Capitulo 1
El estómago de Jimin Stewart gruñó cuando hojeaba su libro de texto. Concentrarse en el texto era difícil cuando hacía el máximo esfuerzo contra su hambre. Él estaría sin dinero hasta más tarde durante la semana cuando los fondos de su préstamo estudiantil llegaran. Los veinte en su bolsillo tenían que durar hasta el jueves, cuando él obtuviese su check.
—¿Vas a hacer algo con eso, hombre? Suena como si fueras a escapar y comerme, —Darren preguntó, riéndose.
—Muy gracioso —Jimin dijo a su compañero de cuarto. Él no quería que llegara el mañana. Odiaba los lunes. Eran simplemente el inicio de una semana larga, dura; alistarse para ir a la Escuela de Medicina. Al menos este era su último año.
Si él sobrevivía a los residentes.
Algunos médicos no aprecian pasar el tiempo con estudiantes mientras otros iban demasiado lejos buscando ser su nuevo mentor.
Afortunadamente no tenía nada el domingo; era el único tiempo en que no tenía residentes. Ocasionalmente, él estaba de guardia con su interno, pero era raro.
Otro gruñido de su estómago le hizo hacer una mueca.
Una manzana pasó fácilmente por el aire encaminándose hacia él. Él la atrapó con una mano, metiendo los dientes en su carne gruesa. El jugo se derramaba por su barbilla, haciéndole hacer una pausa para limpiarse con el dorso de la mano.
—¿En serio, amigo, aún no encuentras un trabajo? — Jimin sacudió la cabeza a su compañero de cuarto, sin dejar de mirar su computadora—. Es muy difícil encontrar uno que se acomode a mi horario. —El último trabajo de Jimin en una compañía de catering se vio afectado por la crisis económica por lo que tuvieron que dejarle ir. En las últimas tres semanas estuvo buscando, pero había sido imposible encontrar algo—. Es difícil convencer a las personas de dejarte trabajar en un horario inusual cuando pueden contratar otras diez que trabajen en el horario que quieren.
—¿Por qué no le pides dinero a tus padres?
Jimin reía, aun podía escuchar las tristes noticias. — No todos los padres nadan en dinero, como lo tuyos. Mi papá es un granjero. Infiernos.
Intentó no dejar que la idea lo deprimiese. Después de saber cuánto costaba la universidad y la Escuela de Medicina, Jimin casi se dio por vencido, excepto que había estado soñando con ser doctor desde que tuvo cinco años de edad y obtuvo un estetoscopio de juguete por Navidad. Sus padres le apoyaron emocionalmente, pero apenas les alcanzaba el dinero para pagar por la granja, mucho menos la escuela de medicina. La relación con su padre siempre fue estrecha ya que él era un tipo rudo. Cuando Jimin salió del closet su relación no cambió ni un poco.
Cuándo se fue a la universidad, el padre de Jimin le dio una caja de condones y le dijo que regresará a casa sin enfermedades. Fue casi conmovedor.
Su madre había sacudido la cabeza y deslizó un billete de cien dólares. Desafortunadamente, ese dinero se había ido hace tiempo en otros gastos. La universidad era jodidamente cara.
—Tengo que hacer algo pronto o si no voy a morir de hambre. —Sería un avaro, pero sus préstamos para la escuela de medicina no cubrían tanto como su préstamo para no graduados. Había muchos gastos extras en la escuela de medicina que se comían el dinero para la comida. Nadie te decía que necesitabas treinta dólares para un paquete de copias, eso sin contar los libros.
Darren le mostró a Jimin una sonrisa que, si él no supiera que el hombre era tan recto como una tabla, podría haberlo tomado como una invitación. —Me gustaría engancharte.
Él casi podía ver la luz amarilla brillante de peligro brillando intermitentemente encima de la cabeza de su compañero de cuarto.
—¿Engancharme en qué?
—Un trabajo.
—¿Qué clase de trabajo? —Hasta donde él sabía Darren no había trabajado un día en su vida. Su amigo tenía una maestría en Bellas Artes ya que Darren no sabía que hacer con su talento para dibujar y su familia pagó con tal de que él fuese a la universidad e hiciese algo.
Antes de que Jimin pudiese interrogar a su compañero de cuarto, el suave pitido de su laptop le dijo que era tiempo para comprobar sus niveles de glucosa. Con un suspiro, sacó su equipo. Sacando una tira de papel, él pinchó su dedo y apretó hasta que una gota de sangre cayó sobre la tira. La puso en el indicador y esperó. La máquina emitió un pitido y él suspiró aliviado.
Normal.
La diabetes era una perra cruel.
—¿Cada cuánto tienes que hacer eso? —Darren preguntó.
Jimin suspiró contestando a la misma pregunta que Darren hacía cada dos semanas. Después de dos meses de vivir juntos, Jimin llegó a la conclusión que Darren no tenía buena memoria. —Una vez al día a menos que me sienta mal entonces debo hacerlo hasta que mis niveles de azúcar se estabilicen.
—Huh. ¿Vendrás conmigo mañana por la noche?
—¿Ir a donde?
Los ojos de Darren recorrían la habitación como si no supiera donde mirar.
—¿Ir a donde, Darren? —Preguntó en un tono más firme. No era como si su compañero de cuarto pudiera guardar secretos. Darren era del tipo que le gustaba alardear acerca de cualquier cosa incluso cosas que no debía.
—Es más fácil llevarte que decírtelo.
—¿No es nada ilegal? —No necesitaba que su padre granjero de Iowa viniera a la estación de policía para pagar la fianza de su estúpido hijo gay. La opinión de su
padre acerca de él ya era lo suficientemente baja.
—No... —dijo Darren, girando sus ojos...— pero es difícil de explicar. Es por eso que quiero que vengas conmigo.
—Bien —dijo Jimin. ¿Después de todo, qué podía perder? De cualquier manera, él necesitaba un descanso de su tarea.
***********
La brisa nocturna estaba muy fría.
Jimin podía ver su aliento mientras seguía a Darren a través de calles oscuras. Pensó que algo andaba mal. Comenzó a preocuparse de que fuesen asaltados antes de que consiguieran llegar a donde infiernos iban.
Finalmente, Darren se detuvo afuera de una puerta de metal gris. Con la insolente confianza de su juventud, él le dio golpes a su superficie.
Jimin se sobresaltó, estaba listo para correr de ser necesario.
La puerta rechinó al abrirse y una montaña de hombre con pelo café oscuro y una cara de pocos amigos miró enojado a Darren.
—Llegas tarde.
Darren le dio una sonrisa nerviosa, cambiando de un pie a otro. —Pero traje a mi amigo conmigo. Él es diabético.
Jimin se preguntó que tenía que ver el que fuese diabético con el trabajo. El semblante ceñudo desapareció del hombre grande y le dio a Jimin una ancha sonrisa de dientes blancos, de todas maneras no sabía si se iba a quedar mucho tiempo. —De acuerdo, entren.
Huh. Eso era extraño.
Encogiéndose, Jimin siguió a Darren a través de la entrada. El interior el vestíbulo era sencillo. Alfombra beige, suelo beige, pero él podía escuchar el golpeteo de la música y sabía que nada era como aparentaba ser.
—Llévenlo nuevamente con el Amo Jungkook.
—Estaba por ir —Darren dijo alegremente, caminando alrededor del portero.
Jimin lanzó una mirada nerviosa al portero, pero lo siguió obedientemente.
El paseo abajo del vestíbulo fue corto, rápidamente alcanzaron una puerta de color beige a mitad del corredor. Darren se detuvo, acomodó su camisa y pasó sus dedos por su pelo en un vano intento de poner en orden su apariencia. Los gestos nerviosos de su amigo normalmente despreocupado hicieron a Jimin tensarse.
Darren le amenazó con sus brillantes ojos verdes. —Se respetuoso. Este tipo no es alguien con quien joderla.
—Está bien, — Jimin dijo, inclinando la cabeza. Él estaba un poco preocupado por la expresión de miedo de Darren, su compañero de cuarto le había prometido que no era nada ilegal. Jimin arreglaba su ropa cuando Darren tocó la puerta. Tan correcto como una camiseta y pantalones vaqueros podrían ser.
—Entre. —Una fuerte voz de barítono respondió, enviando escalofríos a través de la piel de Jimin que nada tenían que ver con nervios si no con la sensual voz del hombre.
Darren abrió la puerta, indicándole a Jimin que lo siguiese.
Jungkook Baros observó al hombre que acababa de entrar, su mirada pasó de Darren y se enfocó en el muchacho que estaba tras él.
Por primera vez desde su adolescencia, Jungkook perdió el control de sus colmillos. El aroma del desconocido le hizo salivar y sus dientes dolían por la necesidad de beber de esta nueva fuente.
—Buenas noches Amo Jungkook —dijo Darren arrodillándose delante de su escritorio.
El muchacho estaba dividido entre ver a su amigo de rodillas o correr hacia la puerta.
Jungkook no podía permitirlo. Con gran esfuerzo replegó sus colmillos, sobresaltándose ligeramente por la punzada.
—Buenas noches Darren. ¿Quién es tu amigo?
—Este es Jimin, mi compañero de cuarto. Él necesita un trabajo pero sus estudios son muy pesados para un horario regular. Pensé que sería bueno para esto, dado que es diabético.
Diabético. Yum.
Jungkook pensó que el chico se veía bien antes pero ahora él era un postre listo para comerse y Jungkook tenía un gusto por las cosas dulces.
—Buenas noches, Jimin. ¿O prefieres Jiminie? El chico inclinó la cabeza.
»Acércate así puedo obtener una mejor vista de ti. — Podía ver muy bien con la escasa luz, pero él quería que el muchacho se acercara para olerlo.
Veía a Darren tragar nerviosamente mientras su amigo se acercaba al escritorio.
Jimin comenzó a arrodillarse.
—No. Quédate de pie. Darren, deberías ir a trabajar. Vio un destello de preocupación cruzar el rostro de
Darren mientras miraba a su amigo. —Pero…
—Me haré cargo de él —Jungkook interrumpió.
Jungkook envió un empujón mental a Darren, asombrándose cuándo Jimin se sobresaltó.
—¿Qué fue eso? — Jimin preguntó, mirando alrededor.
¡Asombroso! Su nuevo bocadillo tenía un poco de psíquico en él. Sólo algunos con habilidades psíquicas podían sentir el empuje de un vampiro aunque no estuviese dirigido a ellos. Un psíquico diabético obtendría el precio más alto en la subasta de donantes de sangre. Desafortunadamente, los demás nunca llegarían a conocer el sabor de este donante de sangre en particular.
Éste era suyo.
Esperó hasta que Darren saliese antes de comenzar a interrogarlo.
—¿Qué te ha contado Darren acerca de lo qué hacemos aquí?
Jimin dio una risa cohibida sin mirar a Jungkook a o los ojos.
—No lo dijo. Sólo me prometió que no era algo ilegal y que podría ganar algo de dinero.
La esencia del deseo saturó el aire y Jungkook estaba satisfecho sabiendo que no sólo provenía de su lado.
Jungkook se reclinó en su silla examinando al hombre.
Jimin no era tan hermoso como un vampiro, pero su forma delgada, era agradable y su cabello rubio brillante y su piel de color bronceado hablaban de un hombre que pasa el tiempo fuera a la luz del sol.
A una parte perversa de Jungkook le gustaba que su pronto a ser amante pudiese disfrutar de la estrella que era tan dañina para un vampiro.
A su edad, Jungkook podía tomar los rayos del sol mejor que la mayoría de vampiros pero ningún vampiro se sentía cómodo con la mortal estrella.
Le hizo señas al humano para que se acercara.
—Ahora no quiero que grites pero soy un vampiro.
Jimin clavó la mirada en el apuesto hombre, su mente quedó en blanco por un momento. Luego él estalló de risa.
—Y yo que pensaba que Darren no tenía sentido del humor. No puedo creer que él armara todo esto.
Jungkook abrió la boca y un par de verdaderos colmillos se deslizó fuera de sus encías.
Jimin dio un paso atrás, lejos del hombre… criatura, lo que fuera.
El vampiro estaba fuera de su asiento en un instante; Jimin no pudo distinguir el movimiento antes de que él fuese fijado en el lugar por un par de fuertes manos.
—Cálmate, cariño. No tengas miedo.
El vampiro usó un tono monótono que Jimin estaba seguro usualmente calmaba a su presa, pero Jimin no se sentía tranquilo. La cercanía con el apuesto vampiro de pelo negro y ojos celestes, casi incoloros, tenía a Jimin con sus hormonas alborotadas y en lo único en que podía pensar era en cómo se sentirían los suaves labios de Sasha presionados contra los suyos. El miedo desapareció ante las ardientes llamas de deseo.
—Hay sólo una manera de saberlo. —Jungkook ronroneó. Los labios más suaves que alguna vez hubiese tocado se deslizaron a través de los de Jimin. La pasión avivada por los labios de Jungkook fue directamente a la polla de Jimin. Se endureció y creció como si tratase de alcanzar al otro hombre y tener más cerca al objeto de su lujuria.
Jungkook cambió de posición ligeramente, presionando su muslo en contra de la polla de Jimin, dándole algo contra lo que rozarse.
—Uh... — Jimin se quejó, dejándose llevar por el hombre, incapaz de detener la loca ola de deseo que sentía por un completo extraño.
—Dame lo que necesito. —Exigió Jungkook—. Ofréceme Tu sangre
Incapaz de detenerse, Jimin inclinó su cabeza hacia atrás, exponiendo su yugular a la vez que seguía desvergonzadamente rozándose contra el hombre.
Sin previo aviso los dientes perforaron su cuello.
El cuerpo de Jimin saltó ante el impacto de la mordida. Con lentas pulsaciones su cuello latía mientras su sangre era succionada de forma controlada. Un gemido bajo vibraba contra de su garganta mientras el vampiro se alimentaba, enviando chispas de deseo a lo largo de su columna. A pesar de la intensa excitación el pánico se manifestó.
Él dejó que un loco vampiro chupase su sangre.
¡Su sangre!
Antes de que la histeria de Jimin se desbordara, Jungkook deslizó sus dientes fuera. El vampiro limpió el cuello de Jimin con su lengua, haciendo que la elevada erección de Jimin regresara con una venganza.
Estúpida polla que no sabía cuando estaba en peligro.
—Eres magnífico, —dijo Jungkook, colocando suaves besos arriba del cuello de Jimin y los temblores de deseo bajaron por su columna—. Voy a conservarte para mí mismo.
Jungkook sujetó las caderas de Jimin manteniéndolo alejado de su cuerpo.
—No debes venirte.
—¿Qué? —La lujuria de Jimin nubló su cerebro
—No debes venirte. —Dijo Jungkook claramente. Liberó a haciendo difícil enfocarse.
y se recostó tras su escritorio como si estuviera perfectamente bien con la polla sin correrse. Por el destello en la mirada del vampiro, él sabía lo que haciendo difícil enfocarse. pensaba.
—¿Por qué no?
—Porque necesitas aprender a controlar tu cuerpo si vas a ser mío.
Jimin esperaba que un quejido poco viril fuese excusado dadas las circunstancias.
—¿Qué pasa si no quiero ser tuyo? —preguntó. Él estaba siendo terco. Ambos sabían lo que quería Jungkook.
—Lo serás. —La voz Jungkook estaba calmada y confiada como si no hubiese ninguna duda en su mente de que Jimin estaría de acuerdo—. Al ser mío, te unirás a la sociedad como mi mascota. Te sentaras a mis pies durante los rituales, te sentarás en mi regazo durante las comidas, y me proveerás alimento y comodidades.
—¿Y qué obtengo por eso? — Jimin estaba caliente, no era idiota.
Jungkook le dio una sonrisa tan malvada y espeluznante, debería ser declarada ilegal en los cincuenta estados. —Tú me tendrás.
Sus nervios se asentaron y Jimin comenzó a apartarse cuidadosamente, colocando un pie detrás del otro en un intento de librarse del vampiro sin provocar sus instintos cazadores. Tenía la sensación de que los vampiros trabajaban bajo las mismas reglas que la Mayoría de los depredadores
Atacar al débil.
—Tan bien como esa posibilidad suena y tan sexy como eres, pienso que necesitas una persona a tiempo completo que cuide de ti. Yo tengo que ir al hospital, conferencias, y otras cosas. No tengo tiempo para una relación. —Si él sonaba como un idiota y desde cuando le importaba como sonara.
Jungkook se puso de pie y dio un paso adelante, cuidadosamente acercándose con cada paso que Jimin hizo hacia atrás.
—¿Qué estudias mi dulce sangriento?
—Umm… estudió para ser doctor.
Una ancha sonrisa se propagó por el rostro de Jungkook.
—Lindo e inteligente. Creo que debo darle un aumento a Darren.
Jimin frunció el ceño. —Exactamente, ¿qué es lo que Darren hace aquí?
—Él dona sangre por dinero. —Jungkook chasqueó sus dedos—. Eso me recuerda. —Caminó alrededor de su escritorio y sacó una pequeña caja fuerte.
Jimin vio a Jungkook sacar un fajo de billetes antes de devolver la caja a su cajón. —Aquí tienes tu pago.
Jimin dejó caer su quijada al ver la cantidad. Tenía cerca de cinco mil dólares en la mano.
—¿Por qué es esto?
—Me diste tu sangre.
—Pero no lo hice por el dinero. — Jimin se quedó sin aliento, empujando el fajo de regreso—. No soy una puta de sangre.
El vampiro le dio otra de sus sonrisas ladeadas. — Entonces, ¿por qué lo hiciste?
—¡Porque eres caliente! — Jimin gritó. Él podría sentir sus mejillas sonrojarse de vergüenza. Él no lo quiso decir tan fuerte.
Jungkook no pudo evitar reírse aunque lo quisiera. Nunca tuvo a alguien bajo trance o pagado que le ofreciese su sangre. Pero aquí estaba este delgado estudiante de medicina de adorables ojos café, lanzándole su dinero de regreso.
—Es sólo un trabajo dulzura. Es por eso que tu amigo te trajo ante mi.
—El trabajo es dejarte morderme.
Jungkook inclinó la cabeza, evitando decir algo que hiciera huir al hombre.
—No me pagas por sexo o algo así —preguntó Jimin suspicazmente.
Jungkook acarició la mejilla de Jimin. —Cualquier cosa íntima que ocurra entre nosotros no tendría un valor monetario, —reconfortó a Jimin—. Solo sería pasión compartida.
Los hombros de Jimin se relajaron como si hubiesen estado esperando la respuesta de Sasha para poder aflojarse. Los humanos era una cosa extraña.
—Entonces tenemos un trato.
—No puedo aceptarlo, es demasiado —dijo Jimin. Le dio a Jungkook su propia sonrisa—. Además, si me pagas tanto, no necesitaré venir aquí muy seguido.
—No podemos permitir eso. Te parece bien si te doy esta cantidad cada vez que vengas pero tienes que prometer venir aquí una vez a la semana.
Eso fue lo más cerca que Jungkook estuvo de mendigar, aunque por la sangre de este hombre estaría dispuesto a hacerlo.
—¿Tendré que alimentar a alguien más?
—¡No! —Jungkook gruñó—. Nuestro contrato es exclusivo. No tienes permiso de alimentar a otro vampiro. De hecho, necesitaras tener puesto mi anillo para mantener alejados a los otros.
Había otras maneras para marcar a un alimentador personal pero estas podían encubrirse. Él dudaba que Jimin usara guantes a menudo y el anillo no sólo lo proclamaría como su alimentador personal, sino que también como su pareja humana. Ningún otro se atrevería a acercarse a él por miedo a las represalias.
Jungkook no le diría esto con Jimin. Nunca.
Regresó a su escritorio y sacó un contrato estándar. Unos tachones del lapicero cubrieron las partes que hablaban de compartir y el grupo colocando en su lugar exclusivo y su nombre. Terminadas las enmiendas del contrato, le dio el lapicero a Jimin.
—Firma.
Para su sorpresa el muchacho le dio una mordaz sonrisa. —¿Y si no lo hago?
—Tendrás tu propio cazador. —Gruñó Jungkook.
—Ah. Y es sólo una vez por semana.
Jungkook inclinó la cabeza. Al ser un viejo y poderoso vampiro, él sólo necesitaba la sangre de una fuente directa una vez al mes, alimentándose con sangre sintética el resto de tiempo.
Sin embargo, la sangre de Jimin era como el paraíso y él no iba a limitarse a esperar una vez al mes cuando podría tenerla cada semana.
—¿Qué días puedes estar aquí?
Jungkook escarbó en los pensamientos de Jimin. A diferencia de la mayoría de humanos, el niño tenía una de las más limpias y listas mentes que Jungkook alguna vez había leído. Era como si pudiese dividir en compartimentos las cosas hasta el mínimo grado y su memoria estaba cerca de ser fotográfica. Era un lugar asombroso para visitar.
—Domingo. —Dijo Jimin —. Tengo la mayoría de fines de semana libres y cualquier día después de las cinco.
—Excelente. Entonces, te espero aquí cada domingo a las siete para sangre y entrenamiento, puedes irte a la medianoche, ya que tienes clase en la mañana.
—Entrenamiento —Jimin le dio una curiosa mirada.
—Sí. Como mi proveedor personal de sangre necesitas saber acerca de la sociedad así que cuando estemos entre ellos no me avergüences.
—Sí, Jungkook, —dijo Jimin, su voz sospechosamente divertida. “Odiaría avergonzarte.
Él podría decirle al niño que se estaba burlando de él, pero no iba a dejar que algo interrumpiera la firma del contrato exclusivo. Nadie más tendría la oportunidad de saborear su preciosa sangre.
La mano de Jimin tembló un poco mientras colocaba su nombre.
Jungkook evitó sonreír. No era sólo que la sangre de este humano fuese dulce. Él apenas podía contenerse de arrancarle la ropa y follarlo contra su escritorio, pero podía decir que Jimin aún no estaba listo para eso. El humano se sentía atraído por él, pero aún estaba nervioso.
Jungkook esperaba que el contacto constante se volviese familiar, a pesar de que su niño acababa de enterarse que los vampiros existían, estaba tomando el asunto realmente bien. Observó, perplejo, como Jimin sacó un cuadrado plateado de su bolsillo, lo desenvolvió y puso el contenido en su boca.
—¿Qué estás haciendo?
Los ojos café lo observaban confuso.
—Mis niveles de azúcar están bajos, probablemente porque chupaste mi sangre. Como algo de chocolate para subirlos un poco.
Jungkook estaba sorprendido de cuánto le preocupó
esto
—¿Te sientes mareado?
Jimin le dio una sonrisa tratando de reconfortarlo. — Estoy bien, ocurre todo el tiempo. ¿Por qué crees que tengo un chocolate en mi bolsillo?
—Traeré algunos para ti los domingos. ¿Cuál prefieres?
—Me gusta el chocolate oscuro, es el mejor.
Jungkook inclinó la cabeza. Se aseguraría que su humano obtuviese el chocolate de la más alta calidad, aun si tuviese que pedir un envío desde Europa.
—Veré que lo tengas.
—D-de acuerdo, gracias.
Jungkook sacó el pesado anillo con un rubí incrustado de su dedo. Era una gema roja cortada en forma de cuadrado con una J grabada adornada de diamantes en los lados. — Aquí tienes mi anillo. Llévalo en tu dedo anular como señal del compromiso entre nosotros. —Ante la vacilación del humano, él colocó el anillo en el dedo anular izquierdo de Jimin. Mantendría a raya a ambos humanos y vampiros al acecho. Se deslizó sobre el nudillo fácilmente, pero había suficiente resistencia por lo que Jungkook confiaba que el anillo no se caería.
—Es demasiado valioso. No quisiera perderlo. — Jimin murmuró tratando de quitárselo.
Jungkook puso su mano sobre las del humano. — Tonterías. Tú eres más valioso y esto evitará cualquier pregunta en lo que se refiere a quién le perteneces.
Jimin comenzó a reír. —¿Tengo que llevarlo en este
—Para todos los propósitos, lo estas. No podrás involucrarte con nadie mientras me alimentas y quiero saber dónde estás en tu tiempo libre. No quiero que digan que mi alimentador actúa vulgarmente.
—Mierda. Pero qué pasa si necesito un poco de alivio.
Algunas veces uno solo necesita liberarse.
Jungkook refrenó un gruñido, no quería asustar a Jimin pero el pensamiento de alguien tocando a su humano, hacía que Sasha quisiera desgarrarle la garganta con sus dientes.
—No irás con nadie. Eres mío y si necesitas liberarte como tan amablemente dices, vendrás a mí y me encargaré de eso.
—Está bien. Pero tú fuiste el que dijo no podía encargarme de mis asuntos. — Jungkook vio el descontento en la expresión de Jimin.
Hizo que el chico lo mirase y colocó un suave beso en sus labios. —No te preocupes cariño. Me encargaré de ti más tarde. Se bueno y haré que la espera valga la pena.
—Él no olvidaba las hormonas alteradas del joven en ebullición. La edad le había enseñado paciencia y control. Su pobre humano no tenía estos recursos para ayudarlo.
Ahora que el contrato estaba firmado y la alimentación terminada, Jungkook podía sentir el nerviosismo proveniente de Jimin. La ansiedad de Jimin tratando de salir. No era halagador que su humano estuviese buscando la forma de escapar, desde que se conocieron, él lo dejo pasar.
Un golpe en la puerta le impidió a Jimin tener que
continuar con la cháchara que estaba por venir.
—Salvado por el golpe, —dijo Jungkook, dándole una sonrisa ladeada antes de gritar: —Entre.
Darren entró a la habitación luciendo algo pálido. Jungkook sabía que era debido a la pérdida de sangre. Darren caminó unos pasos arrodillándose delante de Sasha.
Jimin lo miró con los ojos bien abiertos. —¿Tengo que arrodillarme?
—No a menos que estemos delante de otros —dijo. Vio como Darren parpadeaba asombrado hacia él—. Jimin me ha hecho el honor de firmar un contrato exclusivo.
El shock cruzó el rostro del humano ante las implicaciones de esto. Jungkook no firmaba contratos con humanos… nunca. Era una fuente de constantes rumores dentro de la comunidad vampiro. Por primera vez en mucho tiempo él deseaba algo.
—Si ya terminó pido permiso para llevarme a Randy — dijo Darren aun de rodillas.
Jungkook vio el desconcierto de Jimin mientras negaba mirando a su amigo.
Acercándose a Jungkook besó su mejilla en un dulce gesto que envió rugientes llamas de deseo a lo largo del cuerpo del vampiro.
Demasiado para su control.
—Te veré el domingo —dijo Jimin. Al salir enganchó un brazo en su amigo levantándolo—. Vamos a casa.
Por un breve momento, Jungkook sintió un destello de dolor cuando Jimin no hablaba de él cuando se refería a su hogar. Viendo salir al par, Jungkook supo que tenía un nuevo objetivo en la vida.
Un día él sería la idea de hogar de Jimin.