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Bodas De Odio ❦ [ChanBaek]

Summary

En medio del lujo aristocrático, un bello y delicado jovencito llamado Baekhyun Byun intenta obtener el favor de su padre para casarse con ChangSung Choi, un humilde teniente. A punto de conseguir el permiso paterno, el destino engrana las circunstancias de tal forma, que separa irremediablemente a la apasionada pareja.

Genre:
Drama / Romance
Author:
CherryLoeY
Status:
Complete
Chapters:
25
Rating:
5.0 3 reviews
Age Rating:
18+

1

BaekHyun Byun sonrió con exquisita coquetería, acercándose más al apuesto teniente de ROKA que oprimía sus manos y lo envolvía en una mirada apasionada. Era una tarde de otoño y se hallaba en el parque grandioso, aunque descuidado y sombrío, de una de aquellas viejas mansiones señoriales en las que el tiempo parecía haber quedado dormido.

Corrían los últimos años del siglo diecinueve y la opulenta ciudad de Incheon se alzaba sólo a diez leguas de allí.

Ráfagas heladas del invierno que llegaba, habían secado las hojas de los árboles, dando al paisaje un tinte dorado, pálido; pero el hijo del Coronel Byun parecía llevar sobre su figura de veinte años toda la primavera de la vida.

BaekHyun y ChangSun se amaban; sabían que JiHoon Byun padre del joven, no se opondría a sus amores, pero que en cambio su madre, HyeRi Lee , nunca consentiría su boda. ChangSun era casi pobre, y HyeRi ambicionaba un matrimonio brillante para su hijo.

En cambio, JiHoon Byun era un soñador, y adorando a BaekHyun, no le negaría la felicidad. Decidieron que ChangSun fuera esa misma tarde a pedir la mano del doncel, aprovechando que HyeRi se hallaba de viaje.

ChangSun besó la mano de su novio, única libertad que éste le concedía, y desapareció entre los árboles. Casi en el mismo momento, ShowNu, hermano de BaekHyun, llegó a su lado. Bajó del caballo y sonrió, diciendo con reproche burlón.

—¡Hemos jugado media tarde al escondite, Baek. Estoy harto del bosque, de los paseos a caballo, y de la obligación de ocuparme de ti que me impone papá siempre que estoy en casa!.—

—¡Pobre ShowNu! Un poco de paciencia... ¿crees que a mí me divierte tu compañía?.—

ShowNu Byun era sólo dos años mayor que Baek. Alto y gallardo, tenía sin embargo el rostro lampiño, aunque pálido y ensombrecido por profundas ojeras en el fondo de las cuales ardían unos ojos inquietos y febriles. Era el hijo mimado de HyeRi, cínico y egoísta, consumido desde demasiado temprano por los vicios, pero BaekHyun lo miraba con sincera ternura.

—Cuando venía para acá vi un guerrero azul meterse entre los arbustos.— dijo ShowNu —, un guerrero en el gallardo cuerpo de ChangSun Choi... Me parece que he descubierto tu secreto, hermanito. Buena figura, un nombre ilustre, no está mal para distracción de otoño... y digo distracción porque es hijo de una viuda pobre y estudió su carrera gracias a la generosidad de su tío, que al morir no le dejó nada más. Como distracción de otoño puede pasar, y eso a condición de que no te intereses demasiado en su perfil de Apolo ni en sus piernas de bailarín.—

—Si no supiera que hablas en broma, te aborrecería.— replicó Baek montando con rapidez en su caballo y alejándose antes de que su hermano pudiera imitarlo y seguirlo.

—¡Baek!.— gritó —. Espérame, tonto de capirote.— El doncel no lo oyó siquiera.

ShowNu corría ya detrás de él, pero sofrenó su caballo mirando desde lejos como cruzaba el puentecillo tendido sobre el pequeño río, dejando atrás los gruesos troncos del bosque de pino. Pasó postes que indicaban el comienzo de otra propiedad, sorteó con su habilidad de jinete, tropezones y peligros para aflojar más aún las riendas de su brioso caballo, poniendo la mayor distancia posible entre él y ShowNu.

Éste todavía gritó. —¡Por ahí no, Baek! ¡Estás loco! ¡Vuelve! ¡No entres allí!.— Pero él se internó más y más en el bosque, el cual terminaba en una rápida pendiente. Sobre las hojas caídas, resbaladizas, húmedas de escarcha, resbalaron las patas de su caballo sin que él pudiera contenerlo. Vertiginosamente siguió, saltó una cerca de piedra en la que se cortaba de repente el camino, y al fin, caballo y jinete fueron bruscamente arrojados sobre la pared de cristales de un invernadero. Voces y gritos de sorpresa se unieron al estrépito de vidrios rotos.

JungHwa, la vieja criada corrió, asustada. —¡Ay, señor...! —gimió—, ¡Es un niño... está loco! ¡Se ha matado! ¡Míralo!.—

A los gritos acudió también un hombre, gritando indignado. —¡No es lo peor que se haya matado, sino que ha destrozado mis almácigos. ¡Tres meses de trabajo perdido!.—

BaekHyun abrió los ojos con esfuerzo tras el duro golpe sufrido. Un dolor agudo lo hizo mirar a su mano izquierda que sangraba por una larga herida. Luego miró los rostros hóstiles de los mujiks y el de un hombre alto y corpulento, desfigurado por la ira.

—¿Quiere decirme por qué ha hecho esto?.— preguntó él hombre.

Era un rostro curtido, de ruda belleza varonil. Los cabellos negros y lacios le caían sobre la frente despejada; llevaba desabrochado el cuello de una camisa azul, como la de los mujiks, manchados de barro los anchos pantalones y las altas botas que llegaban hasta sus rodillas.

Sus bruscos modales sacudieron el orgullo de Baek, le dieron fuerzas para incorporarse, para alzarse frente a él. —¡No rompí su intento de invernadero, señor mío!.— replicó altivo —.Bien puede ver cualquiera que me caí.—

—También podía ver cualquiera que hay una cerca de piedra en su camino. Pero usted sólo se ocupó de correr a su antojo….¡NamJoon!...— gritó a uno de los mujiks, —.hazte cargo de ese pobre caballo que está herido.—

—También él está herido, señor —dijo JungHwa.

—Pero el caballo no tiene la culpa y él sí.— contesto el hombre.

—Iba a presentarle mis excusas, pero es usted ¡un salvaje!.— exclamó indignado Baek.

—Lo que usted es, prefiero no decirlo.—

—Soy el hijo del Coronel Byun. Haré que le paguen hasta el último won de lo que pueden valer sus dichosos vidrios.—

—¡Del Coronel Byun! — murmuró suavizándose de pronto —.No se trata de eso, señorito. No es con dinero con lo que podría usted pagar el estropicio que ha hecho en mis experimentos botánicos. Siento haberme dejado arrebatar por la ira, pero si usted conociera el valor del trabajo y del esfuerzo humano, me comprendería.—

—¡No deseo comprender nada suyo. Es usted un mujik!.— grito BaekHyun.

—Eso soy, señorito.— admitió con altivez —,un mujik. JungHwa, ocúpate de vendarle esa herida, y que lo lleven en coche a su casa.—

—¡No es preciso!.— alegó Baek.

—Tendrá que serlo, BaekHyun Byun, porque yo lo he dispuesto.— Bruscamente, tras formular aquella orden precisa, ChanYeol volvió las espaldas al joven, alejándose.

Baek, muy pálido, relampagueantes aún de rabia los cafés ojos, rechazó los cuidados que quería prodigarle JungHwa y salió casi corriendo, sin aguardar el coche. Llegó a pie hasta el lugar en que su hermano ShowNu había detenido su caballo.

Llevaba despeinada y brillante la cabellera de cabellos castaños, había perdido la fusta y los guantes. Su extraño aspecto más pareció divertir que alarmar al despreocupado ShowNu. Se acercó a su hermano, para preguntar.

—¡Válgame! ¿Dónde te has metido? ¿Y esa mano que sangra? —

—No es nada. Mi caballo se fue de cabeza contra un invernadero. Le he roto unos cuantos cristales a una especie de energúmeno que vive por allí y que debe conocernos, porque me nombró correctamente. —

—¡No habrás ido a tropezar con el príncipe Park!—

—¿Príncipe?.— dijo Baek con desdén —.¡No hombre, allí no hay más que un mujik sucio, descortés y probablemente hasta borracho!—

—¡En ese caso, iré a darle una lección de cortesía!.—

—No tiene objeto, ya, ShowNu; además, yo tengo la culpa, por haberme metido en terreno ajeno. Vamos a la casa.—

—Ésos son los dominios del príncipe Park, Baek... un tipo influyente, poderoso, fabulosamente rico y un poco extravagante. Hace ocho meses que compró la propiedad y todavía ningún vecino le ha visto la cara. Hace experimentos botánicos.—

—Pues de todos modos, diré a mi padre que le pague lo que sea. Park, o su mayordomo, es un grosero.—

ShowNu hizo montar a su hermano en su propio caballo y juntos llegaron a la casa.

El Coronel Byun fue a su encuentro, alarmado, preguntando a su hijo lo que había sucedido. Baek tuvo que volver a relatar su aventura, indignándose de nuevo.

Pero se alarmó a su vez al ver al viejo notario que llegaba despacio al vestíbulo.

Baek sabía que SeungHo sólo iba a ver a su padre para cuestiones de dinero, desagradables, aún cuando el Coronel procuraba que su hijo no supiera nada de esos asuntos. En efecto, momentos antes de que sus hijos llegaran, él y el notario habían tenido una seria conversación. Su ruina era absoluta, pero todavía tuvo fuerzas para sonreír frente a Baek, disimulando su angustia.

Pero al joven lo inquietaba, además, en aquella ocasión, el detalle de que, si su padre había estado toda la tarde hablando con su notario, no podía haber recibido a ChangSun .

—¿Y no has recibido más visita que la de SeungHo, papá?.— preguntó ansioso —. ¿No ha venido ChangSun Choi? .—

El Coronel sonrió. —Sí, creo que sí, el criado me trajo una tarjeta, pero la verdad es que no le puse mucha atención. —Vio una sombra de angustia pasar por los ojos de su hijo preferido y se apresuró a decir —:¿Es amigo tuyo, ¿verdad? ¿Lo estimas?... Pero es que estos asuntos de números y de cuentas lo absorben a uno totalmente. Tú amigo quería algo del regimiento... sin duda. Si tiene algo que pedirme, lo serviré con mucho gusto. Basta que tú tengas empeño en ello.—

Baek iba a replicar, pero SeungHo se adelantó. —Recuerde usted, señor, que todavía no hemos terminado... tiene usted que decidir.—

ShowNu miraba alternativamente a su padre y al notario; luego volvió el rostro hacia Baek, mientras los dos hombres se alejaban hacia el despacho del primero. El joven suspiró aliviado. SeungHo no lo estimaba. Sabía que perdía grandes sumas en el juego y seguramente estaba allí para advertir a su padre que él había ayudado a precipitar la ruina de la casa. Baek fue hasta su cuarto, se cambió, se hizo curar la herida de la mano y salió de nuevo al jardín, yendo hasta un rincón determinado, junto a un banco de piedra casi oculto entre los arbustos, donde el joven teniente del batallón que mandaba el Coronel Byun, lo esperaba.

Estrechó con pasión sus manos, mientras la angustia hacía temblar sus labios.

—¿Sabes que tu padre ni siquiera me escuchó, Baek? Me rechaza antes de oírme.—

—Tranquilízate, ChangSun. Papá ni siquiera sospecha la razón de tu visita. Fue una pequeña burla de la suerte. Llegaste en un mal momento. Está allí el notario SeungHo. Papá te estima, y no debes darte por vencido ante la primera dificultad.—

—Claro que no, pero tú no sabes lo que es ser pobre y acariciar un sueño como el mío, Baek. Todo me da temor... todo me humilla.—

—¡Quieres callarte! ¿Qué importa el dinero? Y aunque me importara, ¿acaso no soy rico por los dos, ChangSun?.—

—Muchos pensarán que codicio tu dinero.—

—¿Qué nos importa la opinión de los otros, si nuestro amor está por encima de todo? ¡El dinero!.— prosiguio con desdén —.Si vieras el tipo que he conocido esta tarde. ShowNu dice que es millonario, y ¡qué bajo, qué repugnante; un asno cegado de tesoros. Insolente, grosero, brutal. Su título de príncipe y su oro. ¡Parece un lacayo!.—

ChangSun lo miró, asombrado. —¿Conociste al príncipe Park? ¡Es el hombre más notable de Corea!, pero ChanYeol Park no puede confundirse con un criado. Es uno de nuestros pocos grandes señores que ama la tierra, que la cultiva con sus propias manos.—

—Pues entonces, es él el mujik que conocí esta tarde, ChangSun. ¡Cómo puedes admirar y alabar a un hombre así!.—

—Quizá porque soy muy poca cosa, Baek, y admiro todo lo que es grande, poderoso, notable. Si lo trataras...—

—Sin tratarlo lo desprecio; si lo tratara, estoy seguro de que llegaría a odiarlo. Le debo uno de los peores ratos de mi vida. Mejor no hablemos de él. Tú y yo tenemos cosas más importantes.—

Por tercera vez Baek relató el incidente en el invernadero; después hablaron sobre ellos mismos, de sus proyectos, del porvenir de amor que les aguardaba. ChangSun, tímido, insinuaba que Baek pusiera en antecedentes a su padre antes de que él le hablara, pero él se negó. Sabía que su madre rechazaría a ChangSun , ya que deseaba que se casara con un hombre rico, y no convenía que estuviera presente cuando fuera a pedir su mano.

HyeRi volvería esa noche para asistir al baile de los Kim, pero al siguiente día regresaría a Guri. Entonces sería el momento oportuno para que ChangSun hablara con su padre, sin influencias de ninguna clase. ChangSun aceptó. Se verían en el baile de los Kim, primos suyos.

Estaría de guardia pero dejaría el cuartel a las diez y media y llegaría a la fiesta un poco después de las once. Se despidieron poco más tarde, con la misma mirada apasionada llena de promesas, con el mismo apretón de manos y el mismo beso sobre los dedos. Con la misma frase.

—ChangSun... ¡te quiero, te adoro!.—

—Baek... ¡me muero por ti!.—

♤♤♤♤♤♤

—¡JungHwa! —llamó ChanYeol.

—Sí, padrecito aquí estoy. ¿Quieres más vino?.— Humilde, solícita, con una expresión de obediencia ciega en sus ojos cansados, la vieja sierva se acercó hasta la enorme estufa frente a la que su amo fumaba y leía.

Era una habitación amplia y destartalada, con pocos y rústicos muebles, una verdadera casa mujik algo más grande de lo que suelen ser esas cabañas usadas en Corea por los labriegos más humildes, y sólo había dos o tres notas de lujo que marcaban la clase social, diferente, de su dueño.

—No, bebí suficiente, puedes llevarte el té.— respondió.Se puso de pie, rechazando la banqueta en que apoyaba los pies cerca del fuego.

Era un hombre bien alto, de anchas espaldas, de rostro frío y severo. Los ojos tenían una mirada dura, cortante, aunque a veces, cuando resbalaban sobre las cosas, se suavizaban como si soñaran, como si huyeran de la realidad a mundos ideales y lejanos. Tenia maravillosamente el rostro curtido de ruda belleza varonil, y lo mismo su camisa azul mujik, que sus amplios pantalones y sus botas, ayudaban a darle aquel aspecto fiero, áspero y descuidado que tanto repugnara a BaekHyun.

—¿Qué pasó con el caballo del hijo del Coronel Byun?.— interrogó después de un instante.

—NamJoon lo curó, señor. Habrá que llevarlo, el señorito no ha mandado por él. ¡Es muy lindo! ¿verdad, señor?. —

—Apenas me fijé.— mintió —.Detesto a esos muchachos entrometidos, insolentes, que se creen iguales, y pasan una existencia frívola, inútil, enredando e interrumpiendo. Dile a NamJoon que lleve él mismo el caballo a esas gentes.—

—No olvides, señor, que tienes que ir a la fiesta.—

—No, prometí hacerlo, pero iré temprano para tratar sobre la compra de algunas hectáreas más de las tierras de los Byun. ¡Cómo me gustaría poder tener esa huerta mal cultivada que queda a lo largo del río; es propiedad del Coronel Byun, un buen señor que ignora cómo tratar a sus hijos y a sus tierras! ¡Si pudiera comprarla! Pero si tengo que juzgarlo por su hijo, será un hombre poco razonable.—

—¡Pero tú conocías al señorito... dijiste su nombre completo!.—

—Él señor Kim lo nombra con frecuencia; además es el hijo de HyeRi Lee.—

Su rostro se ensombreció por un instante, como si un recuerdo desagradable cruzara por su mente. Luego sacudió la cabeza, apartando el pensamiento que lo molestaba y fue hasta la puerta con su paso firme, no sin antes volverse a la sierva JungHwa.

—Llévame unos vasos de té al invernadero. Hay que terminar hoy mismo de repararlo, no sea que hiele esta noche y se pierdan los semilleros. Tengo que estar allí, para que trabajen bien.—

Al mismo tiempo que su recuerdo ensombrecía la frente de ChanYeol, HyeRi pensaba también en él, pero de distinta manera.

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