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Baekhyun
—Vamos, no puede ser tan malo.
— ¿Quieres apostar?
Mi mejor amigo, Sehun, me ofrece su mano a través de la consola de mi Jeep y la miro con indecisión. ¿Estaba el padre de Sehun tan trastornado como lo estaba haciendo parecer? Si es así, ¿debería preocuparme de que estemos a cinco minutos de llegar a la cabaña del hombre en los Catskills?
— ¿Qué estamos apostando?
Sehun tararea pensativamente. —Cuando volvamos a Nueva York, te dejaré elegir dónde comprar comida para toda la semana.
—Dios, nunca cocinamos, ¿verdad?
—Nop y no voy a empezar. Tal vez debería salir con un chef para ahorrar dinero.
Me animo. — ¿También cocinará para mí?
Sehun resopló. —Somos un paquete, nena. Tú lo sabes.
Con una sonrisa, me concentro de nuevo en el camino, pero se desvanece cuando me doy cuenta de lo remoto que se ha vuelto nuestro entorno en las últimas diez millas. La civilización está firmemente en la retaguardia y estoy perdiendo la esperanza de ver una cafetería decente.
—Bien, repasemos la historia una vez más. ¿Hace cuánto que salimos?
—Ocho meses. Nos conocimos cuando te salvé de ser atropellado por un taxi.
Un sonido divertido pasa por mis labios.
— ¿Qué?— pregunta Sehun. —Si ya estoy inventando nuestro romance falso, mejor me columpio por las vallas y me hago ver como un héroe.
—Eres un héroe, cariño. Me salvas todos los días—. Cambiamos a una cara de asco. —Sólo me río porque nunca te mueves por encima de una caminata de poder. Para salvarme de un taxi a toda velocidad, tendrías que correr y tú apenas caminas a la tienda.
—Mi padre no me ha visto en un año, y mira a tu alrededor, Baekhyun, dudo que el mofo tenga conexión a Internet. Lo que sea que le diga, no tendrá más remedio que creer—. Se apretó los dedos. —En otras palabras, eres mi novio devoto, soy hetero como una flecha y corro de forma recreativa.
Toco el tambor con los dedos en el volante. —Sehun... has fingido ser mi novio un millón de veces para que los hombres me dejaran en paz. Sabes que no tengo problema en fingir una relación frente a tu padre. Es tu decisión cuándo tener pareja, obviamente. Tu propio tiempo a tu manera—. Hago rodar mis labios hacia adentro para mojarlos. —Sólo tengo curiosidad por saber si has pensado en decirle la verdad.
—No. Y si puedo salirme con la mía sin que sepa que no busco pareja, lo haré. Cuando lo hagas, lo entenderás. Es un hombre de la vieja escuela hasta la médula. Es un ex-Ranger del ejército que ha estado viviendo de la tierra durante años. No existe un mundo en el que nos relacionemos el uno con el otro. Es mejor así. No estara contento hasta que me mire con alguién y casado.
—De acuerdo—. Me acerco y aprieto la mano de mi mejor amigo. —Te cubro las espaldas.
Se muerde el labio. —Así que te he dicho que es un malhablado militar, pero... no creo que te haya preparado para su apariencia.
— ¿Y ahora qué?
—Sí. Digamos que es... intimidante. Grande y gruñon siempre a cargo. Difícil de llevar.
—Estoy empezando a ponerme nervioso.
Sehun se gira en su asiento para mirarme. —Júro por un montón de Biblias, no te hará daño, Baekhyun. Parece que podría convertir a un ser humano en un pretzel, sí, pero recuerda que núnca, jamás te pondría en peligro.
—Oh, Dios mío. — Mi voz se ha vuelto aguda. — ¿Cuánto tiempo nos quedaremos?
—Sólo hasta mañana por la mañana. Tengo que ir a verlo una vez al año o no seguirá ayudando a pagar la universidad.
—De acuerdo—. Soplé un respiro. —Tenemos esto. Nosotros. Tenemos. Esto. Quiero decir, soy un estudiante coreano, ¿no? He pasado días sin agua caliente. He tenido ratas del tamaño de niños pequeños corriendo por mis piernas en Bucheon Park. Yo he... Escapé de un atacante en la escalera de mi antiguo edificio.
Sehun me mira con simpatía porque sabe lo que pienso.
Siempre lo hace.
Cuando nos conocimos en la orientación de primer año de la Universidad en Nueva York a principios de este año, yo era un desastre. Había hecho las maletas y estaba listo para embarcarme en mi viaje a la universidad el día que pude viajar, gracias a Dios conocí a este chico coreano cuando yo no sabia nada del mundo.
Mi madre me crió en un modesto apartamento de dos dormitorios en Bucheon. Nuestro edificio era pequeño, sólo habitado por tres familias, a las que conocíamos bien. Por eso siempre me sentí seguro en el edificio.
Hasta que ya no lo hice.
Desde esa noche de miedo, he sido cauteloso con los hombres, y Sehun ha sido instrumental en mantener a todos los hombres interesados en Nueva York a distancia. Ni que decir cuando me pidió que le devolviera el favor y convenciera a su padre de que soy su novio, no dudé en decir que sí. Haría cualquier cosa por mi mejor amigo. En un corto espacio de tiempo, nos hemos convertido en los sistemas de apoyo y motivación del otro. También me hace reír como nadie y me dice la verdad cuando necesito oírla.
Tengo suerte de tener a Sehun y no dejaré que un hombre macho de la montaña me asuste para que no cumpla con mi deber. Es bueno regresar a Corea. Sí.... Creo....
Me introduzco un poco de acero en la columna vertebral y me siento más derecho. —En resumen, podemos manejar esto. Debería tener miedo de nosotros.
—Voy a dejar que lo creas.
—Gracias.
Sehun consulta el GPS de su teléfono. —De acuerdo, gira a la derecha. Esa será su entrada, si mal no recuerdo.
Pequeñas burbujas nerviosas burbujean en mi estómago, pero no dejo que mi sonrisa vacile. Sin embargo, se me congela en la cara cuando veo la señal en la parte inferior de la entrada. La intrusión es bajo su propio riesgo. —Sabe que venimos, ¿verdad?
—Sí, hablé con él esta mañana. Todo está bien. — Sehun se ríe en voz baja. —Aunque fue más como... yo hablé, mi padre gruñó.
—Genial, genial, genial.
Estamos conduciendo durante dos minutos completos por el largo y sinuoso camino de entrada cuando la casa está a la vista. —Cuando dijiste cabaña, me imaginé una cabaña con una chimenea. Es mucho más grande de lo que imaginaba.
— ¡Tenemos nuestra primera ventaja!
Acepto su choque de manos. — ¡Lo hacemos!
Mis piernas no tiemblan en absoluto cuando salgo del Jeep y miro fijamente a la casa de troncos de dos pisos. Una campana de viento cuelga del alero del segundo piso, tintineando en la brisa de la tarde. Debajo del saliente hay un porche con un columpio y una sola silla. Al lado hay un tocón bajo y redondo con lo que parece ser un cuchillo y virutas de madera en la parte superior.
Los árboles nos rodean por todos lados y es tan tranquilo comparado con la bullisiosa ciudad, que me toma unos segundos adaptarme al suave zumbido de la naturaleza. Un crujido de mi bota en la tierra, las campanas, un pájaro llamando. Eso es todo lo que hay.
Hasta que la puerta principal de la casa se abre lentamente y Chanyeol Park se agacha debajo del marco para salir al porche, y la sangre empieza a golpear en mis oídos.
Es letal.
Es el primer pensamiento que viaja por mi mente porque es tan obvio que este hombre podría mover un dedo y derribar montañas. Es la forma en que lleva su gigantesco cuerpo y su increíble circunferencia. ¿Cómo se mantiene contenido dentro de esa camiseta blanca y los pantalones? Las prendas están estiradas hasta el límite y a segundos de rasgarse, estoy seguro. El padre de mi mejor amigo mide por lo menos 1,85 m y cada centímetro de él es duro como una roca y ondulante.
Descalzo. Dios, ese brillo intenso. Me hace querer confesar crímenes que no he cometido por si me perdona. Su pelo es largo y rebelde, negro con rayas de canas corriendo y retorciéndose en la longitud no controlada.
Mi ropa interior no debería estar húmeda. Mi boca no debería estar seca.
No sé qué me pasa, pero mi corazón late tan fuerte que puedo sentir la adrenalina en mi lengua. ¿Qué está pasando aquí?
Los hombres no son lo mío. Ya lo he establecido.
Especialmente los violentos y este tipo definitivamente ha estrangulado a gente con sus propias manos. ¿Por qué mis pezones están alcanzando su punto máximo, buscando la fricción de mi camiseta sin mangas?
—Hola, papá—, dice Sehun, dándome un codazo. —Me alegro de verte. — Le da la espalda a Chanyeol y me abre los ojos de par en par. —Este es mi novio, Baekhyun.
Una ceja negra y gris se levanta. —Novio.
Oh no. Su voz. Suena como la profunda velocidad del motor de un barco y debería ser un gran desvío, pero me hace querer retorcer mis caderas y tirar de mi propio cabello.
Una tarde salí de la ciudad y lo perdí.
—Baekhyun— sisea Sehun.
Me sacudo a mí mismo. —Lo siento, sí. Sí, hola. Yo soy el novio—, digo, respirando, tratando de esconder mis pezones arrugados cruzando los brazos. —Es un placer conocerlo por fin.
Chanyeol divide una mirada aguda entre nosotros dos, luego lentamente gira sobre los talones y desaparece en la casa.
Riendo, Sehun me sacude suavemente por los hombros. — ¿Qué demonios fue eso?
Me aprieto los ojos y los cierro. — ¡No lo sé!— Respira hondo.
—Mi instinto de fuga o de lucha se despertó, pero lo he puesto a dormir. ¡Estoy bien ahora! Promesa.
—Genial, vamos.
Tan pronto como mi amigo se da la vuelta, me abanico con furia, sintiendo que mis mejillas son de color rojo brillante. Sólo para darme cuenta de que Chanyeol me está mirando desde la ventana delantera.
Esta va a ser una larga noche.
