♡ 01 ♡
¡Carajo, era una mujer!
JurarĂa que ya varios hombres se habĂan quedado embobados mirándole, pensando que era una dama.
Bajó un poco más su vestido, y sin vacilar más, se adentró al bar, captando la atención de todos, hasta del temible y bien conocido, Kim TaeHyung, quien estaba en la barra dándole un trago a su margarita y observándole como un lobo mirando a su próxima presa. TaeHyung pasó su lengua por sus labios, hambriento, mirándole con descaro las piernas deseosas de la desconocida mujer que llamaba la atención de todos con aquella cabellera rosada. De repente, le golpeó la felicidad cuando ésta se le acercó.
— ¿Y el chico? — Le preguntó suave, afinando levemente su voz; refiriéndose al barman, tocándole el hombro.
— Se fue hace un rato, — InformĂł sin vacilar. — ParecĂa apurado. — AgregĂł rápidamente. — ÂżCĂłmo te llamas?
— Ji~ — Se golpeĂł mentalmente. — Ji Lee. Park JiLee. — ContestĂł con nervios, casi decĂa su nombre real.
— Nunca te habĂa visto por acá.
— Es la primera vez que vengo.
— ÂżY alguien te ha dicho que eres una belleza? — CuestionĂł coqueto, dándole otro vistazo de arriba a bajo. JiMin mordiĂł levemente su labio avergonzado por aquel piropo, de repente comenzaba a hacer calor. ÂżAsĂ se sentĂan las mujeres? Era horrible. Casi que se sentĂa acosado. — ÂżQuĂ© hace una chica tan bonita aquĂ?
— Ni yo sé. — JiMin rió nervioso, encogiéndose de hombros y sentándose al lado de Kim.
Ni yo lo sé.
Estaba odiando a SeokJin en ese momento, puteándolo hasta en francĂ©s, porque ni Ă©l sabĂa porquĂ© le dejĂł hacer su transformaciĂłn, pudo haber protestado más, Âżpero que podĂa hacer? Eran cuatro contra Ă©l, ya que Rose, HoSeok y NamJoon se habĂan puesto del lado de SeokJin.
Se girĂł y escaneĂł el lugar, habĂan varias mesas, algunas vacĂas, otras con parejas, hasta viĂł a un grupo de jĂłvenes festejando, felicitándose mientras alzaban sus vasos de plástico al aire. Y por fin su vista cayĂł en la mesa del fondo, para ser más exactos, sus ojos cayeron en aquĂ©l hombre que le daba un trago a su cerveza. El peli-rosa relamiĂł sus labios, devorándolo, el hombre parecĂa ser mayor que Ă©l por pocos años, su camisa blanca, sus mangas dobladas hasta sus codos, mostrando sus muñecas, sus venas bien marcadas, sus facciones muy delicadas, pero a la vez fuertes, varoniles, sus labios finos, su barba poco crecida. Dios, se le acelerĂł el corazĂłn.
— ¿A dónde vas, belleza? — Kim le preguntó al instante de verla levantarse de su asiento, y se sintió humillado cuando JiMin le ignoró.
La “desconocida mujer” caminĂł hasta aquel melancĂłlico hombre que tanto le habĂa llamado la atenciĂłn desde que entrĂł en aquel bar nocturno; sus pasos eran fluidos y claros, sus caderas moviĂ©ndose de un lado al otro, y TaeHyung se pegĂł mentalmente por haber dejado que se vaya tan rápido cuando en realidad pudo haber forjado una buena charla con el fin de habĂ©rsela llevado a la cama.
— Ji Lee. — Habló sentándose al frente del apuesto hombre. YoonGi alzó la cabeza, y por fin conectaron miradas, el mayor frunció el ceño.
— ¿Te conozco?
— No. — JiMin apoyĂł sus codos sobre la mesa de madera, la cual era redonda, pulida y barnizada, haciendo que por la poca luz que habĂa ahĂ, se reflejara los pequeños destellos de luces. — PensĂ© que venir a Ă©ste lugar serĂa divertido. — SĂ© sincerĂł, bajando la mirada hacia la cerveza del hombre. Rápidamente volviĂł a subir sus ojos hasta encontrarse con los de YoonGi..
— ¿Y?
— Fuiste el único que me llamó la atención en éste horrible lugar. — Volvió a hablar crudo, y eso fue suficiente para que YoonGi se interesara.
— Min...
— ¿Qué?
— Min YoonGi. — SĂ© presentĂł. JiMin sonriĂł victorioso. — ÂżEntonces que estás haciendo acá? — Le cuestionĂł, dándole otro sorbo a la cerveza. La garganta le ardĂa como un infierno, raspaba, pero dolĂa menos que su amarga vida sin sentido alguno.
— Ni yo lo sé. — Su tono era con obviedad. — ¿Y vos?
— Vine a deprimirme. — Rió obvio alzando su vaso y sus cejas con gracia amarga.
Sutilmente hizo un gesto con la mano, y pocos segundos después, el camarero apareció.
— La cuenta, señor. — YoonGi sacó su billetera del bolsillo, dándole cien pesos al chico.
— Quédate con el vuelto. — El camarero asintió, agradecido mientras se alejaba.
— ÂżEstás acá por el tĂpico mal de amores?
— No. — Respondió con una pizca de frialdad, a JiMin le brillaron los ojos. — El trabajo es estresante, y venir acá por alguna cerveza me relaja. — Hizo una pequeña mueca y luego le sonrió. JiMin también lo hizo, tomando la mano de YoonGi, acariciándola, insinuante, muy insinuante. — ¿Vamos a mi casa? — Propuso, fundido en el alcohol y en el fallecimiento del autocontrol, dónde no pensaba, simplemente actuaba por mero impulso y deseo. El peli-rosa estampó una sonrisa ancha al instante, aceptando sin hacerse de rogar.
Chimmy.