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—Eres un idiota.
Jeon Jungkook observó a la mujer que acababa de follarse caminar por toda la habitación.
Su nombre era Tiffany y era bien conocida por los hombres del club Demons MC. Este era su cuarto en el club y estaría maldito si se fuera por culpa de la perra. También sabía que Tiffany era conocida en varios clubs de motoristas, como el que estaba allí al lado, el Hell's Charter. Jungkook odiaba a los otros motoristas; eran unos jodidos ladrones.
—Lo que sea —dijo, exhalando un anillo de humo hacia el techo. ¿Qué les pasa a las mujeres? Un segundo están encima de ti, con ganas de chuparte la polla, y al siguiente, cuando las echas, te tildan todas de malintencionado.
—Realmente eres un hijo de puta, ¿verdad?
¿Por qué estaba todavía hablando? ¿Será que no sabía que odiaba a las mujeres que hablan constantemente después de joder?
Tirando el cigarrillo, Jungkook miró a la mujer que tenía la intención de provocarle un dolor de cabeza.
—¿Todavía estás aquí, maldita sea? —preguntó, deseando que se fuera de su habitación y del club. Su coño fue genial durante el tiempo en que lo usó, pero ahora quería que se fuera.
—Te odio. No puedo creer que lo hayas hecho de nuevo.
—Tiffany, seamos claros, siempre estarás en esta posición. Nadie te quiere como una señora. Eres una puta y solo eres buena de una forma: de espaldas, con las piernas abiertas.
Ella gruñó, le arrojó una taza vacía y salió de la habitación. Oyó risas a medida que se iba.
—Jungkook se follo a otra. —Tenía que ser NamJoon hablando. Otro hijo de puta que no sabía cómo mantener la maldita boca cerrada.
En cuanto a los cristales rotos, puso los ojos en blanco. Intentaría que uno de los culos dulces (culo dulce se refiere a las mujeres fáciles que rondan los clubs de motociclistas) del club lo limpiara.
Agarró su chaqueta de detrás de la puerta y se la colocó mientras iba hacia el club principal.
Varios hombres estaban ya desayunando cuando se acercó.
—Pareces jodidamente alegre —dijo Hyun.
Asintiendo a los otros hombres, Jungkook se sentó y esperó el café. Leslie, un culo dulce, una de las buenas, sirvió el café.
—Hola cariño, supongo que no llevarías tu bello culo y limpiarías el cristal que Tiffany rompió. —Usó su voz suave, tratando de apelar a su buen corazón.
—No voy a limpiar detrás de esa puta —dijo Leslie.
Levantando una ceja, Jungkook bebió un sorbo del líquido caliente.
—Vamos, Jungkook, sabes lo que piensan las mujeres de otras mujeres —dijo NamJoon, interrumpiendo el momento.
Jungkook lo sabía todo acerca de los celos entre las mujeres dentro del club, pero todas tenían un cierto estándar hacia la otra.
Leslie era un culo dulce, pero no iba a ningún otro, mientras que Tiffany no iba en el mismo sentido. Tiffany follaba cualquier cosa con polla y nunca sería admitida en los asuntos del club.
—Claro que sí. Voy a limpiar tu habitación para ti, no para ella. —Jungkook la vio alejarse, llevándose algunos utensilios de limpieza, antes de llamar a otras mujeres para que la ayudaran a limpiar la habitación.
—Hombre, casi te jodieron y hubieras tenido que limpiar tu propio cuarto. —NamJoon rió, sirviéndose café del mostrador.
—Cállate. Sabes que Tiffany tiene buen coño y buena boca. Estaba de ánimo para alguien fácil y ella es ese tipo de mujer. —Sacudiendo la cabeza, Jungkook se apartó del mostrador.
Fue a la puerta principal con la intención de salir del edificio al aire libre de la mañana.
Hacía mucho frío fuera, pero le gustaba esa sensación.
A sus treinta años, amaba la vida. Convertirse en un miembro de los Demons era lo mejor que le había ocurrido. La vida del club, las mujeres, la sensación de su moto entre los muslos, eran las mejores sensaciones en el mundo. Tomó un sorbo de café antes de encenderse un cigarrillo y se volvió para mirar la sede del club, que también era su casa.
Era dueño de un apartamento en la ciudad, pero la mayor parte de su vida estaba en este edificio. Ninguna mujer lo esperaba en casa. Aquí era donde quería vivir su vida.
—Pensé que te encontraría aquí. Eres el único hombre que conozco al que le gusta que se le congelen las pelotas a primera hora de la mañana. —JiSung, presidente de Demons y su amigo, se unió a él.
—¿Qué puedo decir? Me gusta mantener mis bolas frías. —Riendo, Jungkook dio una larga calada a su cigarrillo—. ¿Qué te trae tan temprano? La última vez que verifiqué tenías las bolas profundamente enterradas en tu esposa.
—Está en casa cuidando de los niños. Eso es bueno, no estará en la sede del club hoy.
—¿Por qué? —A veces, las mujeres y los niños iban para tener una fiesta o un poco de diversión, pero cuando necesitaban hacer negocios de verdad, era mejor que se quedaran fuera.
—Tenemos un problema, Jungkook. Uno de nuestros chicos la jodió y pagó el precio. Ahora necesito saber qué demonios está pasando. —Jungkook frunció el ceño y miró a JiSung—. Tenemos una situación.
Desechando al suelo el café que ya no quería, Jungkook siguió a JiSung. El club estaba vacío, aparte de varias mujeres holgazaneando. Algunas lo miraron de arriba a abajo.
Sacudiendo la cabeza, cerró la puerta y se sentó alrededor de la mesa.
—Tengo malas noticias. —JiSung miró alrededor de toda la mesa antes de hablar de nuevo—. JaeHyung está muerto.
—¿Qué? —preguntó NamJoon.
—¿Cómo diablos sucedió? —Otro de los hombres del club exigió saber.
—Estaba en una fiesta con los chicos de Hell's Charter. Era la única forma en que podrían acercarse a él —intervino de nuevo Nam.
Los hombres gritaron, juraron y pidieron explicaciones sobre por qué uno de ellos había muerto.
—No voy a gastar tiempo pensando en por qué sucedió esto. JaeHyung está muerto y ahora tenemos que lidiar con las consecuencias. Su cuerpo estaba hecho una mierda. —JiSung se pasó la mano por la cara.
—¿Fue torturado? —preguntó Jungkook.
—Sí, fue torturado, y supongo que presentó pelea. No sabemos por qué se dio por vencido, pero no voy a correr riesgos. —Se inclinó hacia adelante, evaluó al grupo antes de volver su mirada hacia Jungkook—. Por eso voy a pedirte un favor.
Tenso, Jungkook esperó lo que estaba a punto de ponerse en su camino. Sabía que había una posibilidad de que no le fuera a gustar.
—Eres la única persona que conozco que puede acercarse a una mujer y obtener la información que necesitamos.
La foto de una chica rellenita de cabellos castaños lo miró. Bueno, no era tan rellenita, pero tampoco delgada. Llevaba pantalones vaqueros y una camisa que era claramente tres veces demasiado grande para ella. Se dio cuenta de que no sonreía en absoluto.
En realidad, se veía triste, mientras hablaba con alguien.
—Esta es Zoé Rix. Es la hija de John, el presidente de Hell's Charter. La mantiene protegida y es una de las pocas mujeres que conocen los negocios del club.
—¿Quieres que me infiltre en Hell's Charter? —preguntó Jungkook, asqueado.
—No, queremos que te metas en sus pantalones y averigües todo lo que sepa acerca de JaeHyung.
Riendo, Jungkook levantó la foto y no pudo detener el disparo en el estómago que ella le produjo. Había algo sobre la mujer de la foto que lo golpeó hasta la médula. No, no lo haría.
—Dudo que sepa algo sobre JaeHyung. —Dejó la imagen en la mesa y miró a JiSung.
—Lo sabe todo sobre el club. Su padre la adora y nunca la deja alejarse de casa. —JiSung tomó la foto—. Sé que no tiene mucho que mostrar, pero te necesitamos para esto.
—No nos han atacado, ¿no? —preguntó Jungkook, sentándose.
—No, y quiero que siga siendo así. Queremos que se queden fuera de nuestros negocios y nosotros nos quedaremos fuera de los de ellos. Vas a hacer esto o voy a tener que patear tu culo de mi club. —JiSung hizo la amenaza, mientras sonreía.
—Muy bien, ¿qué quieres que haga?
—Ella pasa las mañanas leyendo en este café. —JiSung tomó otra fotografía de un archivo y la señaló—. Ve mañana por la mañana. No te muestres interesado en la vida del club. Muéstrate interesado en ella. También tendrás que usar tu apartamento.
—¿Qué demonios?
—Sin mujeres. Tienes que hacer que se enamore de ti. No te quedaras aquí, ni estarás con cualquier mujer. Además, te pondremos a trabajar en el taller mecánico de Western's. Tiene un puesto para ti.
Mirando a su jefe, Jungkook se preguntó si era algún tipo de broma.
—Contamos contigo, Jungkook.
Genial, no había nada que pudiera hacer o decir. Tomando la foto, miró a la mujer que estaba a punto de enamorarse de él. Mierda, no había intentado enamorar a una mujer antes. ¿Cómo iba a hacer este trabajo?