01
Su celular vibró a un lado de su asiento, discretamente apagó la alarma mientras fingía poner atención a el maestro frente a el.
Quien le daba una perversa sonrisa. Su estómago se revolvió de solo verle los dientes podridos y amarillos, en cambio regresó la sonrisa y mordió su bolígrafo.
...5, 4, 3, 2, 1
La puerta principal se abrió bruscamente.
Alzó elegantemente la mirada.
— Lo siento. — balbuceó el chico pelinegro en la puerta. — Estaba en-
— Entrenando. — dijo entre dientes y soltó una risa delicada.
— Tuve un castigo por llegar tarde. — dijeron al tiempo, el de cabellos rubios musitó y el chico de pie gritó.
Y mintió.
A pesar que no lo conocía, sabía como era.
No estaba entrenando, sino follandose a una chica del colegio. Como en cada miércoles a las dos de la tarde en los baños de los nadadores.
Y recordó el tanto deseo que tenía de aquello.
Que el pelinegro le pegara bruscamente en los mármoles del baño, con el agua corriendo en sus cuerpos. Que ese chico le follara duro y rompiera sus tímpanos de exquisitos gemidos fuertes.
— Pasa Jungkook. — habló el maestro y arregló su camisa. Interrumpiendo sus pensamientos, viró los ojos.
El chico entró rápido en el salón y se sentó a dos asientos frente a Jimin.
Inhalo profundo y cerró sus ojos.
Versace Eros Flame.
El perfume que se ponía en cada evento especial.
Con cierto coraje golpeó su lengua en el interior de su mejilla y apretó en sus manos el bolígrafo.
— ¿Cómo vas con tu actividad? — susurraron en su oreja y dos manos lo acorralaron en el pupitre.
Giro levemente su rostro y se encontró con los ojos del maestro. Sonrió fingido.
— Mal. Hyung no entiendo este punto. — chilló y señaló la hoja en su mesa. — ¿Puede explicarme después de clase? No lo molestaré más solo...aprenderemos. — musitó.
El maestro sonrió con malicia y se quitó detrás de Jimin. Volvió a su escritorio.
El rubio viró los ojos y siguió escribiendo en su libreta. Levantó un poco su mirada encontrándose con la ancha espalda de Jungkook, con una delgada cintura y hombros anchos. Mordió su labio y cruzó sus piernas calmando una erección debajo de su short.
El timbre sonó.
— Esto es todo por hoy, por favor salgan, nos vemos mañana, tengan lindo día. —dijo el maestro y quitó sus lentes, masajeo sobre sus párpados.
El salón se desalojó, junto a el Jungkook se fue.
Jimin sonrió en su asiento, sin decir nada caminó a la puerta y la cerró con seguro, junto a la ventana con las cortinas.
— Hyung~ explíqueme el trabajo, es demasiado, estresante. — chilló el rubio y fue hasta el escritorio del maestro. — Si sigo de esta forma yo...no pasaré el año. — Jimin hizo un puchero en sus labios, el maestro rió y arregló el cuello de su camisa, el rubio fingió verlo con deseo, pues en realidad lo aborrecía.
— Sabes quien te ayudará a aprobar el parcial. Solo debes cumplir una pequeña cosa. — el mayor de puso de pie, Jimin se sentó en su escritorio.
— ¿Enserio? No tengo alternativa, entonces lo haré.
— Que buen niño. — el maestro se posó entre sus piernas, levantó su barbilla y con su pulgar acarició sus labios. El rubio lamió el dedo y chupo en su boca. — Ponte de rodillas Jimin.
El mencionado sonrió, bajó del escritorio y le dio la vuelta de lugares, el maestro quedó contra el mueble y Jimin descendió frente a el.
Desabrochó sus pantalones elegantes y los bajó con todo y bóxer.
— Di “A” — habló el mayor.
— Ahh. — el de cabellos rubios sacó la lengua y abrió su boca, viéndolo en lo alto. El maestro metió su pene en su boca. Jimin se encargó de lo demás.
Comenzó a succionar suave y húmedo, con ayuda de la mano del mayor se guiaba a el ritmo, profundo y hasta tope.
Comenzó rápido y sin desviarle a vista.
El hombre gemía grueso, en su frente ya escurría sudor.
— Terminaré en tu boca pequeño. — gimió.
Por dentro Jimin quiso vomitar, el ver su pene flácido sobre sus labios.
Todo por pasar el parcial, todo por seguir con el plan.
Sintió el pre-semen en su lengua y siguió rápido y duro. El hombre gruñó y terminó en su boca.
Ni siquiera puedes llenarme bien con tu leche, maldito idiota.
Se dijo Jimin en la mente y lo vio con coraje. El maestro tenía su cabeza corrida atrás.
El hombre se tiró en la silla giratoria, gimiendo cansado.
— Eso estuvo...increíble pequeño. — gimió con los ojos cerrados. El rubio se levantó del suelo y sonrió.
Todo estaba planeado.
Desconectó el cargador del maestro, sin dejar de sonreír y lo dividió en dos partes para reforzar.
— Sabes que me muevo mejor en la cama ¿verdad? — musitó Jimin y se colocó detrás de la silla. — Puedes follarme más de tres veces y nunca me cansaré, puedo hacer todo para divertirte y que me subas la calificación.
— Tienes un diez asegurado, Jimin. Puse diez en cada actividad tuya. — gimió el hombre aún con los ojos cerrados. Jimin sonrió.
— Tus hijos estarían felices de saber el buen hombre que eres. Le pides a tus alumnos que te la chupen por un diez en matemáticas. — la sonrisa en el rostro de Jimin desapareció, el hombre rió.
— Me encantas. No sabes cuanto.
— A mi también me encantas. — espetó, dio un paso más a la silla.
— Si no fueras una puta zorra te pidiera ser mi novio. — se burló el hombre. Jimin sonrió de vuelta.
Sin más dudas pasó el cable en el cuello expuesto del hombre y jaló con todas sus fuerzas sonriendo como psicopata.
— ¡No me interesa ser tu novio! ¡Me das asco señor Lee! ¡Espero y ardas en el infierno por todo el daño psicológico que me hiciste! ¡Una basura como tú no necesita este mundo hermoso! — gruñó jalando fuerte a el cable. El hombre perdía la respiración y su cuello formaba una línea roja por la presión. Los ojos del maestro se voltearon en blanco y su piel perdió color, dejó de intentar quitar el agarre en su cuello.
Y murió.
Jimin actuó normal, había matado antes unas personas.
Volvió a la mochila de donde sacó un cúter y regresó a el maestro. Tomó su muñeca y dejó un par de cortadas muy poco profundas
Seguido enredo el cable en su cuello.
Todo en patrón que el hombre se suicido.
Cuando terminó dejó un casto beso en la boca abierta del hombre y le cerró los ojos.
— Espero que ardas en el infierno, señor Lee.
Jimin tomó su mochila y la colgó en su hombro.
Salió con un cigarro en los labios y cerró la puerta con la llave que lanzó en el pasillo.
Pocas personas estaban en la escuela.
Jimin prendió el cigarro y inhaló el humo.
Abrió la puerta de la escuela y salió, se escucharon gritos de terror atrás de él. Sonrió victorioso y soltó el humo de una forma sensual.
Pasando por el lado de un auto volvió a sacar el cúter de su bolsillo y reventó dos llantas de Jungkook.
Siguió caminando hasta el bosque cerca de la universidad. Se sentó en una piedra.
Al terminar ese cigarro botó la colilla y escupió la escencia que permanecía en su boca.
A lo lejos vio como Jungkook maldecía al aire por eso, llamaba a su celular muchas veces.
Cuando le respondieron gritó furioso a la bocina y golpeó el auto.
Jimin sonrió levemente y fingió usar su celular.
Jungkook paso a su lado con el entrecejo fruncido, entró en el bosque.
Bingo.
De entre las ramas Jimin tomó un bat de fierro y le siguió.
Mientras veía su espalda alejarse, analizaba los puntos en su cabeza que no lo matarían, pero dejarían inconsciente.
Aumento la velocidad de sus pasos.
Al estar a una buena distancia suya sonrió
una vez más.
— Para allá no es tu casa bobo. — susurró. — ¿Te perdiste? — el chico alto se giró y al hacerlo, Jimin golpeó su cabeza con el bat.
Jungkook cayó a el suelo y el rubio sonrió en grande. — ¡Sí!
Lo había logrado.
“hasta que la muerte nos separe jeon jungkook”