CAPITULO I: Una Mañana cualquiera
Una joven de unos 20 años totalmente independiente que vivía una pequeña ciudad al norte de Noruega llamada Evenes, esta pequeña localidad de poco más 1 millón de habitantes, era tan tranquilo como misterioso. Una fría mañana, como todos los días, a las 6:30, Alicia se levantó, calzó su bata color rosa y sus pantuflas blancas. Soñolienta, despeinada y con un gran bostezo característico de todas las mañanas, se encamino al baño arrastrando los pies y estirando los brazos, dejando ver una irregular marca de nacimiento alojada en la parte interna del antebrazo, que esa mañana en particular molestaba, pero Alicia no le hiso caso Abrió la llave del agua caliente al mismo tiempo que se desvestía y tarareaba una melodía con algún sonido contagioso, se duchó y continuó con su ritual matutino: secarse, vestirse y dirigirse a la cocina a preparar un rico desayuno antes de que su amiga Joy pasara por ella para irse juntas a sus respectivos trabajos. Todo parecía indicar que ésta sería una bella mañana ya que afuera el sol parecía alumbrar más a cada minuto, si definitivamente iba a ser una bella mañana.
A las siete en punto, vestida con su traje de oficina, al bajar la escalera que daba a la puerta de la cocina, se oyó el ruido de algunas ollas y cubiertos caer al piso, tomó una escoba que tenía a la mano con la intención de defenderse, se disponía a entrar y atacar rápidamente a cualquiera que fuese el animal que estuviera merodeando en la cocina, sin embargo antes de tomar la manilla se escucharon varios golpes de algo estrellándose contra la muralla. El ruido era demasiado fuerte para ser de un animal pequeño; en ese momento el corazón de Alicia palpitaba tan fuerte que se mezclaban con los sonidos que hacia el desconocido animal, estaba tan petrificada por el miedo que apenas conseguía respirar. Al cabo de unos minutos se oyó una especie de golpe final y todo se volvió silencio, la joven dudó por un momento si debía entrar, pero enseguida pensó que el animal debía estar inconsciente o tal vez, muerto de tantos estamparse contra las paredes, entonces fue cuando ella tomó valor y con un vigoroso movimiento abrió la puerta, dio un salto tomando la escoba, se colocó en una posición, como si fuera un beisbolista listo para batear una bola. Para su sorpresa no se veía nada fuera de lo común excepto una ventana rota y algunas ollas, además de varios cubiertos dispersos en el piso de la cocina, signo de que algún gato, perro o incluso un pájaro hubiera entrado y dejado tal desastre.
A quién iba a engañar, ella no sería capaz de matar ni a una mosca, de hecho de haber algún animal, su reacción natural sería salir corriendo lo más rápido que podía. Dudó por un momento encontrarse sola, pero luego de un vistazo general al primer plano de la cocina y no encontrar nada, trato de calmarse y decirse a sí misma que todo había pasado.
-Tranquila, no temas, todo está bien, calma Alicia, calma...
Realizó unos ejercicios básicos de respiración con la intención de volver a tener el control de sus emociones y no perder la cabeza, inhaló profundamente, retuvo el aire en sus pulmones unos cuantos segundos, exhaló muy despacio y repitió un par de veces. Ya más calmada, aunque con su "bate" en mano, manteniendo su rol de bateadora, dio un dio un profundo respiro armándose de valor y comenzó a inspeccionar el lugar más minuciosamente. Dio pasos cortos y temeros, avanzó con cautela rodeando el mesón de la cocina tratando de hacer el menor ruido posible.
-¿Pero qué demonios?- dijo Alicia al llegar al otro lado de la mesa y ver la figura de un hombre, boca arriba con pantalones blanco torso desnudo y descalzo...
Continuará
*Bueno, espero les guste y nos vemos en el siguiente capitulo