uno; encuentro.
Un omega de veintinueve años de edad, cabello castaño y aroma a miel con un toque de moras, se encontraba jugando en un pequeño parque junto a su cachorrito.
Ambos estaban jugando con materiales para hacer castillos de arena, Jimin hacía pequeños bultos de arena, mientras su cachorrito, de cuatro años, estaba destruyéndolos.
Jimin reía al ver como su pequeño hacía pucheros y le decía que era un gran destructor de castillos. (Aunque de grande no tenía nada).
—Claro bebé. Eres muuy grande y destructor.-Gruñó y el pequeño asintió, devolviéndole un pequeño gruñido, que mas bien, parecía el de un pequeño bebé de no más de dos años.
—Si papi. Mira, mira. —Dijo Yongmin. Rápidamente hizo una bolita de arena, luego la aplastó y sonrió en dirección hacía Jimin esperando aplausos, que, comenzó a recibir.
Jimin aplaudía y el pequeño asentía.—Wow, cachorrito. Eres muy poderoso.
El niño asintió y tomó la mano de Jimin. —Ahora tu.—Dijo y Jimin rodó los ojos con una enorme sonrisa en el rostro y comenzó a construir un castillo, cuando terminó de construirlo, el niño dijo un pequeño “wow” asombrado por la habilidad de su papi y cuando estaba a punto de destruirla, recibió un mensaje.
Era Taehyung. Jimin no se tomó el tiempo en responder, porque sabía lo que Taehyung iba a decirle. “No llegues tarde a la noche de películas, recuerda que Yangmin pidió ver Iron Man, no podemos defraudarlo”.
Su hijo preguntó quién era y Jimin respondió con rapidez.—Es tae, amor. Creo que ya es hora de la noche de películas. —El niño hizo un puchero y Jimin dijo alegre. —Fuiste tú el que pidió ver Iron Man, bebé. Así que no te quejes.
Yangmin asintió y luego se levanta del lugar de arena, dando un gran salto, limpia su pantalón y quita toda la arena posible, para luego tomar la mano de Jimin y sonreírle.
—Listo papi. —Ambos asintieron y comenzaron a caminar.
Jimin prefiere alzar a su bebé porque era algo bajito para caminar cómodo, pero no lo hizo, ya que su cachorrito ama “ser independiente” y caminar solito.
Entonces, cuando van de camino a la casa de Tae, a Jimin se le ocurre decir.—¿Deberíamos comprar algo?
Y aquella pregunta, es la que hace que el mundo cambie para Jimin, sin saberlo.
Yangmin asiente y ambos se dirigen al pequeño supermercado que queda cerca a la casa de su amigo.
El niño canta la canción de un trencito, mientras corre por el supermercado y busca miles de golosinas, que sabe que su papi no le comprará, pero aún así desea comer.
Jimin deja que su cachorrito se distraiga un poco por el local, mientras el busca algunas cosas para llevar y espera que su hijo quiera algún paquete para comprarlo también.
De repente, escucha la voz de su hijo llamándolo y camina en dirección a él.
Su omega interno se vuelve inquieto, sus sentidos se agudizan y oh.
Comienza a sentir un aroma muy familiar.
—Papi, mira. Encontré a este señor, que no sabe la diferencia de estos dos chocolates y-y como tu sabes, le dije que podías enseñarle.—Dijo el pequeño, en una total inocencia y Jimin sonrió sin darse cuenta del alfa frente suyo.—Él no quería que tu le enseñaras pero yo le dije que si no lo hacía iba a llorar y bueno, ¡aquí tamos!, es por un bien mayor, si, si.
El alfa desprende un aroma que lo hace sentir como un hogar...
Jimin eleva su rostro y mira al alfa.
Jungkook.
Es Jeon Jungkook.
—Oh, no.—Dice el Omega de cabello castaño, fingiendo no conocer al alfa.—¡No hables con extraños, bebé!
El niño se esconde detrás del señor y Jimin pasa saliva nervioso.
—¿Jimin? —Pregunta aquel señor extraño, frente a los ojos del pequeño Yangmin.
Las cosas no saldrían bien.
Jimin lo presentía.