrado a Jungkook que le proporcionaba todo, amor, sexo, un muy buen sexo, cariño, todo lo que un Omega pudiera desear por lo que cuando su aventura inicio el acepto sin rechistar porque sabía que nunca se le presentaría la oportunidad, dos veces.
Esos fueron sus últimos pensamientos pues cada beso dado era más caliente que el anterior, dejándolos exprimidos de cualquier pensamiento.
Su lengua pasaba por cada curva de aquel cuerpo pecado de los dioses deleitándose con su sabor y el olor que emanaba cada poro. Sus manos lentamente delineaba los muslos carnosos del contrario mientras sus dientes mordian ligeramente escuchando los gemidos de placer que emitía el pelirubio, cada gemido era música para sus oídos y un afrodisíaco para su pene.
Sus ojos llorosos, los carnosos labios entreabiertos soltando jadeos indecorosos, su naricita roja por el intenso placer y sus ojos brillosos era la mejor imagen que Jungkook había visto. Una sonrisa socarrona se extendió en su rostro cuando sus grandes manos fueron a para al miembro de Jimin, masajeadolo en un torturoso vaiven, y pudo observar como este se retorcía y arqueaba su espalda intentado cargar con todo el placer que su mano le otorgaba.
Sus labios estaba hinchados por los besos anteriores y de ellos salían palabras pecaminosas pidiendo más - ¡Ah!...ah...j-jungkook m-más - gimió Jimin sin poder pensar coherentemente y sobre estimulado por las manos en su pene y el plug en su ano.
- ¿C-como me has llamado? - Gruño Jungkook mientras se acercaba peligrosamente al cuerpo del rubio.
Su cerebro estaba fundido y eso no le permitía pensar con claridad porque el sexo con Jungkook siempre era así, candente, duro y que al final te dejaba sin neuronas por ello solo pudo soltar un siseo ante el escozor de su nalga.
- Te he hecho una pregunta pequeña perra - dijo Jungkook apretando con más fuerza de la necesaria el pene de Jimin - responde - volvió a demandar mientras daba otra nalgada.
El ardor en su nalga contraria le dijo que Jungkook no estaba jugando por lo que con toda la inocencia falsa que pudo reunir respondió - ¿Papi? -
Y solo esa palabra bastó para que las fosas nasales de Jungkook se ampliarán ante la ola de placer que sintió bajando por todo su duro cuerpo hasta detenerse en su polla que se erguia sobre su abdomen, hinchada y orgullosa soltando líquido preseminal por la punta.
Recordaba que desde que era un adolescente puberto aquel fetiche se había adherido a él calentandolo de un solo tirón al escucharlo y más cuando venía de los esponjosos labios de su esposo. Jimin tenía bien aprendida la debilidad de Jungkook por lo que siempre la usaba a su favor para conseguir lo que quería, como ahora.
Dejando escapar un ligero jadeo intentando llamar la atención de su amante pues este se había quedado viendo un punto fijo en su pecho dejándolo con ganas de más – ¡Papi! – chillo
Una sonrisa apareció en el rostro de Jungkook al escuchar a su pequeño quejarse pero quería escucharlo rogar por lo que siguió en la misma posición, ignorandolo.
Los labios de Jimin formaron un puchero inconsciente, puchero que Jungkook quería morder y besar hasta saciarse, con lo que no contaba es que tan rápido como apareció aquella expresión en el rostro de su esposo así había desaparecido pues Jimin habia recordado cada debilidad de su jungkook por lo que lentamente sus manos subieran por la espalda de su amante rozando cada marca, hechas con anterioridad con sus uñas, hasta llegar a su cabello y alarlo gritando como si hubiera llegado al orgasmo y solo ese sonido bastó para que Jungkook quitara los ojos de sus dos botones mirándolo confundido hasta que se dió cuenta de su pequeña jugarreta.
– Así que piensas terminar sin mi – Susurro ronco Jungkook en su odio mientras mordía ligeramente su lóbulo.
–P-papi...n-no me ponía atención – respondió en un gemido, Jimin.
–Uhm papi es muy malo ¿No, bebé? – pregunto Jungkook mientras su diestra se hacía camino por el cuerpo de su amado hasta detenerse en el olvidado dildo – Papi siempre debe tener toda su atención en su bebé ¿Verdad? – Dijo, moviendo el dildo de arriba a abajo entre el anillo de músculos.
Jimin no respondió ido ante la excitación, sus ojos demostraban que se encontraba en un limbo de placer del que no quería salir y Jungkook sonrió por eso, orgulloso de que solo el pudiera causar esos estragos en su Omega.
Su cabeza lentamente descendió hasta que sus labios empezaron a succionar el pezón erecto mientras que su gemelo era masajeado por la otra mano de Jungkook. Jimin llevo sus manos al cuello de su amante intentando sostenerse porque sentía que en cualquier momento se caería del escritorio.
Ambos estaban al borde, después del juego previo su clímax estaba más cerca de lo esperado por lo que Jungkook saco el dildo de la entrada de Jimin, sabían que no necesitaba preparación porque los omegas tenían un lubricante natural pero Jungkook amaba estirar a Jimin hasta que gritara de placer por lo que sonriendo mostró tres dedos, dedos que Jimin envolvió en sus labios para ensalivarlos.
Aquella cavidad se sentía como la gloria, húmeda y caliente, y Jimin sabia como usarla pues su lengua era una experta envolviéndose en los dedos de Jungkook, tentando lo. Un poco de saliva escurría de las comisuras de sus labios pero eso solo hacía que se calentarán más pues mientras más sucio era, más pecaminoso se volvía.
Ambos sabían dónde se estaban metiendo, que era lo que estaban haciendo pero a ninguno de los dos les importaba que todos en la sala de espera los escucharán, que la pobre secretaria estuviera más roja que un tomate por los constantes gemidos que lograba escuchar detrás de las paredes, eso jamás les importó, ni ahora, ni cuando se conocieron.
Mientras todos afuera de ese consultorio estaban avergonzados, enojados y algunos, disfrutandolo, adentro Jungkook estaba llevando a Jimin a la cúspide, sus dedos hacían maravillas en su interior, violando su próstata y estirandolo para que su polla pudiera entrar con facilidad. El lubricante del Omega salía a chorros de su entrada, bañando sus muslos y haciendo gruñir al lobo interior de Jungkook ante la invitación.
Jungkook tenía su boca en el cuello de Jimin, lamiendo y chupando, dejándole marcas que luego se volverían violaceas, sus manos vagaban por el cuerpo ajeno, orgulloso de ver todos aquellos chupetones en los lugares correctos mientras que Jimin solo podía gemir y jadear para demostrar lo mucho que le gustaba todo lo que le hacía Jungkook.
– p-papi...uhm...y-ya no p-puedo esperar – hablo entre gemidos Jimin, sobre estimulado por los dedos en su interior y por la boca de Jungkook que hacía maravillas en su cuerpo.
Jungkook al escuchar lo que dijo Jimin dejo salir un gruñido sabiendo lo que venía acontinuación, saco lentamente sus dedos del anillo de músculos y su boca lentamente se fue alejando del cuello y pecho de Jimin para poder acomodarse.
Acaricio su pene un par de veces viendo como la cabeza estaba más que roja y gotas de presemen salían del prepucio, algunos gruñidos salieron de su boca cuando lentamente entro en aquella cavidad que posiblemente se asemejaba al paraíso. Jimin se sometió en un limbo y sus ojos quedaron blancos cuando sintió como era estirado en los lugares correctos, cuando aquella gran polla entro en su anillo de músculos. Ambos lo habían esperado, ansiado y ahora que estaban unidos el placer y éxtasis era inimaginable.
Sin esperar demasiado Jungkook empezó a moverse lento pero profundo sintiendo las uñas romas de Jimin clavarse en su espalda pero al contrario de dolerle solo lo encendió más. Poco a poco las embestidas fueron más constantes, más profundas, más rápidas, más certeras haciendo que el placer se elevará y el éxtasis fuera mayor.
Jungkook tenía sus ojos dilatados a mas no poder, sus manos apretaban aquellas pompas con veracidad y devoción mientras su miembro era tragado ante las constantes penetraciones mientras su acompañante solo se deshacía en gemidos por el placer otorgado.
Ambos cuerpos estaban cubiertos por capas de sudor por el esfuerzo. Sus cuerpos se movían en conjunto, uno embistiendo y el otro moviendo su trasero para encontrase con la pelvis del contrario y tomar más del placer otorgado. Sus bocas estaban unidas mientras sus lenguas bailaban una danza erótica, saliva escurriendo por la comisura de los dos, la habitación oliendo a sexo y el chirrido del escritorio como sonido de fondo.
– M-más rápido – pidió Jimin dejándose llevar por la excitación y el placer y Jungkook al escuchar aquella petición obedeció sin rechistar acelerando las embestidas y escuchando aquel sonido de palmadas por todo el cuarto.
Sus cuerpos estaban unidos mientras el vaiven era cada vez más rápido, las embestidas iban más profundo y los gemidos de Jimin cada vez más altos. El lobo de Jungkook estaba en un completo éxtasis al poder proveer tal placer a su bello Omega. Su polla cada vez más grande indicando que el climax estaba muy cerca.
Un cosquilleo reconocido hizo presencia en el estómago de Jimin mientras que su anillo de músculos apretaba deliciosamente el pene de Jungkook. De adelante hacia atrás rápidamente eran las embestidas, Jimin arañaba su espalda recibiendo todo el placer mientras Jungkook gruñía y aceleraba casi a un ritmo bestial.
El climax los golpeó fuerte, uno de los mejores, ambos se sumieron en una bruma de placer de la que no querían salir. El nudo hizo aparición prendiendose en la próstata de Jimin dejándolos unidos mientras descargaba cuerdas de semen llenando su canal. Jimin exploto, manchando el abdomen de Jungkook y el suyo propio, dejándolos pintados de blanco mientras queJungkook cayó desplomado sobre el cuerpo de Jimin, como peso muerto.
– E-eso fue...– Jimin no podía describir en palabra amo que había sentido, no había una que los describiera completamente.
– Si...– respondió Jungkook aún en la bruma de placer.
Algunos minutos después Jungkook se levantó de Jimin y camino sin decir nada en dirección al baño dejándole una buena vista a Jimin de su trasero haciéndolo reír pues Jungkook siempre había sido un desvergonzado.
Al volver, con cuidado Jungkook levanto a Jimin del escritorio y lo llevo a su silla depositándolo con cuidado y empezando a limpiarlo con la toalla húmeda que trajo del baño. Esos momentos eran los que más le gustaban a Jimin pues le encantaba el amor y cariño con el que Jungkook lo limpiaba, esos momentos que demostraban el amor que sentían ambos.
– ¿Estás bien? – pregunto Jungkook al ver cómo Jimin se había quedado, de nuevo, pensando intensamente.
– Si, eso solo que están pensando en tus clientes – respondió Jimin con una pequeña sonrisa
– Bueno...será como la última vez ¿No? – Dijo Jungkook riendo ante lo comprometedor que era y el dejavu que sintió pues así era como se habían conocido, en su consultorio y teniendo sexo caliente sin importar que los escucharán. Pero ahora algo había cambiado, ya no eran completos desconocidos, habían hecho el amor y Jimin ya no saldría de aquí como un pequeño tomate.
Soltando una risita Jimin envolvió sus brazos en los hombros de Jungkook y acercó su boca a su odio, dejando un beso en su lóbulo dijo – Uhm...pero entonces hay que repetirlo –
Sonriendo Jungkook llevo a Jimin así regazo estando más que de acuerdo con las palabras de su amado – Jamás te negaría nada, bebé –
Y con eso ambos decidieron que unas cuantas horas más disfrutando no les haría mal, de todos modos los clientes podrían acostumbrarse ¿No?...
Aquella mañana cuando Jimin se levantó por los rayos de sol, que golpeaban contra su rostro, se dió cuenta que Jungkook ya se había ido a trabajar pero en aquella pequeña bruma de dormido y despierto pudo recordar que ese día era su aniversario así que tenía que pensar en un regalo para su amado.
Mientras se levantaba y aseaba como todas las mañanas una pequeña sonrisa apareció en su rostro al recordar cómo se habían conocido, era algo vergonzoso y muy divertido pero que al final gracias a ello ahora eran pareja. Al finalizar con su limpieza bajo a prepararse el desayuno pero grande fue su sorpresa al verlo servido en la mesa junto a una nota que seguro, se lo había dejado su muy sexy esposo, cuando terminó de leerla vino una idea a su mente, una idea alocada y desvergonzada pero que sería genial para celebrar su aniversario, además que otra celebración podría hacerse que repetir como se conocieron... así que sin darle muchas vueltas y dejando su desayuno a la mitad de dirigió de nuevo al cuarto para poder cambiarse e irse a visitar a su esposo al trabajo.
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Eran las diez de la mañana cuando Jimin ingreso a la clínica donde trabaja jungkook, pudo ver qué habían varios pacientes esperando su citas y una que otra omega fingiendo estar enferma para poder ver al doctor Jeon, uno de los doctores más guapos en la clínica Seúl, hizo una mueca al ver que habían varias personas ahí, tal vez unas 20 o 25 y esperando su turno pero el no podía esperar debía entrar así que sin importarle las miradas de los demás se encamino en dirección a la secretaria de Jungkook, una linda beta con un silencioso enamoramiento por el doctor Jeon.
– Buenos días, quiero ver al doctor Jeon – Dijo sin titubeos cuando ya estuvo cerca del escritorio de la secretaria.
Aquella beta levantó la mirada del ordenador mirando con desdén a aquel Omega insolente – Disculpa, no puedes entrar – Respondió mirándolo de arriba a abajo – debes agendar una cita con Jungkook – una sonrisa de autosuficiencia se mostró en la beta al creer que había ganado, que equivocada estaba.
– ¿Eres nueva verdad, cariño? – pregunto Jimin enojado por la confianza con que decía el nombre de su Jungkook.
– Eso no es de tu incumbencia – volvió a responder de mala manera – ahora ve y haz una cita porque aquí no puedes entrar solo porque quieras, Omega –
Lo hubiera dejado pasar de no haber Sido por la forma desdeñosa en que había dicho que era un Omega, sí, sabía que los omegas machos no eran bien vistos pero eso no le daba derecho a aquella beta a tratarlo como si fuera un error así que estaba decidido a bajarle los humos de autosuficiencia a aquella cualquiera.
Sin decir alguna palabra y viendo que el que estaba teniendo su cita con Jungkook acababa de salir se encamino a la puerta rápidamente siendo seguido por la secretaria que le gritaba que no podía entrar.
Al estar dentro pudo observar a Jungkook en su escritorio, con sus lentes y su distinguido café en una mano mientras que en la otra veía los papeles, de lo que sabía, sería su siguiente paciente.
– Te dije que no podías entrar, estúpido Omega – grito la beta al llegar a donde estaba Jimin
– ¿A quien le llamas estúpido secretaria de cuarta? – pregunto Jimin, volteandose enojado y encarando a aquella beta que ya lo había hartado.
– a ti estu...– las palabras que iban a salir de su boca quedaron atoradas en su garganta al escuchar el gruñido que emitió el doctor Jeon. Así que aunque estaba asustada se giró a ver a Jeon que en ese momento iba en dirección a ellos, enojado – L-lo siento d-doctor Jeon, este O-omega se metió y no lo pude detener – hablo nerviosa esperando que el doctor sacará al Omega y la felicitara por haber intentado detenerlo pero lo que no esperaba era que aquel insolente Omega se lanzará a los brazos del doctor.
– ¿Estás bien, bebé? – pregunto Jungkook al ver a Jimin abrazado a el tan efusivamente.
– N-no – respondió Jimin dejando salir algunas lágrimas de cocodrilo – ella no me dejaba entrar – señaló a la secretaria mientras le hacía ojitos a Jungkook.
Jungkook sabía que Jimin estaba mintiendo, tenía bien conocido a su Omega y sabía que el incidente no le había afectado en nada y lo único que estaba haciendo era parecer indefenso para que regañara a su secretaria.
– ¿Que paso aquí? – le pregunto a la beta sin dejar de abrazar a su pareja.
– E-este Omega se metió sin hacer cita Doctor Jeon, es un insolente – hablo la secretaria aún aturdida al ver al serio doctor tan cariñoso con el Omega – Nadie puede meterse así, todos deben agendarse antes –
– Él no – dijo Jungkook tratando de controlar a su alfa que le decía que despidiera a la beta por llamar estúpido a su Omega – entiendo tu confusión pero no voy a permitir que le faltes al respeto a el ni a nadie más, este es un trabajo serio y no quiero chiquillos diciendo groserías por ahí – hablo, lo más profesional que pudo
– S-si lo entiendo Doctor, no volverá a pasar – su voz salió entre dientes ante el inminente enojo que empezaba a crecer en ella al ser la que fue regañada mientras el Omega solo observaba su humillación con una sonrisa.
– Bien, que no se repita – suspiro Jungkook – ahora que ya está aclarado todo quiero presentar a mi Omega y esposo, Jeon Jimin – Dijo mientras señalaba a Jimin, que en ese momento se sintió inmensamente orgulloso – para que no hayan más confusiones y porque el si puede entrar aquí sin cita –
– ¿S-su e-esposo? – pregunto aún aturdida y sintiendo como su corazón se rompía y todas sus esperanzas, de tener algo con el Doctor Jeon, se fueron a la basura.
Jimin ya estaba harto, el venía con una sola idea en mente y esa beta solo estaba molestando así que sin importar nada respondió antes de que Jungkook pudiera – Si, su esposo. Ahora ¿Te puedes ir? Tengo cosas que hablar con mi alfa – Dijo Jimin con una sonrisa descarada.
La beta al no escuchar palabra de Jeon no le quedó de otra que tomando un gran suspiro para no lanzarse a aquel Omega hizo una reverencia y se retiró sintiendo la importancia subir por su ser y las lágrimas bajar por sus ojos.
Cuando Helen salió por la puerta Jungkook se volteo a ver a Jimin con una mirada de reproche – Así que...¿No le dijiste nada? –
Sin sentirse culpable Jimin solo le sonrió y dejo un beso casto en sus labios como respuesta.
– Eres incorregible – suspiro Jungkook dramáticamente siguiendo a Jimin que en ese momento ya se encontraba sentado en el escritorio de Jeon
– ¿Estás muy ocupado? – pregunto Jimin mirando los papeles en el escritorio de Jungkook con desinterés.
– Uhm para ti, nunca – respondió – pero... ¿Tú no deberías estar en la empresa? – pregunto aún confuso por tener a su Omega ahí sabiendo lo dedicado que era con su trabajo.
– Tengo el día libre, Kookie – puchereo – ¿No te acuerdas que te lo dije ayer? –
– Sí, si ahora lo hago pero eso no explica a qué has venido, nunca te ha gustado el olor de acá –
– Es que...ya que hoy es nuestro aniversario hice una excepción – Dijo Jimin mientras abría las piernas y dejaba que Jungkook entrara en ellas en una clara invitación – además, estuve pensando en el día en que nos conocimos y supuse que no sería mala idea celebrarlo repitiendo nuestro primer encuentro – Dijo mientras se acercaba a su amado y envolvía sus brazos en su cuello.
Jungkook sintió como su polla se engrosaba con esas simples palabras y su alfa empezá a responder con la misma excitación – ¿Q-que has dicho? – pregunto mientras se dejaba envolver por las feromonas dulces de su Omega.
– Uhm nada, era solo una sugerencia pero si no quieres puedo esperarte en casa – Jimin hizo el amargue de bajarse del escritorio pero Jungkook envolvió sus brazos posesiva mente en su cintura impidiendo que se fuera.
– Yo nunca dije que no quería – respondió Jungkook mientras movía su pelvis simulando una embestida.
– Pues que bueno porque he venido muy preparado – hablo Jimin entras le daba más espacio a los labios de Jungkook en su cuello.
– Omega travieso – fue lo último que dijo Jungkook antes de lanzarse a los labios de Jimin y empezar un beso duro y fogoso.
Estuvieron así algunos minutos, besandose salvajemente pero eso no era suficiente, querían más así que sin importarle el ruido Jungkook se separó de Jimin y tiro todas las cosas de su escritorio para poder acostar a su amante ahí.
– Que impaciente – se burló Jimin dejándose desvestir por su esposo.
– Contigo, siempre – Dijo Jungkook sacándole los pantalones y la ropa interior al contrario.
Jimin soltó un jadeo al sentir el aire frío impactar con su pene pero no sé dejó llevar por aquella sensación pues empezó a desvertir a Jungkook, igual de impaciente que su amante. Cuando ambos estuvieron desnudos volvieron a unir sus bocas, saboreándose lentamente.
Ambos sabían que estaba mal, que todos podían oír lo que estaban haciendo pero a ninguno le importaba, ellos solo querían saciar su sed pues hacia días que no se veían.
Tenían bien aprendido que el esposo original de Jungkook nunca los dejaría estar juntos, sabían en lo que se metían cuando habían empezado a salir pero sus lobos se amaban, se deseaban y una sortija no sería impedimento para su fogoso amor.
En realidad, no eran esposos, si eran alfa y Omega porque entre ellos existía una marca pero el original esposo de Jungkook vivía en Busan y Jungkook vivía en Seúl.
Aquel matrimonio fue consumado por dinero así que Jungkook nunca lo amo pero Jimin, Jimin era diferente por el estaba loco y aunque eran realmente amantes, aunque ambos eran el oscuro secreto del otro no se arrepentían pues la adrenalina era más caliente ante el miedo de ser descubiertos en su pecado, al final jugar con fuego era más divertido.
Si, ambos eran un oscuro secreto porque al igual que Jungkook, Jimin estaba casado, pero el estúpido alfa le era siempre infiel y casi nunca se estaba en casa y Jimin había encontrado a Jungkook que le proporcionaba todo, amor, sexo, un muy buen sexo, cariño, todo lo que un Omega pudiera desear por lo que cuando su aventura inicio el acepto sin rechistar porque sabía que nunca se le presentaría la oportunidad, dos veces.
Esos fueron sus últimos pensamientos pues cada beso dado era más caliente que el anterior, dejándolos exprimidos de cualquier pensamiento.
Su lengua pasaba por cada curva de aquel cuerpo pecado de los dioses deleitándose con su sabor y el olor que emanaba cada poro. Sus manos lentamente delineaba los muslos carnosos del contrario mientras sus dientes mordian ligeramente escuchando los gemidos de placer que emitía el pelirubio, cada gemido era música para sus oídos y un afrodisíaco para su pene.
Sus ojos llorosos, los carnosos labios entreabiertos soltando jadeos indecorosos, su naricita roja por el intenso placer y sus ojos brillosos era la mejor imagen que Jungkook había visto. Una sonrisa socarrona se extendió en su rostro cuando sus grandes manos fueron a para al miembro de Jimin, masajeadolo en un torturoso vaiven, y pudo observar como este se retorcía y arqueaba su espalda intentado cargar con todo el placer que su mano le otorgaba.
Sus labios estaba hinchados por los besos anteriores y de ellos salían palabras pecaminosas pidiendo más - ¡Ah!...ah...j-jungkook m-más - gimió Jimin sin poder pensar coherentemente y sobre estimulado por las manos en su pene y el plug en su ano.
- ¿C-como me has llamado? - Gruño Jungkook mientras se acercaba peligrosamente al cuerpo del rubio.
Su cerebro estaba fundido y eso no le permitía pensar con claridad porque el sexo con Jungkook siempre era así, candente, duro y que al final te dejaba sin neuronas por ello solo pudo soltar un siseo ante el escozor de su nalga.
- Te he hecho una pregunta pequeña perra - dijo Jungkook apretando con más fuerza de la necesaria el pene de Jimin - responde - volvió a demandar mientras daba otra nalgada.
El ardor en su nalga contraria le dijo que Jungkook no estaba jugando por lo que con toda la inocencia falsa que pudo reunir respondió - ¿Papi? -
Y solo esa palabra bastó para que las fosas nasales de Jungkook se ampliarán ante la ola de placer que sintió bajando por todo su duro cuerpo hasta detenerse en su polla que se erguia sobre su abdomen, hinchada y orgullosa soltando líquido preseminal por la punta.
Recordaba que desde que era un adolescente puberto aquel fetiche se había adherido a él calentandolo de un solo tirón al escucharlo y más cuando venía de los esponjosos labios de su esposo. Jimin tenía bien aprendida la debilidad de Jungkook por lo que siempre la usaba a su favor para conseguir lo que quería, como ahora.
Dejando escapar un ligero jadeo intentando llamar la atención de su amante pues este se había quedado viendo un punto fijo en su pecho dejándolo con ganas de más – ¡Papi! – chillo
Una sonrisa apareció en el rostro de Jungkook al escuchar a su pequeño quejarse pero quería escucharlo rogar por lo que siguió en la misma posición, ignorandolo.
Los labios de Jimin formaron un puchero inconsciente, puchero que Jungkook quería morder y besar hasta saciarse, con lo que no contaba es que tan rápido como apareció aquella expresión en el rostro de su esposo así había desaparecido pues Jimin habia recordado cada debilidad de su jungkook por lo que lentamente sus manos subieran por la espalda de su amante rozando cada marca, hechas con anterioridad con sus uñas, hasta llegar a su cabello y alarlo gritando como si hubiera llegado al orgasmo y solo ese sonido bastó para que Jungkook quitara los ojos de sus dos botones mirándolo confundido hasta que se dió cuenta de su pequeña jugarreta.
– Así que piensas terminar sin mi – Susurro ronco Jungkook en su odio mientras mordía ligeramente su lóbulo.
–P-papi...n-no me ponía atención – respondió en un gemido, Jimin.
–Uhm papi es muy malo ¿No, bebé? – pregunto Jungkook mientras su diestra se hacía camino por el cuerpo de su amado hasta detenerse en el olvidado dildo – Papi siempre debe tener toda su atención en su bebé ¿Verdad? – Dijo, moviendo el dildo de arriba a abajo entre el anillo de músculos.
Jimin no respondió ido ante la excitación, sus ojos demostraban que se encontraba en un limbo de placer del que no quería salir y Jungkook sonrió por eso, orgulloso de que solo el pudiera causar esos estragos en su Omega.
Su cabeza lentamente descendió hasta que sus labios empezaron a succionar el pezón erecto mientras que su gemelo era masajeado por la otra mano de Jungkook. Jimin llevo sus manos al cuello de su amante intentando sostenerse porque sentía que en cualquier momento se caería del escritorio.
Ambos estaban al borde, después del juego previo su clímax estaba más cerca de lo esperado por lo que Jungkook saco el dildo de la entrada de Jimin, sabían que no necesitaba preparación porque los omegas tenían un lubricante natural pero Jungkook amaba estirar a Jimin hasta que gritara de placer por lo que sonriendo mostró tres dedos, dedos que Jimin envolvió en sus labios para ensalivarlos.
Aquella cavidad se sentía como la gloria, húmeda y caliente, y Jimin sabia como usarla pues su lengua era una experta envolviéndose en los dedos de Jungkook, tentando lo. Un poco de saliva escurría de las comisuras de sus labios pero eso solo hacía que se calentarán más pues mientras más sucio era, más pecaminoso se volvía.
Ambos sabían dónde se estaban metiendo, que era lo que estaban haciendo pero a ninguno de los dos les importaba que todos en la sala de espera los escucharán, que la pobre secretaria estuviera más roja que un tomate por los constantes gemidos que lograba escuchar detrás de las paredes, eso jamás les importó, ni ahora, ni cuando se conocieron.
Mientras todos afuera de ese consultorio estaban avergonzados, enojados y algunos, disfrutandolo, adentro Jungkook estaba llevando a Jimin a la cúspide, sus dedos hacían maravillas en su interior, violando su próstata y estirandolo para que su polla pudiera entrar con facilidad. El lubricante del Omega salía a chorros de su entrada, bañando sus muslos y haciendo gruñir al lobo interior de Jungkook ante la invitación.
Jungkook tenía su boca en el cuello de Jimin, lamiendo y chupando, dejándole marcas que luego se volverían violaceas, sus manos vagaban por el cuerpo ajeno, orgulloso de ver todos aquellos chupetones en los lugares correctos mientras que Jimin solo podía gemir y jadear para demostrar lo mucho que le gustaba todo lo que le hacía Jungkook.
– p-papi...uhm...y-ya no p-puedo esperar – hablo entre gemidos Jimin, sobre estimulado por los dedos en su interior y por la boca de Jungkook que hacía maravillas en su cuerpo.
Jungkook al escuchar lo que dijo Jimin dejo salir un gruñido sabiendo lo que venía acontinuación, saco lentamente sus dedos del anillo de músculos y su boca lentamente se fue alejando del cuello y pecho de Jimin para poder acomodarse.
Acaricio su pene un par de veces viendo como la cabeza estaba más que roja y gotas de presemen salían del prepucio, algunos gruñidos salieron de su boca cuando lentamente entro en aquella cavidad que posiblemente se asemejaba al paraíso. Jimin se sometió en un limbo y sus ojos quedaron blancos cuando sintió como era estirado en los lugares correctos, cuando aquella gran polla entro en su anillo de músculos. Ambos lo habían esperado, ansiado y ahora que estaban unidos el placer y éxtasis era inimaginable.
Sin esperar demasiado Jungkook empezó a moverse lento pero profundo sintiendo las uñas romas de Jimin clavarse en su espalda pero al contrario de dolerle solo lo encendió más. Poco a poco las embestidas fueron más constantes, más profundas, más rápidas, más certeras haciendo que el placer se elevará y el éxtasis fuera mayor.
Jungkook tenía sus ojos dilatados a mas no poder, sus manos apretaban aquellas pompas con veracidad y devoción mientras su miembro era tragado ante las constantes penetraciones mientras su acompañante solo se deshacía en gemidos por el placer otorgado.
Ambos cuerpos estaban cubiertos por capas de sudor por el esfuerzo. Sus cuerpos se movían en conjunto, uno embistiendo y el otro moviendo su trasero para encontrase con la pelvis del contrario y tomar más del placer otorgado. Sus bocas estaban unidas mientras sus lenguas bailaban una danza erótica, saliva escurriendo por la comisura de los dos, la habitación oliendo a sexo y el chirrido del escritorio como sonido de fondo.
– M-más rápido – pidió Jimin dejándose llevar por la excitación y el placer y Jungkook al escuchar aquella petición obedeció sin rechistar acelerando las embestidas y escuchando aquel sonido de palmadas por todo el cuarto.
Sus cuerpos estaban unidos mientras el vaiven era cada vez más rápido, las embestidas iban más profundo y los gemidos de Jimin cada vez más altos. El lobo de Jungkook estaba en un completo éxtasis al poder proveer tal placer a su bello Omega. Su polla cada vez más grande indicando que el climax estaba muy cerca.
Un cosquilleo reconocido hizo presencia en el estómago de Jimin mientras que su anillo de músculos apretaba deliciosamente el pene de Jungkook. De adelante hacia atrás rápidamente eran las embestidas, Jimin arañaba su espalda recibiendo todo el placer mientras Jungkook gruñía y aceleraba casi a un ritmo bestial.
El climax los golpeó fuerte, uno de los mejores, ambos se sumieron en una bruma de placer de la que no querían salir. El nudo hizo aparición prendiendose en la próstata de Jimin dejándolos unidos mientras descargaba cuerdas de semen llenando su canal. Jimin exploto, manchando el abdomen de Jungkook y el suyo propio, dejándolos pintados de blanco mientras queJungkook cayó desplomado sobre el cuerpo de Jimin, como peso muerto.
– E-eso fue...– Jimin no podía describir en palabra amo que había sentido, no había una que los describiera completamente.
– Si...– respondió Jungkook aún en la bruma de placer.
Algunos minutos después Jungkook se levantó de Jimin y camino sin decir nada en dirección al baño dejándole una buena vista a Jimin de su trasero haciéndolo reír pues Jungkook siempre había sido un desvergonzado.
Al volver, con cuidado Jungkook levanto a Jimin del escritorio y lo llevo a su silla depositándolo con cuidado y empezando a limpiarlo con la toalla húmeda que trajo del baño. Esos momentos eran los que más le gustaban a Jimin pues le encantaba el amor y cariño con el que Jungkook lo limpiaba, esos momentos que demostraban el amor que sentían ambos.
– ¿Estás bien? – pregunto Jungkook al ver cómo Jimin se había quedado, de nuevo, pensando intensamente.
– Si, eso solo que están pensando en tus clientes – respondió Jimin con una pequeña sonrisa
– Bueno...será como la última vez ¿No? – Dijo Jungkook riendo ante lo comprometedor que era y el dejavu que sintió pues así era como se habían conocido, en su consultorio y teniendo sexo caliente sin importar que los escucharán. Pero ahora algo había cambiado, ya no eran completos desconocidos, habían hecho el amor y Jimin ya no saldría de aquí como un pequeño tomate.
Soltando una risita Jimin envolvió sus brazos en los hombros de Jungkook y acercó su boca a su odio, dejando un beso en su lóbulo dijo – Uhm...pero entonces hay que repetirlo –
Sonriendo Jungkook llevo a Jimin así regazo estando más que de acuerdo con las palabras de su amado – Jamás te negaría nada, bebé –
Y con eso ambos decidieron que unas cuantas horas más disfrutando no les haría mal, de todos modos los clientes podrían acostumbrarse ¿No?...