Artefactos
Mis últimas memorias
Mi última satisfacción personal es esta carta que te envío. Probablemente sea insuficiente y confusa, pero confía plenamente en que no te hablo desde mi experiencia. Mi memoria al igual que la carne, va pudriéndose con el tiempo.
Te pido entonces nos recuerdes como este instante de lucidez.
Durante muchas épocas tú y yo nos hemos encontrado, alguna vez fuiste tú el minotauro y tantas otras yo Ulises, desencadenamos la ira justa de Fausto, y acallamos los pasos incompletos del otro.
Olvídate de mi existencia, pero no de mi memoria.
Sumérgete en la sensación de encontrarme sin nunca conocerme.
Mata la carne y salva el vacío.
Descubre, querida amiga mía, el secreto desconocido de mi nombre impronunciable. El recuerdo olvidado que nunca te encuentra. Anida en tu pecho, la razón de mis letras, germina en tu recuerdo la emoción de mi existencia.
¡Rebélate contra la silueta de lo que soy y dale muerte a esa farsa!
Alimentando los gemidos de tu vida,
las pasiones de la carne
y los misterios de tu mente.
Tus gemidos, vacilaciones y temores ya no son parte de ningún tiempo, ya no son parte de mis recuerdos.
Al borde de la eternidad
¿Quién soy yo innumerables veces?
Dónde soy en este intrincado destino universal, y hacia dónde me dirigen mis fuerzas.
¿Seré acaso la reacción en cadena que no merece ser nombrada, que imposible esconde todos los destinos, incluido el mío?
Me pierdo o me encuentro, en los rostros que se desfiguran en el reflejo de hermosas luces que llamo ojos. Y las sonrisas que aparecen en la esquiva mirada de quien no recuerda lo que alguna vez pudo ser.
Yo siempre incompleto, amante, compañero, amigo y ahora también recuerdo, ya no soy capaz de encontrarme en la mayoría de mis inentendidas hazañas, soy una extraña mancha de mis recuerdos. Siento sincera pena de lo que soy, y profunda rabia de ese borroso recuerdo que se resiste a abandonarme.
En la falacia de prepararme para vivir, encuentro mil cuerpos congelados, y todos esos rostros pueden ser también el mío.
Dentro de poco, puedo prever, la psicosis de extremas sensibilidades me obligará a tomar una decisión – tal vez- la más importante para mí.
Ser o no ser.
Sin embargo, la preocupación ante inminente hecho es reducida a cero, ante la certeza de que mi destino ineludible me acorralará.
¿Qué es el tiempo para mi entonces?
Acaso el recuerdo de mi mente o la percepción de este no es más que el artefacto de mi consciente, que busca la desesperada prueba de su existencia.
¿Existe realmente lo desconocido y la verdad por conocer?
Morir, es ir más allá de todo conocimiento. Y ser la intuición de un secreto inmemorial. Convertirse en el recuerdo por recordar de otra alma a punto de estallar.
La razón de este imposible – la descomposición de mi tiempo en la mente del universo, de dios, del Aleph y los mil nombres impronunciables - es la locura de mi alma revolucionada.
Cada regla no cuestionada, es sumisión. Y en ella el plan secreto es indescifrable. Por ello hacerme de ellas, y de mí, es hacernos desde la nada.
Estoy convencido de las reglas del juego de vivir, y en ellas la conjura de la creación es también la destrucción que trasciende con todos los tiempos.
Puedo entonces destruir un reloj y no romper con el tiempo.
Puedo un calendario construir y haber corrompido al universo.
Puedo sin duda ignorar los segundos, los minutos, los días, los años, las décadas, los siglos y la vida para encontrarme a solas con mi mente, renombrarla como el portal a los secretos de la muerte y hacerme una con ella.
Dispersando toda ilusión,
trascendiendo todo conocimiento,
transitando una misma vida
gravitando el mismo universo.
Todo ser, ente, tiene su propio tiempo y ante aquel hecho indiscutble la humanidad desesperada y abatida, nos sumergió en la cotidianidad, la nombró vida y nos selló en ella.
Prohibiendo así los secretos del eterno.
Entonces el brujo negado de estas tierras olvidadas,
portador de un nombre que no puede ser pronunciado,
asesinó mis vidas, mis recuerdos, mis secretos y con ello sus huellas.
Por ello camuflo mis investigaciones como restos quemados, que lanzados al olvido renacen una y otra vez, recurren incesantemente a este instante. Conjuran incesantemente este momento de momentos.
Soy el nombre olvidado de los pueblos arrasados,
los bosque infernales del fuego occidental.
También el hombre encarcelado de un cronista sin memorias.
Sin embargo, por ahora, me conformo con ser el escritor que con fingida locura encontró el secreto de todos los tiempos, todos ellos más grande que todas las palabras, los nombres y recuerdos.
Imaginando realidades
Con el pasar de las horas - pues lo días me parecen insuficientes - voy perdiendo capacidades, y adquiriendo gustos placenteros. Mi lenguaje se ha enfriado cual taza de té mal preparada.
Por otro lado mi oído se afina poco a poco, sutilmente filtra risas de carcajadas, diversión de compromiso, todo aquello reside en el movimiento, en el sonido y los gestos.
Se dilucidan las telarañas.
Siendo yo mismo el grado de otro que ya fui, siento carcajadas sin sentido. Dejarse llevar, dejarse ir, saltar rejas y golpear rostros inertes.
Escupiendo sonrisas en vidrios empañados por el paso del hombre, abrazando ninfas con formas de humo, dejarse abrigar por conversaciones imaginarias, mismos grados de un mismo ser.
La velocidad no es un mérito en sí misma, sin embargo la gracia de moverse, no es irse. Tampoco es no volver.
Permanecer en todos los lugares, en todas las esquinas, ser el rincón de todos los rincones, vivir la eterna duda.
La imposible imaginación de vivir el tiempo más allá del tiempo.
Transcurre
Dan las 2 con 15 minutos, la manecilla del segundero transcurre a su propia velocidad expresando armoniosa voluntad de mutar.
Entre tanto yo a las 14:15:50 reflexiono […] Extraña hora para iniciar un relato.
Sin embargo prosigo con la tarea de historiar esta aventura mental, con tal de establecer un puente entre viajantes, con o sin raíces, tiempo mediante o espacio tal vez, hacia esta histórica reflexión que no invito a dejar pasar.
Vi nacer 5 veces el sol, y morir 7 lunas en el reflejo de falsos cielos.
Tratar de contar de manera exacta lo acontecido sería un tonto intento alejar a todxs de aquí. Así que les invito a imaginar los recuerdos y sensaciones experimentadas durante el inicio de mi último viaje.
Cómo no iniciar con la ilusión de soñar, luego de mucho pensar - esa pretenciosa fijación de filosofar - entre las posibilidades de mis destinos hay uno solo para elegir. Percibido ese interminable túnel de lo desconocido, inexperenciales sensaciones.
Excitado por el devenir, mi presente de súbito se presenta ante la mirada atónita de la muerte inmutable.
De manera pacífica permanecí eternidades inmóviles.
Durante el congelamiento de mi existencia circunstancial, la sustancia de mi miedo a la imperfección desvaneció. El pero incierto de todas aquellas situaciones sucediéndose al unísono, desatadas por el inocente sueño volvieron evidentes los hilos de la incertidumbre y el caos.
Primero aquejumbrado yo de mí destino.
Segundo asombrado por los designios de la claridad.
Tercero inspirado uno con el encuentro de la reflexión.
El paso de las horas, y su casi ineludible conexión con los relojes, sistemas y dominaciones rebelan el trance entre un minuto a otro, el recorrido incesante de la luz en el espacio, en tan reducida interpretación parece el ejemplo perfecto de hechicería eclesiástica.
En todas las paredes aquella mentira se sostiene. En la esquiva idea nuestra vida a punto de suceder, corren los segundos, y en la aterradora imagen de la muerte, yace su victoria. esquizofrenia transmutación de la vida sobre nuestras cabezas.
14:15:51
Roto el hechizo, soy libre de la muerte del tiempo y del último secreto.
14:15:51Entre una historia y la otra, yo vacío.
Me observo en la eternidad de las posibilidades, viajando a través de eléctricas imágenes, calles lluviosas, cerros empinados, caoíticos bosques y secretas playas.
En un bote lleno los pulmones.
Zen tao tejo la mente.
De pronto la mitad de la creación, y un espejo.
Iluminado por los rayos del sol, la paz como única demostración del tiempo rompe con la imperfección de las dudas y los tiempos verbales.
Latiendo la armonía no tiene sombra.
Mientras el reloj en la pared, se convierte en el recuerdo de un sueño, la imaginación dentro de lo inimaginable es todo en todos los lugares, y a cada segundo, este momento se funde en el otro, y mi desgraciada silueta disuelve en el recuerdo.
Decidido a viajar dejo estas palabras a quien las pueda imaginar.
Guiado por los sentidos
Durante el transcurso de mi vida, el tiempo se ha vuelto tan tenue, tan lejano, cansado y finito que me propuse jugar con las distancias.
Enterrar la tierra y acariciar los cielos, entre aquel diálogo divino el espacio y mis pasiones siento la unión.
Me vuelvo tan pequeño, tan simple, tan ligero, todo lo conocido se vuelve inconocible, me diluyo en el agua, evaporo con el fuego, me vuelvo barro, tierra, ceniza, y bosques.
Soy todos tus cuerpos, al menos por un instante, me pierdo para encontrarte, te busco para perdernos, viejas dicotomías que me hacen esclavo, luchan por liberarse dentro de mí.
Cada desafío se contempla como fallido, y cada misión es seductora y engañosa.
Espirales se vuelven helicoides, mentiras que de extraña manera se vuelven sustanciales verdades. Único tesoro que viaja con la luz, pienso viaje tras viaje.
En tu cuerpo y tus sentidos todo cobra sentido.
El observatodo
El observatodo no está, no es.
Ni omnipresente, ni testigo. No es un ojo con pies. Es algo más pequeño digamos, que es ombligo pequeño y al centro.
Observalotodo, Observatodo.
Resbalao todo observatodo.
El Observatodo, pequeño e influenciable es triste. Vive cómodo y seguro, alejado de todxs, sostenido en la nada.
El observatodo es omnipresente en sus pensamientos sobresalientes, tiene una hoja y un lápiz de carbón… que borra cada vez que escribe, pues él, que lo observa todo escribe también todo, y lo borra todo con el codo mientras olvidando sus propios pensamientos, entregándose al dictamen de la hoja del papel, que de apoco lo va sometido a escribir lo que observa.
El lápiz es más poderoso que la espada, recuerda.
El observatodo mirando todo ese indefenso lápiz que a los ojos de todos supone los poderes a los se ha condenado por sobretodo.
Muero y sin morir, yace atravesado por el lápiz, ensangrentada la hoja, sostiene el cuerpo inerte.
Al día siguiente, aún asesinado por sus poderes divinos, el observatodo perece.
Pero el observatodo que es omnipresente, omnisciente, justificado en sí mismo se levanta y destruye incoherencias, trasciende su propia existencia.
Convertido sobre el papel en vida nuevamente,
Tinta
Sangre
Papel
Cuerpo
Ombligo
Ciencia
Institucional
Ley
De la selva
Ataca con el lápiz al corazón de tu enemigo.
Y en el acto se vuelve obra y olvido.
Vive este instante
La intensidad de los recuerdos del que reclamo ser se debaten a muerte con tal de hacerse de mis personalidades, y ante la posibilidad de ser sólo una sombra de lo que seré, una pequeña parte de mí se remite a historiar cada detalle de esta mente; mis recuerdos son el único lugar que no me deja, por ello persisto en adentrarme en sus jugarretas, donde la memoria es el único hilo capaz de sostener mi cordura.
Entonces, la terrorífica tensión de lo que represento en cada acto y el encadenamiento de sus reflejos me llevan a mis adentros. Recaigo en la introspección dócilmente, soy el perro adicto a las luces del bus que me llevan de un lugar a otro, como si nunca hubiera dejado los caminos me pierdo en los pensamientos del que soy en cada instante.
Cegado por el presente, me viajo.
Los instantes fuera de mí transcurren, como casi de costumbre a un ritmo que me desconoce, no puede, sin embargo, negarme sus placeres ni ternuras. Por dentro, la noche tranquila que figuro es mi alma, con impasible fuerza me sumerge en sus sensaciones, el viento y la ventana, el recuerdo que se recuerda y el futuro que se imagina, la razón que se destierra y el sinfín de palabras que nunca pronuncio se apoderan de mi cuerpo y mirada y de este instante.
De pronto los segundos se me acumulan y convierten en momentos, en ninguno de ellos encuentro mi figura, ni evidencia de su existencia.
Vuelvo a los primeros, sin parar porque la vida tampoco para, donde mi mente juega con de cada recuerdo convocado, convirtiéndolos en un tren de sensaciones todas ellas sometidas al placer de sentir entre cada sentir.
De pronto soy la sombra de una luz que aún no llega.
Justo antes de rendirme en el abandono más desolador, que es el abandono propio, al despojo irreal de toda liberación, vienes con tu recuerdo en vida a poner todo en su lugar.
Te paras frente a mí, y me ves buscarte, te subes con prisa a la maquinaria fría sabiendo que voy tras de ti. Tú sentada con siniestra falda y exquisita sonrisa me recuerdan la sangre que da forma a mi existencia, sumergidos en un juego que enceguece todo pudor y vergüenza, se alza la pasión como único recuerdo de mi olvidada persona.
Durante extendido periodo, de aparente tranquilidad, la excitación es mi única identidad, con desgarrado grito ahogado, la razón se vuele como la sangre salvaje caótica y real.
Nuevamente el mundo gira, y desorientado por las sensaciones de poseernos, me pierdo en la gente y sus miradas. Justo antes de poder conjurar sonido alguno, mágicamente aparece la tonada imposible de los sueños que alguna vez amé, retumbando hondo en las delgadas fibras de mi alma enajenada.
Camino con ritmo extasiado, y la orquesta de mis eternos fantasmas me abriga el devenir.
Dos trozos recojo:
el primero la intuición de mi última jugada
el segundo, la posibilidad de tu recuerdo por recordar.
Instantes de otro fuego y otra sangre.
El cielo que se dibuja sobre mí, y los trozos a los que me aferro, insinúan también a la brújula de mis vicios.
La luna, tu disfraz y el único rostro que yo no pierdo son el espejo de este universo que repite insaciable el lenguaje de mis deseos.
Con sigilo
Estoy hablándote a ojos cerrados sin pensar en el tiempo, sin respetar la mentira de añorarte, tampoco en la distracción de perderte.
No recuerdo el día- tal vez porque no existe- en que presa de mi suerte congelado me querían, inmóvil y encerrado.
Bien recuerdo la tranquilidad del momento, para rememorar el sinfín de sensaciones. Allí arrinconado la libertad es más grande que cualquier cadena. Allí también, reside la telaraña de mi mente que con calor recuerdo.
Por ello, con silencioso ritmo, me fijo en los detalles de esta historia que no deja de ocurrir, mi vida entera no tiene fin, eterno deseo.
Infinita vida,
mágicamente libre.
Sensación inconfundible fundida con sangre en el tiempo, embriagado por este trance despierto con única dirección posible la de tus fuegos.
Transita la piel universal,
A gravitatorios cielos por despejar.
Sigilosamente revelando el recuerdo de la justa locura de volver a imaginar esta realidad, caminando con tus sentidos exaltados confúndete en el aire.
Dispersar mediante el deseo, el valor de tus miedos.
Incandescente trasciende tu presente.
En total libertad, desentendido estoy conjurándote.
Rompiendo jaulas me pierdo, sin embargo, vuelvo sin miedo a la posibilidad de tu reencuentro sucediendo en todo momento a cada instante en la eternidad eternizante.
Artefactos
Las palabras tienen ritmo, tienen sentido, hablan de viejas historias, encienden como el fuego ideas de aventuras, símbolos que acechan en cada esquina. Todos los umbrales son pesados techos, murmurar para que lo que esconden las vibraciones a lo lejos no ataquen nuestros cuerpos, el silencio es sagrado.
[Mientras]
Intenciones, para no caer nuevamente en el ejercicio de sobredimensionar lo desconocido, hablaré de lo que conocible, de lo experimentable bajo la convicción de que somos, tanto ustedes como yo, seres que comunican.
Estas son mis intenciones, al escribir yo trato de comunicar.
Comunicar aquellos diálogos que antes de entenderlos, vivía en el futuro de nuestros amigos, esas tardes interminables maestras de nuestro tiempo, insaciables de vida volvíamos unas y mil noches a la reiterativa idea del porvenir, de la añoranza, la sangre y el amor.
Reiterativos y entrañables, mantengo todos los días esas reflexiones desde que mi memoria puede ir a atrás y adelante, como una brújula de mi existencia tus ecos en el universo. Esa es mi narrativa, dialéctica, presuntuosa a veces, también sencilla. Muchas veces indescifrable otras insoportables, pero es mía, pero también para ustedes.
Créase lo que créase, no busco la razón, ni la locura, simplemente que te entiendan al amante, fantasma, ilusión, en todas tus formas, en todas tus esencias, la vida y también el sueño, la muerte y el fuego.
Y entonces el tiempo.
Tiempo que no permite conjurar tus hechizos ni nombrar tu infinito nombre, inconcluso como mis sueños esquiva toda posibilidad de convocatoria, no por mezquina, sino por humana.
Innombrable como tus tonadas,
Tardía como mis habilidades,
Confusas como tus visiones,
Eres inagotable vida, ardiente conocimiento, muerte liberadora, amiga eterna, noctámbulo viajero en la tierna Tierra inflamable noche, estrellada.
El odio, la guerra, incontables muertes, gestos y tanta expresión humana digna de admiración, sin ojos, decapitada, sin cuerpo y violada, tu bosque asesinado, tus almas guerrilleras. Todas tus penas mi única lucha, mi promesa de felicidad inalcanzable, mi camino de pasiones eternas.
Esas son mis intenciones, recorrer las pieles de tu universo, escuchar los gemidos de tus galaxias, amar los fantasmas de tus hijxs, morir cien veces en el camino de lo imposible, y renacer con cada sol muerto.
Tu alma conecta los secretos del tiempo.
Vuelve mi alma inamovible
Tiempo
Obstinado a establecer mi relación con el tiempo, no puedo ignorar la sensación de enfrentar mi propio némesis, amante muerte y génesis. Mi relación con tan misteriosa duda, con tan insufrible dominación, realza la especial contradicción. Mis pensamientos alzados en contra de todos mis sentimientos.
La memoria y el tiempo, yo en el universo.
Aquellas sensaciones que se extienden en el sueño de recordar me transportan a la intuición de mi libertad. Entre la suerte inexorable de todos los instantes, y el destino irreductible que es la ilusión de mi vida, me vuelvo artefacto, me vuelvo tiempo, me vuelvo al universo.
Contemplativamente, me pregunto qué es el amor en el tiempo.
Acaso sólo el símbolo prostituido de mil imperios, cómo puede el amor situarse tan ajeno al tiempo. Intuyo – nuevamente –disociado de mis sentidos, que el amor es la locura del tiempo.
De erráticos movimientos, nace el amor libre.
Caótico,
Indescifrable,
Verdadero
Y
Eterno,
el amor fundido en el tiempo.
Libre entonces yo de la ilusión del vivir, amando el misterio del universo, desentierro los artefactos del alma dejados en el olvido y la obscuridad.
La dinámica de la vida, de todas sus existencias funde en mi fuego rítmicas alucinaciones, les llamo de distintas maneras pero persisten bajo el velo del misterio. Cuál es la relación entre este fuego y cualquier otro.
Paulatinamente la idea del tiempo se esconde en la sombra de nuestros días, invisible el amor que une nuestras fuerzas retrocede al momento de nuestras vidas.
Antes de cruzar la línea digo para mis adentros:
No debo temer al extravío de mi mente,
No debo creer que exista un fin,
Ni mucho menos ceder ante la posibilidad de ser real.
Soy un mentiroso segundo, pero mis pasiones eternas mantinen unidas todas mis partes los animales, las células, el cosmos, todos aquellos conceptos son una vida para imaginar. Las fuerzas de mil generaciones, son las constelaciones, y mi esencia fundida en ella es también el infinito transcurso del tiempo.
Se han caídos los cielos, y con ello los secretos inciertos.
El imposible futuro, el indecente presente y el invencible pasado no son más que la irreductible mentira de este instante.
Nace hoy el sol muerto, que alza su alma desde lo desconocido.
Donde tiempo y yo nos unimos, invisible de tanto movimiento.-