Capítulo 1
Él deseaba despertar el deseo en ella, pero ella no pensaba rendirse ante él. Dos personalidades apasionadas, dos mundos opuestos y un encuentro que puso en peligro sus mundos colisionando entre sí...
*** NARRA BELLA ***
Era una noche cualquiera de Diciembre, recuerdo que era un viernes. Me había quedado de ver con una amiga en un bar del centro de la ciudad, yo llegué primero que mi amiga, me senté en una mesa y ordené una copa de vino, mientras la esperaba me puse a responder unos mensajes de Whatsapp, cuándo de pronto empezó a llover, en ese momento un mesero me llevó la copa de vino mientras yo seguía en lo mío.
De pronto sin proponérmelo, algo me hizo levantar la vista, quizás porque sentí una mirada intensa sobre mí, fué entonces que lo ví a él, un hombre guapísimo rubio, cabello desaliñado lacio peinado hacia arriba y de ojos color verde esmeralda, él estaba sentado en un banco de los de la barra con su mirada fija en mí, no dejaba de mirarme, lo que me hizo moverme incómoda en mi asiento, pero al mismo tiempo no sé qué me pasaba que no podía romper el contacto visual con él.
Él levantó su copa sin dejar de mirarme y me hizo señal de brindar con una encantadora sonrisa, yo me quedé helada ante tal gesto de su parte, casi por instinto levanté mi copa y brindé con él rápido, entonces sonó mi celular y me volvió a la realidad, rompiendo en ese momento nuestro contacto visual.
Respondí mi celular, al ver que era mi amiga quién me llamaba.
- ¿Sí, diga? - respondí con normalidad.
- Bella, amiga vas a matarme, se me ha descompuesto el auto - me informó mi amiga Kate muy apenada.
- ¿Dónde estás, Kate?, Sí quieres yo puedo pasar por tí - le propuse en medio de su preocupación.
- Gracias amiga pero ya ha llegado mi papá a auxiliarme, te avisaba porque debemos esperar a que venga el mecánico y no podré llegar contigo a tiempo amiga, discúlpame Bella, en verdad, ¿Lo podemos reprogramar para después? - me pidió Kate con mucha vergüenza.
- Claro que sí, no te preocupes amiga, yo ya estoy en el bar. Pero lo dejamos para luego - le respondí en la actitud más tranquila posible.
- Gracias amiga, te llamo luego, un beso adiós - me dijo mi amiga, despidiéndose de mí.
Justo en ese momento, el atractivo hombre que llamó mi atención, llegó a mi mesa, descolocandome por completo.
- Tal parece que te han dejado plantada - pronunció él con una hermosa sonrisa.
- Eso en todo caso no es asunto tuyo - le respondí furiosa a la defensiva.
- Calma señorita, no lo dije para molestarla, de hecho ha sido lo mejor para mí, llevo unos momentos pensando cómo abordarte, por cierto soy ... - me dijo queriendo presentarse ante mí, cuando lo interrumpí.
- No me interesa quién seas, con todo respeto - le dije yo en actitud molesta.
- Está bien si no quieres saber mi nombre pero, al menos déjame invitarte otra copa de vino y pasamos un buen rato, o ¿Es que tampoco sabes divertirte? - me dijo riéndose descaradamente de mí.
- Claro que sé divertirme y sólo para que no digas los contrario, te daré el privilegio de que me invites algo de tomar - le respondí con descaro.
- Excelente, ¿Qué quieres tomar? - me preguntó él, en un tono muy caballeroso.
- Lo qué estés tomando tú - le dije un poco más relajada.
- De acuerdo - él le hizo una señal al mesero y nos fué a tomar la orden.
Minutos después, se apareció el mesero para llevarnos una botella de ron, un refresco de cola, una charola con hielo y un platón de carnes frías cómo botana.
Él muy atento, me sirvió la bebida y se sirvió la suya, yo estaba muy nerviosa y no sabía ni qué decirle, estaba pensando que era una mala idea, haberle aceptado tomar con él, de pronto, él puso su mano sobre la mía en la mesa, causando un estremecimiento de todo mi ser, después me miró con su mirada encantadora y por unos segundos que me parecieron eternos, hasta qué se animó a decir palabra.
- Señorita, perdón por ser atrevido, pero ¿Puedo preguntar quién en su sano juicio, dejó plantada a una dama tan hermosa? - me preguntó él, con un tono de voz muy seductor.
- Había quedado de verme aquí con una amiga. Al final tuvo un imprevisto y por eso es que terminé aquí sóla tomando con usted joven - le dije con una sonrisa.
- Vaya logré mi primer objetivo de la noche que era sacarte una sonrisa - me dijo él coquetamente.
- ¿Y qué hace un seductor cómo tú, aquí sólo en un bar un viernes por la noche? - le pregunté yo con curiosidad.
- Esperando conocer a alguien interesante y no me equivoqué al venir aquí hoy, pues te he encontrado a tí - me dijo con un semblante que denotaba su alegría.
- Pues brindemos por el gusto de habernos encontrado - le dije yo, levantando mi copa.
- Salud, por el destino y por ésta hermosa coincidencia - me dijo él levantando su copa.
Brindamos y seguimos manteniendo una línea de plática muy casual, hasta que después que se nos pasara el tiempo volando, trago tras trago, nos íbamos deshinhibiendo más. Él me propuso bailar a lo que yo acepté, de pronto nos encontramos bailando, estaban tocando música disco, nos dimos vuelo bailando mucho rato, después volvimos a sentarnos a la mesa para seguir tomando, yo moría de risa no sé si producto de esa loca noche o del alcohol, alargue mi mano hacia la botella y le rellené a él su copa.
Él río divertidamente y me preguntó :
- ¿Estás con ganas de emborracharme, para aprovecharte de mí?
- Tratando de emborracharte sí, de lo otro dependerá sí quieres tú, que me aproveché de tí - le respondí con sensualidad en mi voz.
Seguimos tomando un trago tras de otro, hasta que de pronto producto del alcohol, me empecé a sentir con mucho calor. Entonces sin pensar me llevé la mano a mi vestido y desabroché los primeros dos botones, dejando verse un poco mis pechos por la abertura. Él se levantó de la silla, por instinto y se acercó lentamente a mí.
- Creo que ya estás muy borracha - me dijo él riéndose y tomando mi mano, para impedir que me desabrochara más botones.
- Pensé que te gustaba lo que veías, ¿Quieres que pare, en serio? - le pregunté con ojos de tristeza.
- Claro que no, sí por mí fuera podrías sacarte el vestido por completo, para ver qué lencería llevas debajo, pero no estamos en el lugar adecuado - me respondió él un poco nervioso.
Noté cómo él me miraba cómo una fiera inquieta, pero quiso controlarse inútilmente pasándose la mano por por cabellos, en señal de estar meditando la situación. De pronto me besó, arrebatadamente, cómo un lobo hambriento, mordiendo y succionando mis labios, su lengua se deslizó dentro de mi boca con una maestría impresionante, dejándome fuera de juego inmediatamente, nunca me había sentido tan excitada con un solo beso, después de perderme en el paraíso de su boca, nos separamos para tomar aire y para tomar más vino.
- Sabes endiabladamente bien - me dijo él con una mirada lasciva.
- Debe ser el vino - le respondí con timidez.
- No es el vino, eres tú. No sé ni siquiera tú nombre y tampoco quiero saberlo, sólo sé que te deseo desesperadamente - me dijo él poniéndome nerviosa.
- Me pasa lo mismo contigo, deberíamos ir a otro sitio - le propuse yo, directamente.
- Pues vayamos, hagamos un trato. Nada de nombres, nada de preguntas personales, nada de contarnos secretos, sólo una noche y ya está, lo que pase hoy, quedará ahí ¿Qué me dices? - me preguntó él, seductoramente y me tendió la mano a fin de que yo se la estrechara para cerrar el trato.
- Está bien, es un trato - le dije con seguridad y estreché su mano.
- Permíteme entonces - me dijo él y desapareció en la penumbra del bar.
Yo me quedé sentada en la mesa y él se dirigió a la barra a pagar la cuenta, después de unos momentos él, volvió y me abrazó por la espalda besando mi cuello, mis hombros, hasta llegar a mi clavícula con desesperación, hasta que me puse en pie y caminamos despacio hasta la puerta del bar. Ahí nos detuvimos en la entrada para esperar a que el valet parking le llevará su auto a él, mientras nos seguíamos entregando apasionados besos y caricias que cada vez subían más de intensidad, minutos después nos llevaron el auto y nos fuimos del lugar, él me preguntó si quería algo más de tomar antes de ir a un lugar un poco más privado, a lo que yo le respondí que sí. Él se detuvo ante una tienda de vinos y licores, mientras yo lo esperaba en su auto, después de un rato se apareció con una bolsa de botana y con dos botellas de vino, para dirigirnos finalmente a nuestro destino.
Pasamos por la zona hotelera, dónde estaban los hoteles de lujo y me dió a escoger alguno, mientras con una mano sujetaba el volante y con la otra me agarraba la entrepierna subiendo y bajando su mano, situación que me estaba desquiciando y me quitaba de la mente lo de escoger el hotel, al fin me decidí por uno, él se desvió del camino para tomar el estacionamiento del hotel.
Bajamos del auto en el estacionamiento, con las bolsas de las botellas y la botana, le dimos la llave del auto al valet parking y después yo esperé sentada en un sillón del lobby, mientras él reservaba la habitación, cuándo al fin lo hizo fué por mí, me tomó de la mano y nos dirigimos al ascensor, dónde no se hizo esperar la pasión y él nuevamente al encontrarse a solas conmigo volvió a devorar mi boca con intensidad y devoción, mientras sus manos masajeaban mi espalda exquisitamente, no tardamos en llegar a nuestro piso y de pronto nos encontramos en la habitación #401 dónde, de inmediato al abrir la puerta, seguimos besándonos cómo dos locos desesperados, entramos torpemente a la habitación y él soltó las bolsas de las cosas en un sillón, mientras yo me separaba de él y me despojaba de mi vestido sacándolo por completo por encima de mi cabeza, quedando expuesta frente a él en sólo mi ropa interior.
- Bien ya estamos aquí, espero que me des lo que quiere una mujer - le dije mirándolo con deseo.