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Bodas De Odio ❦ [ChanBaek]

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Minutos después de llegar de Guri, había sido puesta en antecedentes, por su marido y el notario, de la desesperada situación de la familia.

Mucho había contribuido ella a la ruina con su afán de lujo y sus complacencias con ShowNu; pero no estaba dispuesta a enfrentarse a la miseria. La idea de que ChanYeol era su vecino, la hizo sonreír. Soltero, millonario, podía ser la salvación de la familia Byun. Apenas escuchó las explicaciones que le daban su marido y su notario, acariciando ya una esperanza.

El baile en casa de los Kim sería una brillante oportunidad para poner frente a frente a su hijo y al mejor partido de Corea.

BaekHyun estaría tan hermoso que el príncipe tendría que mirarlo. Conociendo a su marido, no intentó hablarle de sus proyectos. Diría que su hijo no estaba en venta... y tonterías por el estilo. Había que salvar a la casa Byun de la ruina y aquélla era la única manera de lograrlo. En cambio, cuando SeungHo salió de la mansión de los Byun, ella habló con su hijo ShowNu de sus proyectos. Él sí la comprendía; él sí entendía que no podían vivir como pordioseros, y la secundaria en sus planes.

Con mucho disgusto escuchó a ShowNu decir lo que sabía sobre los amores de su hermano y el teniente Choi.

—Se ha enamorado como un tonto, mamá. Y se nos casa con él en cualquier descuido que tengamos. Claro que él supone que tiene dinero por los dos, pero como es tan romántico como papá... se casará con él con dinero o sin dinero.—

—Eso no sucederá.—advirtió con firmeza HyeRi.

ShowNu no encontró absurdo el proyecto de su madre de casar a su hermano con el príncipe Park, y burlón la puso al corriente de lo que sucediera esa misma tarde en el invernadero del vecino. HyeRi lo oyó, sonriendo. Una idea cruzó por su cabeza. Aprovecharía aquella circunstancia para hacer una visita a ChanYeol. ShowNu aseguró que su hermano estaba indignado contra el príncipe.

—No te preocupes; Yeol no es tan malo como parece. Lo conozco desde que era casi un niño... ya arreglaré yo todo esto; pero no hables con nadie de nuestros proyectos. Mañana los pondré frente a frente en el baile de los Kim.—

Por la ventana vieron llegar al criado del príncipe llevando el caballo de BaekHyun, HyeRi volvió a sonreír.

—Mamá.— murmuró ShowNu.

—Sería maravilloso. La fortuna de ese hombre es incalculable, según cuentan.—

—Ve al encuentro del criado. Recibe tú mismo el recado que manda Yeol... y vuelve aquí... te espero.—

ShowNu obedeció. Poco después volvía al lado de su madre, quien no se había retirado de su observatorio, junto a la ventana.

—Un recado de lo más atento, mamá.— informó alegre. —El caballo curado por manos expertas, y ni la más pequeña alusión al destrozo de los cristales del invernadero.—

—Así me lo suponía. ¿Se fue el criado?.—

—No... le dije que esperara.—

HyeRi fue con rapidez hasta el pequeño escritorio, escribió unas líneas a toda prisa en un pliego de elegante papel de hilo, timbrado con sus iniciales. Luego cerró el sobre, lo selló, y lo puso en manos de su asombrado hijo.

—Para el Príncipe. Dile a ese hombre que lo entregue. Y ya sabes, ShowNu, silencio... absoluto silencio sobre todo esto.—

Mientras ShowNu cumplía las órdenes de su madre, Baek entraba en el despacho de su padre. Se alarmó al verlo pálido, mudo, oprimiendo con sus manos las sienes.

Cariñoso llegó hasta él. —¡Papacito... qué tienes! ¿Te sientes mal?.—

—Un poco, me duele la cabeza, pero no tiene importancia.—

—Será el cansancio de tanto número. ¿Se fue al fin SeungHo?. —

—Sí, hace un buen rato.—

—No me di cuenta. Hasta hace poco ha estado ChangSun esperando que se fuera para venir a hablarte.—

—Ah, sí, claro... quería pedirme algo, ¿verdad? ¿Urgente?.—

—Regresará pasado mañana, cuando mamá no esté.—

—¿Y por qué?.— interrogó sorprendido.

—Por nada... tonterías suyas. Es un poco tímido, vale mucho pero es demasiado modesto; y sabe que mamá no simpatiza con él.—

—En cambio, tú simpatizas mucho con él... y te interesas, además por sus asuntos. Lo atenderé con mucho gusto cuando venga.— Quiso enderezarse, y un agudo dolor se lo impidió. Un gemido, que no pudo contener, salió de sus labios.

Baek, más alarmado, se inclinó sobre él. —¿Qué tienes? ¿Arrecia el dolor?.—

—Sí, sobre la sien derecha, pero no es nada. Unas horas de descanso y estaré bien. Me iré a la cama inmediatamente.—

—¡Papá, me parece que lo que tienes no es sólo dolor de cabeza, sino una contrariedad, una pena... y siendo una pena tuya, necesito compartirla contigo!.—

—¡BaekHyun!.— murmuró con ternura —, ¡no debo en realidad quejarme de mi suerte cuando Dios me ha dado un hijo como tú!.—

—¿Quejarte de tu suerte? ¿Pues qué pasa, papá?.—

—Nada que tú puedas remediar, hijito.—

—¡Ya! La venida de SeungHo no podía traer buenas noticias. Algo de ShowNu, sin duda. Pero mi hermano no es malo, papá, sólo es frívolo y despreocupado. ¿Ha vuelto a jugar...?.—

El Coronel asintió con la cabeza. Era mejor que creyera eso su hijo. No podía decirle la verdad sobre su ruina. Lo miró con cariño y sus ojos casi se empaparon por las lágrimas, que por fortuna pudo contener.

—¿Pagarás la deuda, verdad? ¡Cualquier
cosa... me imagino; sólo lamento el disgusto que te causa! Le hablaré ahora mismo.—

—No lo hagas, hijito, no vale la pena. Dame un beso y acompáñame a mi habitación. ¡Sólo ansío hacerte el hombre más feliz de la tierra!.—

—¡Pues lo seré, papacito, si recibes bien al teniente Choi!.— Salieron.

El Coronel procuraba disimular su malestar y se apoyaba ligeramente en el frágil brazo de su hijo. —¡Te divertirás mucho en el baile de los Kim... hijito!.—

—Sí, papá... mamá me ha comprado un traje precioso... acaso demasiado caro para un joven como yo.—

—Nada es demasiado caro para ti, Baek querido... —murmuró, pensando con pena que acaso fuera aquel rico traje el último que podía ofrecer a su hijo adorado.

Entraron juntos a la habitación del Coronel, y no vieron que HyeRi salía, muy elegante, después de haber dado orden de que prepararan el mejor carruaje de la casa. ShowNu iba tras ella, pero se despidieron junto a la terraza.

—Tu padre y tu hermano no deben enterarse del paso que voy a dar — explicó HyeRi a su hijo —, no tardaré.—

ChanYeol había leído ávidamente las cortas líneas que escribiera HyeRi y que le mandara con NamJoon, su criado; pero no pensó en cambiar de traje, y la aguardó detrás de los cristales, sin moverse cuando miró llegar el carruaje con lacayo y cochero de librea. Junto a otra ventana, JungHwa observaba también cuanto sucedía afuera.

—¡Cómo se parece a su hijo, señor!.— comentó —¿Vas a recibirla aquí mismo?.—

—Claro, puesto que ella ha venido a buscarme aquí. Ve a encontrarla y condúcela a esta habitación, JungHwa.—

Sólo cambió de postura para ir al encuentro de su visitante, cuando ella entró, hablando excesivamente efusiva. —¡ChanYeol!.— saludó sonriendo.

—¿Quieres honrar mi modesta casa tomando asiento en ella?.— preguntó él, frío, reservado.

Ella no se dio por entendida de la frialdad con que era recibida. Tomó asiento junto a él y ChanYeol se dejó caer en el sillón que ocupaba poco antes cerca del fuego de la chimenea. ¡Cuánto se habrían sorprendido el marido y los hijos de HyeRi si la hubieran visto y oído en aquellos instantes!,

Hablaba con el Príncipe con absoluta confianza, recordando tiempos pasados en París, cuando él era un muchacho de quince años y había llegado recomendado a ella, poco menos que muerto de hambre.

Pero demasiado hábil, HyeRi no tocó el tema que habría sido desagradable, sino que pasó por aquellos años con unas cuantas frases y muchas sonrisas, y en cambio, procuró llevar la conversación hacia donde quería: su hijo. Se enteró de que ChanYeol lo había conocido; fingió no saber nada sobre el incidente del invernadero y terminó asegurando que sólo había ido con el propósito de visitar a un antiguo conocido convertido en vecino. Un poco desconfiado, el príncipe la miraba, pero era tan exquisita, tan bella como siempre. La sonrisa seguía siendo ingenua en sus labios y se puso de pie para despedirse. Entonces habló del baile de los Kim. Él manifestó muy poco entusiasmo.

—Tienes que ir, Yeol...— insistió con suavidad —; eres ahora un hombre importante; tu suerte ha cambiado por completo.—

—Si, es verdad.— murmuró con ironía.

—¿Por qué sigues amargado? Tu padre te reconoció, te declaró hijo legítimo, te dejo heredero de su fortuna y de su nombre... creo que no tienes razón para quejarte. Ahora eres famoso, noble, inmensamente rico. Tienes un título glorioso y te has hecho grande por ti mismo. ¿Por qué no quieres mezclarte con la aristocracia?.—

—Porque nada de todo eso que has mencionado me importa. Acepté el título y la fortuna, como se acepta un deber. Los tomé como un arma. Gracias a mis millones son menos desgraciados miles de mujiks. Gracias a ellos volví a mis tierras de Corea, que tanto amo. Pero ni el título ni la fortuna han servido para la única cosa que yo hubiera querido hacer: resucitar a la sierva que fue mi madre, a la que todo le fue negado, hasta el consuelo de estrechar en sus brazos a su hijo. Y si el príncipe Park me bendijo, me faltó en cambio la bendición de mi madre... la de aquella sierva cuya sangre vi correr sin poder hacer nada en mi impotencia de niño.—

—¡Por Dios, Yeol...— murmuró apenada —;.. siento haber despertado tan dolorosos recuerdos. No puedes vivir siempre pensando en eso.—

—Nunca podré dejar de pensar, HyeRi..—

Nuevamente puso en juego su habilidad femenina; nuevamente volvió el tema de la fiesta.

—No me negarás el placer de presentarte a mis hijos, Yeol. El modo poco amable como se conocieron Baek y tú me entristece. Quiero que olviden ese incidente. Mi hijo es un chiquillo, dulce y bueno, un poco mimado por su padre y por mí. Fuiste brusco con él y eso lo impresionó... pero cuando se enteró de los trabajos que haces, no pudo menos que admirarte. Él ama muchísimo la tierra.— Siguió hablando, dejando que se deslizara alguna alusión sobre su dolor de madre preocupada por el porvenir de su hijo. La frialdad de ChanYeol se había disipado por completo. HyeRi sonreía para sus adentros, pensando en que el imponente hombre que tenía delante seguía siendo en sus manos el niño que había manejado muchos años atrás.

—Quiero que vayas a esa fiesta, que bailes con mi hijo. Es orgulloso, está muy convencido de la importancia de la dignidad, pero sospecho que a pesar del modo brusco con que lo trataste, le llegaste al alma.—

—No puedo creerte, HyeRi. Me parece que te burlas de mí.—

—¡Dios me libre! ¡Hablo con la verdad, Yeol!.—

El príncipe frunció el ceño, sin embargo, como a pesar suyo sonrió, dejándose ganar un poco por el halago de las palabras que acababa de oír y creyó ver de nuevo la gentil figura de BaekHyun, erguido frente a él, con los ojos chispeantes de rabia, con su frente pura y altiva, con sus carnosos labios frescos y encendidos, y hubo un extraño estremecimiento en su alta y recia figura de mujik.

—¡Puedes estar orgullosa, HyeRi.— dijo —,tu hijo es maravillosamente bello, extraordinariamente atractivo, muy parecido a ti, pero si me permites ser sincero, aún más lindo!.—

Y después de aquellas frases, no le fue difícil a su visitante arrancarle la promesa de que se verían en la casa de los Kim.

Cuando salió a acompañarla hasta su coche, vio a ShowNu, que parecía esperar a su madre. HyeRi frunció ligeramente el ceño desaprobando la presencia de su hijo, pero reaccionó en el acto. Con su sonrisa exquisita presentó a su preferido y ChanYeol, que había oído hablar algo sobre la vida disipada del joven, se sorprendió al escucharlo, haciendo comentarios sobre cultivos de tierra, asegurando que aunque hasta entonces no le había interesado, estaba pensando seriamente en dedicarse a aprovechar las fértiles tierras de los Byun.

Halagó también al príncipe con una admiración que éste no pudo poner en duda y terminó diciendo que todos eran hidalgos agricultores. Su madre lo reprendió cuando ya estaban en el coche, de regreso a sus tierras. ShowNu explicó que lo había hecho para que su hermano y su padre no sospecharan nada. En realidad, lo que quería, era enterarse de cómo se habían conocido su madre y aquel misterioso príncipe. Pero HyeRi no quiso hablar de aquello.

Demasiado feliz por el éxito de su visita, confirmó a su hijo su propósito de casar a BaekHyun con el millonario.

♕♕♕♕♕♕

La suntuosa casa de campo de los Kim resplandecía bajo el cielo estrellado de la noche de octubre. Habían sido iluminados con farolillos de colores terrazas y jardines, y brillaba la iluminación en los salones interiores a través de las amplias ventanas.

Dos orquestas tocaban por turno y el paso incesante de los sirvientes llevando bandejas con copas de champagne, aumentaba grado a grado el calor de la fiesta.

Sólo para BaekHyun parecían las lujosas estancias heladas y desiertas; iba de un lado a otro huyendo de invitaciones inoportunas, esquivando galanteos, atento sólo a los rezagados que llegaban, cuando en uno de los saloncitos de música, él joven dueño de la casa le salió al encuentro.

—¡Vaya! ¿Con que es aquí donde te metes para desesperar a tus admiradores, Baek?.—

—¡Déjame, KyungSoo!.— rogó a su amigo —.Ofrecí a tu primo ChangSun no bailar con nadie más que con él. Y tarda en llegar. Está de guardia.—

—¿Y tú consientes? Siendo el hijo del Coronel debías haber arreglado las cosas para venir con ChangSun.—

—¿Te imaginas que manejo el batallón a mi capricho?.—

—Sé que el Coronel Byun es incorruptible en asuntos de servicio.— admitió KyungSoo riendo —,pero también es el padre más complaciente de la tierra, y con habilidad, te habrías salido con la tuya. Mi marido dice que los donceles y las mujeres conseguimos todo cuando somos hábiles.—

—¡Bueno está tu marido!.—

—Tiene teorías estupendas. Dice que para hacer feliz a un doncel o mujer, hay que acceder a todos sus caprichos, pero negarse rotundamente a todos sus deseos razonables.—

—¡Qué horror! ¿Y te somete a ese régimen?.—

—Totalmente... y soy feliz; conmigo no puede fallar. Jamás tengo un deseo razonable.— Ambos rieron alegremente.

Así los sorprendió ShowNu quien, por encargo de su madre, debía vigilar a su hermano y llevarlo a su lado en cuanto ChanYeol apareciera en el salón; pero el príncipe no se había dejado ver en la pista de baile. KyungSoo informó a ShowNu, cuando éste mencionó al personaje, que se hallaba con su marido, en su despacho del piso bajo, hablando de negocios como si no hubiera fiesta. Ni siquiera iba en traje de etiqueta; no pensaba, por lo tanto, entrar al salón. ShowNu advirtió que tenía que poner todo eso en conocimiento de su madre.

—¿Qué les pasa con él?.— preguntó sorprendido KyungSoo —;¿les han dado ya el soplo de que está interesado en comprar las tierras de los Byun?.— ShowNu se sorprendió todavía más que KyungSoo con la noticia... pero no quiso perder el tiempo y se alejó casi corriendo. Baek miró a su amigo, con disgusto.

—Debo ocultarme de mamá y de ShowNu. No quiero que me echen a perder la noche. Necesito estar con ChangSun... es todo lo que me importa.—

—Pero criatura, no me extraña que tú madre quiera que hables con el príncipe. Es un tipo maravilloso, exótico, encantador, original en todo. Si yo no tuviera que atender a los invitados, no me habría movido de su lado. Es, además, la atracción de la temporada.—

—Pues a mí hasta su nombre me molesta.—

—Eres tan extravagante como él, Baek.—
KyungSoo rió —, y yo creí que justamente por eso estarías encantado de conocerlo. ¿Dónde piensas esconderte?.—

—En el jardín, en las caballerizas, en cualquier parte.—

KyungSoo se alejó a su vez, riendo, mientras Baek tomaba el rumbo del jardín y se tropezaba con ChangSun. Lo arrastró, feliz, mientras le explicaba, un poco sofocado por la carrera, el motivo que lo impulsaba a no estar en los salones; pero de pronto, al cruzar la terraza, una puerta se abrió bruscamente, dando paso a la alta y arrogante figura de ChanYeol Park, obligándolos a detenerse. Se saludaron brevemente. Baek no pensó siquiera en presentar a ChangSun . Tampoco lo esperó el Príncipe, quien advirtió al joven, un poco alterado.

—Debo pensar que la casualidad me favorece. Justamente por encargo de su padre iba a buscarlo, BaekHyun. En el despacho lo espera.—

—¿Mi padre?.— exclamó Baek atónito.

—Sí, no se siente bien.— La expresión del muchacho cambió totalmente. Sus mejillas un instante coloreadas por la ira, palidecieron y su mirada buscó la de ChangSun, con la angustia del desconcierto. Toda la rabia que la brusca aparición de ChanYeol le produjera, se desvaneció para dar paso a la alarma.

—Entremos. Me encargó que no le avisara a nadie más que a usted. Acababan de dejarnos solos cuando le ocurrió el accidente.—

—¿Accidente?.— repitió él.

—Una especie de desmayo, pero ya pasó. Venga. Él no desea alarmar a nadie.—

—Yo te aguardo aquí.— indicó ChangSun retrocediendo unos pasos. Baek entró corriendo a la habitación donde estaba su padre. El Coronel todavía tenía el rostro lívido, pero pudo sonreír a su hijo y tranquilizarlo.

—Vámonos a casa inmediatamente.— exclamó Baek

—No... no. Rogué que te llamaran porque temí que fuera cosa grave y tuve el ansia de verte enseguida.—

—¡Papacito de mi alma... tienes las manos heladas... te tiemblan! Voy a buscar a mamá y nos iremos enseguida a casa.—

—Creo que su hijo tiene razón, Coronel.— opinó ChanYeol. Estaba de pie, frente a la tierna pareja que formaban el padre y el hijo y nadie podría adivinar sus sentimientos a juzgar por su rostro frío y sereno. Había, sin embargo, en su mirada, un noble interés sincero que el viejo Coronel agradeció.

—El señor Park ha sido demasiado amable, hijito.— La frase quedó truncada en sus labios. HyeRi y ShowNu entraron rápidamente. Hubo un momento de confusión, de gritos de asombro, de lamentaciones por parte de HyeRi, quien se empeñó en hacer creer que sólo por casualidad estaban allí; se mostró alarmada por el estado de su esposo; pero éste ya se había enderezado, ya hablaba normalmente, y pidió a todos que volvieran a la fiesta. HyeRi se quejó de que ChanYeol no pudiera entrar a los salones sin el traje de etiqueta, y acabó pidiendo que su hijo y él se reconciliaran por el incidente en el invernadero.

—Perdónenme si aprovecho el permiso de papá.— dijo Baek dando unos pasos hacia la puerta —.Dejé a mi pareja esperándome en la terraza, y ya empezó la pieza que le tengo concedida.— Apenas correspondió con una fría inclinación de cabeza a las palabras amables de ChanYeol y HyeRi disimuló con esfuerzo su desagrado, mientras ShowNu sonreía socarronamente.

—Perdone el aturdimiento de esa criatura, ChanYeol.— pidió HyeRi.

—No hay nada que perdonar. Yo también me retiro. Hablé con JongIn lo suficiente, y a usted lo veré en su casa, Coronel.— Salió tranquilamente por la puerta que daba al vestíbulo, eliminando toda posibilidad de encontrarse con alguien. Los ojos de HyeRi relampagueaban.

—¡Vaya un proceder descortés de tu hijo! ¡Dejar plantado a Yeol!.—

—El príncipe no le interesa, HyeRi.— comentó el Coronel —; tiene derecho para demostrar sus simpatías. Pero, parece que conocías al señor Park, por el modo como le hablaste.—

—Cierto... fuimos amigos en París, hace años, cuando yo era soltera y él un pobre muchacho estudiante a cargo de mi familia.—

—¡No lo sabía!.—

—No tiene importancia. Vamos, ShowNu.—

Cuando quedó solo, el Coronel volvió a sentarse y se oprimió con las manos las sienes. Su rostro expresaba cansancio y sufrimiento. Movió dolorosamente la cabeza, mientras murmuraba. —¡Usaré en defender a mi hijo las pocas fuerzas que me quedan!.—

ShowNu y su madre atravesaron los salones, buscando a Baek. Al fin lo descubrieron en un extremo de la terraza principal, bailando feliz entre los brazos de ChangSun.

—Me dejaría cortar la cabeza si no están hablando de petición de mano y de arrancarle el permiso a papá sin que tú te enteres.— dijo ShowNu sin dejar de sonreír.

—¡Eso está por verse!.— HyeRi estaba roja de ira —.¡Quitaremos de en medio, como sea, a ese tenientillo que nos estorba! Procura enterarte de lo que hablan... míralos. Dejan de bailar y se sientan.—

ShowNu obedeció la indicación de su madre, como siempre. Dio la vuelta y llegó a la terraza por el lado opuesto, ocultándose. La voz de su hermano y la de ChangSun llegaron claras a él. Baek contaba a su novio lo que había sucedido en el despacho de JongIn. ChangSun no era enemigo del príncipe y lo admiraba; trató de quitar a Baek la mala impresión que tenia de él, y después hablaron sobre la visita que debía hacer el teniente, al día siguiente, al Coronel.

ShowNu, desde su escondite, volvió a sonreír, por su perspicacia. Los novios mencionaron que esperarían a que HyeRi no estuviera en la casa Byun para la petición de mano. ChangSun aún vacilaba. Sufría un terrible complejo de inferioridad, pero Baek se mantuvo inflexible.

—Es preciso que papá sepa que nuestro amor es definitivo, que nada queremos el uno sin el otro, que sepa que toda mi felicidad está en ti, ChangSun... hay que ganar la batalla mañana mismo.—

—Te prometo que venceré mi timidez, Baek...— ofreció él, besando la mano de su novio. ShowNu dejó su escondite y se reunió con su madre.

—Comprobadas mis sospechas.— explicó —,Baek está loco por el teniente, mamá. Están dispuestos a jugarse el todo por el todo y mañana a las cuatro irá él a pedir la mano de Baek, confiando en que tú estarás en Guri.—

HyeRi hizo un gesto amenazador con su mano. —Pues debemos pensar en el modo de separar con astucia, a ese estúpido, de tu hermano. Tiene que casarse con Yeol.—

—Pero, ¿no has pensado en que ese príncipe de mujiks es áspero y rudo? ¿no temes que pueda llegar a ser cruel?.—

—¿Cruel con un niño tan lindo como tu hermano?.—

—Bueno, tiene una dureza en la mirada, un imperio..—

—Si él sabe manejarlo, será manso como un cordero.—

—Baek no tiene de diplomática, ni un pelo, mamá.—

—Pues que aprenda a serlo.—

—Tienes razón; además, no lo abandonaremos. Si como sospecho, nuestro viejo caserón ha de sacarse a pública subasta, podríamos irnos a vivir con ellos. He oído decir que el palacio de los Park en Incheon es digno de un cuento de las mil y una noches.—

—Cierto..., sólo una vez estuve en él. No puedes imaginarte el lujo y la riqueza. Pero Yeol nunca ha vivido allí. Tiene gustos muy sencillos.—

—Ya vi dónde te recibió ayer. Pero dime, mamá, ¿tan segura estás de que el príncipe caiga en nuestras redes?.—

—Sí, ShowNu. Lo conozco bien, y estoy segurísima de que se enamoró de tu hermano desde el primer instante…—

El Coronel cortó el interesante diálogo. Seguía sintiéndose mal. ShowNu se encargó de encontrar a su hermano, que todavía bailaba con ChangSun y le advirtió que debían marcharse.

Los jóvenes cambiaron una rápida despedida. —Buenas noches, ShowNu —dijo ChangSun.

—Buenas, ChangSun. Saludo y despedida, a menos que vayas al casino un rato después.— contestó ShowNu

—¿Al casino? —exclamó con enfado Baek —.¿Vas tú al casino, ChangSun?.—

—Algunas veces.— admitió sonriendo.

—Pero no te asustes.— cortó burlón ShowNu —. Va para ejemplo de moral. Es de los que pasean entre las mesas sin arriesgar un won ni al bacará ni a la ruleta.—

—Sería magnífico que hicieras tú lo mismo.— replicó Baek con ira.

—Hermano querido, no me interesan tus consejos. ¿Vamos?.— Una última mirada se cruzó entre los enamorados. Después Baek se apoyó en el brazo de su hermano, y se alejó. El muchacho observó que su hermano sonreía.

—¿De qué te ríes?.— preguntó molesto.

—Admiraba la despedida caballeresca y galante de tu teniente. La envidiaría cualquier tenor de ópera.—

—Eres abominable cuando te burlas de las gentes, ShowNu.—

—No es burla... además, estoy de su parte.—

—¿De verdad, hermano?.—

—Sí... si tanto lo quieres, si estás decidido a afrontar por él trabajos y miserias.—

—¿Y por qué he de tener que afrontar eso?.—

—Tendré que ser rudamente sincero, Baek. Parece que estamos arruinados, y no sé por qué pienso que tu teniente no se casaría contigo si no tuvieras dote.—

—¿Arruinados? A veces te gusta mortificarme. Pero sé que ChangSun, aún en ese remotísimo caso, todavía se casaría conmigo.—

—Bien, no sería malo que lo averiguaras por tu cuenta.—

◇◇◇◇◇◇

Baek creyó que las palabras de su hermano eran sólo una broma de mal gusto y no las tomó en cuenta. Y las horas pasaron. Tras la noche de baile, brindó el otoño una mañana espléndida.

Aún no había bajado BaekHyun de sus habitaciones, cuando ya ShowNu a solas con su madre, ataba los últimos cabos de un plan perverso. HyeRi saldría para la estación, volviendo inmediatamente para esperar en el vestíbulo al teniente Choi.

ShowNu se encargaría de llevarse a Baek, alejándolo hábilmente por el bosque.

HyeRi hablaría con ChangSun y cuando los hermanos volvieran, ya estaría todo concluido. Y el plan se llevó a efecto al pie de la letra. ShowNu persuadió a Baek de que lo acompañará en su acostumbrado paseo a caballo. Se dio por enterado de la visita que haría Choi y convenció fácilmente a Baek de que era inconveniente que él esperara en la casa. Además, sería un paseo muy corto y volverían cuando ChangSun estuviera hablando con su padre.

Baek, tranquilo respecto a su madre, quien según creía él, se había marchado, aceptó ir con ShowNu. El joven se había dado tal maña, que Baek llego a creer que en verdad, estaba conforme con sus amores con el teniente.

—¿No te parece mal que me case con ChangSun, ShowNu?.— insistió Baek.

—Me sigue pareciendo un desastre, pero si tú lo quieres, y papá no es capaz de negarte nada, que le vamos a hacer. Todo estará en que te resignes a vivir pobremente.— Baek frunció un poco el ceño.

—¿Por qué dices eso? No es la primera vez. Anoche…—

—Anoche te dije que estábamos arruinados y lo tomaste a broma. Pues es la verdad, hermanito. Sospecho, aunque nadie me lo ha dicho; si no anduvieras tan encantado con tu novio, te darías cuenta de que la casa no es la misma. No damos una fiesta, no compramos un coche nuevo, y luego, las visitas de SeungHo.— Baek lo miró sorprendido. El rostro de ShowNu estaba serio.

—Sí, nuestros negocios van muy mal. Creo que ha habido que hipotecar todas las tierras. Nuestras rentas son mínimas.— Lo tomó suavemente por el brazo, alejándose con él, mientras entre las cortinas de su saloncito particular, HyeRi asomaba el rostro en el que había una sonrisa siniestra. HyeRi llamó a SeokJin, el mayordomo, hombre incondicional a su ama, y le habló al oído, cuando estuvo segura de que sus hijos ya estaban lejos. El criado asintió, alejándose. ShowNu continuó hablando a Baek sobre la ruina de la casa. Eso formaba parte del plan. Era indispensable que en el ánimo del muchacho hubiera la convicción de la ruina, la necesidad de salvar a su padre de la vergüenza de no pagar a sus acreedores, e incluso de ayudar a su alivio, ya que la enfermedad que padecía se derivaba de sus angustias financieras. Deslizó hábilmente que los ricos herederos no se fijaban en los hidalgos sin dinero... pero que a una mujer o un doncel le era mucho más fácil casarse pobre, con un hombre rico.

No había otra forma de rehacer una fortuna que se desmoronaba. Baek lo escuchaba, predominando en su mente la idea de que su padre sufría, de que por ese motivo estaba enfermo, sin aferrar del todo el sentido de las insidiosas frases de ShowNu.

Cabalgaban al mismo paso, tan cerca los dos caballos que podían hablar sin levantar la voz, y el joven, envolviéndolo en su interesante charla, lo llevó bastante lejos de la casa. Mientras, ChangSun llegaba, y SeokJin, siguiendo las órdenes de su ama, lo introducía en la biblioteca.

El teniente vio entrar, un poco sorprendido y muy temeroso, la todavía bella figura de HyeRi. Saludó con grandes muestras de afecto al joven y después de ofrecerle una taza de té, le aseguró que su marido la había encargado de hablar con él. Se dio por enterada del motivo de su visita; comentó que no era como creía su hijo, una madre severa y que todavía no olvidaba lo que se sentía a los veinte años. ChangSun estaba al principio un poco desconcertado; luego, la confianza empezó a invadirlo. HyeRi hablaba con tanta naturalidad, con tanta sinceridad, que cayó en la trampa.

—Usted me consideraba una enemiga, pero no lo soy, y cuando mi hijo me abrió su corazón, después de una discusión con su padre, que es el mejor hombre del mundo, pero que a veces es duro y violento, le prometí hablar yo con usted. De cualquier modo, soy su madre.—

—Señora, no sabe cuánto me satisface oírla decir todo eso... me equivoqué al juzgarla, y le pido perdón.—

HyeRi sonrió; siguió hablando, siempre en el mismo tono. Conocía los méritos de ChangSun, incluso se sentían honrados el Coronel y ella por su pretensión de querer casarse con Baek... pero... había un pero; no el de que ChangSun fuera pobre, sino el de que a veces el dinero representaba honor. El teniente no comprendía, y ella, segura de que el momento oportuno había llegado, afirmó con fingida angustia:

—La dote de BaekHyun no existe, Teniente. Es algo delicado y penoso, que confío en su honor de caballero para que no lo repita a nadie, ni a mi hijo... él ignora todavía esto... pero estamos totalmente arruinados; mi pobre Baek da la impresión de despreciar el dinero, pero no es así. Lo que ocurre es que no sabe lo que son necesidades.—

ChangSun trató de defenderse. Él era pobre, en efecto, pero poseía algunas tierras en Incheon y haría cuanto fuera preciso para hacer feliz a Baek, librándolo de la miseria.

—No prometa lo que no puede cumplir.— dijo HyeRi —. ¿Acaso no se da cuenta de la vida a que está acostumbrado Baek?.—

—¡Yo haría imposibles, señora... le quiero tanto!.—

—¿A qué llama usted imposibles?.—

—De repente no sé.— confesó turbado —, todo esto es tan inesperado. Pero créame que no hay sacrificio ni esfuerzo que no esté dispuesto a realizar por él.—

—Es lo que espero de usted, un sacrificio, el honrado sacrificio de un hombre de bien: alejarse de él... procurando matar en el corazón de mi hijo el amor que él también le tiene.—

ChangSun miró con espanto a HyeRi. Ella prosiguió, con su tono firme, sombrío, que cada instante impresionaba más al joven.

—La salvación de todos nosotros, el honor de su padre también, depende de la boda de BaekHyun con un hombre lo bastante rico para solucionar nuestros problemas. Usted es honrado, bueno y recto, y por eso le hablo así... le confío un secreto de familia. Baek no podría vivir con la pena, con el remordimiento de haber causado la muerte de su padre... Él mismo le rechazaría a usted con horror si cediera a la debilidad de su corazón, ahora. Aléjese, se lo pido. Pero váyase sin hablarle, sin verlo. Piense, reflexione lo que acabo de decirle, y deme su palabra de no dirigirse a BaekHyun personalmente ni por escrito, hasta dentro de tres días por lo menos.—

—¡Oh, señora... me pide usted demasiado!—

—Si después de eso, su propia conciencia no le señala el mismo camino que yo, vuelva a esta casa y le juro que ni mi esposo ni yo nos opondremos a su boda. Dejaremos que usted lo haga todo lo desgraciado que quiera... porque sería infinitamente desgraciado.—

Largo rato permaneció ChangSun inmóvil, baja la cabeza, en lucha desesperada contra sí mismo, mientras HyeRi lo miraba, patético el gesto. Un chispazo de repentina desconfianza encendió sin embargo los ojos del teniente.

—¿Por qué no debo hablarle?.— preguntó.

—¿Por qué? ¿No será mejor para los dos? Su padre y yo no queremos que él sepa que el honor de su casa, está en peligro. Es nuestro hijo y lo amamos sobre todas las cosas. Se trata sólo de ahorrarle un gran dolor.—

—¿No podría siquiera hablar con el Coronel?.—

—Estoy hablando en nombre de él, ya se lo dije. Él lo estima a usted mucho, siente una gran pena al contrariar a su hijo; se considera culpable de nuestra ruina, y pienso que esta conferencia con usted puede despertar en él las peores ideas. Por eso me presté a hablar en su lugar.— ChangSun, desconcertado, asintió con la cabeza.

—Repito que le ruego pensar y reflexionar. Comprenderá que Baek no podría perdonar al hombre por cuya causa su padre tuvo que tomar una resolución extrema. La mayor prueba de caballerosidad y de amor en su caso, es que no volvamos a saber de usted... pero a su voluntad lo dejo. Buenas tardes, teniente.—

ChangSun salió de allí como un ebrio, buscando con ansia a Baek, a quien no vio por ninguna parte. Caminó con lentitud, atravesando el inmenso parque, pero cuando ShowNu y Baek volvieron de su paseo, no había nadie. El joven corrió al despacho de su padre. Quería asegurarle que no le importaba ser pobre; más todavía: estaba cierto de que ChangSun sería feliz sabiéndolo sin dote.

Pero al preguntar al Coronel por su novio, éste lo miró con extrañeza.

—¿No ha venido?.— exclamó Baek incrédulo —.¿No vino a hablarte de mí, papá?.—

El Coronel negó con tristeza.

—No ha venido, hijito... olvidó la cita, probablemente.— No podía ser tan ingenuo el Coronel para no comprender lo que sucedía entre el teniente Choi y su hijo, pero no insistió en que él le confiara su secreto.

Temía que el joven supiera ya su ruina y que eso lo hubiera alejado, y por nada del mundo quería dar una noticia así a su hijo. El joven salió conteniendo las lágrimas, y su pena llegó al colmo cuando vio en la escalinata la figura del príncipe Park.

A la pena se mezcló la ira, pero el Coronel Byun, por primera vez, no estaba de acuerdo con su hijo.

—Es un hombre correctísimo, Baek... ¿por qué te antipatiza tanto?.—

—No, no sólo me antipatiza, me es odioso. Me voy a mi cuarto.—

—Tampoco yo tengo hoy cabeza para nada, y tú madre, no hay ni que decir.—

—¿Mi madre?.— preguntó atónito —.¿Es que mamá está aquí?.—

—Sí, perdió el tren de Guri y tuvo que volver. Me mandó decir con SeokJin que tenía jaqueca, luego iré a verla.

Mientras Baek se alejaba, ChanYeol era introducido por ShowNu. El Coronel lo recibió con su bondad acostumbrada, agradeciendo el interés de su visitante. Los tres hombres se sentaron. ChanYeol, que no gustaba de perder el tiempo, habló de su intención de comprar parte de las tierras de los Byun, y el Coronel, con la sencillez que le dictaba su desesperación, respondió exponiendo el estado ruinoso de sus finanzas. Las tierras estaban hipotecadas y no tenía con qué librarlas del gravamen.

A ChanYeol le era profundamente simpático el hombre mayor; le habían bastado pocas horas para reconocer sus méritos. Sin alardes de poderío, dijo. —Haré cualquier arreglo con usted, Coronel. Me interesan mucho las tierras cercanas al río.—

—Pasado mañana vendrá mi notario, señor Park... él podrá darle todas las explicaciones que necesite.— Una luz de esperanza había brillado en los opacos ojos del Coronel. También a él le simpatizaba aquel príncipe-mujik que todos juzgaban extravagante, y que, sin embargo, era sólo un hombre que perseguía un ideal.

ShowNu se había puesto de pie y con disimulo salió para reunirse con su madre y ponerla al tanto de lo que sucedía. HyeRi, a su vez, le relato lo que hablara con ChangSun. La suerte parecía favorecerla; pero faltaba lo principal: BaekHyun... ¿cómo vencerían su amor por uno y su antipatía por el otro?

—Bastará con que ChanYeol no se dé cuenta, hijo mío.— concluyó HyeRi con optimismo — No tiene de feroz más que el aspecto. Venceremos. Te lo aseguro. Si este hombre no nos salva, estamos perdidos, y yo no quiero vivir en la miseria.—

—¡Ya comprenderás que yo tampoco, mamita!—aseguró cínico ShowNu.

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