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Baekhyun
Acabo de estrenar este par de zapatillas de punta y ya están arruinadas.
Están empapadas de suciedad y agua de charco, y cada vez están más empapadas mientras me arrastran a la fuerza por el sucio callejón iluminado por la luna. Mi instructor de ballet, Changbin, me tiene agarrado por el brazo y no hay forma de convencerlo de que me suelte.
A mitad del ensayo de Giselle*, me sacó del escenario y me arrastró fuera del teatro con una mirada de disgusto en su rostro aristocrático. Condujimos treinta minutos hasta un barrio desconocido, a las afueras de la ciudad. No tengo ni idea de dónde estamos ni de lo que ha planeado. Dios sabe que este hombre tiene métodos de entrenamiento poco convencionales.
Como uno de los mejores, se sale con la suya más que la mayoría. ¿Pero esto?
Estoy asustado.
Estoy aterrorizado.
—Por favor, suéltame. — Las palabras raspan los lados de mi garganta. — ¿A dónde vamos? Tengo que volver al ensayo.
Mi instructor de ballet se burla, clavando sus dedos en el hueso de mi brazo. —No tiene sentido que estés ahí. No estás concentrado, Baekhyun. Nos estás dejando en ridículo a los dos.
—Me esforzaré más. Por favor.
Sin inmutarse por mis ruegos, me tira con más fuerza y tropiezo con él. ¿A dónde lleva este callejón? Va por el lado de un almacén abandonado. El único sonido es el del agua que gotea de un desagüe y el de la alarma de un coche que suena a lo lejos. Y mi respiración agitada. Mis sollozos ocasionales.
—Te han contratado como bailarín principal en la mayor producción de la compañía en años. Están gastando millones para revitalizar el teatro y hacer publicidad para las masas. Todo porque has demostrado ser muy prometedor . Más que cualquier bailarín en una década. Y estás desperdiciando la oportunidad, Baekhyun. Para los dos. ¿Y sabes por qué?
—No. No estoy desperdiciando nada...
—Tienes el sexo en el cerebro. ¿Creías que no me iba a dar cuenta?
Tropiezo con esas palabras. ¿Eh?
—No-no entiendo lo que quieres decir.
Changbin imita mi respuesta con una impresión aguda. —Siempre charlando con los bailarines masculinos, Arreglándote el maquillaje. ¿Creías que no me daría cuenta de que te has llenado el sujetador?
Mi cara se llena de calor.
Oh, Dios. Si mi instructor se dio cuenta, también lo hicieron todos los demás.
Solo añadí una copa con poco relleno. ¿Qué otra cosa podía hacer después de que Changbin me dijera que había oído a los otros bailarines y a las bailarinas de respaldo reírse de mis “Pechos Tic Tac”? Empecé a maquillarme por la misma razón. Desde que me eligieron para el papel de Giselle, me he convertido en el blanco de todas las bromas y críticas.
Soy un blanco andante para los demás. ¿No me lo dice constantemente Changbin? ¿Recordando las cosas que dicen de mí? ¿Sus risas a costa mía? Me he quedado muy aislado en la compañía.
En cuanto a hablar con los bailarines masculinos, solo son mis amigos, y apenas eso. Rara vez hablamos de otra cosa que no sean los ascensores.
—Puedo explicarlo todo. No tengo se-sexo en el cerebro. Ni siquiera he... — Demasiada información, Baekhyun.
Probablemente sospecha que sigo siendo virgen a los dieciocho años, pero no es necesario confirmárselo. —Bueno, ni siquiera sabría en qué pensar, exactamente. Te prometo que estoy cien por ciento concentrado en el baile. En Giselle. Es solo que hay tanta presión...
—Presión de la que buscas distraerte con los hombres. ¿Crees que soy estúpido?— Llegamos al final del callejón y él abre de un tirón una puerta de acero con la mano libre. —No vas a arruinar esta oportunidad para nosotros.
Me arrastra al interior del oscuro almacén y el corazón se me dispara a la garganta, formándose una capa de hielo en mi espalda.
— ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué me has traído aquí?
—Tengo una forma segura de curarte de esta fascinación por los hombres. Ah, sí. Entonces podremos volver a centrarnos en lo que importa. Giselle. El poder que vendrá con una actuación de mando. — Enciende la linterna de su iPhone y la ilumina por un estrecho pasillo.
Al final del ominoso pasillo hay otra puerta. La luz brilla en los bordes.
Una sombra se mueve al otro lado.
Hay alguien ahí adentro.
—Una noche con mi hermano lunático debería curarte muy rápido, Baekhyun. — Changbin se ríe y me empuja con más fuerza, enseñando los dientes y tirando de mí con todas sus fuerzas, que son más que necesarias, porque la punta de mis zapatillas de punta se clava en el suelo de cemento y mi cuerpo se tambalea en dirección contraria.
Una noche con mi hermano.
Una noche con mi hermano.
¿Qué quiere decir?
¿Cómo me curaría eso?
—Por favor, no. No. ¿Curarme de qué? Ni siquiera estoy enfermo. Solo estoy bajo tensión. — Me deslizo hacia delante en el suelo varios metros, acercándome a la puerta. —No sabía que tenías un hermano. ¿Quién es él? No entiendo...
—Digamos que no es apto para la sociedad educada.
Para mi horror, hemos llegado a la puerta y la sombra del otro lado ha dejado de moverse. El suelo cruje. Con fuerza. Oh Dios, quienquiera que se encuentre más allá de esta puerta de acero es muy grande. Un extraño. Uno que vive en un almacén abandonado y no es apto para la sociedad educada. ¿Y mi instructor va a dejarme aquí con este individuo? ¿Durante toda la noche?
Esto no puede estar pasando.
Quiero decir, Changbin ha hecho algunas cosas locas en nombre del entrenamiento: Una vez me hizo caminar en una cuerda floja sobre un vidrio roto durante horas, con los ojos vendados. Una vez, me ordenó permanecer en la posición de plie** tanto tiempo que mis músculos se bloquearon y tuve que ser llevado a urgencias. A veces parece que disfruta de mi dolor y confusión.
¿Pero esto?
Esto está en otro nivel. Ha ido mucho más allá de sus payasadas habituales.
Siempre me he preguntado si está más dispuesto a probar estos métodos experimentales conmigo porque soy huérfano. Sin padres a los que llamar. Nadie que intervenga en mi favor.
Está la coreógrafa estricta pero justa de la compañía de ballet, pero también parece estar intimidada por Changbin. ¿Quién me creería si les dijera que esto está pasando? Incluso si tuviera a alguien que me protegiera de mi instructor, él se llevó mi teléfono. No tengo forma de llamar a nadie.
—Chanyeol. — llama Changbin a través de la puerta de acero, golpeándola con los nudillos. —Abre.
Varios cerrojos y cerraduras se desenganchan al otro lado de la puerta.
Y entonces se abre lentamente, crujiendo en sus bisagras.
Aparece un hombre muy, muy grande. Uno tan alto que tengo que inclinar la cabeza hacia atrás para verle la cara. Cuando lo veo, se me agarrotan los pulmones y vuelvo a esforzarme por escapar.
Pero no porque dé miedo. O porque sea horrible.
No. Es el violento gruñido de su cara. Está dirigido a mí.
Este hombre me detesta a primera vista.
Si no fuera por el odio absoluto que contornea sus rasgos, casi podría ser guapo. Lleva el pelo negro enmarañado y sus ojos son de un azul claro penetrante. Tiene una cicatriz que le atraviesa el labio superior y la sombra de las cinco en punto oscurece su mandíbula. Los tatuajes cubren cada centímetro disponible de su cuello. No hay duda de que este hombre ha sido dañado en algún momento. Lo veo en sus ojos: dolor, rabia, resentimiento.
—Baekhyun, te presento a mi hermano, Chanyeol. Aquí es donde ha estado viviendo desde que lo dejaron salir de la institución. Le traigo la comida una vez a la semana, porque no confía en nadie más. Especialmente en los donceles. Por eso sé que no ha tenido uno en años. ¿Verdad, hermano?
Changbin me atrapa desprevenido al empujarme a la habitación poco iluminada, justo delante del hombre del tamaño de Goliath, cuyo pecho empieza a agitarse violentamente y sus párpados se vuelven pesados.
—Tiene demasiado miedo de volver a quemarse. ¿No es así, Chanyeol?
Chanyeol no dice nada, pero en sus ojos hay un parpadeo atormentado, seguido de un calor reticente. Inunda y dilata sus pupilas, haciendo que sus fosas nasales se agiten. La mirada del gigante desciende hasta mi boca y se atraganta con un sonido, luego parece avergonzado por ello... pero eso no puede estar bien, ¿verdad?
Me distraigo de ese pensamiento cuando algo roza mi vientre y miro hacia abajo para encontrar su erección estirando sus pantalones.
No. No puede ser. Es del tamaño de mi brazo, de la muñeca al codo. Más grande.
Me doy la vuelta para correr, pero Chanyeol me toma de la muñeca y me lanza por encima de su grueso hombro, evacuando el aire de mi pecho. Oh, Dios mío. ¿Es esto una pesadilla? ¿Está Changbin haciendo una broma a mi costa? ¿Va a dejarme aquí con un hombre que parece estar trastornado? ¿Todo para que me cure de mi inexistente interés por el sexo opuesto y me centre más en el ballet?
—Basándome en su... reacción hacia ti, supongo que no permanecerás intacto, Baekhyun. — comenta Changbin, divertido. —Si esto no te cura de tu repentina vanidad... de tu determinación de convertirte en un puto y tirar por la borda la carrera de ambos, nada lo hará.
—Por favor... no me dejes aquí. — susurro, aunque no puedo ver a mi instructor en mi posición actual, colgado del hombro del gigante, a gran altura.
Changbin me ignora. —Chanyeol. Hazme un favor. Asegúrate de que cuando lo recoja por la mañana para ensayar, ya no tenga sexo en la cabeza. Cada vez que piense en ello de nuevo, debería sentir asco. Eso debería ser bastante fácil para ti, ¿verdad? —Una risa más de Changbin.
Y entonces la puerta se cierra, dejándome a solas con Chanyeol.
— Mío. — gruñe.
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*Giselle es un ballet en dos actos con música de Adolphe Adam, coreografía de Jules Perrot y Jean Coralli y libreto de Théophile Gautier y Jules-Henri Vernoy, basado en la obra De l'Allemagne (1835) de Heinrich Heine. Considerada una obra maestra en el canon del ballet clásico, fue interpretada por primera vez por el Ballet du Théâtre de l'Académie Royale de Musique en el Salle Le Peletier en París, Francia, el 28 de junio de 1841. La variación de Giselle del primer acto no es original de Adam, fue incorporada posteriormente y se cree que su autor fue Ludwig Minkus. Giselle es una de las obras maestras del ballet blanc.
** El grand plié es una flexión profunda de piernas en la cual los talones se elevan mínimamente del piso y vuelven a tocar el suelo al retornar a la posición original con piernas extendidas.
Plié
