I
¿Ahora qué hago?
No tuve que hacerlo.
¿Cómo que no quieres?
Fué un error.
No lo sé...
No fue tu culpa.
¿Quién te va a creer?
Pero yo creé todo ésto.
¿Ésto será lo correcto?
Tú sólo sigue caminando.
Deja esos juegos.
No digas tonterías.
No.
No.
No.
¡NO!
Despertaste otra vez de una de tus pesadillas usuales. Pesadillas que no sólo hablaban por tus recuerdos, si no por tus memorias... Dejaste eso de lado y te preparaste para salir de tu casa.
Luego de eso y antes de salir, te despediste de tu familia; por lo cual no obtuviste respuesta alguna. Al salir por la puerta y bloquearla por fuera; un escalofrío vino de la nada, recorriendo todo tu cuerpo.
Olvidaste por un segundo aquello, y te arreglaste el pelo recogiéndolo con una cinta negra. Al ya estar lista, fuiste a buscar más materiales para reformar tu hogar.
De camino hacia el parque, observaste un mural que parecía dibujado por un niño pequeño; como de unos 12 años... Eso te hizo recordar cuándo la enseñabas dibujos a tu mamá, hace años atrás. Te quedaste unos minutos disociando la realidad gracias a aquél mural. Hasta que escuchaste un ruido proveniente de uno de los arbustos, tras girar la cabeza hacia ese sitio, después de que algo llamara tu atención.
Fuiste a comprobar de qué se trataba... La curiosidad te invadía, así que no resististe a la tentación.
Al llegar a aquél arbusto, apartaste las hojas para ver a un animal mutado por la radiación. Estaba sufriendo; luchando internamente por su vida antes de acabar como un Oni más...
- Shhh...
Dijiste tras observar a ese pajarito mientras acercabas tu mano hacia el ave.
- Ya no sufrirás más...
Comentaste al pajarito, ya casi sin poder diferenciar la realidad. Después de esas palabras, al acercar tu palma lo suficiente como para no tocar su parte mutada... Una punta de color negro salió de tí, atravesando al animal.
Oíste gritos de dolor ya que lo que hiciste no fué acabar su sufrimiento, si no, aumentarlo.
Apartaste tu mano y la llevaste a la cerradura de tu mochila, para sacar un guante de más y ponértela en la mano derecha. Para luego, agarrar al ave sufriendo y cerraras el puño haciendo que su voz se entrecortara. Mientras veías esa escena, se formó una gran sonrisa bajo tu máscara. En verdad disfrutabas mucho aquello, que sin querer por ambición, apretaste más de la cuenta hasta que el pobre animal sacara sus tripas por el pico y sus ojos se pusieran rojos por la acumulación de sangre. Lo mataste.
- Ahg...
Eso no te gustó, disfrutabas de aquella melodía horrible o penosa para cualquier persona. Pero en cambio, tú... A tí te encantó.
Tras acabar con la vida de aquél ser, te incorporaste con aún el pajarito en mano, teniendo intención de guardarlo en una caja para dárselo a alguien especial a la vuelta de tu búsqueda, como premio.
Al terminar tal acción, acomodaste tu mochila y seguiste adentrándote en el parque, observando los bancos por si hubiera algo de madera estable para tu "misión". Tenías que procurar estar en un lugar a salvo de los Oni tras caer la noche; ya que te quedaba poco para reformar tu hogar y al menos que el exterior estuviera fuera de las manos de esos mutantes.
Tras unas 2 horas, llevabas con un carrito de la compra, distintas cosas: madera, clavos y varas de hierro oxidadas, vinagre caducado, y artilugios de medicina.
¿Para qué todo eso? Todo tiene su respuesta.
Estabas yendo a tu casa con los materiales; al llegar, desbloqueaste la puerta dejando primero el carrito a un lado para que no estorbara mientras hacías tal acción; al quitar todo, entraste y saliste hasta dejar el carrito vacío. Tras eso le diste una patada al carro antes de cerrar la puerta de tu casa y bloquearla por dentro. Luego, recogiste todo para tener algo organizadas las cosas; primero fuiste a dejar la mitad de artilugios de medicina en la mochila y el resto en el botiquín; uno de las varas oxidadas, la ataste a un arnés para llevarlo contigo para cuando te quedes sin energía y poder defenderte; pusiste la madera faltante en las ventanas y paredes por último, el vinagre; fuiste al baño de nuevo y lo vertiste en la bañera, echando absolutamente todo.
Era hora de que tu familia se diera un baño...
Al acabar, se fué haciendo de noche, lo cual dificultaría el hecho de salir a por comida; no te quedaba de otra que esperar a que amaneciera.
Así que fuiste a soñar despierto. Te dirigiste a tu habitación y acomodaste tu cama para luego tumbarte y quedarte mirando al techo echo polvo.
✄┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈
Al ya ser de noche; transcurrieron algunas horas desde entonces. Uno de los ruidos del exterior, te llamaron la atención.Se parecían a ruidos de algún animal tratando de entrar. Eso no te alteró, pero si preocupó; al saber que no eras la mejor arquitecta, y saber también que no aguantarían las defensas; te levantaste rápidamente a agarrar la varilla de hierro oxidada y te dirigiste hacia la entrada, dando un suspiro por todas las cosas que se te ocurrían sobre qué o quién podría ser...
Te asomaste por uno de los pequeños huecos que tenían las tablas puestas en una de las ventanas, para tener una idea de qué te podrías encontrar.
A fin de cuentas, no llegaste a ver gran cosa por la escasa luz que daba la luna. No te quedaba de otra que desbloquear la puerta. Y eso hiciste, tras quitar tabla y hierro de ella, ya era posible "abrir" esa especie de puerta, para que lo siguiente que vieras fuera... Otro animal; por el contrario, éste ya estaba mutado. Ya sabías qué hacer.
- Hola animalito...
Dijiste con desprecio. Tras eso el contrario trató de agarrar impulso para atacar. Pero tardó demasiado y tu velocidad era distinta a la de un ser humano... Así que... Clavaste en el cráneo del contrario, aquélla vara de hierro y sacándola al instante. Eso hizo que una especie de líquido negro saliera disparado hacia tí, manchando la vestimenta y tu cara; no mostraste emoción alguna cuándo el animal estaba sollozando; terminaste con aplastar su cabeza.
- Sois patéticos...
Soltaste antes de quitar la pierna del animal y luego incrustando como si fuera un pincho moruno, a aquél ser varias veces, hasta acabar con su vida. Tras eso, con ayuda de tus tentáculos hechos de la misma liquidez negra, echaste lejos a ese bicho y viste que ya estaba amaneciendo. Luego de eso fuiste a tu casa rápidamente con ganas de comer, así que agarraste tu mochila y saliste de nuevo, pero sin olvidar de bloquear la puerta otra vez. Mientras hacías eso, el líquido negro que soltó aquél mutante, lo empezó a absorber tu cuerpo, dejando únicamente una mancha cerca de tu boca, para que lo siguiente que hicieras fuera lamer esa parte y poner una sonrisa.
Al acabar, te pusiste la máscara que hiciste para aquel "apocalipsis", ¡y ya estabas lista para tu siguiente aventura!
Comenzaste la exploración de tu "nuevo mundo"... Ya pasaron 1 año y 3 meses de lo ocurrido con 'The Massive'; cosa que ya medio sobrepasaste, aún con demasiados traumas, pero... Aquél tema te resbalaba. 'No era nada importante para tí', pensaste.
'El mundo está mejor así' dijiste también en tu mente. '¿En verdad tengo la culpa?','¿Seguro que...Sigo aquí?', y más preguntas se te pasaban por la cabeza hasta que un ruido te sacó de tu mente.
Agarraste la vara de hierro oxidada y tras observar tu alrededor, no bajabas la guardia.
Tras medio minuto de silencio, algo se manifestó, tratando de atacarte por sorpresa, apareciendo en el aire.
Se trataba de uno de los Oni... Así que hiciste una maniobra con la vara y pusiste empeño en que aquello sirviera para tu primer ataque.
El Oni te tiró al suelo, para seguidamente tratar de comerte. Cosa que no pasó, ya que hiciste aparecer un pincho tan grande y largo como para tener espacio para levantarte y poder acabar con el bicho de mejor manera. El mutante trató de liberarse raspando y mordiendo aquél pincho con sus garras y dientes, pero eso hizo que aquella cosa creciera y aumentara de grosor; haciendo que la criatura chillara. Al ser algo ya sólido sólo dejaba marcas en el pincho y profundizaba aún peor.
Luego de verle sufrir lo siguiente como para debilitarlo algo más de lo normal, hiciste de nuevo, líquido aquella cosa que atravesaba al mutante. Para prepararte mientras éste impactaba de pie contra el suelo, tu hiciste aparecer una especie de líquido negro que se volvió solido al instante tras crear una especie de guadaña, con la que esperabas pacientemente al 'enemigo'.
El oponente se incorporó para que seguidamente observaras cómo éste hizo regenerar aquél gran hoyo en su torso poco a poco; eso te hizo reaccionar rápidamente y atravesar lateralmente el cuerpo del mutante, para tras partirlo en dos, éste volviera a tratar de regenerarse con dificultad; al estar dividido en dos. Esperaste a que reaccionara, pero no ocurría... ¡Si no que trataba de duplicarse! Eso te avisó de hacer algo que no querías. Gastar energía. Al ver que no había otra opción aparte de correr por tu vida; decidiste enfrentarte por última vez a ésta cosa.
Te colocaste en una postura para tu próximo ataque.
Éste iba a ser definitivo, pero con un precio. El ataque se trataba de hacer aparecer cientos de pequeños pero largos pinchos, los cuales, atravesaron de nuevo a aquél ser. Derramando litros de esa liquidez negra que poseían por exterior e interior del cuerpo. Tras unos segundos aquello se fué transformando en lo que era en realidad... Un ser humano.