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˗ˏˋ dance with me tonight ˎˊ˗ ᵒⁿᵉ ˢʰᵒᵗ ᵏᵒᵒᵏᵐⁱⁿ

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Summary

Jungkook es el Príncipe de Busan y el descendiente del Reino. Jimin es un aldeano común. En el casamiento, Jimin se ve obligado por su hermana a fingir ser ella, reemplazarla y bailar una canción con el Príncipe. Sin embargo Jungkook queda enamorado de esos ojos indiferentes. ❝ Baila conmigo esta noche. Bailemos hasta que mis pies me ardan y hasta que llegue la mañana ❞

Genre:
Romance / Drama
Author:
koolovelyy___
Status:
Excerpt
Chapters:
1
Rating:
n/a
Age Rating:
16+

⩩ ꗃ única parte 𓂅 ࣪✦ 𓄼

Mi nombre es Jungkook. Soy el Príncipe de Busan.
Esta tarde se organiza el baile de primavera.

Mi padre quiere que conozca una chica con la cual pase el tiempo y me acompañe a las reuniones familiares.

Desde hace años no tengo una pareja.
Hace 3 años mi antigua pareja. La princesa de Ilsan me engañó con un hombre del pueblo. No la culpo.

No soy de abrirme mucho con las personas. Menos con una desconocida como aquella princesa.

Mi madre dice que he madurado, que debo conseguir pronto una princesa o alguna mujer del pueblo para casarme y finalmente convertirme en el rey.

Escribo este texto mientras las sirvientas del castillo me arreglan para esta noche...Simplemente Espero que todo salga bien.

— ♡

Mi nombre es Jimin. Vivo en el pueblo y trabajo con mi madre a vender sus finas telas de ceda a el Rey y la Reina de busan.

Vivo cerca del castillo, y lo que más amo en esta vida es ver el pueblo desde la cima.

Las pequeñas antorchas brillan a lo lejos. El frío aire te envuelve hasta tomar un glorioso resfriado.
Los grillos entre el bosque chillan rompiendo el silencio de el pueblo dormido.

Se preguntan.
¿Cómo un simple aldeano podría tener la oportunidad de ver esa preciosidad?

Una noche mientras mi madre mostraba su tela a la bella Reina, subí a el último piso del castillo por unas escaleras en espiral.

Llegue a una terraza adornada sólo por una vieja antorcha. Y así descubrí el momento más precioso de mi vida.
Deseaba poder admirarlo durante toda mi vida.
Sin embargo, por los azares del destino, sólo soy un pueblerino más.

Ese día tuve un gran castigo de mi madre. Y perdí un par de monedas que tenía ahorradas.
Aún recuerdo sus frías y estrictas palabras.

“Estas castigado de porvida, Jimin. Ofendiste a la Reina en su propia casa, y me faltaste el respeto a mi. No mereces tener ni una moneda por desobedecer. Siempre has sido una vergüenza a la familia con tus destrozos.”

Y bien dice mi madre. Siempre fui la vergüenza de mi familia por mis destrozos.
Desde pequeño era imperativo y travesuriento.

Una tarde me perdí jugando en la playa, unos hombres me encontraron a altas horas de la noche jugando y corriendo por la densa arena.
Me llevaron a mi casa y mi madre me castigó.

Un día, a mis 8 años, mi madre me envío a entregar una seda. Yo jugaba con la paja en el suelo de las vacas. Alze la vista y me encontré con un hombre. Este llevaba una gallina en los brazos.

— Te vendo esta gallina — Me dijo con su semblante serio y yo le vi inocente.

— No tengo monedas para pagarle — Le respondí intentando seguir mi camino pero el hombre prosiguió.

— Dame esa tela. Mi cara está sucia y debo limpiarla, niño — Dijo llamando mi atención.

Mi Hermana mayor tenía cierto amor a todo tipo de animal. Supuse que le gustaría tener una gallina entonces asentí inocente y entregue la tela a el hombre.

Llegué feliz a casa cargando a la gallina en mis brazos que ahora tenía nombre. Kerry.

— ¡Mira mamá! ¡Ella es Kerry! — Le grité con una sonrisa mostrando la gallina.

Al pasar la puerta Mamá me vio mientras cocinaba en la fogata. Su entrecejo se fruncio y solté a la gallina de mis brazos.

— ¡Corre! — gritó mi hermana y obedecí. Corrí lo más que pude escuchando tras mío a mi mamá gritarme mientras yo reía.

Luego de unas horas volví a casa exhausto de jugar y mi madre me recibió con una gran sonrisa. La vi confundido y fruncí el ceño.

— Jimin. Hijo, ven a comer — Me dijo señalando la mesa de madera donde mi hermana estaba ya sentada.

— ¿Que pasó? — Le pregunté a mi hermana y está intento hablar pero mamá la callo.

— Silencio Eun. No quiero que hablen en la mesa — Dijo mi madre mientras nos veía por su hombro y caminó a nosotros con dos platos.

Dejó estos en nuestros respectivos lugares y se sentó en el centro de la mesa. Nos vio alzando una ceja.

— Come. Jimin. prepare caldo para ti. Debes estar cansado después de pasar la tarde jugando — Fingió una sonrisa y pude notarlo.
Volví la vista a mi hermana y está hacia una mueca viendo el plato de comida.

Con miedo probé el caldo y una pequeña sonrisa apareció en mi rostro. Sabía muy bien.

Seguí comiendo deleitándome con el rico sabor del guisado de mamá. Siempre ha sido el mejor.
Unas palabras me hicieron desear escupir todo lo que mi estómago cargaba.

— Kerry sabe rica ¿No es así, Jimin? — Dijo burlona y se levantó de la mesa. Mi estómago se revolvió del asco.

— A tu padre le encantará el caldo de pollo que Jimin consiguió para el — Dijo indiferente y yo salí corriendo a vomitar.

— Así aprenderás que no debes vender la tela de mamá. Perdí ese par de monedas por una simple gallina, Jimin — Le escuché mientras vomitaba.

[...]

— ¡Niños Park! — gritó la madre de Jimin entrando a su habitación y abrió las ventanas de madera.
De sus camas jaló la cobija de ambos y los rayós del sol golpearon sus rostros.

— ¡Levantense. Hoy es el baile de primavera! — anunció revisando un cajón de ropa.
Saco de este unos pantalones negros y una camisa abultada blanca.

— ¿Y qué? ¿Que de bueno tiene la primavera para hacer un baile? — Dijo Jimin limpiando sus ojos y se sentó sobre la cama.
Su madre le lanzó la ropa en la cara.

— Ve a bañarte, Park Jimin — gruño la mujer dejando un vestido blanco en la cama de Eun.

— Sólo acompañaras a Eun. El príncipe Jeon esta buscando una novia — Dijo la mujer.
Jimin brinco de la cama y corrió a bañarse.

Volvería a ver ese precioso balcón.

[...]

— ¡Jimin ah! — gritó su hermana desde el baño y Jimin rápido fue a ella.

— Debes de ayudarme — Le dijo angustiada. Jimin rió.

— ¡Apresurate! ¡Muero por ver el pueblo desde el castillo — Dijo Jimin dando brincos y haciendo puños en sus manos.

— Mark quiere verme. ¡Finge ser yo en el baile! — Susurró la castaña en la puerta del baño y jaló el brazo de su hermano dentro de este.

— ¡Eun no quiero verte desnuda! — soltó un gritillo y si hermana rió.

— ¡No pienso hacerlo

— No estoy desnuda. Sólo será un baile y te vas. Ahí está la ropa. Vístete y vete, Mamá fue a entregar una seda — Dijo Eun saliendo del baño y Jimin la vio asustado.

Sólo tenía dos opciones.
Asistir vestido de mujer a el castigo y probablemente alguien le reconociera o dejar a su hermana con un enorme problema.
Prefirió la primera opción por proteger a su hermana.

Se desvistio para después tomar las medias largas y ponerselas. Seguido se puso el vestido esponjoso de su hermana, un corsé que ajustó perfectamente a su cuerpo y unas botas negras.

— Jimin. ¿Listo? — Dijo Eun tocando la puerta.
Jimin salio despacio y nervioso.

— ¡Te ves precioso, Jimin — dijo la castaña dando brincos. Jimin viro los ojos.

Su hermana tomó un antifaz y lo puso en sus ojos.
Seguido le puso sus mejores joyas.

— Muchísimas gracias Jimin — Dijo Eun entusiasmada y tomó un ábaco blanco.

— Sólo un baile y regresas a casa, recuerdalo — Abrazó el torso de su hermano.

Jimin trago seco y caminó hasta el castillo.
En este gente ya entraba en aquel y otros charlaban afuera mientras tomaban una copa.

Al interior del castillo una banda de Jazz tocaba y Jimin sonrió en el ábaco al escuchar.

El castillo era hermoso. Los pisos eran brillosos y con mosaicos en estos.

Un par de parejas ya bailaban al centro del castillo. Jimin sonrió y mecio su cuerpo al son de la música.

A lo lejos un par de hombres le veían mientras fumaban un porro, Jimin trago seco y desvío la vista.

Tomó una copa de un mesero que las ofrecía y tomó un poco bajo el ábaco.
La música paro y la Reina apareció al centro del castillo.

— Queridos invitados y gente del pueblo. Orgullosamente quiero presentarles a mi hijo y futuro heredero — Anunció la mujer golpeando su copa con una cuchara.

El príncipe bajó las largas escaleras sonriendo y saludando a el pueblo. Al terminar estas se paró a un lado de su madre y todos callaron.

En las manos de Jimin se resbaló aquella copa y se rompió en el suelo llamando la atención del público callado.

— ¡Oh Dios mío! ¡Lo siento tanto Reina! — Dijo Jimin haciendo una reverencia a la mujer y está sonrió.

— No se preocupe Jovencita — Dijo sonriendo y el rubio trago seco.

Jungkook al lado de su madre sonrió levemente y bajó la vista.

— Por favor prepárense un buen lugar y permitanle a mi hijo encontrar alguien con quien guste bailar. ¡Disfruten! — La Reina sonrió y dio unas palmadas en el hombro de su hijo.

Una pista suave comenzó a sonar y Jungkook hizo una reverencia a los invitados.
Pasó su vista por ellos.

Muchas mujeres y jóvenes le gritaban llamando su atención, extendían su mano a el, pero el príncipe les ignoró y sonrió.

A lo lejos una chica terminaba una copa y se la entregó a el mesero. La misma que había interrumpido el discurso de la Reina.

Caminó lento a ella y arregló su antifaz.

— ¿Quieres bailar conmigo, primor? — Le dijo Jungkook a su oído y posó sus manos en su espalda baja.

Jimin se giró enseguida y le vio asustado.

— N- No — Dijo asustado. Jungkook rió.

— ¿Estas rechazando a tu príncipe? — Jungkook ladeó su cabeza y tendió su mano a Jimin.

El rubio rápido recordó aquella vista en el castillo y asintió a la propuesta.

Tomó la mano de Jungkook y este le guío a el centro del reino.
Llevó una de sus manos a la cintura de Jimin y la otra la entrelazo con la suya.
Jimin rodeó levemente su hombro y sonrió.

— ¿Tienes un nombre? — Preguntó Jungkook meciendo el cuerpo de Jimin en el vals.

— ¿El príncipe tiene uno? — Dijo Jimin y sonrió.

— Jeon Jungkook. Príncipe y próximo Rey de Busan.

— Jimin.

El pelirrojo le vio confundido para después reír.

— ¿Algún apellido? ¿Ocupación? — Preguntó Jungkook.
Jimin negó con la cabeza.

— Sólo Jimin — Dijo seco.
— Y tengo que irme cuando termine esta canción — Dijo sonriendo y la canción finalizó.

Quitó el agarre de Jungkook en su cintura y hizo una reverencia a punto de irse, Jungkook tomó su muñeca.

— Espera. No te vayas — Dijo suave y Jimin le vio confundido.
— Tus ojos...Me encantan tus ojos, no me quites el privilegio de verlos esta noche, Jimin — Dijo suave acercandolo por la cintura.

— Baila conmigo esta noche, Jimin — susurró a su oído y Jimin sonrió.

Una canción más empezó a sonar. El par bailaron vals suavemente y coordinados.
Estaban perdidos en los ojos del otro que olvidaron el resto de personas en la fiesta.

Jungkook les vio de reojo y jaló la muñeca de Jimin.
Lo llevó fuera del castillo y le guió a unas escaleras.

— ¿A donde vamos? — Dijo Jimin riendo. Jungkook le ignoró.

Aquellas escaleras llevaban a lo alto del castillo. Jimin quedó perdido en la vista mientras Jungkook le llevaba de la muñeca.

— E-Es precioso — soltó en un suspiro y el príncipe sonrió.

Llegaron a un balcón del gran castillo y Jimin sonrió en grande.
Recargo ambas manos en el balcón de piedra frente a el y quedó viendo el pueblo.

Jungkook le veía con su barbilla apoyada en su mano y suspiró.
Tuvo un impulso y en un paso se acercó hasta Jimin. Tomó su rostro suavemente y pegó sus labios a los de Jimin.
El rubio al instante y tontamente el beso. Cerró sus ojos y acarició las manos del príncipe.
Por falta de aire Jungkook se alejó levemente y volvió la vista a los ojos aún cerrados de aquella “chica”.

— Eres tan bonita — soltó en un suspiro y Jimin trago seco. Y abrió enseguida los ojos.

— Lo siento debo irme — dijo Jimin arreglando el vestido y cubrió su boca con el ábaco.

— Espera. ¿Cual es tu apellido? — preguntó Jungkook.
Jimin suspiró exhausto y volvió la vista a el pueblo.

— Park

Y diciendo eso alzó un poco el vestido para no tropezar y bajó las escaleras a la entrada del castillo.

Se fue corriendo y un par de personas le vieron.
Después salió tras el Jungkook pero su madre lo llamó.

— Deja que se vaya, hijo. Que maleducada en no despedirse — dijo indiferente la madre y revoloteo el ábaco en su rostro.

— Hijo. Ella es la princesa de Daegu. Nos vino a visitar al saber que estas buscando pareja. Su nombre es Nancy Jewel McDonie — Jungkook soltó un sonoro suspiro y fruncio el entrecejo.

— Tratala bien y se amigable, vino desde lejos en carroza sólo para verte — dijo la mujer. Detrás de ella estaba la castaña y sonrió de forma tierna a el príncipe este viro los ojos.

Charló por unas horas con el príncipe. Le hablo de sus intereses y metas. Jungkook le escuchaba atento pero tenía la cabeza perdida en los ojos de aquella “chica”.

— ¿Que quieres hacer de tu vida? — Le preguntó atenta y revoloteo su ábaco.

— ¿Sabes? No puedo pensar bien cuando estoy cansado. Así que me iré ahora. Ten linda noche, Nancy — tomó su mano suavemente y plantó un beso en esta para después ponerse de pie e irse.

Al llegar a su habitación prendió una vela en la mesa de noche y suspiró, se lanzó en la cama y quedó viendo el techo.

— Park Jimin — Solto en un suspiró y cerró sus ojos.
Segundos después quedó dormido recordando esos lindos ojos que le volvieron loco.

Jimin llegó corriendo a su casa y con un capa cubriendo su cabeza.

Su madre dormía en su habitación y su hermana en la suya.
El rubio entró rápido y cerró despacio la puerta con cuidado de no hacer ruido.

— Eun. Dios Santo ¿Como pudiste hacerme esto? — susurró Jimin quitando sus zapatillas, seguido el corsé que adornaba su estrecha cintura.

— ¿Como te fue con el Príncipe? — dijo su hermana adormilada y se sentó sobre su cama.

— No lo se. No se que es lo que siento. Estoy tan confundido — sólo en un suspiro y se hundió en la cama.

— ¿Donde le dijiste que estaba a mi madre? — susurró viéndola desde su cama.

— Le dije que fuiste a buscar frutas al bosque — dijo indiferente, se recosto en su cama, se giró a su hermano y sonrió.

— ¿Era guapo? — dijo su hermana riendo y Jimin rió incómodo.

— Es muy guapo — dijo Jimin serio y Eun golpeó su brazo.

— Dios mío, eres un descarado — dijo entre risas y acarició su mejilla.

— Duerme hermanito. Se acabó el cuento de hadas, mañana será otro día pesado — dijo Eun triste y se giró en la cama.

Jimin apagó la antorcha con un trapo húmedo.
Se giró a la ventana y quedó viendo la linda Luna resplandeciente.

Los insectos se escuchaban claramente en la noche acurrucando a Jimin. Este cayó dormido.

— ♡

Al siguiente día a primera hora Jungkook se levantó y tomó un baño frío.
Se vistió rápidamente y bajó a la cocina.

— Buenos días Songyoon — dijo el príncipe arreglando su traje y tomó una manzana de la cocina.

— Buenos días Joven — dijo la cocinera mientras cortaba papás.

— ¿Mis padres? — preguntó pasando su vista por la cocina. La mujer sonrió y señaló la sala de estar.
Jungkook copio el gesto y fue a ellos.

— Hijo. Buenos días — dijo su madre girandose un poco en su asiento, Jungkook se agachó a su altura y la mujer dejó un beso en su mejilla.

— Quiero ir al pueblo — soltó sentándose en una de las sillas. Su padre despejó la vista del libro en sus manos y lo vio alzando una ceja.

— ¿Qué? — dijo el hombre viéndolo fijo y Jungkook asintió.

— Esa chica. Con la que baile anoche. Me gustó demasiado. Quiero ir a buscarla — dijo con su cabizbajo y mordió su manzana.
El Rey y la Reina rieron confundidos.

— Esta bien cariño. Estos chicos de ahora — bufo el Rey y volvió la vista a el libro.
Jungkook sonrió en grande.
Dejó un beso en la mejilla de ambos y salió corriendo del castillo.

Tomó su más lindo caballo y puso una montura sobre el.
Felizmente montó en este y lo encaminó a el pueblo.

— Buenos días hombre — dijo llamando la atención de un hombre que vendía pan. Este hizo una reverencia a Jungkook.

— ¡Príncipe! ¿Que hace en este feo pueblo tan temprano? — dijo el hombre riendo. Jungkook sonrió levemente.

— Vengo a buscar a la próxima Reina — dijo con una gran sonrisa.
El hombre asintió y lanzó un saco pan a sus brazos.

— Llevaselo a la próxima Reina y que me recuerde por eso cuando este en el reinado — dijo el hombre haciendo una reverencia. Jungkook sonrió y siguió su camino.

Pasó una hora y este ya estaba exhausto de tanto buscar.
Esperaba en la sombra a una casa mientras comía un pedazo del pan del que le dio aquel hombre.

A lo lejos vio a un chico tocar un par de puertas en el pueblo y entregando tela a las personas. Aquel suspiró exhausto y limpió el sudor en su frente con un trapo.

Jimin volvió la vista a un lado encontrándose con el príncipe de aquella noche viéndole mientras sonreía levemente. El pelirrojo le saludo agitando su mano y Jimin corrió lejos.

¿Lo había reconocido?

Nuevamente y ya cansado el príncipe tomó su caballo y lo montó.
Luego de unos minutos paró con un hombre que vendía fruta y bajó de su caballo

— Deme una pieza de cada fruta — dijo indiferente y acarició a el caballo.

— ¿Príncipe Jeon? — preguntó el hombre y Jungkook rió.

— Soy Jungkook antes que un Príncipe — respondió el pelirrojo riendo y el hombre hizo una reverencia.

— Tome la fruta que quiera. Es un honor que compré en mi puesto — dijo el hombre entregando un costal con fruta. Jungkook negó con la cabeza.
— Sería un aprovechado si hago eso — dijo sacado un par de monedas de un bolso y las entregó a el hombre.

— Mejor dígale a su príncipe cual es la casa de los Park — dijo Jungkook sonriendo y tomó el costal de frutas.
El hombre rió viéndolo y señaló una casa a unos metros.

— Gracias — sonrió y tomó un lazo que sostenía el caballo.

Caminó lento a la casa y arregló su traje. Antes de tocar a la puerta Eun abrió la puerta y fruncio el entrecejo al verlo.

— ¿Quién eres? — lo vio alzando una ceja. Jungkook rió.

— Jeon Jungkook, el príncipe...¿Park Jimin vive aquí? — preguntó Jungkook intentando ver el interior de la casa.
Eun cerró la puerta en su cara.

— ¿Quién es, Eun? — dijo su madre y se giró un poco a ella. La hermana de Jimin respiraba fuertemente.

— ¡Nadie! — dijo asustada y pego su espalda a la puerta.
Jungkook volvió a tocar esta.
La madre quitó a Eun de la puerta y abrió esta.

— ¡Dios mío! ¡Príncipe Jeon lo siento mucho! —dijo la mujer asustada y jaló el brazo de Jungkook dentro de la casa.

— ¿Que se te ofrece? ¿Tu madre te envío por más tela? — dijo la mujer viéndole curiosa, Jungkook negó con la cabeza.

— No. Vine a ver a Park Jimin ¿Vive aquí? — preguntó Jungkook y estiró en sus manos el saco de frutas.

— Claro. Esta detrás de esta casa, en el árbol — la mujer señaló la puerta trasera, tomó la fruta y hizo una reverencia.
Jungkook salió por donde fue indicado y suspiró.

— ¡Aish, ese muchacho! ¿Que habrá hecho ahora Jimin? — bufo la mujer y Eun trago seco.

El pelirrojo salió de la casa y se encaminó a el primer árbol detrás de aquella vieja casa.
Debajo de este había un chico leyendo mientras comía una manzana.

— ¿Disculpa? — dijo suave Jungkook.
Jimin alzó la vista y al verlo se levantó del suelo.

— ¿Has visto a una chica? — preguntó Jungkook viéndolo. Jimin negó con la cabeza baja y intento irse.

— ¿Jimin? — Jungkook tomó suavemente su muñeca y Jimin tembló.

— No — Jimin intentó que su voz fuera gruesa pero falló.

— ¡Claro que eres tu! — lo atrajo por su cintura y lo pegó a su pecho. Jimin lo empujó rápidamente.

— Te equivocas. T-Tu buscas una chica — empujó su pecho y Jungkook le vio triste.

— Jimin, siempre supe que eras un chico — lo acercó de nuevo a su pecho y suspiró viéndolo.

— Recordaría esos preciosos ojos en cualquier lugar — soltó viéndolo y Jimin trago seco.

— ¡Casate conmigo! — soltó Jungkook. Jimin le vio asustado y lo alejó.

— ¡¿Que estas diciendo?! — gruño alejándose y fruncio el entrecejo.

— Estas loco. No podemos hacerlo. Apenas te conozco — gruño viéndolo furioso. Jungkook le sonrió y tomó sus manos.

— Me enamoré a primera vista de ti — dijo suave acariciando sus manos y Jimin trago seco.

— N-No puedo — soltó Jimin viéndolo fijo.
— El pueblo...¿Que pensará el pueblo? — dijo Jimin y soltó sus manos.

— No me interesa que piense el pueblo, me gustas y quiero que te cases conmigo — dijo el príncipe sonriendo.

— No deben juzgar a su rey — dijo riendo y Jimin se alejó nuevamente.
Se fue corriendo de camino a su casa y el príncipe le siguió los pasos.
A punto de entrar a la casa Jimin tropezó y Jungkook lo tomó por la cintura.

Acercó su rostro lentamente pero Jimin soltó una bofetada.
Las puertas de la pequeña cabaña se abrieron y la madre de Jimin y su hermana estaban ahí.

— ¡¿Park Jimin qué crees qué haces?! — gritó su madre. El príncipe lo ayudo a ponerse de pie.

— Señora Park...vine a pedirle la mano de su hijo — soltó Jungkook y entrelazó su brazo al de Jimin. La boca del rubio se formó en una “O” a las palabras tan claras del príncipe.

— ¿Disculpe? — la mujer rio con ironía y Jungkook tomó postura.

— Voy a casarme con Jimin. Estoy enamorado de su hijo —

La señora Park casi cayó al suelo a las palabras que dijo aquel príncipe. Jimin se quitó rápidamente del agarre en su brazo y ayudó a su madre a mantenerse de pie.

— Creo que te estás confundiendo — la mujer rio y jaló el brazo de Eun al frente.

— La única joven Park que se presentó a el baile anoche fue Park Eun —

Eun hizo una reverencia a el príncipe y este frunció el entrecejo.
El pelirrojo caminó unos pasos hasta quedar muy cerca de la hermana de Jimin.
Estiró dos de sus dedos a la chica y alzó su barbilla.
Buscó sus ojos y quedó viéndolos fijamente, después con delicadeza retiró su mano y volvió la vista a el rubio.

— ¿No se enteró? — el príncipe ladeó la cabeza y arqueó una cena a Jimin, este tragó seco.

— Cásate conmigo — le repitió caminando a Jimin, este retrocedió al paso.
El príncipe tomó su antebrazo suavemente y deslizó sus dedos por este hasta llegar a su mano.
Pegó la palma de la mano de Jimin a su pecho suavemente.

— ¿Sientes como mi corazón enloquece al tenerte cerca? — murmuró Jungkook viéndolo por lo bajo.

— Nunca encontré a alguien que jugara de esta forma con mi estabilidad emocional. Pierdo todos mis sentidos al ver tus preciosos ojos — murmuró el pelirrojo, Jimin lo vio por lo alto y sintió muy leves golpes en su palma.

— No puedo desaprovechar esta noche oportunidad...¿Te casarías conmigo? — dijo suave. La respiración de Jimin se cortó un instante.

El príncipe se inclinó lentamente hasta Jimin y este lo vio asustado, a punto de ceder a ese próximo beso y cerrar sus ojos su madre jaló fuertemente su brazo.

— Esta equivocado su majestad — habló la madre de Jimin con miedo. — Park Jimin no se presentó a el baile de casamiento — soltó la mujer poniendo a ambos de sus hijos tras ella.

— Madre —susurró Eun tras la mayor.
— Jimin fue a el baile. Me cubrió porque salí del pueblo con el hijo del hombre herrero. Jimin vistió mi vestido y fue a el baile...pero no fue su culpa, fue mía — murmuró aquella chica, la señora Park abrió los ojos en grande.

— Lo lamentó tanto su majestad. Esto es un error, mi hijo no debió estar allí anoche. Hagamos como si esto nunca paso. Por favor no nos destierre de el pueblo— la mujer tenía su voz cortada viendo con miedo a el próximo Rey. Jungkook sonrió y negó con la cabeza.

— No me tema, señora Park — el príncipe tomó suavemente sus manos y se inclinó hasta su altura.
— No vine a traerle más martirios a estas manos trabajadoras— el pelirrojo beso ambas desvaneciendo el miedo de la señora.
— Esto fue un precioso error, porque quedé enamorado de su precioso varón — sonrió dulcemente a la mujer y acarició su mejilla.

La madre de Jimin soltó un suspiró y volvió la vista a su hijo. Jimin le vio asustado.

— ¿Quieres hacerlo Jimin? — preguntó suave. Jimin trago seco viéndola y volvió la vista a el príncipe.

— Madre...yo...—soltó Jimin sin apartar sus ojos de los de Jungkook.
— Príncipe...
Susurró con miedo, Jungkook sonrió levemente.
Se inclinó hasta el suelo y bajó una rodilla, se apoyó con su otra pierna y tomó una mano del rubio.

— Por favor. Cásate conmigo, Park Jimin —

Sus ojos le veían con amor y su corazón estaba agitado al ver los ojos de Jimin.
El rubio le veía asombrado. Volvió la vista a su madre y hermana, estas sonreían en grande.
Volvió a encontrar los ojos de Jungkook y sonrió levemente.

— Sería un gusto, príncipe Jeon — dijo suave y sus mejillas se pintaron de un color carmín.
La respiración de Jungkook se agitó y sonrió en grande.

En un instante se puso de pie y acercó a Jimin por la cintura. Lo apegó fuertemente a su pecho y ambos sonrieron viéndose a los ojos. Las manos de Jimin tomaron sus brazos y las de Jungkook apretaron su cintura.

Con un entusiasmo comenzaron a acariciase.
Jimin llevó sus pequeñas manos a el rostro del príncipe y sonrió acariciando su suave piel.

Ambos volvieron la vista a la señora Park. Esta sonrió y asintió con la cabeza, dándoles luz verde a sentirse más.

Jimin soltó un suspiró y sonrió levemente. Tomó los costados del rostro del príncipe y unió sus labios suavemente. El pelirrojo lo apegó más a su pecho y sonrió en el beso.

— ♡

La mañana del siguiente día Jimin despertó entre las grandes y calientes sábanas del castillo.
Una gran sonrisa ocupó su rostro al recordar lo que había pasado la noche anterior.

Jungkook le llevó al castillo en aquel precioso caballo. Desfilandolo frente a todo el pueblo.

La reacción de sus padres no fue la mejor pero al rato se acostombraron a la idea de que el príncipe se casaría con un varón.

Jungkook mostró todo el castillo a su futuro esposo. Y finalmente lo llevó a esa preciosa vista en el castillo.
Como dos jóvenes jugaron por el castillo, dándose una gran cantidad de besos.

Jimin lo llamó “Mi primer y último amor”.

Se levantó de un saltó de la cama y fue frente a un espejo en la habitación.
Su cabello lucia desarreglado y su piel era pálida y brillante.
La puerta de aquella habitación se abrió y Jimin sonrió sin apartar la vista del reflejo del espejo.

Jungkook caminó hasta detrás de él y lo abrazó por la espalda.

— ¿Estas listo para hacer esto? — susurró Jungkook y recargó su mentón en el hombro de Jimin.

— Lo estoy, su majestad— respondió suavemente y arrugó su nariz a el pelirrojo.

— Llámame Jungkook — soltó viéndolo a través del reflejo y dejó un beso en su mejilla.
Hundió su mano en el bolso de su pantalón y sonrió.

Jaló suavemente el costado de la camisa de Jimin y lo giró frente a el. Nuevamente se hincó y tomó la mano de Jimin suavemente.
Sin decir ni una palabra tomó un anillo de oro y lo puso en el dedo anular del rubio, quien sonrió al instante.

— ¿Te casarías conmigo ojitos bonitos? — sonrió a Jimin y este asintió con la cabeza mientras veía el precioso anillo.

— Acepto.


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