9795' ७ ! 𝘦𝘵𝘦𝘳𝘯𝘢𝘭.
Los suaves y pequeños pétalos de cerezo fueron cayendo al verde y bien cuidado césped.
La estación de verano era una de las causantes que los infantes salieran con el propósito de nuevos juegos y diversión, las vacaciones era un momento del año más relajante y hermoso para cada niño o niña.
Bueno, no para todos.
-¡Te dijimos que te pasaríamos la pelota! ¡Y tú miserable bueno para nada no lo hiciste bien!, no sirves para nada, Jungkook, ¡eres un asco en el futbol!.- dijo un niño con alrededor de diez años de edad, este se encontraba molestando y golpeando el brazo del pequeño pelinegro, provocando que cayera al césped aplastando los inofensivos pétalos de cerezos.
Jungkook se quedaba en silencio, tolerando cada crítica y patada que este niño le hacía junto con su séquito.
-No fue mi intención solo se me resbaló, lo lamento Haemin.- dijo el pelinegro intentando defenderse.
-Esas asquerosas manos siempre te molestan, chicos, ¿qué tal sí se las cortamos?.- dijo este sacándo una navaja que traía en el bolsillo de sus jeans.
El pelinegro esbozo una expresión de temor intenso, estos niños serían hasta capaz de provocarle la muerte al pequeño Jungkook, ayer lo molestaron con lo mismo, pero en vez de usar una navaja apuñalaron tanto su pequeño estómago que le dejo moretones graves, todo este alboroto solo porque hizo perder al equipo de Fútbol, otra vez. -¡No!, no me lastimen por favor- rogó teniendo sus ojos cristalizados a punto de derramar su llanto.
El séquito conformado por cuatro niños más, tomaron los brazos y piernas de Jungkook. -Descuida, te estamos haciendo un favor. -diálogo sin mostrarle importancia a los lloriqueos del menor, el niño tomó bien su afilada navaja intentando transferir el filo a las pequeñas y sucias manos de tierra de Jungkook.
Antes de que el filo traspasara su muñeca, un globo de agua fue lanzado y cayendo justo en la cabeza del brabucón que molestaba a Jungkook.
-¡Oigan idiotas!.- grito un pequeño niño castaño claro, el reflejo que tenía hacía el sol hacía expresar sus mechones como sí fuera un pequeño rubio. Poco a poco se fue acercando con valentía a el chico que molestaba a Jungkook. -¡Dejen en paz al niño!.
La expresión en el rostro de Haemin era de enojo, las gotas de agua caían por su frente que hacía notar una vena presionada y marcada, todo era causa de la ira que el castaño le provocaba, cómo un pequeño niño sería capaz de arrojarle un globo de agua a uno mayor, más alto y sobre todo fuerte en físico. -¿Y quién te crees tú, zopenco- diálogo mientras secaba su rostro con su mano, este se acercó unos cuantos centímetros al castaño.
-Nadie en especial pero, ¡déjalo en paz o lo verás por las malas!.- exclamó con el fin de sacar su bate de béisbol que traía en su mochila, intentaba usarlo como amenaza pero aún así, eso no le quitaba los tierno e indefenso que se veía el pequeño niño.
Haemin y su séquito rieron a carcajadas, era algo muy absurdo para ellos. Jungkook sólo miraba asombrado abriendo su pequeña boquita, sus ojos se reflejaban en aquel niño dispuesto a salvar la vida del pelinegro, sin importar lo tan inofensivo y ridículo que se viera, el castaño sería capaz de cualquier en la vida.
-¿Por las malas?, ¿qué traerás a tu mami?.- este río como signo de burla.
-No, aunque sí algo mucho mejor.- aquel gruñido proveniente al de un gran perro rabioso fue presente en el parque, esta acción provocó nerviosismo tanto en Haemin como su séquito, su frente y manos sudaban, la expresión en su rostro era la de un pequeño niño de cuatro años perturbado.
Los amigos de Haemin soltaron las manos y piernas del pequeño Jungkook, atemorizados se acercaron un poco más a Haemin que temblaba de miedo ante la situación, después de todo era un perro enorme, un fuerte pitbull café.
-¿A-acaso estás demente?.- pregunto Haemin hacía el castaño.
-¿Y aún me sigues insultando?.
El perro corrió hacía Haemin y su séquito, los niños simplemente huyeron sin pronunciar una simple palabra, solo gritaron por sus vidas y madres.
Jimin sonrió de lado mientras su perro se acercaba a él, el pequeño se aposiciono en cuclilla para acariciarlo y dirigir su mirada al pelinegro que se había escondido en el árbol de cerezo. El castaño se levantó queriendo acercarse a Jungkook.
-Hola mi nombre es Jimin, me alegra mucho que vine a tiempo porque sino ya te hubiesen cortados las manos- rió intentando mostrarse amigable.
La cabeza de Jungkook que permanecía asomada con su mirada fija en Jimin, su expresión se torno algo atemorizada ya que no le agrado recordar esa traumante escena. Sin embargo no se rió de lo absoluto con el castaño.
Jimin miro hacía otro lado apenado por lo que había mencionado. El niño se sentó en el verde pasto cruzando sus pequeñas piernas, su perro se acostó al lado de él. Quería demostrarle al pelinegro que era de una buena y fiel persona.
Jungkook salió de su escondite mostrándose algo apenado, teniendo sus manos en los bolsillos de su buzó, su mirada permanecía desviada, no quería ver al pequeño Jimin. El pelinegro no le parece hablar con extraños.
El castaño se levanto con una sonrisa en su pálido rostro. -Descuida, yo no muerdo.- el castaño se acerco un poco más a Jungkook, el pelinegro no retrocedió, de todos modos tenía curiosidad de lo que este realizaría. Sacó un pequeño collar de su bolso y se lo colocó cuidadosamente a Jungkook. -Tu y yo somos uno.- aquel niño sonrió de oreja a oreja haciendo que sus lindos ojos se cerraran de una manera tan tierna.
Todo esto, este lindo sentimiento, esa pequeña frase "Tu y yo somos uno", quién diría que podría causar que Jungkook se enamorará de Jimin con tan solo nueve años.
Una pequeña persona también posee el derecho de vivir un gran amor.
9795' ७ !🍰 𝘦𝘵𝘦𝘳𝘯𝘢𝘭.
un pequeño oneshot
<3