01
Dos palabras.
Maldita cuarentena.
Después de todo el daño que hizo alrededor del mundo seguía aquí y cuando más creíamos que terminaría, como una asquerosa plaga de insectos.
A Jungkook le fastidiaba tanto. Antes de ello no valoraba el tiempo fuera o al poder hacerlo preferiría estar encerrado en su habitación, pero ahora, lo echaba mucho de menos. Otra vez quería ir a beber con sus amigos y divertirse como un adolescente de su edad.
Odiaba esa situación.
Después de su corta ducha se tiró en su cama con el celular entre sus manos pero con la pantalla bloqueada. Tomó su tiempo para sentirse miserable viendo el techo de su habitación.
Seguiría de esa forma si no hubiese sonado esa alarma de su celular. Tuvo que levantarse y andar hasta el escritorio, abrió su laptop y dio click a aquella aplicación.
"Meet Google"
Se quedó ahí por unos segundos, cada vez que empezaban las clases por línea se sentía tan nervioso, pensaba controlarlo.
No fue de ayuda escuchar cuando alguien más se conectó.
Jimin. Lo conocía por nombre, uno de sus compañeros del instituto.
Su crush dos años atrás
El chico le sonrió por la cámara.
— Hola. — musitó, Jungkook trago saliva y bajó su cabeza.
— Buenas.
Volvió a bloquear su micrófono y suspiró. ¿Qué pensaría de él? Era un maldito raro que le asustaba hablar, era tan patético.
Jimin volvió a hablar desde el otro lado.
— ¿Sabes que profe nos toca?
Jungkook se incorporó y negó levemente con su cabeza.
— ¿Ah? No lo sé.
El chico del otro lado le sonrió muy leve y asintió divertido, finalmente apagó el micrófono y alguien más se unió a la clase.
¿Qué había sido eso?
¿Por qué sus manos temblaban pero su corazón estaba jodidamente emocionado?
Sonrió muy leve entre sus pensamientos levantó la mirada a la cámara. Su profesor ya hablaba y en su pantalla de los primeros compañeros que aparecían era él. Estaría martillando su cabeza por una hora con verlo.
Y si, cuando estaba superando a su crush, paso eso.
Jimin del otro lado sonreía como un tonto al verlo también, el chico con el que había hablado se notaba tan incomodo y nervioso, era muy tierno.
— Jimin ¿puedes darnos tu respuesta a este ejercicio? — dijo el profesor y él saltó de su lugar.
— E-Eh...¡claro! — balbuceó nervioso y rebuscó entre las hojas de su libreta. Iba a dar su respuesta cuando alguien más habló.
— Es ciento sesenta y siete. — dijo el de cabello negro.
Le daría las gracias si no estuvieran en clases en línea y prácticamente todos los escucharían.
Tan solo sonrió viendo ese recuadro en el que se mostraba a el pelinegro.
— Mierda...