Uno
-Astrid. ¿Entonces te ascenderán?-Pregunta Sara curiosa mientras le da un sorbo a su taza de café.
-No lo sé aún. Porque el jefe está entre nosotros dos.-Digo cansada.
-¡Pero si tú llevas más tiempo en la empresa!-Recalca Megan rodando los ojos.
-Eso es, amiga. No puede venir uno de la nada y ahora a ver cuál de los dos elige.-Dice Sara molesta.
-Lo sé, pero se ve que el padre del chico es socio en la empresa. El jefe ha sido claro con nosotros dos.-Digo apenada por la situación.- El que primero consiga esas tierras, tendrá el puesto.
-Menuda tontería.-Dice Megan.-¿Entonces tus seis años a la basura por un niño de papi?
Asiento con la cabeza levemente mientras como mis crepes.
-Pues no me parece justo, Astrid.-Comenta Sara sinceramente.
- Lo sé, por eso debo conseguir esas tierras como sea.-Admito un poco desesperada.
Me quedo unos minutos apartada del desayuno mientras contesto varios mensajes y correos. Estoy hasta el cuello de trabajo, siento que todos estos años se ven afectados por una persona que tan solo lleva dos meses en la empresa. Siento como la rabia crece dentro de mí de tan solo pensarlo. ¿Qué más podía hacer? literalmente nada, era el hijo de uno de los tantos socios que había. Y por lo que se comentaba en la empresa, daba bastante dinero al año. Suspiro con pesadez y me sobresalto al escuchar a mi amiga.
-¡Lo tengo!- Suelta Megan emocionada.-¿Y si lo seduces? para que baje la guardia. Eso suele funcionar.
-¡Dios, pero que idea tan buena!-La halaga Sara está vez.
-Sí, es buena idea para una película de Hollywood.-Comento divertida.
-Anda ya, si es fácil. Lo puedes seducir con tu maravilloso cuerpo. Es una herramienta poderosa que tenemos las mujeres.-Comenta Megan de nuevo pensativa mientras se rasca la barbilla, para hacerse más interesante aún.
Río entre dientes ante su loca idea.
-¿Cómo voy a seducir a alguien al que no le caigo bien, Megan?-Pregunto tontamente.
Ella chasquea la lengua molesta.
-Yo sólo doy ideas. ¿Vale?
Le doy una sonrisa sincera y me despido de ellas, no sin antes acabar mi taza de café rápido. Ya que llegaba tarde al trabajo si no me apuraba.
Me dirijo hacia el auto que anda aparcado fuera y no demoro en montarme, para después ir directa a la empresa a trabajar. Tenía mucho lío hoy, y si no me apuraba de nuevo saldría demasiado tarde.
Una vez que dejó aparcado el auto, voy directa dentro, escucho como suenan mi tacones en cada pisada. Mujer apoderada me llamaban. Río en mis adentros. Le doy una sonrisa a Lucía una de las secretarias del señor Billie. Y toco la puerta ligeramente, escucho desde dentro un "pase", y me adentro. Cuando visualizo a Noah Muller sentado de brazos cruzados y hablándole alegremente a Billie. No puedo evitar bufar molesta y rodar los ojos. ¿Por qué este cretino debe de estar en todos lados? y siempre jodiendo.
Tomo asiento y finjo una de mis mejores sonrisas a Noah y después a Billie.
-Señorita Grayson. Está deslumbrante hoy.-Dice Billie amablemente.
-Puedo decir lo mismo de usted, Billie. Se ve espectacular.
Escucho como Noah carraspea con la garganta.
-¿Cuál será el trabajo de hoy?-Pregunta Noah directo hacia Billie.
Además de imbécil, también es grosero el niño de papá.
-Bueno, ya que están aquí los dos. Me gustaría que fueran juntos a visitar una casa con tierras que se encuentra a las afueras.-Comenta mirando un papel con algo escrito.-Parece que el dueño murió hace relativamente poco. Y por ende, eso pasó a los sobrinos que no tienen ningún interés en la casa, según dicen los vecinos.
-Entonces, será muy fácil conseguirla.-Dice Noah encogiéndose de hombros.
-Pues depende si no ponen muchas pegas a todo y de que ellos estén dispuestos.-Comenta Billie de nuevo, mientras escribe algo en el papel arqueando una ceja.
-Tranquilo, Billie.-Le digo tranquilamente.-Para está tarde o noche, tendrás esa casa junto a las tierras. Haré un buen negocio, ya verás.-Digo con confianza, a lo que él sonríe.
-No me esperaba menos de usted, Grayson. Sorpréndeme de nuevo.-Dice riéndose.
Me despido de Billie para después salir y ver dónde se encuentra esa casa, veo como Noah me sigue detrás. Espero a que el ascensor suba al 4 piso, apoyándome de lado en la pared.
-Espero que no la cagues con la última vez, Grayson.
Ruedo los ojos molesta, y cambio de posición hasta que lo veo de frente. Le echo un rápido vistazo. Es atractivo, no se puede negar eso, su pelo negro como el carbón, ojos color azul, mandíbula perfectamente marcada, barba recortada y perfecta. Y sin hablar del cuerpo, parecía esculpido por los mismisimos dioses.
-No la cagué, me faltó al respeto.-Dije intentando mantener la calma.-¿Acaso no te acuerdas? ¿o tan estúpido eres hasta para eso?
-No, no soy estúpido.-Dice entrando al ascensor junto a mi, para después proseguir.-Solo sé callarme la boca cuando no debo hablar.-Dice con una sonrisa fingida.
-Ese hombre me llamó prostituta.-Dije indignada.-¿Acaso te parece bien eso?
-No me parece bien, Grayson.-Dice haciendo una respiración honda.-Pero se notaba que el hombre no estaba en sus cabales. Y a veces, la ignorancia es mejor.-Comenta observándome duramente con su fría y déspota mirada. Doy el tema por zanjado y salimos del ascensor a la vez, así que chocamos. Escucho como suelta un gruñido y cede a dejarme pasar primero, por lo cual sonrió victoriosa. Noah Müller, te voy a pisotear como un maldito gusano.
-Vamos en mi auto, sígueme.
Suelto un bufido molesta y me sigo hasta su auto. Una vez que estamos subidos pone el GPS que nos llevará a lugar. Es un silencio incómodo el que se palpa en el ambiente, pero las palabras no me salen con él. Tampoco es que tenga muchas ganas de hablar, pero, un mínimo de humanidad tengo, cosa que él no. Yo no toleraría que alguien llamará prostituta a ninguna mujer, ni hombre. Cada uno tiene el derecho de ganarse la vida como le de en gana, porque no sabemos en qué situación se pueden encontrar o que faltas tienen en su casa.
-¿Y cuántos años llevas en la empresa?-Pregunta con curiosidad.
-¿No te lo ha dicho tu querido padre?- Contrataco con otra pregunta.
Veo de reojo como aprieta el volante con fuerza.
-Deja de meter a mi padre en todo, Grayson. No sabes una mierda de nada.
Me quedo sorprendida ante su cambio de actitud.
-Sí, solo sé que alguien que lleva dos malditos meses quiere quitarme el maldito puesto. Qué llevo luchando durante casi siete años.-Suelto molesta cruzandome de brazos.
-¡No quiero robarte nada!-Exclama haciéndose el ofendido.-Tenemos el mismo derecho de ese puesto.
Ahora la ofendida soy yo.
-¿Cómo que el mismo derecho?-Pregunto con indignación.-De verdad que eres un completo imbécil.
-Habló la señora perfecta, la que cuadra todo a la perfección y la que engaña a los vendedores.
Me giro en su dirección acuchillandolo con la mirada.
-¡Yo no engaño a nadie, Müller!-Digo totalmente fuera de sí.-Solo pinto las cosas de manera bonita.
-¿Y eso no es engañar?- Suelta una carcajada en mi dirección.
-No lo es. Somos compradores, para eso estamos y es a lo que nos dedicamos.-Digo abriendo la ventanilla un poco para respirar aire fresco.
-Astrid Grayson, debes saber cuando perder. Y hoy has perdido.-Dice aparcando el auto en una gasolinera y bajándose sin darme tan si quiera una última mirada.