Prefacio.
—Claramente no estás lo suficientemente sobrio para poder seguir hablándote... —Grito, sus sombríos ojos no me dejan respirar con tranquilidad, están tan rojos.
—Cállate, tú no tienes derecho a decirme nada...
El coraje crece cada vez más, de una manera que ya hace unos meses atrás no recordaba.
Aprieto mis puños por milésima vez, mi padre logra sacarme completamente de mis cabales.
—Dios, Owen, basta —Mi mamá por fin decide hablar. Mi padre le mira mal.
— ¿Quieres discutir, Destino? —Mi mamá me mira con consuelo.
—Es lo último que necesito.
—Ah, claro, ahora quieres hacerte la digna.
No resisto más, ese ya no se vuelve un problema mío, a pesar de que un nudo se ha creado en mi garganta, camino por el pasillo y llego a mi cuarto, poniéndole el pestillo a la puerta.
Me recuesto en mi cama, giro mi vista y abro el cajón de mi mesa de noche. Observe detenidamente ese pedazo de metal afilado arrumbado entre unas cuantas libretas, papeles y cachivaches. Rasco mi nuca por la ansiedad que esta creciendo.
Hace meses que no pienso en cortarme, o al menos, que no lo hago. Suspiro y cierro el cajón, no le veo necesidad de cortarme por una estúpida discusión con mi ebrio padre.
Tomo mi celular y un mensaje de Becca me llega entonces.
" Hola, oye, ¿cuándo es tu graduación? "
Suspiro.
Vaya, soy de las pocas personas que por nada en el mundo echará de menos a sus compañeros.
" Es el viernes, pero en la mañana. ¿La tuya? "
Aviento mi celular a un lado... y casi inmediatamente vuelve a vibrar...
" Claramente corremos con suerte... Irás a mi graduación "
Estaba más que claro que era para ella una orden... y de un modo u otro terminaría yendo.