Injured
🐈🐈
Jinyoung caminada a casa luego de una larga jornada en la universidad, sabia que la carrera de veterinaria era agotadora, desde que se matriculó en la universidad de Seúl las cosas cambiarían. Primero tendría que dejar su hogar y cambiar de ciudad para arrendar un pequeño apartamento cercano del campus, por suerte le otorgaron una beca, con la cual no debía preocuparse por el alquiler y la comida. Tras un mes comenzaba a acostumbrarse al ritmo de la ciudad, y con la ayuda de Mark era todo mas fácil, el chico era tranquilo e inteligente, así que estudiar para los exámenes juntos era lo más practico para ambos.
En su camino vio un pequeño gatito herido de alrededor de 2 años, su pata izquierda estaba lastimada, la cual le hacia dar pequeños maullidos de dolor, el corazón se le oprimió, cómo podía dejar al animal allí solo, suspiró tomándolo y acomodando este en su pecho, tratando de calmar su dolor. Cuando llegó a casa, curó la pata herida, con unas gasas y desinfectante, además de servirle un poco de leche en un platillo, el felino se veía feliz alimentándose, mientras tanto, Jinyoung encendió la computada buscando mas información sobre el particular animal, resultado de esto, descubrió que el animal era de raza Savannah, un tipo de gato ágil y fiel, con un comportamiento como los perros, leyó en una pagina web, entreteniéndose con vídeos de aquellos animales.
—No debe ser tan difícil criarte, —sonrió al animal que se acercaba lentamente con dificultad por su patita vendada, intentando subir al sofá donde estaba el pelinegro. El chico lo tomó dejándolo en su regazo mientras acariciaba su cuello y cabeza. —Te puedes quedar hasta recuperarte, yo cuidare de ti, pequeño. —sonrió un poco más, sin dejar de acariciar al felino.
Esa noche se quedo dormido en el sofá con el animal en sus piernas y el computador a su lado, no quiso despertar a su nuevo compañero, quien plácidamente ronroneaba por las caricias que le daba. Por la mañana el felino se encontraba más animado, maullando por comida y lamiendo el rostro del chico para que este despertara pronto, cuando lo logró, bajo de sus piernas caminando al platillo de la noche anterior, volviendo a maullar frente a este. Jinyoung se levantó tras el, sirviendo leche en aquel plato, para luego preparar su propia comida, sus clases eran en la tarde así que comenzó a repasar la materia de la primera clase del día, estudiando y prestando atención al gatito que atentamente lo miraba sentado a su lado.
Antes de salir se aseguro de dejar leche servida, pidiendo al animal que tuviese cuidado con la patita, a la cual le había cambiado el vendaje despidiéndose de este al oír sus maullidos como respuesta.
Se encontró con Mark de camino a la universidad, quien atento miraba su teléfono, respondiendo los mensajes que recibía. Sonrió al mayor hablando sobre su nuevo compañero en el apartamento, quedando de ir juntos a buscar comida para el felino y el perro que estaba cuidando el americano.
Transcurrieron las clases con normalidad, tomando apuntes y comentando con Mark, además de preguntarle al profesor si era necesario llevar a aquel animal al veterinario tras mostrarle una foto de la herida, suspiró aliviado al saber que había hecho un buen trabajo con la pata del gato. Cuando finalizaron sus clases y salió junto a Mark a una tienda comprando lo necesario para las mascotas, comida y juguetes para el felino.
Al llegar el animal se encontraba durmiendo sobre la cama de Jinyoung acurrucado entre las ropas que el chico había dejado sobre esta, fue a la cocina dejando un platillo de comida para el animal y los juguetes además de un collar negro que había comprado para reconocer al felino.
Mientras preparaba su propia comida, el gatito apareció en la sala estirando sus patas mientras avanzaba, directo al plato con leche, olfateo la comida alejándose de esta para luego mirar al chico maullando, buscando su atención. El pelinegro se agachó acariciando su cabeza, acercando de nuevo el plato con la comida.
—Por favor pequeño, come algo, no puedes solo tomar leche, —dijo casi rogando al animal, que con pocos ánimos comió lo que estaba enfrente, alejándose a la sala para jugar con un pescado de juguete que había traído el chico.
—Debería ponerte un nombre, somos compañeros de apartamento— miró al felino que entretenido golpeaba con su pata derecha al pez.
Comió su ramen pensando en un nombre adecuado, intento con diversos nombres llamarlo el cual ignoraba la voz del chico, haciéndole pensar con más intensidad. Tomó el collar comprado, poniendo este en el cuello del animal, luego encendió computador para comenzar una de las tareas que le habían dejado, acompañándose del gato y el sonido de la tv de fondo.
Descansó un momento, dejando de escribir para ver el programa de variedad que estaba transmitiendo la televisión, cuando el gato subió a su regazo presionando las teclas de la computadora.
—Baja de allí, —regañó al animal suspirando aliviado al ver que no había borrado nada de lo escrito, leyendo lo único que estaba de más en su trabajo —JB. —murmuró y el gatito maulló en respuesta. —¿te gusta ese nombre?, —otro maullido salió del gato haciendo sonreír al chico, quien acarició la cabeza del animal.
Terminó su trabajo a las horas después, bostezando agotado caminando lento a su habitación para tomar un baño y luego meterse a la cama a descansar el par de horas que le quedaban, a los minutos de estar recostado, JB llegó a la cama acompañado del sonido del pequeño cascabel del collar, se acurrucó a un lado a su lado, buscando el calor de su cuerpo, para pasar la fría noche de invierno que estaban viviendo.
Por la mañana, la temperatura era la más baja de la semana, Jinyoung encendió la calefacción del apartamento y calentó la leche que servía para que su amiguito estuviera cómodo mientras aun dormía, sabía que estaba consintiendo de sobre manera a aquel felino, pero no podía resistir a esos maullidos y ronroneo que demostraban la felicidad que sentía. JB salió del cuarto, pasando su cuerpo por las piernas del chico, ronroneando a ver su plato con leche, bebió esta y fue a jugar con el pez que le habían comprado, se dejó curar la patita, escuchando atento la voz del pelinegro.
—En un mes debería estar mejor tu patita pequeño. —al terminar acarició al felino y se despidió de el para asistir a sus clases.