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Asco.
Eso era lo que sentía al mirarme al espejo, al menos hasta que Jungkook apareció en mi vida hace un par de años atrás, y consiguió que yo misma me amase tal y como era.
Yo era una chica, a pesar de que el resto no opinaba lo mismo y utilizaban los pronombres incorrectos a la hora de referirse a mí. Nadie me veía como lo que era, incluso si a mí me gustaban las cosas denominadas como “cosas de chicas”.
Para mí el instituto era un infierno, pero donde más incomprendida me sentía era en casa. Normalmente, nuestra casa, es nuestro hogar, nuestro lugar seguro, donde nos sentimos protegidos; pero para mí era todo lo contrario. Mis padres, una modelo muy famosa y un reconocido empresario, eran mis mayores enemigos. Estos me hacían sentirme peor de lo que ya me sentía, con cosas tan simples como no dejar que decorase mí habitación a mí gusto.
Desde que era pequeña mí habitación había sido en tonos azulados, cuando yo había dejado claro que quería una de color rosa, mis padres me hicieron saber que eso no era apropiado para un niño. Así que no me quedó más remedio que aceptar el color y la decoración que tenía.
Pero todo eso cambió. Estaba en mi tercer año de secundaria, cuando un chico nuevo llegó al instituto.
Flashback
ーBuenos días, os presentó a vuestro nuevo compañero, Jeon JungkookーComenzó a hablar el director Choi.
Tras la típica presentación, el director le indicó que se sentase donde quisiese. Para mi sorpresa, aquel chico nuevo, llamado Jungkook, se había sentado a mí lado.
ーHola linda, ¿Cómo te llamas?
Me sonrojé al instante, no estaba acostumbrada a que se refiriesen a mí en femenino. Pero era normal que aquel chico lo hubiese hecho, mi apariencia era femenina. Tenía el cabello largo y de color rubio, debido a que meses atrás me lo había teñido. Mis rasgos físicos eran femeninos y el maquillaje también me ayudaba a verme más femenina.
ーE-encantada... Me llamo Park Jimin.
Le sonreí avergonzada. Conocer gente nueva siempre me había dado miedo, puesto que al enterarse de la verdad, no volvían a hablarme.
Y así fue como Jungkook y yo nos conocimos. Después de eso comenzamos a ser amigos, y una cosa llevó a la otra, terminando enamorándonos.
Fin de flashback
Ahora ambos tenemos 18 años, y estudiamos juntos en la universidad de artes de Seúl. Estudio danza contemporánea, mientras que Jungkook estudia diseño gráfico.
Vivimos en un pequeño apartamento, no muy lejos del centro. Los padres de Jungkook, Jeon Jihyun y Jeon Kwan, nos ayudan con los gastos. En cuanto a mis padres, cuando les dije que en realidad era una mujer, no quisieron volver a verme. Eso no me afectó demasiado, puesto que después de eso, comencé a ser más feliz e incluso pude operarme y aumentar mi pecho, también comencé a hormonarme. Y a pesar de que desde siempre había querido hacerme la reasignación de género, Jungkook me hizo darme cuenta de que tener miembro no me hacía menos mujer, descartando por completo aquella operación.
Flashback
Había decidido contarles la verdad a mis padres. Así que ahí estaba yo, frente a la puerta de mi casa, apretando la mano de Jungkook debido al miedo y los nervios.
ーVamos, cariño, tú puedes, yo estoy aquí para ti.
Bese su mejilla y entramos en casa. Mis padres estaban sentados en el sofá, así que me puse delante de ellos y respire hondo.
ーPapá, mamá, soy una chica.
Eso fue lo único que dije. Sus caras se transformaron en unas de enfado, Jungkook me abrazó, sabiendo que dirían algo malo.
ー¡Cómo va a ser eso posible, si a ti te gusta el baloncesto!
Así es, para mis padres existían “las cosas de chicos” y “las cosas de chicas”, en conclusión, era imposible que me gustase el baloncesto si decía ser una chica.
Mi padre, quien no había dicho ni una sola palabra, se levantó y se puso frente a mi.
ーLargo de mi casa, la gente como tu no puede hacerse llamar hijo mío.
Fin de flashback
La alarma comenzó a sonar, así que no tuve otra opción más que despertarme y apagar aquel molesto sonido. Era viernes por la mañana, por fin viernes. Los rayos de sol se colaban por la ventana. Los días cada vez eran más soleados, la primavera comenzaba a hacerse presente.
Me abracé al cuerpo desnudo de Jungkook, apoyando mi cabeza en su pecho y comenzando a dar suaves caricias a su brazo.
ーBuenos días Jungkookie...
Susurre con voz suave y cariñosa, esperando que despertase. Pero obviamente no despertó, y no fue por culpa de mi tono de voz, sino porque Jungkook tenía el sueño muy profundo, sin importar cuánto ruido hicieses.
Me incorporé, quedando delante de su rostro, y comencé a dejar suaves besitos por su rostro, terminando en sus labios, besándolo con cariño. Sentí como él movía sus labios, correspondiendo al beso y sonreí.
ーBuenos días pastelito de fresa...
Me volví a abrazar a su cuerpo con una amplia sonrisa, me encantaba que me llamase así.
Estuvimos dándonos mimos y amor casi por quince minutos, hasta que volvimos a mirar el reloj y tuvimos que apurarnos o no llegaríamos a la universidad.
Sonreí al ver a Yoongi y a Taehyung cuando llegamos a la universidad, estos dos se habían vuelto muy amigos nuestros. Yoongi estudiaba bellas artes, su idea era ser tatuador, Taehyung estudiaba artes escénicas.
ーMe encanta como te quedan esos jeans y esa sudadera te queda demasiado perfecta, incluso mejor que a Jungkook...
Ambos reímos mientras que Jungkook se quejaba diciendo que a él le quedaba mejor.
Parecía impensable, la Jimin de 15 años jamás pensó en ponerse unos jeans, al menos no por gusto; pero con el tiempo me fui dando cuenta que esas cosas no eran “más masculinas” y que me hacían ver menos mujer. Así que ahora, disfrutaba vistiendo con cualquier tipo de prenda, siendo totalmente feliz.
La universidad también me había ayudado mucho. La gente tenía la mente más abierta y no tenían tantos prejuicios. Además de que conocí a más gente que había pasado por situaciones parecidas a las mías y eso me hizo sentirme mejor y más comprendida.