01; caiste del cielo para mi
A través del castillo andó con sus pies descalzos, el único sonido provenía de ellos al caminar.
Dos hombres más altos que él abrieron a su paso las puertas.
Siguió caminando suave viendo tan solo su frente repleto de ese color blanquecino.
Al detenerse frente a el pedestal hizo una reverencia completa de rodillas y bajó su rostro.
— Venus. Hay un nuevo mandamiento ordenado por Zeus. Buscarás a su hijo en la tierra de los humanos, conservarás tu belleza para hacerlo y no te dejarás corromper por ningún hombre en tu camino. Lo traerás de vuelta a casa y al hacerlo conseguirás ser bendecido por él.
Jimin asintió aún con su cabeza agachada.
— Así será.
— Se hace llamar Jeon Jungkook. Y si algo sale mal regresarás aquí en el pegaso blanco de tu collar.
En su cuello apareció aquel colgante de oro.
— Venus, tráeme de vuelta a Heracles.
Lo siguiente que supo fue que estaba entre las verdes y frescas plantas del instituto en la luz de la luna.
Se removió adolorido.
— Auch — sollozó acariciando su cuello por el impacto y vio a sus pies. Así supo que vestía de la misma forma que en el palacio. Una fina tela de alfa alrededor de sus caderas, pero no era todo, también llevaba con él las cadenas de oro y arreglos en su cabello. Al parecer los dioses no se encargaron de llevarlo como un humano corriente. — Dios — susurró y enseguida cubrió su boca, vio al cielo.
Sosteniéndose de una rara estructura rugosa, tuvo que mantenerse viéndolo impresionado, parecía una clase de piel vieja y cortada. En el cielo no había nada similar.
Un estruendo hizo a su cuerpo asustarse y volver a esconderse entre los arbustos, únicamente asomó su cabeza por las plantas.
— ¿Qué es eso? — susurró solo para escucharlo él — ¿Jeon Jungkook?
Al parecer no. Había muchos humanos, demasiados. No todos podían ser Heracles.
Sin duda ese humano no lo era.
Él humano danzaba divertido mientras que una pequeña música salía de sus oídos, era increíblemente raro. Como una conexión una pequeña tira llevaba a el objeto rectangular en su mano, el cual tenía una amplia luz que iluminaba un poco en aquella oscuridad.
Venus rió suave al ver lo divertido que se veía.
El tipo trastabilló hasta caerse aun riendo y algo cerca de su arbusto, el de cabellos rubios se hundió más entre las plantas.
El humano volvió a levantarse y para su suerte siguió caminando.
Entonces Venus empezó a deshacerse de todo lo que llevaba del castillo. Sus joyas y la corona de oro que adornaba su cabeza. Todo lo envolvió entre un pedazo de su vestimenta.
Sigiloso salió de su escondite y corrió lo más pronto a otro lugar donde pudiera cubrirse. Al intentar correr de nuevo escuchó más humanos, esta vez más.
Varios hombres grandes y fuertes pasaron riendo frente a ese arbusto en el que se refugiaba. Él los vio fascinado.
— Jeon Jungkook. — susurró para si mismo.
Después de eso pasaron más y más personas, todos ellos hablaban fuerte y comían, uno de los humanos le lanzó un objeto largo y ancho que contenía agua dentro, el cual le hizo empaparse por completo, gruñó entre dientes. Cuando por fin creyó que no vendrían más, un último caminaba solo, viendo ese aparato que el primer humano que conoció, en el cual sonó una melodía y el tipo se fue corriendo.
Los humanos eran muy raros, más bruscos y movidos que en el castillo de Zeus. Tal vez todos ellos eran imperfectos para no pertenecer al cielo como él.
¿Entonces que hacía el mismísimo Heracles en el mundo de los imperfectos humanos? Era absurdo.
Venís se levantó despacio y empezó a caminar despacio e inseguro. Ahora la noche pintaba que estaría más calmado.
De una pared empezó a escuchar voces, se escuchaban tantas diciendo lo mismo y cada vez más distorsionadas, eso le asustó, huyó de vuelta a su escondite y un humano más salió. Su cabello estaba mojado y su cuerpo brotaba un humo al aire libre, otra vez se cuestionaba su ese era Heracles por esa magia que podía hacer con su cabello mojado. Pero al ver que cada humano que salía tenía el mismo poder lo normalizó. Al parecer todos los humanos tenían el poder de sacar humo de sus cuerpos.
Por fin los humanos se acabaron y el rubio fue hacia ese lugar en que habían salido. Empujó y cayó contra una rara superficie. Cerró los ojos por tanta luz y tanto blanco. Parecía que había vuelto al cielo, pero no fue así al ver a otro humano.
— ¿Te has caído? — dijo él con una sonrisa. Venus retrocedió hasta dar con una pared y se mantuvo ahí viéndolo como un animal asustado. Tal vez fue que los humanos eran diferentes a el cielo, más desvergonzados que los dioses, tal vez fue el porque el humano se desnudó frente a sus ojos.
— Dios. — Venus volvió a chillar y se cubrió el rostro.
— ¿Qué? ¿No has visto una antes? — el humano volvió a reír y se puso algo como su ropa, una prenda que cubría sus piernas de talones hasta su cadera — Apresúrate a ducharte, los baños se cierran en diez minutos, bro.
El humano le sonrió y salió descalzo al exterior.
El rubio parpadeo aturdido y sacudió su cabeza.
Apenas tenia un millón setecientos microsegundos en el mundo de los humanos y no entendía nada. De hecho no entendió lo que dijo el humano.
¿Qué era ducharte?
¿Qué eran los minutos?
¿Qué demonios era bro?
Jimin comprendió todo eso cuando vio más humanos en ese lugar, se sintió tan pequeño.
Todos eran tan grandes y fuertes, podía jurar que existía cien Heracles al verlos. Todos eran tan perfectos y sus cuerpos eran preciosos. Pero no tenía tiempo para preguntarle a todos ellos quien se llamaba Jeon Jungkook.
Hizo lo mismo que un humano a su lado y giró a el agua. A los humanos no les importaba estar desnudos al lado del otro. El chorro de agua cayó frío en su cabeza y jadeo agitado.
Un millón novecientos segundos en el mundo de los humanos y ya sabía que odiaba ducharte.
El tipo a su lado sonrió viendo cómo sufría por el agua y llamó a otro para también burlarse de él.
Pero cuando el de cabellos rubios lo vio sobre su hombro, quedaron fascinados con el color violeta de sus ojos, volvieron a lo suyo pero sin dejar de verlo, incluso el resto de los chicos empezaron a verlo.
Su cabello, sus ojos brillantes, su delicada cintura y...
— ¿Qué están viéndolo idiotas? — una voz les sacó de su ensueño — ¡A sus cosas! ¡Largo!
Uno de los humanos se acercó hasta Venus y le ofreció una toalla.
— ¿Hola? Te están viendo el culo eso asquerosos.
Dijo él.
¿Qué era culo?
— Perdón. — balbuceó.
— ¿Perdón qué? Sal de aquí, debo cerrar la escuela.
— ¿Escuela?
— ¿Ajá? — el humano se fue y el rubio se alarmó enseguida.
Heracles el hijo de Zeus debía ser un humano honesto y valiente, como para salvar gente de un mounstro, como para evitar que la gente le viera el...¿culo?
— ¿Eres Jeon Jungkook? — Venus dijo y el humano detuvo su caminar.
— No, ni de loco sería como él.
El tipo no dijo nada y salió del lugar. Venus suspiró.
¿Qué demonios les pasaba a los humanos? Al parecer Jungkook era un tipo muy malo para que la gente no quisiera ser como él mismo Heracles.
.
El rubio despertó al escuchar voces por sus alrededores, aún las duchas estaban cerradas y podía ver las sombras de las personas pasar.
Ya era de día.
Por todos los cielos era de día, no sabía que hacer, que vestir, no sabía...
Espera.
Vestidores. Vestir. Ropa.
Se alejó de la ventana para ir a buscar por los vestidores algo para ponerse. Y lo encontró.
Era cientos de ropas anchas que olían demasiado bien, no lo pensó demasiado para arroparse con ellas.
Minutos después salió con un objeto raro en sus pies, algo que era un poco incómodo y muy grande para él. Pero tenía ropa, ahora...era una persona normal ¿no?
El de cabellos rubios empezó a caminar por el lugar, había demasiadas personas allí, con unas cosas rectangulares de las cuales...¿leían?
¿Los humanos leían?
Un cartel se lo confirmó. Aunque no usaban el mismo alfabeto.
— Hey. — una voz lo desconcentró de su atención en el cartel, el rubio les vio sobre su hombro hasta terminar dando la vuelta — ¿Por qué llevas mi ropa?
Venus quiso golpear su frente en ese momento. No era muy inteligente robar la ropa de alguien y andar con ella puesta por su misma escuela.
Solo suspiró y extendió su mano con una de las muchas pulseras de oro que tenía en el bolso.
— Te lo compró. — sentenció como si fuera la cosa más normal del mundo. Que un tipo te ofreciera de los minerales más caros por unas prendas viejas era más que favorecedor.
El tipo se rió pero lo tomó.
— Creo que eres muy tonto para saber el valor de esto. — se susurró, Venus lo miro incrédulo sin haber escuchado lo que dijo — Vendido, disfrútalos.
El tipo hizo ademán de irse pero el rubio le tomó de la muñeca, enseguida el otro salió de su toque, lo encaró y fue hacia el intimidante, a su paso Venus se hizo pequeño y tartamudeó.
— B-Buscó a Jeon Jungkook...¿tu eres él? — musitó.
— ¿Jeon? — el azabache sonrió y enarcó una ceja — ¿Para que alguien tan lindo como tú lo busca a él?
El chico acarició suavemente su barbilla y el rubio lo permitió aún asustado.
— Me dijeron que es el hombre más fuerte de su campo. — musitó Venus.
— ¿El más fuerte? Pff...yo soy el mas fuerte lindura ¿Me buscas a mi? — el azabache lo atrapó en sus brazos y levantó como recién casado, haciendo pesas con su cuerpo.
— T-Tu fuerza me sorprende pero necesito a Jeon Jungkook.
Venus volvió a sentir el suelo y suspiró aliviado.
— ¿Tienes más de estas? — alzó la pulsera de oro, el rubio de ojos violetas asintió torpemente — Puedes darme otra y te lo digo.
Venus asintió enseguida y le entregó otra esperando por su respuesta.
— Allá, ese inútil cuatro ojos. — el deportista señaló con el dedo y Venus lo siguió.
— ¿Él?
— ¿Ves otro cuatro ojos? Él es “El hombre más fuerte de nuestro campo” — el chico rió y se fue.
— No lo creía así...
Empezó a caminar hasta aquella mesa.
¿Heracles era...un chico de cabello desordenado, aparatos en los ojos y un debilucho?
Tan raro.
Venus se detuvo frente a él, en cambio este estaba muy metido en esas extrañas letras para verlo.
— ¿Hola? — susurró y dio suaves toques en su mesa. Él levantó su rostro y arregló el aparato de sus ojos, trago saliva nervioso.
¿Quién no lo estaría con la belleza de Venus? Pudo escuchar su sangre hervir hasta sus orejas con solo ver su hermosa cara.
— ¿Yo?
El rubio asintió despacio, no tan convencido de estar hablando con el hijo de Zeus. Vio detrás de él, no había nadie más en ese lugar.
— ¿Eres Jeon Jungkook?
— E-Emm...sí.
¿Donde estaban sus músculos? ¿Ese característico cabello de Zeus? ¿Su rostro definido y mascu...?
No. Eso sí lo tenia.
Tenía un rostro precioso.
— Di...— Venus se cubrió la boca otra vez y sonrió debajo de sus manos. No había dudas que el era Heracles, podrían volver a casa y olvidarse de ese rollo de los humanos. Y recibir finalmente su bendición.
Volvería a casa si tan solo no estuviera viéndolo de esa forma tan rara.
— ¿N-Necesitas...algo? — Jeon susurró levantándose pero calló cuando vio los ojos de Venus — Wow.
Los ojos de ese chico rubio eran morados y destellantes, se enganchó a verlos por un buen tiempo.
A Venus no le interesó, era un honor que el mismísimo Heracles le estuviera viendo. También quedó viéndolo con una sonrisa brillante.
El lugar iba abandonándose por las personas, entonces volvió a hablar.
— Mi nombre es...
¿Venus? ¿Venus era un nombre común en el mundo de los humanos? ¿Tal vez ni siquiera existía?
Heracles le ayudó mientras lo pensaba, sacándolo de un gran aprieto.
— Me llamo Jungkook. — dijo el de cabellos negros y le extendió su mano.
¿Acaso también los humanos se saludaban de esa forma?
Venus frunció el entrecejo confundido pero procedió a saludarlo como debía.
Tomó su mano y llevándola a su boca la besó. Suave y corto. Al apartarse sonrió en grande.
— Estoy contento de conocerte. — Venus sonrió amplio.
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ACLARACIÓN
Venus; Jimin
Heracles; Jungkook
Zeus; padre de Jungkook