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1. Carry On (Kookmin Adaptation)

Capítulo 2

Jimin

No me permito pensar en Watford durante el verano.

Después de mi primer año ahí, cuando tenía once, pasé todo el verano pensando en eso. Pensaba en todos los que había conocido en la escuela: Penélope, Agatha, el Mago. Pensaba en las torres y los jardines. Los tés. Los pudines. La magia. El hecho que yo era magia.

Me hastié a mí mismo pensando, soñando despierto sobre la Escuela Watford de Magia hasta que empecé a sentir que no era nada más que una ilusión; una fantasía más con la cual entretenerme. Como mis sueños de convertirme en un futbolista o que mis padres, mis verdaderos padres, regresarían por mí algún día.

Mi padre sería un futbolista, mi madre sería algún tipo de supermodelo y ellos me explicarían cómo habían tenido que abandonarme porque eran demasiado jóvenes para criar un bebé, y porque sus carreras estaban en la cuerda floja. «Pero siempre te extrañamos, Jimin», dirían. «Te hemos estado buscando». Y me llevarían a vivir con ellos en su mansión.

Mansión de futbolista exitoso. Internado mágico. Ambos me parecían una mierda a la luz del día, especialmente cuando despiertas en una habitación con otros siete desechados. Ese primer verano, ya le había exprimido todo el jugo al recuerdo de Watford para el tiempo que mi billete de autobús y mis papeles llegaron en el otoño, junto a una nota del mismo Mago.

Real. Todo era real.

Así que, el siguiente verano, después de mi segundo año en Watford, no me permití pensar más en la magia. Por meses. Simplemente la bloqueé de mi cabeza. No la extrañé, ni la deseé.

El Mago solía decir que tal vez algún día me dejaría pasar los veranos en Watford... o hasta pasarlos con él, en donde sea que pase él sus veranos. Pero después, decidió que lo mejor para mí era pasar un cierto tiempo cada año con los Normales. Para mantenerme en contacto con el lenguaje y para conservar mi ingenio: «Que las dificultades afilen tu espada, Jimin».

Pensé que se refería a mi espada, la Espada de los Magos, pero con el tiempo me di cuenta que se refería a mí. Yo soy la espada. La Espada del Mago. Y no estoy seguro si estos veranos que he pasado en hogares para niños me han vuelto más filoso. Pero sí que me han vuelto más hambriento. Me hacen anhelar Watford como, no sé, como la vida misma.
Kook y su lado, todas las viejas y adineradas familias, ellos no creen que cualquiera pueda entender la magia al igual que ellos. Ellos creen ser los únicos a los que se les puede ser confiada. Pero nadie ama la magia a como yo lo hago. Ninguno de los otros magos, ni mis compañeros de clase, ni sus padres, saben cómo es vivir sin magia.

Sólo yo lo sé.

Y haré cualquier cosa para asegurarme que siempre esté ahí para mí.


Intento no pensar en Watford cuando estoy lejos, pero fue casi imposible este verano. Después de todo lo que pasó el año pasado, no podía creer que el Mago le prestara atención a algo como el final del período. ¿Quién interrumpe una guerra para enviar a los niños de regreso a sus casas por vacaciones de verano?

Además, ya no soy un niño. Legalmente, pude haber dejado la institución cuando cumplí los dieciséis. Pude haberme mudado a un departamento en algún lugar. Tal vez en Londres. Podría permitírmelo, tengo una bolsa llena de oro de duende; una bolsa grande de lona que sólo desaparece si intentas dársela a otro mago. Pero el Mago me mandó a un nuevo hogar para niños, como siempre.

Él continúa moviéndome como su marioneta, después de todos estos años. Como si estuviera a salvo ahí. Como si el Humdrum no pudiera simplemente invocarme, o lo que sea que me haya hecho a mí y a Penélope al término del período.


—¿Él puede invocarte? —demandó Penny tan pronto nos escapamos de él—. ¿A través de un cuerpo de agua? Eso no es posible, Jimin. No hay ningún precedente de algo como esto.

—¡La próxima vez que me invoque como a un maldito demonio mitad ardilla, se lo diré! —le dije.

Penélope había tenido la desdicha de haber estado agarrando mi brazo cuando fui arrebatado, así que ella había sido arrebatada conmigo. Su brillante cabeza es la única razón por la que ambos salimos con vida.

—Jimin —dijo ese día, cuando finalmente íbamos en un tren de regreso a Watford.- Esto es serio.

—Por los bastardos Siegfried y Roy, Penny, ya sé que esto es serio. Él tiene mi número. Yo ni siquiera tengo mi número, pero el Humdrum lo tiene.

—¿Cómo es que aún sabemos tan poco sobre él? —Penélope echaba humo—. Él es tan...

—Insidioso —dije—. «El insidious Humdrum», y todo eso.

—Deja de bromear, Jimin. Esto es serio.

—Lo sé, Penny.

Cuando llegamos a Watford, el Mago escuchó cada palabra que dijimos y se aseguró que no estuviésemos heridos, pero después nos envió por nuestros caminos. Simplemente nos envió a casa.
No tenía nada de sentido.

Así que, desde luego, pasé todo este verano pensando en Watford. Sobre todo lo que pasó, todo lo que pudo haber pasado y todo lo que está en juego... Por supuesto que me preocupé. Pero aun así, no dejé perderme en las cosas buenas, ¿sabes? Porque son las cosas buenas las que te volverán loco cuando las extrañes.

Mantengo una lista de todas las cosas que más extraño y que no debo manosear en mi cabeza hasta estar a una hora de Watford. Luego, reviso la lista cuidadosamente. Es casi como probar el agua fría antes de zambullirte en ella. Pero lo contrario a eso, supongo, es como probar algo demasiado bueno, así la impresión de eso no llega a abrumarte.

Empecé a hacer mi lista, mi lista de cosas buenas, cuando tenía once y ahora ya debería borrar algunas cosas pero hacerlo es más difícil de lo que creerías.
Como sea, estoy a una hora de la escuela ahora, así que saco mentalmente mi lista y presiono mi cabeza contra la ventana del tren.

Las cosas que más extraño de Watford:

No. 1 - Los bísquets de cereza

Nunca antes había probado los bísquets de cereza antes de venir a Watford; solo los de pasa, muchas veces de los simples, y siempre algo de la tienda que luego era dejado mucho tiempo dentro del horno.
En Watford, tenemos bísquets de cereza recién salidos del horno todos los días en el desayuno si los quieres. Y otra vez con el té de la tarde. Tomamos el té en el comedor después de nuestras clases, antes de ir a los clubs y los partidos de fútbol, o antes de las tareas.

Siempre tomo el té con Penélope y Agatha y, de nosotros, solamente yo como los bísquets. «La cena es en dos horas, Jimin» me regañaría Agatha, a pesar de todos estos años. Una vez Penélope intentó calcular cuántos bísquets he comido desde que empezamos en Watford, pero se aburrió antes de conseguir la respuesta.

No puedo simplemente pasar por encima de los bísquets cuando están ahí de frente. Son tan suaves y ligeros, un poco salados. A veces sueño con ellos.


No. 2 - Penélope

Este lugar en la lista solía pertenecerle a «la carne asada», pero hace unos años atrás, decidí limitarme a recordar una sola comida. De lo contrario la lista se convertiría en la canción de Oliver!, y terminaría tan hambriento que mi estómago dolería.

Tal vez Agatha debería de estar más arriba en la lista que Penélope, porque Agatha es mi novia; pero Penélope se ganó un lugar en la lista antes que Agatha. Nos hicimos amigos en mi primera semana en la escuela, durante nuestra clase de Palabras Mágicas.

No sabía qué pensar de ella cuando nos conocimos. Ella era una pequeña niña regordeta de piel morena y cabello rojo brillante, usaba gafas puntiagudas —del tipo que usarías si fueras disfrazada de bruja a una elegante fiesta de disfraces—, y un pesado anillo púrpura en su mano derecha. Estaba intentado ayudarme con una tarea, y creo que yo sólo estaba clavándole los ojos.

—Sé que eres Jimin Snow —dijo ella—. Mi mamá me dijo que vendrías a Watford. Ella dice que tú eres realmente poderoso, probablemente más poderoso que yo. Soy Penélope Bunce.

—No sabía que alguien como tú podía llamarse Penélope —dije. Estúpidamente. Todo lo que dije ese año fueron estupideces.

Ella arrugó su nariz.

— ¿Cómo es que una «persona como yo» debería llamarse?

—No lo sé. —No lo sabía. Las otras chicas que había conocido que lucían como ella, se llamaban Saanvi o Aditi, y ellas definitivamente no eran pelirrojas—. ¿Saanvi?

—Alguien como yo puede llamarse como sea —dijo Penélope.

—Ah —dije—. Claro, lo siento.

—Y podemos hacer lo que queramos con nuestro cabello. —Ella volvió su atención a la tarea, torciendo su coleta roja—. Es descortés clavarle los ojos a la gente, sabes, aún a tus amigos.

— ¿Somos amigos? —Le pregunté, más sorprendido que otra cosa.

—Te estoy ayudando con tu tarea, ¿no es así?
Así era. Me acababa de ayudar a encoger una bola de fútbol al tamaño de una canica.

—Pensé que me estabas ayudando porque soy tarugo —dije.

—Todos son tarugos —respondió ella—. Te estoy ayudando porque me agradas.

Resultó que había cambiado por accidente el color de su cabello a rojo mientras intentaba un nuevo hechizo, pero lo llevó de ese color por el resto del primer año. Al año siguiente, lo llevó azul.

La mamá de Penélope es Hindú y su padre es Inglés. En realidad, ambos son ingleses, porque el lado hindú de su familia tiene años de vivir en Londres. Ella me dijo después que sus padres le habían advertido diciéndole que se mantuviera lejos de mí.

—Mi mamá me dijo que nadie sabía realmente de dónde habías venido y que probablemente eras peligroso.

—¿Por qué no le obedeciste? —pregunté.

—¡Porque nadie sabía de dónde venías, Jimin! ¡Y porque podrías ser peligroso!

—Tienes el peor instinto de supervivencia.

—Además —dijo—, estabas usando tu varita al revés y sentí pena por ti.

Extraño a Penny cada verano, aun cuando intentó convencerme de no hacerlo. El Mago dice que nadie puede escribirme o llamarme durante las vacaciones, pero aun así, Penny encuentra formas de contactarme. Una vez, poseyó al viejo de la tienda, el que siempre olvida ponerse su dentadura; y habló a través de él. Fue bueno escuchar de ella y todo, pero me resultó tan perturbante que le pedí que no lo volviera a hacer, a menos que hubiese una emergencia.


No. 3 - El campo de fútbol

No juego fútbol tanto a como antes solía hacerlo. No soy tan bueno como para jugar en el equipo de la escuela, además, siempre estoy enredado en alguna conspiración en mi contra, en una misión para el Mago u otro tipo de drama. (No es posible echar goles cuando el condenado Humdrum puede invocarte cada vez que se le dé la gana.)

Pero sí logro jugar. Y es un campo perfecto: es el único lugar de la propiedad que es plano, está cubierto de un encantador césped y rodeado de hermosos árboles frondosos donde puedes sentarte a ver los partidos...
Kook juega para nuestra escuela. Desde luego. El muy bastardo.

Él es igual en el campo que en cualquier otro lugar: fuerte, grácil y condenadamente despiadado.


No. 4 - Mi uniforme escolar

Tenía once años cuando puse esto en la lista, verás, cuando me dieron mi primer uniforme, era la primera vez en toda mi vida que tendría ropa a mi medida, y la primera vez que usaría un blazer y una corbata. De pronto, me sentí todo alto y elegante. Hasta que Kook entró por la puerta de nuestra habitación, mucho más alto que yo y más elegante que todos.

Hay ocho años en Watford. Los del primer y segundo año usan blazers con rayas —dos tonos de púrpura y dos tonos de verde— con pantalones grises, suéteres verdes y corbatas rojas.
Hasta el sexto año, se tienen que usar boaters en el exterior, lo que en realidad es solo una prueba para ver si nuestros Mantente Puesto son lo suficientemente fuertes como para mantener nuestros sombreros puestos. (Penny siempre hechizaba mi sombrero por mí, porque si yo lo hacía, podría terminar durmiendo con la maldita cosa puesta.)

Cada otoño al entrar en nuestra habitación, un nuevo uniforme espera por mí sobre mi cama, limpio, planchado y perfectamente ajustado a mi medida; sin importar cuánto haya cambiado o crecido durante el verano.

Los de los años superiores —es decir, yo— usan blazers verdes con ribetes blancos. Los suéteres rojos son opcionales, al igual que las capas. Yo nunca las he usado porque me hacen sentir como un idiota, pero a Penny le encantan. Ella dice que le hacen sentir como Stevie Nicks. Me gusta el uniforme. Me gusta saber qué voy a usar cada día, porque no sé qué usaré el próximo año, cuando no esté en Watford.

Pensaba en unirme al Ejército del Mago, ya que ellos usan uniformes. Aunque lucen como algo que Robín Hood usaría si fuera parte del departamento de inteligencia británico. Pero el Mago dijo que ese no era mi camino. Así es como él me habla, «No es tu camino, Jimin. Tu destino se encuentra en otro lugar».

Él quiere que me mantenga a raya del resto del mundo con entrenamientos separados y clases especiales. Pienso que ni siquiera me dejaría estudiar en Watford si él no fuera el director de ahí, y si no pensara que ese es el lugar más seguro para mí.
Si le preguntara al Mago qué es lo que debería usar después de Watford, él probablemente me vestiría como un súper héroe. Pero no le preguntaré a nadie cómo vestir cuando me vaya. Tengo dieciocho años. Yo me vestiré solo.

O quizás Penny ayudará.


No. 5 - Mi habitación

Debería decir «nuestra habitación», pero no extraño compartirla con Kook. Te asignan tu habitación y tu compañero de habitación en el primer año de Watford, y después de eso no puedes cambiar ninguno de los dos. Nunca tienes que empacar tus cosas o quitar tus pósters.

Compartir una habitación con alguien que quiere matarme, que ha querido matarme desde que teníamos once, ha sido... Bueno, tiene que haber sido una mierda, ¿no es cierto? Pero quizás el Crisol se sintió mal por habernos puestos a mí y a Kook juntos (no literalmente; no considero que el Crisol tenga sentimientos) porque obtuvimos la mejor habitación en Watford.

Vivimos en la Casa Mummers, al filo del terreno de la escuela. Es un edificio de piedra de cuatro plantas y media, y nuestra habitación está en el nivel más alto, en una especie de torrecilla con vistas al foso. La torrecilla es muy pequeña para más de una habitación, pero es más grande que las demás habitaciones y solía ser usada por el personal de la escuela. Así que tenemos nuestra propia suite.
Kook, de hecho, es una persona bastante decente con quien compartir un baño. Pasa adentro toda la mañana, pero es muy limpio; y no le gusta que toque sus cosas, por lo tanto las mantiene lejos de mí. Penélope dice que nuestra habitación huele a cedro y bergamota, y tiene que ser por Kook porque definitivamente no es por mí.

Te diría cómo es que Penny le hace para entrar en nuestra habitación —las chicas no tienen acceso a las casas de los chicos y viceversa— pero aún no lo sé. Yo pienso que se debe a su anillo. Una vez la miré usarlo para abrir una cueva, así que todo es posible.


No. 6 - El Mago

También añadí al Mago a mi lista cuando tenía once, y desde entonces han habido cantidad de ocasiones que he considerado quitarlo. Como en nuestro sexto año, cuando él prácticamente me ignoró. Cada vez que intentaba hablar con él, me decía que estaba en medio de algo importante. Aún me dice eso, algunas veces, y lo entiendo, él es el director de la escuela. Y aún más que eso, él es el líder del Aquelarre, así que, técnicamente, él está a cargo de todo el Mundo de Magos. Y tampoco es como si él fuera mi padre o algo. Pero es lo más cercano que tengo a «algo».

El Mago fue el primero que vino a mí en el mundo Normal y me explicó (o intentó explicarme) quién soy yo. Aún me echa un ojo, en ocasiones, cuando ni siquiera me doy cuenta. Y cuando sí tiene tiempo para mí, para realmente hablar conmigo, es entonces cuando más me siento con los pies fijos en la tierra.

Lucho mejor cuando él está cerca; pienso mejor. Es como si, cuando él está ahí, casi creo en todo lo que él me ha dicho... como que soy el mago más poderoso que el Mundo de Magos haya conocido jamás y que todo ese poder es algo realmente bueno, o al menos lo será algún día. Que pondré toda mi mierda en orden, eventualmente, y resolveré más problemas de los que causo.

El Mago es también el único que tiene permitido contactarme durante el verano. Y siempre recuerda mi cumpleaños en Junio.


No. 7 - La Magia

No mi magia, necesariamente, porque esa siempre está conmigo y, honestamente, no es algo en lo que pueda encontrar consuelo. Lo que extraño, cuando estoy lejos de Watford, es estar cerca de la magia. Magia practicada casualmente: chicos lanzando hechizos en los pasillos y durante las clases, alguien enviando un plato de salchichas al final de la mesa como si estuviese atado a alambres.

El Mundo de Magos no es realmente un mundo. No tenemos ciudades, ni siquiera vecindarios. Los Magos han vivido entre la mundanidad desde siempre. Es más seguro de esa forma, según la mamá de Penélope, nos mantiene en la corriente con el resto del mundo. Las hadas hicieron lo contrario, dice ella. Ellos se aburrieron de lidiar con los demás, deambularon en las profundidades de los bosques por unos siglos, y luego no pudieron encontrar el camino de regreso.

El único lugar donde los Magos viven juntos, al menos que sean familiares, es en Watford. Hay muy pocos clubes sociales mágicos y fiestas o reuniones anuales, ese tipo de cosas. Pero Watford es el único lugar donde estamos juntos todo el tiempo. Razón por la cual todos han estado emparejándose como locos en este último par de años. Si no conoces a tu pareja en Watford, dice Penny, podrías terminar solo... o yendo a los tours para solteros de Magickal Britain a los treinta y dos años.

Ni siquiera sé de qué se preocupa Penny, ella ha tenido un novio en América desde nuestro cuarto año. (Él fue un estudiante de intercambio en Watford). Micah juega béisbol, y su rostro es tan simétrico que bien podrías invocar un demonio en él. Ellos vídeo chatean cuando ella está en su casa, y cuando ella está en la escuela, él le escribe casi todos los días.


—Sí —me dice ella—, pero él es Americano. Ellos no piensan en el matrimonio como nosotros. Él podría dejarme por alguna Normal bonita que conozca en Yale. Mamá dice que ahí está yendo a parar nuestra magia, desperdiciándose en desconsiderados matrimonios americanos.

Penny cita a su mamá tanto como yo cito a Penny. Ambas son paranoicas. Micah es un chico serio, él se casará con Penélope... y después querrá llevársela con él. Eso sí es preocupante.

En fin. La magia. Extraño a la magia cuando estoy en el mundo Normal. Cuando estoy solo, la magia es algo personal. Es mi carga, mi secreto. Pero cuando estoy en Watford, la magia es solo el aire que respiramos. Es lo que me hace parte de algo grande, no lo que aparta de lo demás.


No. 8 - Ebb y las cabras

Empecé a ayudar a Ebb la cabrera durante mi segundo año en Watford. Y digamos que por un buen tiempo, pasar el tiempo con las cabras era mi cosa preferida (con lo cual Kook no dejaba de fastidiarme). Ebb es la persona más buena en Watford, más joven que los maestros y es sorprendentemente poderosa para alguien que decidió pasar toda su vida cuidando de las cabras.

—Ser poderosa no tiene nada que ver con eso —diría Ebb—. La gente que es alta no se mira forzada a jugar basura en el cesto.

—¿Te refieres al baloncesto? —Al vivir en Watford, Ebb ha llegado a alejarse un poco de la actualidad.

—Es lo mismo. No soy un soldado. No veo por qué debería pelear para vivir sólo porque puedo lanzar un buen golpe.

El Mago dice que todos somos soldados, cada uno de nosotros con una onza de magia. Eso es lo peligroso sobre las viejas formas, dice él. Los magos sólo iban a sus formas felices, haciendo lo que sea que querían hacer, tratando a la magia como un juguete o un título, no como algo a lo que debían proteger.

Ebb no tiene perros ayudándola con las cabras, solo su habilidad. La he visto guiar a todo el rebaño con un solo giro de su mano. Me había estado enseñando cómo apartar las cabras una por una, cómo hacerles sentir cuando se habían alejado mucho. Incluso me dejó ayudarla con los partos durante una primavera.

Ya no tengo tiempo para ver a Ebb, pero la dejo a ella y a sus cabras en mi lista de cosas que extraño solo para poder darme un minuto para pensar en ellas.


No. 9 - El Bosque Vacilante

Debería quitar esto de la lista. A la mierda el Bosque Vacilante.


No. 10 - Agatha

Tal vez debería quitar a Agatha de la lista, también.

Me acerco cada vez más a Watford, estimo que estaré en la estación en unos cuantos minutos. Seguramente alguien vendrá de la escuela a recogerme...

Solía guardar a Agatha para el último momento.

Durante el verano pasaría sin pensar ni una vez en ella, y esperaría hasta que casi estuviera en Watford antes de dejarla entrar de nuevo en mi cabeza. Así, no pasaría todo el verano convenciéndome de que ella es muy buena para ser verdad. Pero ahora... no lo sé, quizás Agatha es muy buena para ser verdad, para ser mi verdad.

En el último período, justo antes que Penny y yo fuéramos arrebatados por el Humdrum, vi a Agatha y a Kook en el Bosque Vacilante. Supongo que debí haber sospechado que había algo entre ellos, pero nunca creí que ella fuera a traicionarme de esa forma, que cruzaría esa línea.

No tuve tiempo de hablar con Agatha después de que la vi con Kook, ya sabes, estaba muy ocupado siendo secuestrado y después escapando. Tampoco pude hablar con ella en el verano, porque no puedo hablarle a nadie. Y ahora, no lo sé... ya no sé qué es Agatha para mí.

Ni siquiera estoy seguro de haberla extrañado del todo.

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